Los días 22, 23, 24 y 25 de febrero están convocadas huelgas y paros en los transportes urbanos de Barcelona dependientes de TMB, empresa municipal, y de la red de cercanías coincidiendo con la celebración en la capital catalana del World Mobile Congress, feria internacional de la telefonía móvil que espera convocar a 95.000 asistentes según la prensa especializada. Si bien las convocatorias no rompen con la dinámica habitual de las huelgas legales y sometidas al arbitraje público, con la aceptación de un 50% de servicios mínimos en hora punta para Metro de Barcelona y con la convocatoria, para los autobuses, sólo de 2 horas de paro por turno, el daño más que previsible que se realizará al gran escaparate empresarial que Barcelona tiene previsto organizar estos días en sus calles, ha puesto en alerta a patronal, gobierno autonómico y consistorio municipal, que piensan emplear toda su fuerza para vencer a los trabajadores. De entre todos ellos la alcaldesa Ada Colau ya se ha destacado por encabezar esta reacción mostrando la verdadera naturaleza de su gobierno y de su partido, siempre en contra de cualquier alteración de la paz social, por mínima que esta sea, y siempre en defensa de los intereses de la burguesía local.
[Barcelona] El ayuntamiento de Ada Colau muestra su verdadera cara antiobrera en la huelga de Metro
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valladolor
martes, 23 de febrero de 2016
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huelga,
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trabajadores en lucha
HUELGA DE LOS TRABAJADORES DE
TMB: EL AYUNTAMIENTO DE COLAU MUESTRA SU VERDADERA CARA ANTI OBRERA
Los días 22, 23, 24 y 25 de febrero están convocadas huelgas y paros en los transportes urbanos de Barcelona dependientes de TMB, empresa municipal, y de la red de cercanías coincidiendo con la celebración en la capital catalana del World Mobile Congress, feria internacional de la telefonía móvil que espera convocar a 95.000 asistentes según la prensa especializada. Si bien las convocatorias no rompen con la dinámica habitual de las huelgas legales y sometidas al arbitraje público, con la aceptación de un 50% de servicios mínimos en hora punta para Metro de Barcelona y con la convocatoria, para los autobuses, sólo de 2 horas de paro por turno, el daño más que previsible que se realizará al gran escaparate empresarial que Barcelona tiene previsto organizar estos días en sus calles, ha puesto en alerta a patronal, gobierno autonómico y consistorio municipal, que piensan emplear toda su fuerza para vencer a los trabajadores. De entre todos ellos la alcaldesa Ada Colau ya se ha destacado por encabezar esta reacción mostrando la verdadera naturaleza de su gobierno y de su partido, siempre en contra de cualquier alteración de la paz social, por mínima que esta sea, y siempre en defensa de los intereses de la burguesía local.
El World Mobile Congress es una de
las iniciativas con que la burguesía catalana, firmemente apoyada
por todos los ámbitos gubernamentales (del central español al
último ayuntamiento de la periferia barcelonesa), pretende
revitalizar la economía local, duramente dañada por la crisis
capitalista. Se trata de continuar en la línea de la reconversión
de la ciudad en una gran feria comercial continua que atraiga
inversores de manera permanente de la misma manera que la
reestructuración del puerto y el auge de la industria hotelera han
llenado las calles de cientos de miles de turistas. Los proletarios
de Barcelona, aquellos que no participan del boom urbanístico y
comercial, que no tienen negocios para turistas, que no van a ver
crecer sus negocios con las inversiones de las empresas de telefonía
móvil, saben perfectamente cuáles son las consecuencias de esta
política: aumento sistemático de los precios, expulsión de las
clases populares a la periferia extrema de la ciudad, aumento
desmesurado de la presencia policial, etc. El WMC, señera
barcelonesa para atraer la inversión internacional, se realiza en
cualquier caso contra el proletariado barcelonés, sobre cuyas
espaldas caen sus cargas, y el Ayuntamiento de Ada Colau cumple con
la misión de que esto se realice sin trabas.
Por su parte los trabajadores de
TMB llevan meses exigiendo el fin de la congelación salarial. Sus
exigencias básicas son el aumento de 150 euros mensuales el próximo
año y de otros 150 el siguiente además de que se hagan 600 nuevos
contratos fijos en la empresa. Por su parte la patronal propone una
subida salarial mucho menor, del 1% anual, y tan solo 265 contratos.
Otra cuestión que genera tensión entre los trabajadores, según se
ha manifestado en algunas de las asambleas realizadas por estos, es
el hecho de que durante estos años el sueldo de los directivos
puestos a dedo por el Ayuntamiento ha subido aproximadamente un 14%,
cosa que para la patronal es necesaria para evitar que estos
“valiosos” gestores no se marchen a empresas privadas.
El Ayuntamiento dirigido por Ada
Colau, líder del partido Barcelona En Comú que ganó las últimas
elecciones municipales sobre la corriente del famoso “cambio”, ha
intervenido activamente en la negociación durante los últimos días.
Comenzó la alcaldesa afirmando que “Todo el
mundo sabe que una huelga es incompatible con una mesa de
negociación”, para continuar después
aireando las supuestas nóminas estratosféricas de los empleados de
TMB como manera de presentarles bajo el famoso sambenito de
privilegiados, sin
olvidarse del recurrente argumento de la patronal según el cual “hay
un marco presupuestario limitado y si aceptásemos la propuesta
estaríamos comprometiendo la calidad del servicio público,
deberíamos empeorar el servicio, aumentar las tarifas o subir los
impuestos”. De parte de quién está el
Ayuntamiento “del cambio”, es algo evidente y parece que los
trabajadores de TMB tenían razón cuando en su manifestación del
día 22 coreaban “nos la ha colao, Colau”.
La huelga de los trabajadores de
TMB no es muy diferente de tantas otras huelgas y paros laborales
convocados a lo largo de los últimos años: respeto escrupuloso de
una legalidad que vuelve completamente inefectivas las luchas
aceptando la regulación del Estado, los servicios mínimos que sólo
permiten a la mitad de los trabajadores participar en la huelga,
preaviso que permite a la patronal organizarse para resistir en las
mejores condiciones posibles… Pero su gran punto fuerte ha sido que
se ha realizado en las fechas en que la burguesía catalana y
española, con el rey y el gobierno en funciones del país a la
cabeza, esperaban una verdadera orgía del comercio y los negocios
que catapultase a la región al primer plano de la inversión
tecnológica mundial. Es decir, los trabajadores de TMB han elegido
una fecha en que realmente podían dañar a la patronal y a la
burguesía. Han mostrado que la fuerza de la clase proletaria reside
en que, mediante su unión, mediante su acción organizada, pueden
tocar realmente los intereses de la clase enemiga y que esta es la
única vía para imponer sus exigencias. Que la huelga de TMB es
realmente una huelga dañina, que coloca en apuros al conjunto de
la patronal catalana y española, lo demuestra el hecho de que ambas,
unidas a sus respectivos gobiernos locales y nacionales, se han
lanzado al unísono contra los huelguistas.
El Ayuntamiento de Colau, que ya
se estrenó en la lucha anti obrera contribuyendo a desorganizar y
vencer la lucha de los trabajadores de las subcontratas de Movistar
la primavera pasada, y la Generalitat gobernada por Puigdemont, esa a
la que la supuesta extrema izquierda de las CUP ha dado su voto
favorable en el Parlament, han organizado el esquirolaje desde el
primer momento junto con la empresa organizadora del MWC:
ferrocarriles de la Generalitat ha reforzado el servicio de trenes
con parada en Fira Gran Vía (sede central del MWC); los taxis de
toda Barcelona podrán trabajar el jueves aunque ese sea su día de
libranza; en el Area Metropolitana de Barcelona se han reforzado los
autobuses que enlazan con Baix Llobregat y Barcelonés Norte, además
del Aerobus (transporte al aeropuerto), el Nitbus (nocturno) y los
taxis de la periferia. Todo un despliegue de medios que, bajo el
amparo de la legalidad burguesa y con el patrocinio de nacionalistas
y reformistas en los distintos gobiernos, está dirigido como una
escuadra de combate contra la fuerza que están mostrando los
trabajadores de TMB.
De hecho el Ayuntamiento de
Barcelona ha sido muy claro respecto a la posición que mantendrá en
este conflicto y en los próximos que llegarán: económicamente no
es viable satisfacer las exigencias de los trabajadores porque la
economía municipal se resentiría, además el servicio público es
incompatible con estas exigencias. Por supuesto no dice nada de cómo
se resentirán las arcas municipales con los 3.000 agentes de policía
desplegados en las calles de Barcelona estos días o con los 15
millones de euros de dinero público destinados al MWC ni la
compatibilidad del servicio público con la inauguración de la línea
9 de metro al aeropuerto o con las exenciones fiscales prometidas a
los congresistas. El Ayuntamiento de Barcelona ha dejado claro que
está y estará siempre y en todo momento contra los trabajadores y a
favor del capital: contribuirá a su derrota con todos los medios.
La huelga de los trabajadores de
TMB muestra la verdadera cara del oportunismo que gobierna en Madrid,
Barcelona y otras grandes ciudades desde el pasado mes de mayo: su
“programa social” consiste, a lo sumo, en intentar mitigar
mediante la caridad burguesa algunas de las situaciones de tensión
social más escandalosas. Pero cuando los proletarios sacan los pies
del tiesto, cuando luchan tanto contra la patronal como contra las
instituciones públicas que están al servicio de esta, cuando
desenmascaran por la vía de los hechos la verdadera cara del cambio,
se encontrarán enfrente a un gobierno igual de dispuesto que sus
antecesores a romperles el espinazo. Cuando la lucha de clase vuelve
a la superficie después de las ilusiones del
cambio, se muestra claramente que el Estado,
tanto en sus niveles nacional, autonómico o municipal y esté quien
esté en el gobierno, es el Estado de clase de la burguesía y que su
primera función es mantener la paz social sobre las espaldas de la
clase trabajadora, garantizando su explotación para la buena marcha
de los negocios.
Tanto los proletarios de Barcelona
como los del resto del país deberán aprender la lección. Se
encuentran solos frente a la clase burguesa. La corriente renovadora
de las instituciones sólo es una ilusión que pretende ocultar que
estas siguen estando al servicio de sus enemigos de clase y que
siempre les exigirá anteponer los intereses de la economía, de la
ciudad o del país a los suyos propios. Frente a ellos, únicamente
podrán contar con sus propias fuerzas, con los medios y métodos de
lucha, que rompan con la conciliación entre clases dañando realmente
a la burguesía, y con la solidaridad de sus hermanos de clase.
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La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.
si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com