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¡Solidaridad con los proletarios y los jóvenes rebeldes de Nueva Caledonia!


 
 

Iniciados el 13 de mayo, los disturbios y enfrentamientos terminaron el día 20 con un duro balance: 6 muertos (entre ellos 3 jóvenes canacos asesinados por las milicias «caldoches»), centenares de heridos y detenidos, numerosos incendios en edificios oficiales (edificios municipales, comisarías de barrio) y otros, y el saqueo de comercios en la gran Numea, la capital que, con más de 180.000 habitantes, concentra dos tercios de la población de Nueva Caledonia. Como en el resto de la isla, continuaron los bloqueos en los barrios y en las vías de comunicación, mientras la actividad económica seguía paralizada.

Estas revueltas se desencadenaron por la movilización de las organizaciones independentistas contra las reformas constitucionales, decididas por el gobierno para «descongelar» el electorado («congelado» tras los acuerdos de Numea), que aumentaría en unas 25.000 personas, presentes en la isla desde hace al menos 10 años, lo que tendría como efecto aumentar el número de electores no canacos, potencialmente hostiles a los independentistas. Hay que saber que los canacos sólo representan el 41% de los 270.000 habitantes de la isla, frente al 24% de «europeos» («caldoches»), mientras que el resto de los habitantes pertenecen a diversas etnias oceánicas, asiáticas o a ninguna en particular.

La movilización contra la reforma está dirigida políticamente por el FLNKS (Frente Canaco y Socialista de Liberación Nacional, que agrupa a las principales organizaciones independentistas) y organizada por la CCAT (Célula para la Coordinación de Acciones sobre el Territorio), iniciada por militantes del FLNKS y la USTKE (Unión de Sindicatos Canacos y Trabajadores Explotados). Se tradujo, en particular, en huelgas y grandes manifestaciones en Numea y el resto del territorio el pasado mes de abril (20. 000 personas según los medios de comunicación, frente a un número comparable de caldoches «lealistas»). El CCAT llamó entonces a bloqueos de carreteras el 13 de mayo -la víspera de la votación en la Asamblea Nacional de la ley de descongelación del electorado-, mientras que las acciones en el resto del territorio siguieron siendo, en general, pacíficas. Fue en Numea donde se produjo una auténtica explosión social: los jóvenes manifestantes descargaron su rabia contra todo lo que representase un sistema que les aplasta, prometiéndoles sólo pobreza, explotación, paro y racismo.

Por su parte, tras haber desbordado a las fuerzas del orden, las autoridades políticas permitieron que se organizaran milicias para defender las ricas propiedades de los caldoches contra la ira de los alborotadores.
El gobierno decretó el estado de emergencia (con el apoyo del PS, fiel a su larga tradición de represión colonial, incluso en Nueva Caledonia, en nombre del restablecimiento del «orden republicano») y envió refuerzos a la isla; el ministro de «Justicia» emitió una circular en la que pedía que se aplicaran «las sanciones más severas contra los alborotadores y los saqueadores», tomando como modelo la represión de los disturbios en los barrios proletarios de Francia en junio de 2023. Las autoridades francesas acusaron al CCAT, denunciado como «pequeño grupo mafioso que comete asesinatos y saqueos», de ser responsable de los sucesos, poniendo a 10 de sus dirigentes bajo arresto domiciliario(1).
Sin embargo, el CCAT protestó diciendo que nunca había llamado a la insurrección, como se le acusa, sino sólo a acciones pacíficas, y el 14 de mayo llamó a «todos nuestros jóvenes a retirar los bloqueos». El día 15, en una conferencia de prensa, el FLNKS declaró que «denunciaba los abusos cometidos», lanzó un llamamiento para que se levantaran los bloqueos y afirmó su apoyo «a los dirigentes de las empresas y a sus asalariados»; el clima deletéreo actual, añadió, «no puede justificar que se ponga en peligro la paz y todo lo que se ha construido», y concluyó anunciando que respondería positivamente a las propuestas de consulta del Presidente de la República.
Pero estas buenas palabras no bastaron a los jóvenes alborotadores que continuaron los enfrentamientos.

Después de los acuerdos de Matignon en 1988 y de Nouméa en 1998, una burguesía canaca, que ha prosperado a la sombra del Estado, no quiere poner en peligro sus conquistas y por eso quiere «evitar que la calle tome el relevo» (declaración del presidente del grupo de representantes electos de la Union Calédonienne-FLNKS, 14/5). Pero para los proletarios, nada ha cambiado realmente en 30 o 40 años, y la sociedad caledonia sigue profundamente marcada por su pasado colonial.
Las desigualdades sociales son evidentes: en 2022, la tasa de desempleo era del 15,5% para los canacos, frente al 8,3% para los no canacos, y el 72% de los que tienen empleo trabajan sólo a tiempo parcial y sus empleos son a menudo no cualificados, el 80% son obreros o empleados: el resultado es que el nivel de vida medio de los canacos es sólo la mitad del de los no canacos.



LA IMPORTANCIA DE NUEVA CALEDONIA PARA EL IMPERIALISMO FRANCÉS

Convertida en colonia francesa en 1853, Nueva Caledonia se utilizó primero para deportar prisioneros (entre ellos comuneros como Louise Michel) y convertirla en colonia de colonización, a pesar de las revueltas de los pueblos indígenas.
Pero fue la explotación del níquel, del que la isla contiene una cuarta parte de las reservas mundiales, lo que hizo de Nueva Caledonia un bien preciado para el capitalismo francés, que, gracias a ella, protagonizó un boom económico a finales de los años sesenta y convirtió la producción de este metal en el corazón económico del territorio: el sector emplea a cerca del 20% de los asalariados y suministra la mayor parte de sus exportaciones. Pero hoy está en crisis, como consecuencia de la caída de los precios (-45% en 2023) y el encarecimiento de la energía. Las grandes empresas que han ganado dinero con su explotación no quieren absorber las pérdidas; el gigante suizo Glencore ha cerrado su fábrica del norte (KNS) y ha anunciado su abandono, lo que supondría el despido de más de 1.700 personas, mientras que las fábricas del sur (SLN y Prony) corren el riesgo de quebrar. El Estado anunció un «pacto del níquel», rechazado sobre todo porque exigiría grandes inversiones cuando sus finanzas están bajo mínimos.

Los proletarios de estas empresas se encuentran en una situación difícil de resistir: el SGTI-NC, principal sindicato de esta industria, ha convocado una huelga general en la industria para el 25 de enero, ¡pero sin parar la producción y de acuerdo con la organización patronal de subcontratistas! Está claro que los proletarios no pueden contar con una organización tan colaboracionista, ¡cuyo objetivo es integrarse en las discusiones en curso con los accionistas! En Nueva Caledonia, como en todas partes, sólo una orientación de clase independiente puede permitir arrancar concesiones a los capitalistas y al Estado.

En la actualidad, ya no es el hundimiento de la industria del níquel lo que motiva a París y determina su política, sino sus nuevas ambiciones imperialistas en la región Indo-Pacífica. Se prevé que esta vasta región se convierta cada vez más en escenario de crecientes rivalidades entre las grandes potencias y, por tanto, de amenazas, pero también de oportunidades para el imperialismo francés. La presencia francesa en Nueva Caledonia es una carta importante que Francia no tiene intención de abandonar, ya que pretende presentarse en la región como una potencia con una vasta «zona económica marítima», aunque actualmente no disponga de estructuras militares a la altura de sus pretensiones.

Esto significa que los proletarios, los jóvenes alborotadores y las masas canacas se enfrentan a un enemigo decidido: no se le puede derrotar siguiendo los métodos y objetivos de las organizaciones independentistas que sólo buscan negociar un compromiso con el imperialismo francés, sino sólo mediante la lucha revolucionaria anticapitalista, junto a los proletarios de la metrópoli que tienen en sus manos la fuerza potencial para doblegarlo.

¡Solidaridad con los proletarios y los jóvenes revoltosos de Nueva Caledonia!

¡No a la represión!

¡Abajo el imperialismo francés!

¡Por la reanudación de la lucha de clases revolucionaria y el internacionalismo proletario!

 



FUENTE: https://www.pcint.org/ [La traducción es nuestra]

 

 
 
Durante este mes de enero se cumple el X aniversario de las protestas de los vecinos de Gamonal contra la construcción de un bulevar. Una obra faraónica que iba a solucionar los problemas del barrio y que solo representaba un episodio más de la especulación urbanística en nuestra ciudad.

Casi sin darnos cuenta, de la manera tan rápida y veloz en la que transcurre el tiempo, se ha cumplido ya una década de las protestas de los vecinos de Gamonal frente a la construcción de aquel bulevar originó una de las revueltas sociales más mediáticas e importantes en la reciente historia de nuestro país.

Mucho se ha escrito y contado sobre aquel conflicto vecinal durante estos últimos 10 años. Varios libros (1), (2) y (3), documentales y hasta una novela gráfica han tratado de abordar aquellas jornadas de rabia vecinal que marcaron un antes y un después en Burgos. 

 

Como punto de partida de este enero gamonalero, nos hacemos eco de las iniciativas que se plantean desde el Centro Social Recuperado de Gamonal que incluyen las jornadas X aniversario de la lucha contra el bulevar y una manifestación en apoyo al CSR frente a la censura del ayuntamiento de PP-VOX.

 

 

Francia. Revueltas en los barrios proletarios

El capitalismo es responsable de los crímenes de la policía, de la opresión y de la miseria.

¡Es al capitalismo al que se debe combatir! ¡Es al capitalismo al que se debe abatir!


 

 

Una tercera noche de disturbios acaba de sacudir el país. Se han producido enfrentamientos más o menos violentos en prácticamente todos los municipios de la región parisina (y también en el París central) y se extendieron a numerosas ciudades de provincia grandes o medianas: Lille, Roubaix, Estrasburgo, Grenoble, Lyon, Saint Etienne, Marsella, Burdeos, Toulouse, Tours, Rennes, Ruán, Nantes, Nancy, Niza, Brest, Pau, Amiens, Annecy, Macon... la lista es demasiado larga para mencionarlas todas. La movilización masiva de los diferentes cuerpos de policía (40.000 policías y gendarmes según cifras oficiales), el bloqueo de los transportes públicos o los toques de queda decretados en ocasiones no consiguieron mantener el orden en los barrios proletarios. Decenas de edificios públicos, comisarías de policía, etc. fueron atacados por jóvenes con cócteles molotov o petardos y fuegos artificiales, se saquearon comercios, se quemaron vehículos, mientras la policía disparaba granadas de gas lacrimógeno y balas de goma contra los alborotadores; casi 900 personas fueron detenidas...   
 

La causa de esta ira es sabida. El joven Nahel (17 años) fue tiroteado a quemarropa durante un control de tráfico en Nanterre por un policía invocando la "legítima defensa"; pero un vídeo aficionado demostró que el policía no estaba amenazado y que su compañero gritó "¡mátalo!": se trató, por tanto, de un crimen. Informaciones posteriores de fuentes policiales afirmaban que Nahel tenía antecedentes penales ("tan largos como su brazo", según un periodista de extrema derecha de C. News), dando a entender que era un matón de poca monta que sólo había obtenido lo que se merecía: esta "información" era falsa.  
Cuando se demostró la mentira de la policía, el gobierno, recordando las 3 semanas de disturbios durante la "revuelta de los suburbios" de 2005, intentó calmar los ánimos. Así, Macron calificó el acto del policía de "inexplicable e injustificable", suscitando las iras de la extrema derecha y del sindicato policial "Alianza", y organizó un minuto de silencio en el Parlamento. Pero estas payasadas no tuvieron ningún efecto sobre la cólera de los vecinos.

 

Los jóvenes hacen bien en rebelarse

Tal es la reacción de muchos proletarios de estos barrios que declararon ante las cámaras (1). Tras los primeros disturbios, Macron declaró que estaban "marcados por escenas de violencia (...) contra las instituciones y la República" que eran "injustificables". Pero para los proletarios, jóvenes o viejos, lo que es injustificable y cada vez más insoportable es la situación a la que se ven obligados por estas instituciones y esta República burguesa. Más allá del crimen policial, es esta situación la que genera la revuelta.   
Los demócratas culpan a una ley del gobierno socialista aprobada en 2017 para facilitar el uso de armas por parte de la policía durante los controles de carretera y piden, no se rían, una mejor "formación de los policías en la defensa de los derechos humanos". Si bien es cierto que desde entonces ha sido asesinada una persona al mes, de media, por la policía en Francia en estas circunstancias (¡frente a una persona cada 10 años en Alemania!), los crímenes policiales no necesitan de esa ley para cometerse: prueba de ello son los numerosos casos de violencia policial que periódicamente saltan a los titulares y que la mayoría de las veces terminan con la absolución de los policías. Hablar de cosas como una "policía al servicio de los ciudadanos" no son más que tristes frases vacías: el papel fundamental de la policía es defender el orden burgués con violencia, potencial o abierta, y está al servicio de la violencia de las relaciones sociales capitalistas explotadoras.

La lucha contra la violencia policial es inseparable de la lucha contra el capitalismo. El poderoso estallido de la revuelta juvenil en los barrios proletarios es una rotunda desautorización de las políticas legalistas y pacifistas de las organizaciones sindicales y de las políticas reformistas que propugnan la colaboración interclasista. Estas políticas causantes de todas las derrotas obreras son las responsables de la impotencia del proletariado frente a la burguesía y su Estado. Pero para ser algo más que un brillante destello en la sartén, un arrebato momentáneo de ira, la revuelta tendrá que encontrar el camino de la lucha revolucionaria organizada, de la lucha de clases contra todo este sistema de miseria, opresión y represión que sólo puede vengar a todas las víctimas.
Esto no puede hacerse de la noche a la mañana; sin contar la represión, habrá muchos obstáculos que superar, recuperaciones que evitar, falsos amigos "izquierdistas" o "democráticos" que eliminar; pero, al desgarrar la asfixiante paz social al menos temporalmente, el actual levantamiento espontáneo contribuye objetivamente a acercar esta perspectiva.
 

Partido Comunista Internacional (El Proletario)
30/06/23
www.pcint.org



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Véase, por ejemplo: https://www.leparisien.fr/video/video-je-suis-content-que-les-jeunes-se-revoltent-a-nanterre-des-habitants-tres-en-colere-apres-la-morte-de-nahel-28-06-2023-OHMOZ7V7GFHSJONRQYYFZMOZCI.php

 

Kazajistán: huelgas y disturbios sacuden el régimen

 

 

El movimiento de protesta y revuelta que afecta al país desde hace una semana se desencadenó por la repentina decisión de las autoridades de duplicar el precio del gas y la gasolina. En cuanto se hizo este anuncio, el domingo 2 de enero por la mañana, comenzaron las protestas de trabajadores y desempleados en la ciudad petrolera de Janaozen, al oeste del país (región de Mangystau) (1).

Durante el día, las acciones de protesta (asambleas, sentadas, etc.) llegaron a la vecina gran ciudad portuaria de Aktau para exigir la retirada de los aumentos -¡o la duplicación de los salarios!

Al día siguiente, la protesta siguió extendiéndose a pesar del despliegue policial y cada vez más empresas tuvieron que interrumpir su trabajo; las redes sociales difundieron escenas de confraternización entre policías y manifestantes.

El 4 de enero, a pesar de que el prefecto (el "akim") y el ministro de Energía anunciaron una bajada del precio del gas y la gasolina para los habitantes, la huelga fue casi generalizada en toda la región de Mangystau (oblast), donde se concentra gran parte de las industrias extractivas. También el 4 de enero, los mineros de la región de Karaganda se pusieron en huelga en todo el país, mientras las protestas y los bloqueos se extendían por gran parte de Kazajistán. En varios lugares, los manifestantes atacaron símbolos del régimen: estatuas del ex autócrata Nazarbayev, que sigue manejando los hilos como presidente vitalicio del "Consejo de Seguridad Nacional", edificios oficiales e incluso comisarías. En el centro de las consignas estaba la expulsión de Nazarbayev y sus criaturas (incluido Tokaïev, el actual presidente).

El régimen respondió destituyendo al gobierno y al propio Nazarbayev, y declarando el estado de emergencia; desató una sangrienta represión, especialmente en la capital económica, Almaty, en la noche del miércoles al jueves (más de cien muertos según el Ministerio de Sanidad). Ante el estallido social, el presidente pidió ayuda a Rusia, que le fue concedida inmediatamente: el viernes 7 de enero llegaron 3.000 soldados rusos, flanqueados por un puñado de soldados de otros países. Ese mismo día, Tokayev declaró en televisión que había "dado la orden de disparar a matar sin previo aviso". El sábado, los periodistas de Almaty seguían informando de tiroteos en algunas partes de la ciudad, pero el presidente afirmó que se había restablecido el orden constitucional. Se restableció con sangre, según las propias autoridades: el 9 de enero, el balance oficial de la represión era de más de 160 manifestantes muertos por las balas, varios miles de heridos y 6.000 detenidos.

Este "orden" es el orden capitalista, sancionado por todos los imperialismos; mientras China, en un mensaje de Xi Jinping, felicitaba a Tokayev por las "fuertes medidas" adoptadas para sofocar la revuelta, los imperialismos occidentales más hipócritas llamaban a "todas las partes" a "contenerse", equiparando a los manifestantes con las fuerzas asesinas de la represión; nadie protestó contra la intervención rusa. Esto se debe a que en Kazajistán, rico en petróleo y otros minerales, se han realizado importantes inversiones por parte de empresas occidentales, incluidas las estadounidenses: todas ellas, temiendo una agitación social que pudiera poner en peligro su capital, ven la intervención rusa como una garantía contra este peligro...

Kazajstán, un país geográficamente grande pero poco poblado (19 millones de habitantes) y que ocupa una posición estratégica en Asia Central, lleva varios años experimentando un fuerte crecimiento económico, basado principalmente en el petróleo y el gas (a pesar de algunos reveses en su sueño de convertirse en el Kuwait de Asia Central), pero también en el carbón y el uranio (del que es el mayor productor mundial). También había aprovechado la oportunidad de liberarse de la dominación rusa; se había acercado a China y a Occidente, firmando un acuerdo militar con Italia, que fue uno de sus primeros clientes, y luego con Estados Unidos; también se había acercado a Turquía integrando la "Organización de Estados Turcófonos", una alianza embrionaria de los países turcófonos de la antigua URSS con Ankara. El 6 de enero, el presidente turco Erdogan telefoneó a Tokayev para asegurarle su apoyo y ofrecerle "su experiencia y conocimientos técnicos"; pero la experiencia y los conocimientos del padrino ruso son muy superiores...

Los proletarios no se han beneficiado en absoluto de la prosperidad económica; el régimen ha seguido utilizando la represión contra todo intento de lucha y de organización independiente de los trabajadores; la brutalidad policial es actual. En 2011, reprimió brutalmente en Janaozen la huelga de los trabajadores del petróleo por la mejora de sus condiciones: la policía disparó contra los manifestantes en huelga, matando nada menos que a 16 personas. Algunos analistas, incluso en Occidente, afirman que los actuales disturbios se deben, al menos en parte, a las rivalidades dentro del régimen.

Es totalmente posible que haya intentos de ajuste de cuentas entre las camarillas burguesas a favor de los acontecimientos actuales; pero es innegable que su causa es la situación cada vez más intolerable del proletariado y de los pobres, en una situación de crisis económica que se traduce en despidos (40.000 despidos en el campo de Tengiz en diciembre, y otros más) y en la inflación (oficialmente del 8% pero en realidad mucho más).

El carácter proletario del levantamiento queda demostrado, si es necesario, por el hecho de que se enmarca en un movimiento huelguístico de reivindicación de mejores condiciones de vida y de trabajo y de mayores salarios. Los demócratas pequeñoburgueses apuntan al objetivo de un "Kazajstán democrático" libre de la camarilla gobernante; algunos seudosocialistas, como los neoestalinistas del "Movimiento Socialista de Kazajstán", piden que se vuelva a la Constitución de 1993, que se supone más democrática.

Pero no es por un mero cambio cosmético de régimen por lo que deben luchar los proletarios, porque, dejando intacto el modo de producción capitalista, tal cambio no cambiaría su suerte. La lucha por las libertades políticas y sindicales es sin duda necesaria, pero a condición de que se inscriba en la lucha contra el capitalismo que los explota y los reduce a la miseria. Sólo la lucha de clases del proletariado puede tener la fuerza de acabar con el capitalismo uniendo a los proletarios más allá de las fronteras: esto es lo que temen los demócratas burgueses y pequeñoburgueses...

El actual estallido social ha sacudido el régimen, ha mostrado el poder de la clase obrera y la gravedad de las tensiones sociales acumuladas bajo el capitalismo; mañana la lucha revolucionaria de los proletarios de Kazajstán, Rusia y todos los países, bajo la dirección de su partido de clase internacional, derrocará todos los regímenes capitalistas asesinos y vengará a sus innumerables víctimas.

Mientras la crisis económica empuja inexorablemente a los proletarios a la revuelta, ¡esta es la perspectiva que debe guiarlos en sus luchas, en Kazajstán y en todas partes!

 



 

 

Partido Comunista Internacional (El Proletario)

10 de enero de 2022

www.pcint.org

(1) Hemos tomado la información del sitio web socialismkz.info


Diferentes textos y testimonios sobre la reciente revuelta de Kazajistán recopilados por los compañeros de Tridni Valka: https://www.autistici.org/tridnivalka/entender-el-levantamiento-en-kazajistan/

 

Solidaridad con la revuelta en Colombia: 

Abajo el genocidio estatal

 
 
 
¡Proletarixs del mundo, uníos!
 
Colombia es, desde hace cuatro días, escenario de una revuelta proletaria con características similares a la que sacudió a la región chilena durante las jornadas de octubre-noviembre del 2019. La continuación del ciclo de lucha abierto por las revueltas en Ecuador y Chile es un síntoma de que el capital, en su reestructuración postpandemia, está en una crisis de magnitudes históricas.
 
El impulso que volcó a las multitudes a la calle es una reforma tributaria (impuesto a la renta e IVA), que el proletariado colombiano comprendió, en una lúcida crítica práctica, como un modo de dirigir el costo de la catástrofe hacia la población.
 
La crisis del capital, que la pandemia sólo ha acelerado, es un proceso que se manifiesta de diversas formas, siendo las reformas tributarias una de ellas, que se suma a la destrucción acelerada y extendida de la naturaleza y a la expulsión de grandes masas de asalariados fuera del proceso productivo -con la creación de población descartable para el capital- y sus secuelas encarnadas en oleadas migratorias y un creciente crimen organizado alimentado por la miseria, entre otras manifestaciones que se harán cada vez más cotidianas. En este sentido, es prioritario comprender que cualquier intento de reforma es sólo un mecanismo para eternizar a este verdadero zombi que es el capital, perpetuando la relación social fetichista, superponiendo la producción de valor por sobre las necesidades humanas, en síntesis, destruyendo en el altar del capital todo a su paso.
 
La respuesta del Estado colombiano -como también ha sido la del Estado chileno, y la de todos los Estados del mundo- no puede ser otra que la represión sangrienta contra nuestr@s herman@s: al momento de escribir estas palabras de solidaridad ya van más de 20 muert@s, much@s compañer@s pres@s y herid@s, además de inmigrantes expulsad@s por participar activamente de las protestas.
Cali, una de las ciudades más grande de Colombia, ha sido militarizada el 30 de abril. Se han desplegado 3.000 policías: un verdadero déjà vu del 19 de octubre en Santiago de Chile. El problema no es solo Iván Duque, es el sistema productor de mercancías, que se ha mostrado tal y como es, evidenciando que el verdadero rostro de la democracia no es más que la forma que asume el capital para imponer su dominación, criminalizando y dejando sentir toda su brutalidad sobre quienes luchan por la liberación de esta forma nefasta de relación social.
 
La necesidad de articular la lucha a nivel internacional, de vislumbrarla contra todas las separaciones que se nos ha impuesto como humanidad con la irracionalidad genocida, es una realidad que nos explota en las manos: urge generar lazos de apoyo y continuar la lucha en los territorios para superar este mundo. El movimiento del capital sólo seguirá produciendo miseria y, frente a esto, la lucha de clases estalla, y seguirá estallando, en distintos tiempos y espacios producto de este movimiento: sólo el proletariado es capaz de frenar este sinsentido en que se ha convertido este mundo.
 
¡Sólo la revolución comunista internacional nos hará libres!
 
 
 
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OTRAS INFORMACIONES sobre la situación en Colombia:
 
 
 
> 7 de mayo: manifestación global contra la represión en Colombia: https://tarcoteca.blogspot.com/2021/05/manifestacion-global-embajadas-y.html
 
> Tras 5 días de protestas, cae reforma tributaria en Colombia: https://www.briega.org/es/noticias/tras-5-dias-protestas-cae-reforma-tributaria-colombia
 
 

 

A UN AÑO DE LA REVUELTA EN LA REGIÓN CHILENA


Solo la irrupción de una pandemia global logró un cierto parón de quienes se estaban movilizando desde octubre de 2019. No obstante, este parón nunca ha sido completo: las manifestaciones no se detuvieron nunca en poblaciones y barrios donde el hambre golpea a las clases más desfavorecidas.

En la jornada de hoy se han vuelto a reproducir protestas masivas, con manifestaciones y caceroladas, disturbios y la quema de un par de iglesias (una de ellas, de la patrona de los "carabineros": https://www.publico.es/economia/empresas/chile-chile-celebra-fiesta-primer-aniversario-revuelta-social-manifestacion-multitudinaria.html). 

Sin detenernos en sesudos análisis que solo hacen el juego a la clase enemiga, desde esta humilde web, queremos mandar besos y abrazos a todxs lxs proletarixs que luchan en la región chilena, en estos días en que se celebra el aniversario del ESTALLIDO de la revuelta. El 18 de octubre de 2019 es parte ya de la memoria proletaria y de la necesaria insurgencia contra el capital.

                      A extender la organización proletaria, el internacionalismo y la lucha de clase!





 

Otros TEXTOS e INFORMACIONES:

> VAMOS HACIA LA VIDA: https://hacialavida.noblogs.org/

> Solidaridad internacionalista. Crónica de la concentración en Valladolid contra la represión en Chile: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2019/10/valladolid-2710-concentracion-contra-la.html



Comentarios desde Cataluña




Lo ocurrido en los últimos cinco días en Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona demuestra que por aquí está pasando algo parecido a Hong Kong: una protesta que empieza con objetivos nacionalistas y demócratas, da lugar, también, a una revuelta contra la represión y la injusticia.
Lo que sucede aquí no tiene el carácter de clase, proletario, que tienen las luchas en Chile o Ecuador, pero no todo está canalizado por el reformismo, por el movimiento que pretende un gobierno autónomo catalán.

La irrupción de una generación muy joven, llena de amor y de rabia, transformó las ciudadanas movilizaciones independentistas en llamas contra el poder. Si uno se acerca a las noches de fuego, enseguida constata que son miles y miles detrás de cada barricada, que los hay muy jóvenes (15, 17, 19, 21 años) y que en muchos casos son demasiado temerarios, manteniéndose de pie frente a los disparos de balas de goma. También, que hablan castellano o catalán, indistintamente, y que la fraternidad de la calle les hace tener una actitud abierta a todo tipo de consignas y cánticos. Se mezclan las proclamas de independencia, con las que condenan el ataque de Turquía, el “gobierne quien gobierne, seremos ingobernables” o “quien sembra miseria, recoge rabia”.
Aunque a decir verdad, una vez entrada la noche, cánticos hay pocos, lo que hay es una intensa sensación de estar haciendo historia y de que esto va para largo.

Quienes impulsan y protagonizan los disturbios son una pequeña minoría de los miles que hay detrás, pero estos los sostienen, arropan e imitan simbólicamente, tapándose la cara aunque estén a cuatro calles de los enfrentamientos, sentados en una acera.
De lo ocurrido hace dos años, se puede escuchar la entrevista radial de entonces, a continuación son solo apuntes urgentes de lo sucedido entre el 14 y el 19 de octubre y, sobre todo, en la ciudad de Barcelona.


Invasión del aeropuerto
La primera respuesta a la sentencia del frente independentista (en el que caben casi todas las organizaciones de esa corriente) fue tratar de bloquear el aeropuerto. Esta acción estaba coordinada por una nueva plataforma que se llama Tsunami Democràtic y se caracterizó por la innovación tecnológica. A través de una aplicación que uno puede bajarse del móvil (previa contraseña que te da alguien de confianza) pasas a ser un activista en el que se te va informando de las necesidades del movimiento, sobre todo, las que están a un quilómetro a tu redonda: “falta gente en tal lugar, están cargando en tal otro”. Inclusive los coordinadores del asunto, al constatar que hay cientos de personas en un lugar, pueden improvisar una acción cerca de allí y sorprender a las fuerzas represivas.
Ese día, se bloquearon las carreteras y vías de camino hacia el aeropuerto, consiguiendo que se cancelaran más de veinte vuelos. Las miles de personas que ese día pusieron su cuerpo en esa acción, casi íntegramente, tenían un sentimiento catalanista o antiestadoespañol. Es necesario saber que son muchos los que manifiestan haberse hecho independentista a partir de los porrazos vistos o recibidos el 1 de octubre de 2017.

Cuando Tsunami Democratic dio por concluida su exitosa acción, llamó (vía aplicación) a abandonar el aeropuerto. Sin embargo, había muchísima gente que acababa de llegar (muchos de ellos caminando cuatro, cinco, seis o más quilómetros) y decidió quedarse. También se quedaron muchos independentistas radicales, por llamarlos de alguna manera. Independentistas convencidos de que los métodos, únicamente, pacíficos se mostraron extremadamente limitados y que la esperada censura hacia el gobierno español, por parte de los gobiernos más poderosos del mundo, quizá nunca llegue. “Vosotros lo hicisteis a vuestra manera y no funcionó, ahora dejadnos hacer a nosotros”. Resistieron en el aeropuerto y fueron baleados con goma dura. Son los mismos independentistas que hubieran querido que, tras el éxito del referéndum del 1 octubre, el gobierno catalán hubiera proclamado la independencia, se hubiera atrincherado en el Parlament y que ellos, en una especie de Maidan (Ucrania) lo rodearan y defendieran.


Las noches de fuego
Tras lo del aeropuerto, se generalizó la rabia contra la brutalidad empleada esa noche por los cuerpos policiales, catalán y español (jóvenes apaleados, gaseados, con pérdida de ojo o dientes). También por las recientes detenciones de militantes de los Comités de Defensa de la República (CDRS), acusados de terrorismo.

Cuando se convocaron (sobre todo por parte de estos mismos CDRS) manifestaciones para las tardes del 15, 16 y 17 de octubre, acudieron tanto integrantes del movimiento independentista (tanto del pacífico como del radical) como mucha otra gente indignada. Llegada la noche, los que se quedan impulsando los disturbios son los independentistas radicales y muchos jóvenes hastiados de la sociedad capitalista. También están quienes hace años se enfrentan en Barcelona al sistema capitalista, “los antistema de siempre” en palabras del Conseller (Ministro de Interior catalán).
Quienes a pesar de su larga experiencia en la resistencia en desalojos y ataques a comisarías y bancos, se sorprenden por la determinación de esos nuevos compañeros de barricada. Se extrañan de que casi el único objetivo de sus vecinos encapuchados sea la policía y levantar e incendiar contenedores para cerrar la calle. Miran incrédulos los escaparates intactos de inmobiliarias.
La policía catalana también está sorprendida por la nuevas formas de actuar: “es como si no nos tuvieran miedo, atacan nuestras furgonetas e intentan volcarlas, consiguiéndolo en dos ocasiones”.


Marchas por la dignidad, huelga y noche de rabia
El 18 de octubre, en otra de las acciones convocadas por Tsunami Democratic, decenas de miles de personas llegaron a Barcelona desde pueblos y ciudades, más o menos, lejanas. En Cataluña se había convocado una huelga general y manifestaciones por la tarde. En Barcelona, salieron a la calle más de medio millón de personas. Desconvocadas las manifestaciones, los CDR convocaron una acampada prolongada en Gran Vía que desconvocaron al comprobar que más de diez mil personas se mantenían tras las barricadas en llamas, frente a los cordones policiales. Esta desconvocatoria a última hora señala el grado de autonomía que tienen quienes protagonizan los disturbios. Ayer, especialmente, contundentes, sobre todo, por el número de encapuchados corriendo de aquí para allá. Policías y políticos aseguran que nunca habían visto algo así. La quema y destrozo de comercios, durante la huelga general de marzo 2012, fue declarada la jornada más violenta desde la Guerra Civil, pero casi todos apuntan que lo de anoche fue más contundente.

En las cuatro principales ciudades catalanas, y en las últimas cuatro noches, hubo más de cien agentes heridos, ochocientos containers de basura quemados, doscientos vehículos policiales con serios desperfectos. Fue, especialmente, sorprendente, el uso de containers (casetas de obra) para cortar la calle y el de picos de obra para romper la acera a trozos y tener proyectiles. También el uso de pirotecnia, clavos cruzados para pinchar ruedas, bolas de acero tiradas con tirachina y los tradicionales, pero muy pocos vistos por estos lares, cócteles molotov.

La represión también volvió a ser brutal, pérdida de testículos, audición o visión por los impactos de balas de goma y acorralamientos y apaleamientos indiscriminados. Sesenta detenidos y más de treinta hospitalizados. Innumerables heridos y gaseados por lacrimógenos o gas pimienta.
A pocas horas para que empiece una nueva manifestación, convocada por el independentismo radical, la frontera de la Jonquera sigue bloqueada por manifestantes y se suceden las medidas gubernamentales, como la suspensión del partido de fútbol Barcelona-Madrid, para intentar que vuelva a reinar la paz de los cementerios.


“Ningún estado nos hará libres”
Si bien esta frase estuvo presente en una de las pancartas de las manifestaciones de ayer, son muchos más los que celebrarían un estado catalán o los que en vez de iniciar un proceso revolucionario internacional, se enrolarían en una guerra interburguesa. Sin embargo, no son pocos los que recuerdan que, cuando la mayoría de los actuales políticos presos o exiliados estaban en el Parlamento, durante el movimiento del 15 M del 2011, se trató de bloquear la entrada, para impedir que votasen los presupuestos de la miseria. Al gritó de “nadie nos representa” y “que se vayan todos”, se resistió a las cargas de sus policías. Hubo detenidos y esos mismos políticos dijeron que todo el peso de la ley (española, pero da igual) tenía que caer sobre los violentos que les habían cortado el paso, posicionándose además contra una posible petición de indulto. También, existe la certeza, de que si estos mismos políticos presos asumen algún día el gobierno de un estado catalán independiente, se asegurarán de poner artículos represivos y de seguridad nacional contra cualquier intento de revolución social.
De todas formas, desde Hong Kong a Barcelona, de París a Santiago y Quito, parece que a la burguesía mundial le quedan aun muchas noches de insomnio por este calentamiento, cada vez, más global.

Barcelona, 19 octubre 2019

fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2019/10/19/comentarios-desde/



Revuelta en Ecuador
Contra las exigencias de la burguesía nacional e internacional, la clase proletaria debe hacerse oír.


Desde primeros de octubre tiene lugar en Ecuador una oleada de protestas, manifestaciones, cortes de carretera, bloqueos de ciudades, huelgas y asaltos a centros policiales. Por ahora, el punto de máxima tensión parece haberse alcanzado en los últimos días, cuando la huelga general convocada por las principales centrales sindicales del país hizo huir al gobierno de Moreno de Quito y refugiarse en Guayaquil, segunda ciudad del país y primera en importancia económica.
Detrás de estas protestas, el gobierno de Moreno, el FMI, la Confederación de Estados Americanos, etc. colocan la mano del ex presidente Correa, que querría volver al país, siempre según estas organizaciones, después de no poder hacerlo por la vía electoral. Pero la realidad es que, al margen de la participación en las movilizaciones de elementos cercanos al ex presidente del país, lo que late en la rebelión que todavía tiene lugar es el rechazo intransigente por parte de campesinos indígenas, proletarios y masas desheredadas del país, de las exigencias que el Fondo Monetario Internacional y la burguesía nacional ecuatoriana han puesto sobre la mesa para acceder a créditos internacionales y a financiación de urgencia ante la mala situación económica de Ecuador.

Efectivamente, ante el déficit fiscal y la elevadísima deuda pública de Ecuador, que llega al 60% del PIB y es consecuencia, sobre todo, de la bajada del precio de las materias primas (productos agrícolas y petróleo) que Ecuador exporta a Estados Unidos y Europa, el Fondo Monetario Internacional se comprometió en marzo de este año a otorgar un crédito de 4.200 millones de dólares para los próximos tres años. A esta cantidad, se sumarán otros casi 6.000 millones de dólares procedentes de diferentes entidades financieras americanas y europeas. Pero la condición para liberar este dinero es la adopción, por parte del gobierno ecuatoriano de las ya conocidas medidas de contención del gasto y austeridad económica.
De esta manera, el gobierno de Moreno impuso, a principios de este mes la liberalización del precio del combustible, la liberalización de las importaciones, una reforma fiscal que limita la imposición tributaria a las grandes fortunas, una reducción, para los empleados públicos, del 20% de su salario y del 50% de sus vacaciones. Además, una reforma laboral consistente en el abaratamiento del despido, la flexibilización del modelo de contratos que permita desregular las condiciones de contratación, liquidar la jubilación a cargo de la patronal y, finalmente, reducir el salario mínimo.
Todas estas medidas se dirigen directamente contra las condiciones de vida de las masas populares, de los campesinos y de los proletarios. Concretamente, la liberalización del precio del combustible, eufemismo tras el que se esconde el fin de las subvenciones al diésel, afecta principalmente a los campesinos indígenas que venden sus productos en mercados distantes muchos kilómetros de la zona de cultivo, mientras que el resto de medidas golpean con fuerza al proletariado devaluando sus condiciones de trabajo y existencia al reducirle, aún más, a una situación de semi indigencia donde ni siquiera el tener un puesto de trabajo constituye una garantía de no vivir en la miseria.

Contra estas medidas, el llamado “movimiento indígena” ha desencadenado una oleada de protestas que mantienen al país en vilo desde hace diez días y que ya han dejado cinco muertos y más de ochocientos heridos. La principal organización convocante es la Confederación Nacional Indígena Ecuatoriana (CONAIE), detrás de la cual se sitúan los principales sindicatos del país. Esta organización, creada en los años ´80 del siglo pasado, tiene en su haber la dirección de fortísimas protestas contra prácticamente todos los gobiernos de Ecuador de los últimos treinta años, habiendo dado lugar a manifestaciones masivas como las de 1.997 (derrocamiento del presidente Abdalá Bucanam) o 2005 (derrocamiento del presidente Lucio Gutiérrez) que la han convertido en la organización social de referencia en el país. De hecho, en Ecuador, un país donde se reconocen 14 nacionalidades indígenas, el 25% de la población puede considerarse de este origen, si bien el 80% del total es mestiza, lo cual hace que este tipo de organizaciones, que tienen una base local limitada a los llamados “pueblos originarios”, gocen de gran influencia entre las masas proletarias y semi proletarias de las grandes ciudades del país.

La población indígena es mayoritariamente campesina, dedicada al monocultivo de alguno de los productos que exporta el país (brócoli, patata, cebolla, trigo, cebada, etc.) y ha sufrido particularmente el expolio de tierras que se llevó a cabo en el país desde mediados del siglo XX, dando lugar a una inmensa capa social de desheredados que mal viven en el campo y las ciudades con una economía de subsistencia en el que el excedente se vende en mercados locales y que, por lo tanto, es increíblemente sensible a variaciones de los costes de producción, como el incremento del precio del petróleo que tendrá lugar una vez deje de ser subvencionado.

La clase proletaria ecuatoriana, que está compuesta tanto por los obreros de las grandes concentraciones urbanas como Guayaquil, Quito, Cuenca o Santo Domingo, nunca ha tenido un desarrollo, una concentración y una organización sobre las bases mismas de la organización capitalista del trabajo, tan fuertes como lo hayan podido tener los proletarios de Argentina, Brasil o México. Una inmensa capa de semi proletarios, dedicados a cualquier actividad, asalariada o no, sobrevive junto a ellos, entremezclándose, en ciudades con un desarrollo industrial que nunca ha sido muy elevado, a parte del sector petrolífero o la construcción. Pero su fuerza social reside, más que en el número, en las mismas condiciones de subdesarrollo económico del país, que vuelven miserables las condiciones de vida de la mayor parte de la población, atándola a formas sociales atrasadas incluso para las sociedades propiamente capitalistas.

Las revueltas de Ecuador son consecuencia de las turbulencias económicas mundiales, que se ceban con los países más débiles del capitalismo internacional, succionando sus recursos a precio de ganga, imponiéndoles condiciones draconianas en las negociaciones para obtener préstamos financieros… Ante esto, ante su propia debilidad en el mercado internacional, la burguesía local exprime más y más tanto a los proletarios como al resto de clases sociales subalternas del país. Pero, a pesar de tener un origen tan claro en el propio funcionamiento del modo de producción capitalista, no son, por sí mismas, una respuesta abiertamente anticapitalista y antiburguesa… Su base social es una mezcla heterogénea de campesinos indígenas, pequeños productores de mercancías agrarias y artesanales y proletarios. Su dirección, una organización de tipo nacionalista que busca encajar a estas clases sociales desarraigadas en el marco político burgués del país. De hecho, es una organización que tiene una larga tradición de colaboración con gobiernos como el de Rafael Correa, para el cual trabajó en la desactivación de cualquier movimiento autónomo de la clase proletaria en las ciudades.

En medio de esta mezcla abigarrada de clases y semi clases no proletarias, el proletariado ecuatoriano  debe hacer oír su voz.  No son las reformas indigenistas, basadas en la participación parlamentaria y el respeto a “formas ancestrales de vida” (léase de explotación de una clase por otras) las que evitarán el hundimiento en la miseria tanto de los proletarios como de los propios campesinos de origen indígena. Los últimos treinta años y la experiencia de países como Brasil o Bolivia, muestran que los gobiernos reformistas como el de Lula o Evo no pueden hacer otra cosa que continuar con el expolio de las tierras indias, con el sometimiento de los llamados “pueblos originarios” a condiciones de vida cada vez más precarias en la medida en que todos sus recursos se ponen tarde o temprano a la venta, en que su subsistencia se vincula cada vez más al curso del mercado capitalista internacional y a las exigencias de los imperialismos regionales e internacionales. Y, por supuesto, estas mismas experiencias muestran que los proletarios de Ecuador o de cualquier otro país de América Latina, tienen mucho que perder cediendo su independencia de clase ante organizaciones de tipo interclasista que no buscan sino apuntalar democráticamente el Estado burgués, logrando concesiones constitucionales que para nada impiden la explotación del trabajo asalariado por parte del capital. La clase proletaria no puede permanecer bajo la bota de la colaboración entre clases. El rápido deterioro de sus condiciones de existencia, que no hará más que aumentar en los próximos años, la represión cada vez más intensa a la que es sometido en todo el subcontinente latinoamericano, etc. le debe mostrar que es imprescindible que salga a la calle a luchar como una fuerza propia, con sus propias exigencias y reivindicaciones, con sus propios fines y con sus propios medios de lucha.

Las revueltas de los últimos días en Ecuador muestran que la realidad social de los países de América Latina va a ser de todo menos tranquila en los próximos años. Esta situación, en la que la inestabilidad será la norma, proporcionará una ocasión preciosa para que el proletariado se ponga a la cabeza de la lucha que protagonizan, junto a él, los campesinos pobres indígenas y tantas otras capas de desheredados. Para ello, deberá levantar la bandera de la lucha de clase, que es por naturaleza antiburguesa y, por lo tanto, antidemocrática y que conlleva rechazar todas las componendas posibles con la burguesía y la pequeña burguesía local, interesadas únicamente en reformas que hagan las veces de contención temporal de las exigencias de las principales potencias imperialistas y que ayuden a conformar un Estado burgués fuerte.  Deberá unir tras esta bandera a todas las clases sociales que padecen los agravios cotidianos que caracterizan al capitalismo en cualquier región del mundo, especialmente en aquellas que se sitúan en la periferia de la economía mundial, pero bajo un programa claramente anticapitalista, alejado de toda reivindicación reaccionaria, identitaria tanto como de cualquier forma de lucha basada en la participación parlamentaria.
El proletariado ecuatoriano debe aprender las lecciones que esta revuelta social le va a proporcionar. Sólo su lucha de clase puede conducir a la victoria, no sólo a él, sino también al resto de las masas populares que se baten en las calles. Y su despertar puede suponer un revulsivo no sólo en Ecuador, sino también en el resto de América Latina y en las propias superpotencias europeas y americanas, donde vive más de un millón de emigrantes ecuatorianos aprendiendo que las delicias del mundo desarrollado no son para los proletarios.

¡Viva la lucha de los proletarios ecuatorianos!
¡Por la reanudación de la lucha independiente de la clase obrera!
¡Por la defensa intransigente de sus condiciones de vida y de trabajo!


Partido Comunista Internacional (El Proletario)
12 de octubre de 2019
www.pcint.org

Nuevo motín en un Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona
Los proletarios inmigrantes, inasequibles a la farsa parlamentaria



Tan sólo cinco días después de que el Parlamento haya designado a Mariano Rajoy para ser el próximo presidente de España, ha estallado otro motín en un CIE, mostrando que detrás de la normalidad democrática que alaba la burguesía y sus secuaces se esconde la verdadera cara del mundo capitalista: prisiones ilegales, deportaciones y una brutal represión policial a los proletarios que, según la burguesía, “sobran” en el país.

Esta vez ha sido en Barcelona, donde según informan los medios burgueses, 50 inmigrantes se habrían amotinado durante la noche del 1 al 2 de este mes después de haber realizado durante los días previos protestas simbólicas en solidaridad con los amotinados del CIE de Madrid. Siempre según estos medios, los inmigrantes encarcelados en el CIE de Barcelona se habrían enfrentado a la policía nacional que les custodia justo después de la cena. Posteriormente se hicieron fuertes en el patio principal, donde resistieron hasta las 11 de la noche. Parece ser que este motín no ha sido el único acto de lucha de los encarcelados en el CIE: el día 7 de octubre hubo una protesta en el patio; el 16 de octubre un intento de fuga mediante una avalancha y el 22 del mismo mes una huelga de hambre de 24 horas.

En esta ocasión, como ya sucedió en Madrid, los inmigrantes han abandonado el motín después de pasadas unas horas y acto seguido los equipos antidisturbios de la policía nacional han intervenido para restablecer la normalidad. Igual que en Madrid, cabe suponer que los presos habrán sido víctimas de una represión salvaje.

Estos actos de rabia espontánea, que se transmiten a través de las rejas de una a otra prisión, son consecuencia de la situación desesperada que sufren los proletarios inmigrantes encarcelados en los CIE. Pero aunque respondan a una situación desesperada, no son actos desesperados que debieran evitarse, son la única salida que los proletarios inmigrantes retenidos en cárceles ilegales tienen para responder a los abusos de que son objeto a diario. Lejos de ver en estos motines, huelgas y fugas actos condenables, los comunistas vemos en ellos la respuesta natural a una situación en la cual el Estado burgués utiliza la represión abierta para controlar a la población inmigrante. Y decimos abiertamente que es la vía que, cada vez con más frecuencia y arrostrando la represión que sin duda se cebará con los revoltosos, todos los proletarios, inmigrantes o españoles, deberán tomar para luchar contra la situación que padecen, fuera y dentro de los centros de internamiento, en el puesto de trabajo, en los barrios obreros, como reacción contra la represión y la opresión cotidiana que sufren en todos los ámbitos de la vida.
Los proletarios del CIE de Barcelona se han amotinado, como hace pocos días los del CIE de Madrid, porque hasta sus celdas no llega el estúpido circo parlamentario que exige a la clase obrera que la papeleta de voto, la confianza en los representantes en las Cortes y el respeto al gobierno sea su única arma para luchar. En los CIE está la verdadera naturaleza de la democracia: una guerra continuada contra las condiciones de existencia del proletariado. Para los proletarios encerrados esta es una verdad que resulta evidente. Para los proletarios que son explotados en sus puestos de trabajo o que están en el paro, todavía no. A estos últimos durante los últimos años se han dirigido todas las medidas anti obreras de la burguesía y sus distintos gobiernos. Han sido despedidos, han visto sus salarios disminuir, sus prestaciones sociales desaparecer y la represión caer sobre quienes han intentado luchar. Pero también han recibido la fuerza concentrada de toda la propaganda democrática, que busca identificar los intereses de la clase proletaria con los intereses de la burguesía, la suerte de los trabajadores con las necesidades de la economía nacional y el orden de los negocios. Han sufrido la presión continua de los partidos y sindicatos oportunistas, que ejercen de auténticos agentes burgueses entre las filas obreras, llamando a estas a mantener la confianza en los mecanismos democráticos y obligándoles a renunciar a la lucha directa en favor de medidas contemporizadoras que han resultado ser completamente nocivas. 
 
Los proletarios inmigrantes padecen la versión más extrema de una situación que es común a todos los proletarios, cualquiera que sea su origen, sexo, religión o edad, en el mundo capitalista. Durante los tiempos de bonanza económica son explotados en el trabajo, sometidos a ritmos infernales que cuando no causan enfermedades que padecer en la vejez, acaban directamente con la vida de muchos trabajadores. Todo ello para alimentar la buena marcha de la economía, para que el país pueda competir en esa Champions League del capitalismo internacional a la que cínicamente se refería el gobierno socialista de Zapatero. Y cuando la crisis económica para bruscamente el curso del mercado, cuando las empresas ya no son rentables, llegan las exigencias más duras para los proletarios: prescindir del trabajo, es decir, de su único medio de vida hasta que la tasa de ganancia se recupere; ver recortadas las prestaciones sociales para que el Estado no quiebre; soportar mil y una penurias en nombre de la nación. Y los proletarios inmigrantes, doble ración: detenciones arbitrarias, encarcelamiento “administrativo”, deportaciones… Ellos son la mano de obra más fácilmente prescindible, y las fuerzas de seguridad del Estado se encargan de deshacerse del excedente. Pero esta situación que padecen es, simplemente, la versión más avanzada de la que padecen los proletarios españoles, que deben ver en ella una advertencia respecto de cuál será su futuro. 
 
La verdad que cada vez es más evidente para los proletarios inmigrantes no tardará en volverse igualmente obvia para los proletarios españoles. Entonces estos se verán empujados, irremediablemente, a romper con las bridas democráticas y a tomar ellos también el camino de la lucha. Una lucha que será tildada por la burguesía como incivilizada, violenta, antidemocrática… y que efectivamente es todo esto, pero que sobre todo es la respuesta natural a la presión que la misma burguesía ejerce y ejercerá sobre el proletariado.

Los proletarios inmigrantes no tienen aliados. En sus cárceles no entran las promesas del gobierno, ni los brotes verdes, ni los circos parlamentarios de la oposición. Tienen, eso sí, falsos amigos que dicen colocarse de su parte para así poder trabajar mejor para la burguesía y su Estado. Se trata de aquellos que, como Podemos, los Ayuntamientos de Madrid y de Barcelona, llaman con ocasión de los motines de los CIEs en estas dos ciudades a un hipócrita “Cerrar los CIEs”, afirmando que estas cárceles extra legales son un “problema administrativo” que puede ser solucionado con “medidas administrativas”. Pero pensar que los CIEs vayan a desaparecer es tanto como pensar que lo vayan a hacer las cárceles. Los CIEs, al margen del lugar que ocupan en el ordenamiento jurídico-legal español, son medidas represivas que la burguesía toma para poder llevar a cabo sus medidas de control de la mano de obra, para mantener a raya mediante la represión y el terror a la población proletaria sobrante. Y esto no es un “problema administrativo”, sino político, de la política que inevitablemente mantiene el conjunto de la burguesía para imponer su dominio de clase. Cerrar los CIEs no significará nada, si es que alguna vez esto llega a suceder. Lo saben perfectamente los ayuntamientos de Carmena y Colau, partidarios de este cierre pero que mandan a su Policía Municipal contra los vendedores ambulantes, inmigrantes, que acaban en los CIEs. Cerrar los CIEs, sin que desaparezca la Ley de Extranjería, sin que desaparezcan las decenas de medidas represivas contra los inmigrantes, etc. significará abrir otro tipo de mecanismo represivo.

Hace más de una década, las luchas de los presos sociales en las cárceles españolas tuvieron como objetivo prioritario el cierre de los módulos FIES, creados ex profeso para reprimir y asesinar a los presos más combativos que, durante la década de los años ´90 habían participado en los motines y protestas colectivas contra las pésimas condiciones de existencia en las prisiones. El FIES, Fichero Interno de Especial Seguimiento era una cárcel dentro de la cárcel y estaba instituido por la vía del reglamento interno de prisiones sin ningún respaldo legal. Cuando finalmente el FIES se cerró, simplemente se suprimió del reglamente interno y se le dio carta de naturaleza en la legislación penitenciaria. Los FIES siguen existiendo y aniquilando a los presos que más se destacan por defender sus condiciones de vida.

Lo mismo quieren que suceda, los Ayuntamientos del Cambio, con los CIEs: proponen su cierre, pero callan acerca de la realidad de los proletarios inmigrantes y su explotación cotidiana. Y es esa realidad la que hace necesaria los CIEs.

Frente a esta realidad, frente a la opresión cotidiana que cada vez padecen más intensamente, los proletarios inmigrantes no deben confiar en ninguna de las mentiras que les ofrece el los partidos del nuevo oportunismo político. Deben invocar la vía de la lucha cotidiana, buscando la unión con los proletarios autóctonos, rompiendo las correas que pretenden atarles al respeto a los medios democráticos. Sólo esta vía puede garantizarles alguna posibilidad de éxito.

¡Viva la lucha de los inmigrantes amotinados en Madrid y Barcelona!
¡Por el retorno del proletariado al terreno de la lucha de clase, sin distinción de raza, sexo, edad o nacionalidad!
¡Por la defensa intransigente de las condiciones de existencia de la clase proletaria!

2/11/16

Partido Comunista Internacional
Il Comunista-Le Proletaire-Programme Comuniste-Proletarian-El Proletario-El Programa Comunista




[ Texto, enlaces, actualizaciones... ¡SOLIDARIDAD! ]


Mientras la burguesía acumula Capital, los explotados acumulamos rabia. El actual levantamiento en Oaxaca, donde nuevamente arden las barricadas, da completa muestra de que la lucha de clases sigue vigente; nosotros, proletarios, quienes a diario padecemos las miserables condiciones de supervivencia y explotación que nos impone la dictadura de la economía, somos también quienes a diario y en muchas formas, luchamos contra esta asquerosa realidad.

La creciente generalización de la lucha ha comenzado a romper ciertas barreras, prueba de ello es la adhesión de numerosos proletarios en apoyo a los bloqueos carreteros y la organización de la autodefensa en los territorios donde han incursionado los cuerpos represivos (que tienen como objetivo  restaurar la nauseabunda normalidad ciudadana). Los participes del conflicto no se reducen a unos maestros, estudiantes o padres de familia… todos ellos forman parte del mismo sujeto histórico de la lucha de clases: el proletariado; no a la ciudadanía ni a ninguna otra categoría socialdemócrata.

El germen de rebelión de nuestra clase debe expandirse, pues una lucha aislada es una lucha perdida; a su vez, ésta debe romper con todas las ilusiones democráticas. Nuestras necesidades no pueden resolverse con  mesas de diálogo, ni con firmas ni reformas. La furia de nuestra clase que se ha acumulado y se desborda, se está organizando y extendiendo, pero tendrá que superar sus limitaciones, luchar contra sus propias contradicciones y tomar cauces revolucionarios, de lo contrario quedará condenada una vez más al fracaso.

A lo largo de esta contienda, la fuerza militar y policial del capitalismo ha añadido más muertos, detenidos y desaparecidos en la lista del Estado;  así lo seguirá haciendo hasta que la paz social se imponga brutalmente sobre los oprimidos y estos se resignen a obedecer servilmente los designios de los poderosos. Ante la embestida represiva es evidente que la respuesta no es el pacifismo ni las marchas de brazos cruzados; es indispensable organizar la autodefensa y el ataque a los represores, gobernantes, diputados y carceleros. ¡Esta cruda realidad impuesta no admite ingenuidades compañeros! ¡Hay que tener claro que el Estado no va a castigar nunca a sus asesinos a sueldo ni a sus torturadores! ¡Bajo el sol negro del capitalismo sólo nos depara morir de hambre o bajo las balas de los gendarmes! ¡Temen a nuestra lucha y por eso en cada manifestación estarán presentes las tanquetas, los gases tóxicos y las balas de goma!

La raíz que sostiene toda las masacres reside en el dominio del capitalismo, por ello nuestras luchas deben estar encaminadas hacia su destrucción total, no hay reforma ni mejora posible. Por ello, la consigna no debe ser “la defensa de la educación” o de la “nación”; plegarse a los programas y consignas de la democracia nos lleva solamente a reforzar los fundamentos de esta sociedad de clases: el trabajo asalariado, la competencia y la dictadura del dinero sobre la vida humana.  Nuestra consigna debe ser la radicalización y comunión de nuestras luchas; éstas ya no pueden deambular más tiempo parceladas (en trabajadores por un lado y desempleados por el otro); además, es preciso romper los corrales de los ámbitos legales y jurídicos, el Estado es nuestro enemigo, no hay nada que mendigarle ni razón alguna para tratarle de igual a igual.

La lucha autónoma del proletariado contra el mundo de la mercancía es el único camino que nos conduce a la real emancipación. No desperdiciemos nuestras energías intentado conciliar intereses incompatibles, no hay pacto posible contra nuestro enemigo mortal. No derramemos nuestra sangre por “mejorar” el capitalismo, no hay nada positivo que pueda rescatarse de él, lo que está podrido desde adentro no tiene otro futuro que su extinción, así que contribuyamos a su aniquilación total, porque sólo superando y destruyendo lo que nos destruye podemos recuperar nuestra humanidad.
Entonces; que las llamas de las barricadas no se limiten a destituir a uno u otro sirviente del Estado-Capital, que nuestra lucha no se reduzca a echar abajo una u otra reforma, que nuestros combates no se empeñen en quitar uno u otro presidente.  Planteemos algo concorde a nuestros intereses históricos en esta guerra de clases mundial, es momento de emprender una sola batalla: clase contra clase, en donde ya no haya vuelta atrás.

 ¡Es hora de salir a la calle y que el miedo empiece a cambiar de bando!
¡Que la solidaridad no sea solo palabra escrita!
¡A propagar las tomas y ocupaciones de escuelas, centros de trabajo, transportes, calles, plazas y medios de comunicación burgueses!
¡Que se queme lo que se tenga que quemar!

Algunos enrabiados, encolerizados, incontrolados y hartos de toda esta mierda.
México. 2016.


Más infos y textos: http://valladolorinternacionalista.blogspot.com.es/2016/06/estalla-la-colera-en-oaxaca-extender-la.html

Ataque a cámara empresarial: http://valladolorinternacionalista.blogspot.com.es/2016/07/mexico-ataque-camaras-empresariales.html

Video en memoria de CHAVA, asesinado por la policía en Oaxaca: http://valladolorenlosaudiosyvideos.blogspot.com.es/2016/07/en-memoria-de-chava-asesinado-por-la.html




Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.

si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com















ARCHIVO

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Contrainformacion internacional

Anticarcelario / contra la sociedad cárcel

"Las prisiones son una parte más de la esencia represiva de todo Estado, no hay que olvidar la parte que nos toca a lxs que aún seguimos en la calle.

No podemos ver las cárceles como algo ajeno a nuestras vidas, cuando desde temprana edad hemos sido condicionadxs a no romper las normas, a seguir una normalidad impuesta; el castigo siempre está presente para lxs que no quieren pasar por el aro.

En el trabajo, en la escuela... domesticando y creando piezas para la gran máquina, piezas que no se atrevan a cuestionar o que no tengan tiempo para hacerlo.

Hemos sido obligadxs a crecer en un medio hostil donde es dificíl desarrollar nuestros propios deseos.

La rebeldía brota de algunxs, otrxs simplemente se acomodan en la mierda, tapando sus frustraciones con lo que le dan quienes antes les despojaron de todo. O viendo sus problemas como algo aislado, único y personal.

Para lxs que no tragan o no se adaptan al gran engaño ahí tienen sus cárceles, reformatorios, psiquiatrícos ... creados por los que no quieren ver peligrar las bases de su falsa paz.

No podemos ignorar la lucha de lxs compañerxs presxs.

Su lucha es nuestra lucha."