NI UN EURO PARA PAGAR A PARÁSITOS
Desde los años ´80 y ´90 vivimos una ola neoliberal
iniciada en EE.UU y Reino Unido por la que las cuatro esferas institucionales
de nuestro territorio (estado, autonomías, diputaciones y ayuntamientos) se
dispusieron a sacar a concurso, externalizar y/o vender muchos de aquellos
servicios y sectores que ya desde antes de la época franquista y durante el
franquismo se habían ido nacionalizando.
Hay quienes les llaman bienes comunes, como el
agua, los bosques, las carreteras… porque no eran de titularidad privada, sino
pública, usados y gestionados por toda la comunidad a quien beneficiaba. Los
mayores paradigmas han sido, sin duda, la energía eléctrica y el agua. Pero
muchos son los trabajos que caen en estas dinámicas como la recogida de basuras
o los servicios de jardinería. El resultado son contratos con la administración
por los que las empresas adjudicatarias realizan estos trabajos a modo de
subcontratas. Y como no, herencia (o permanencia) del sistema caciquil: muchos
de estos casos están envueltos de favoritismo y alteraciones de los beneficios
en favor de esas personas concretas por las que la empresa privada siempre
gana.
Estas dinámicas fueron envueltas de promesas sobre
la reducción del precio del suministro energético y mejora de las condiciones
laborales para sus empleados, pero queda demostrado que fue otra mentira para
beneficiar al capital privado. Por ejemplo, la factura de la luz se ha
incrementado más del 50%.
Querían acabar con los monopolios, pero al
contrario, se han reforzado, pues son cuatro empresas multinacionales las que
manejan todo, las que tienen unos beneficios desorbitados a costa nuestra
porque muchas de ellas mantienen una participación (minoritaria) estatal y
reciben cuantiosas subvenciones... Si el estado somos todxs porque con nuestras
contribuciones e impuestos lo sostenemos, también en parte sostenemos a estas
empresas energéticas que luego nos cobran esas facturas hinchadas ¡Ellas cobran
dos veces! ¡Y nosotras pagamos dos veces! Porque los impuestos que nos cobran
en la factura van a parar al estado que luego les devuelve en forma de
subvención o participación, cuando no algún rescate, como en el sector bancario
que ya vivimos.
Por eso decimos ¡Ni un euro más para estos parásitos!
Porque el capitalismo es así, en todas sus formas (estatal, personal/privada…),
parasita cualquier aspecto de nuestra vida a través de la mercantilización,
destrozando el medio ambiente para ello, en contra de una clase o comunidad que
trabaje junta y solidariamente por los intereses de la propia comunidad, no por
los de una minoría. Un primer paso es arrebatarles esos monopolios para
que unos pocos no se beneficien desorbitadamente a costa nuestra. Llamémoslo
nacionalizar, remunicipalizar (para los casos locales), es igual, pero que la
gestión y la propiedad sean públicas, como lo eran anteriormente. Así se
podrían garantizar unos servicios razonables y unos precios justos para el
consumidor, unas condiciones laborales dignas para sus trabajadores y unos
beneficios (sean los que sean) que vayan a parar a las arcas públicas y
redunden en beneficio de la propia comunidad.
Un segundo paso sería arrebatar el control de esos sectores al
estado mediante la socialización… pero ese es otro cantar.
En Valladolid todos conocemos el caso de la
remunicipalización del agua, que ha aportado importantes ingresos y beneficios
a la ciudad (se estiman en más de 13 millones de euros). En muchas localidades
se han llevado a cabo acciones de este tipo retrocediendo en la gestión de
estos servicios para anular esas concesiones municipales en el agua, las
basuras, los jardines, instalaciones deportivas… Aunque hay casos muy
sangrantes, como el servicio de aguas de Barcelona donde para remunicipalizar
el servicio, el ayuntamiento tuvo que pagar 200.000 euros a la empresa
adjudicataria en forma de indemnización dado que una cláusula del contrato señalaba
esta acción en caso “de que el negocio no funcionara”. Y así con todo, podemos
hablar de Correos, de astilleros, de la gestión forestal, de las basuras, del
agua, de la electricidad, de la sanidad, de los hospitales privatizados como el
de Burgos, de las autopistas rescatadas, etc… ejemplos en los que la empresa
privada siempre gana a costa del estado (que en teoría somos todxs) ¡Otro hurra
para esos profesionales de la política! Está claro, que entre el gobierno (sea
del color que sea) y las grandes empresas privadas (esas familias de toda la
vida) no dan puntada sin hilo.
UN EJEMPLO CERCANO:
En los servicios municipales de Valladolid, desde
la limpieza y/o gestión de residuos hasta la Fundación Municipal de Deportes y
otras fundaciones públicas, nos encontramos situaciones como las descritas
anteriormente. Empresas privadas con servicios subrogados coexisten junto a la
empresa enteramente pública. Y en ambos ámbitos las deficiencias del servicio
se multiplican y las condiciones de los
trabajadores siempre están en vilo. Así es, por ejemplo, lo que está sucediendo
con la empresa LÁZARO que gestiona servicios en varias piscinas municipales.
Dicha empresa ha sido denunciada POR ABUSOS A SUS TRABAJADORES y diversos
problemas de gestión, y, aún así, ha sido la empresa más valorada por el
ayuntamiento para la próxima subrogación (1).
El capital es siempre capital, sea público o
privado. Lo que le interesa al capital es el beneficio. Lo que nos interesa a
los trabajadores son las condiciones de vida y de trabajo, así como las
condiciones de servicio para los usuarios. Porque
los trabajadores estamos en ambos lados: TRABAJADORES, USUARIOS:
-
No a la subcontratación.
- Todo trabajador de lo público, todo servicio público ¡SOLO PÚBLICO!
- Por la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de la clase
trabajadora.
Mayo 2023 / 325
Comité de Solidaridad de los Trabajadores