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Homenaje a los fallecidos (pza Mayor Valladolid) | | | | |
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En lo que va de año se han quemado ya más de 220.000 hectáreas en el Estado español, especialmente en el noroeste peninsular.
Castilla y León son las dos regiones con más hectáreas quemadas y mayor peligrosidad de los incendios, como se ha demostrado en los pasados incendios de Burgos, Ávila o Salamanca y, sobre todo, en los incendios de Zamora, con la muerte de un bombero y un pastor en el incendio de Losacio, segundo gran incendio de gravedad en la provincia en este verano tras el salvaje incendio sufrido en la Sierra de la Culebra.
Las protestas por la gestión de los incendios se suceden en Castilla y en León:
Los bomberos y peones forestales de la Junta han realizado una Marcha nocturna el pasado sábado 30 de julio en Valladolid en homenaje silencioso a los compañeros fallecidos. La dignidad y la determinación de los bomberos forestales contrasta con la de los políticos profesionales y los medios de información mayoritarios que no se han dignado siquiera a sacar el homenaje en las noticias.
El pasado 28 de julio más de 3000 personas se manifestaron en Zamora para exigir responsabilidades políticas. En el foco de las
críticas está el consejero autonómico de Medio Ambiente, Juan Suárez
Quiñones, al que se acusa de ser el máximo responsable de la ausencia de
un operativo estable por cuestiones económicas, una falta que resultó
fatal para que un incendio que se podía controlar en las primeras horas
se convirtiera en una lengua de fuego que arrasó con 28.000 hectáreas
del parque natural y se convirtió en “inextinguible”, según reconoció el
propio director general de la Consejería. Entre los manifestantes
también se pidió la dimisión de Alfonso Fernández Mañueco, como jefe
político de Suárez Quiñones. En determinados momentos, y con el recuerdo
de las dos víctimas mortales presente, algunas decenas de personas
gritaron “asesinos” en referencia a los responsables de la gestión del
incendio.
Además, se han producido concentraciones en varias localidades de la provincia de Zamora con las mismas reivindicaciones. Los vecinos afectados exigen responsabilidades por la
gestión política de este desastre medioambiental: "Contra una desgracia
así es difícil luchar, pero si hubiese habido una política medioambiental en condiciones habrían sido bastante menos de las 30.000 hectáreas calcinadas", ha argumentado la portavoz del grupo "La Culebra no se calla".
Por su parte, más de un centenar de bomberos de la comunidad se concentraron el pasado día 22 frente
a las Cortes, en Valladolid, para exigir la mejora de sus condiciones
laborales y reclamar que la Junta (PP-Vox) disponga de más medios contra
incendios. Los colectivos sostienen que las 30.000 hectáreas arrasadas en la sierra de la Culebra (Zamora)
muestran una escasez de efectivos humanos y materiales crucial para
impedir o amortiguar estas catástrofes. Lo que los bomberos reclaman está bastante claro: estabilidad en el empleo, categoría profesional, MÁS PERSONAL y MÁS MEDIOS durante todo el año.
Algunas notas sobre la "gestión" de los incendios
Desde los años 50 ha crecido brutalmente la
masa forestal en el Estado español. Se calcula que, frente al descenso generalizado de la masa forestal en el mundo, en España ha aumentado desde el siglo pasado. Concretamente ha pasado de un 27,65% de territorio natural cubierto por bosque en 1990 a un 36,9% en 2016 (https://www.epdata.es/datos/situacion-bosques-mundo-espana-datos-graficos/330 ). A esto hay que sumar el abandono de muchas actividades
económicas tradicionales que mantenían a raya la vegetación (pastoreo
fundamentalmente, además de extracción de leña, jara y brezo para hornos
de pan, carboneo...), además de las forestaciones del ICONA con especies "productivas". Y, por supuesto, el éxodo rural y el "vaciado" de España, ... Todos estos factores son los que han creado de hecho una situación "incendiaria" en nuestros montes.
El factor que más influye en la pérdida de masa forestal en el mundo es la silvicultura, según un estudio publicado en la revista Science. Se refiere, en concreto, a aquellas operaciones forestales a gran escala que ocurren dentro de bosques gestionados y plantaciones de bosques. A la silvicultura hay que sumar los incendios forestales, causa principal de deforestación en años como el que estamos viviendo.
"¿Limpiar el monte"? "¿Apagar los incendios en invierno?" Todo eso está muy bien, pero no puedes
sustituir los efectos sobre la vegetación de millones de personas con
unas cuantas cuadrillas de trabajadores precarios, por muy bien diseñado
que esté el trabajo, que la mayoría de las veces no lo está.
Lo que todo esto demuestra es que las condiciones
en las que se producen los grandes incendios forestales tienen más que
ver con los cambios económicos generados por el capitalismo en un siglo en el medio rural que con el
cambio climático y otras explicaciones por el estilo. Porque las
sequías y veranos extremadamente cálidos son habituales y recurrentes en
todo el Mediterráneo. No se pueden basar las previsiones y dispositivos en
que nunca habrá una sequía larga ni una ola de calor salvaje; porque
eso va a pasar sí o sí, antes o después.
Y esto es lo que, de nuevo, vienen a mostrar estos incendios: el capitalismo es incapaz de gestionar las catástrofes que provoca, de hecho, es un sistema basado en la catástrofe permanente y que, de cada catástrofe, saca beneficio.
La gestión de la Junta de Castilla y León es nefasta, sin duda. Pero tenemos claro que no se debería tratar tan solo de un simple cambio de nombres. Es el sistema capitalista y su visión economicista de la vida y de la tierra lo que ha provocado el abandono del campo, sometido en la dicotomía campo-ciudad como mero recurso extractivista.
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Homenaje de los Bomberos forestales a los fallecidos
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