Tras dos jornadas de huelga, con seguimiento masivo por parte de la plantilla, la cosa parece abocada a una tercera jornada de huelga que se desarrollará de nuevo este jueves. La empresa se niega a sentarse a negociar la subida del convenio, mientras los sindicatos se mantienen unidos en la defensa de sus reivindicaciones.
La unidad sindical ha conseguido en estos días PARAR completamente la fábrica (y por ende la producción) pero la empresa responde con firmeza y pretende recuperar la producción perdida mediante subterfugios (como tirar de bolsa para hacer los sábados en las semanas de huelga, como ha vuelto a ocurrir ahora que ha metido el sábado 31, el día en el que la mayor parte de la plantilla cogía las vacaciones). Las huelgas con preaviso permiten a las empresas este tipo de maniobras, más cuando, como es el caso, la política de la empresa (representada por la encargada de personal) está siendo de total enfrentamiento con los trabajadores.
UN POCO DE HISTORIA RECIENTE
El día 16 de marzo de 2020, justo dos días después de la declaración del estado de alarma, la situación en la fábrica era más que tensa. Quien más quien menos todo el mundo tenía contactos con contagios, las fábricas de Michelin o Renault anunciaban sus próximos cierres, los medios metían miedo por un tubo, etc., el nerviosismo corría por la cadena. Los miembros del comité de empresa se reunían de urgencia con la dirección y mientras, en la factoría, la gente se empezaba a alterar y a mover: un nutrido grupo de trabajadores, fijos y eventuales, se concentró frente a la gestión de personal y exigió la parada inmediata de la producción. El resto ya es historia: los trabajadores pararon la fábrica, frente a todo y frente a todos (ver más: 1, 2). Pero las cosas no se producen sin consecuencias.
Tres de aquellos trabajadores, que
tenían derechos adquiridos y a los que en sucesivas contrataciones
deberían haber hecho fijos, fueron despedidos en días posteriores y
nunca más se les ha vuelto a llamar. Un "sindicalista", escocido seguramente por la decisión y autonomía de los propios trabajadores que se habian rebelado, llegó a decir sobre estos despidos: cada uno debe saber que los actos traen consecuencias. Por este motivo, la CGT planteó
una jornada de huelga que tuvo relativo seguimiento y a la que los
sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) no se adhirieron, dejando en la
estacada a los compañeros eventuales despedidos (ver: 1, 2). No incidimos más en la miseria moral de alguno que nos parecía relevante apuntar ante los llamados a la unidad. Unidad sí, pero por todos los trabajadores no solo por los de la agencia de contratación de turno.
Conviene recordarlo, cuando vemos que algunos echan "la culpa" a los eventuales en ciertas circunstancias o bien hablan de la unidad necesaria y la necesidad de esta huelga (que lo es, por supuesto). La verdadera unidad de clase se produce, sobre todo, en circunstancias como estas: solidaridad y unidad con los más desfavorecidos, con los peor pagados, con los eventuales... que es lo único que puede conseguir lo contrario: que los eventuales hagan las huelgas junto a los fijos por cosas que ahora parece que no les afectan pero que en realidad nos afectan a todos. Y no solo eso: si queremos que los eventuales hagan las huelgas, hay que generar herramientas que permitan llevar la huelga hasta el final: cajas de resistencia permanentes que aboguen por la unidad y la solidaridad de clase, que puedan costear los salarios perdidos de los trabajadores en peor situación económica, etc, etc.
SOBRE EL DESARROLLO DE LA HUELGA Y LA NECESIDAD DE EXTENDER EL CONFLICTO FUERA DE LA FÁBRICA
La huelga está siendo secundada por la mayor parte de la plantilla, con un nivel de seguimiento muy alto que ha paralizado completamente la producción. Desde el primer día, los piquetes informativos han realizado su labor, pero las cosas han ido cambiando a mejor.
El primer día de huelga, la policía tomó la entrada de la factoría con varias lecheras y el piquete se realizó dentro, en la entrada de los tornos. No negamos la necesidad de estar allí, pero sabemos una verdad ampliamente aprendida por la clase en sus luchas: hay que sacar el conflicto fuera de la fábrica, hay que extender el conflicto. Igual que sería un avance considerable a estas alturas una huelga dentro de la factoría, un paro sin preaviso que se realizará dentro de las instalaciones, lo que llevaría a formar asambleas durante la huelga, a estar unidos luchando juntos; igualmente ha supuesto un avance que hay que subrayar que los piquetes hayan salido a las puertas de la fábrica, llegando a cortar la carretera de Soria y por ende los accesos hasta el centro de Valladolid y los barrios del este. Y no solo por la interrupción en sí de la circulación (que puede ser fácilmente desviada, o ser solo un momento) sino porque al salir fuera de la fábrica el conflicto se ve, el conflicto está en la calle, afecta a todos los trabajadores que pasan y lo ven, les da un ejemplo.
Los conflictos laborales deben, por un
lado, estar dentro de las factorías y empresas, parando realmente la
producción mediante la huelga, pero por otro deben llevarse fuera,
mediante la difusión de la lucha y la extensión de la solidaridad
de clase. La huelga en IVECO no solo afecta a los trabajadores de
IVECO y a sus familias, sino a todos los trabajadores de Valladolid y
más allá. Son las condiciones de vida y trabajo de toda las clase trabajadora las que se juegan en esta huelga, en cada huelga.
EL MODELO RENAULT vs LA HUELGA DE IVECO
Renault ha establecido un modelo laboral de ultraexplotación que es ejemplo para buena parte de las factorías de Valladolid, del metal y de buena parte del Estado. Desde los 20.000 trabajadores que hubo en las factorías de Renault a los 6000-10000 actuales la reestructuración realizada por la multinacional francesa puede calificarse de brutal. Pero no ha sido solo una "reducción" de personal (que también) sino la aplicación de un modelo de ultraexplotación con ritmos frenéticos, de contratos de mierda, de eventualidad y subcontratación a todos los niveles. Hoy por hoy, en Renault hay más eventuales y subcontratados que fijos. Con esto, las bolsas de horas, el recurso de los ERTES y la financiación o subvención pública de la contratación tienen todo hecho. No hay más que ver lo que ha ocurrido con el último ERTE planteado por la empresa: NADA.
El mercado laboral está organizado y hecho a su antojo. Pueden contratar por 3 meses, 6 meses, 1 año, 3 años, 3 semanas gratis, ... la baraja de la empresa se ajusta como un guante a las fluctuaciones del mercado laboral. Y los trabajadores perdiendo SIEMPRE: constantes despidos, bajada brutal de salario en los últimos años, desunión total entre los trabajadores, entre categorías y modelos de contrato, por ett o por empresa, etc. Con todo esto, el mercado laboral vallisoletano se ha quedado hasta corto: junto a la rueda interminable de trabajadores vallisoletanos y castellanos que pasan por la trituradora renault, llegan día tras día trabajadores de Jaen, Ciudad Real, Orense, llegan en muchas ocasiones a un hotel (que la empresa paga durante el periodo de prueba) para trabajar 21 días gratis y volverse a sus casas o para quedarse aquí cobrando el 75 % del salario (menos de 1000 euros). Claro que luego se meten horas y horas y fines de semana y la sensación es de que cobran más pero a costa de todo, de su salud física, de su estancia lejos de su familia, de la cacareada conciliación, de los puestos de trabajo que se podrían generar si no existieran las HORAS EXTRA, etc.
RENAULT es la factoría más grande que existe en Valladolid. IVECO, sin embargo, es la factoría de automoción más antigua de las que aún existen, su trayectoria larga (pasando por diversas manos) y su alta productividad hacen de ella una factoría de especial importancia.
La situación en IVECO es distinta que
la descrita para Renault. Su evolución en años anteriores ha sido
totalmente diferente. Ninguna empresa de Valladolid ha tenido una
trayectoría de ERTES negociados por los sindicatos mayoritarios tan larga: 17 en
los últimos años. Durante todos estos ERTES los sindicatos
mayoritarios obligaron a ceder a costa del empleo, y ciertamente
durante bastante tiempo el empleo se mantuvo. Pero las cosas pueden
cambiar, y de hecho ya están cambiando: los nuevos eventuales y
contratados vienen de Renault o de fábricas en las que ya está
implantado el modelo. No solo eso, la propia Jefa de Personal viene
de Renault, esa que cobra 6000 euros por jodernos y despedir a
nuestros compañeros.
La huelga de IVECO es importante para toda la clase trabajadora. Se puede perder o ganar frente a la empresa, pero hay que forzar que se eche a la de personal y conseguir una subida de acuerdo con el IPC en el nuevo convenio, pero sobretodo hay que ganar CON, ENTRE, JUNTO A, POR LOS TRABAJADORES.
Hay que ganar y avanzar en los métodos de la lucha de clase, en la huelga como herramienta, en los piquetes, en la difusión de las causas del conflicto, en la extensión de la solidaridad a los barrios obreros que la rodean y a toda la clase trabajadora de la ciudad.
Hay que ganar en LUCHA, SOLIDARIDAD y UNIDAD DE CLASE. Por los trabajadores de Iveco y por todos los trabajadores y trabajadoras.