A 500 AÑOS de LA GUERRA DE LAS COMUNIDADES


 

“Acaso no haya país alguno salvo Turquía que sea tan poco conocido y tan mal juzgado por Europa como España. Los numerosos pronunciamientos locales y rebeliones militares han acostumbrado a Europa a considerar a España como un país colocado en la situación de la Roma imperial en la era de los pretorianos. Es éste un error tan superficial como el que cometieron en el caso de Turquía quienes creyeron que la vida de la nación se había extinguido por el hecho de que su historia oficial del último siglo no consistiera más que en revoluciones palaciegas y en émeutes de los jenízaros. La explicación de esta falacia reside en que los historiadores, en vez de descubrir los recursos y la fuerza de esos países en su organización provincial y local, se han limitado a tomar sus materiales de los almanaques de la corte. Los movimientos de aquello que solemos llamar Estado han afectado tan escasamente al pueblo español que éste se ha desentendido gustosamente de este estanco dominio de alternas pasiones y mezquinas intrigas de los guapos de la corte, de los militares, de los aventureros y del puñado de sedicentes estadistas  y no ha tenido razones importantes para arrepentirse de su indiferencia”.
[K, Marx, RE, 26-27].


Atendiendo a la cuestión de la “revolución burguesa”, al hablar de las insurrecciones múltiples del siglo XIX en España, Marx apunta claramente como: “no ha habido en España hasta el presente siglo revoluciones serias, exceptuando la guerra de la Junta Santa en tiempos de Carlos I, o Carlos V, como lo llaman los alemanes”, es decir, la Revuelta de las Comunidades. Marx, como no podía ser de otro modo, la define en dos líneas: “en el fondo se trataba de la defensa de las libertades de la España medieval contra los abusos del absolutismo moderno”. Así, el absolutismo venció y la burguesía languideció poco a poco, apartada del poder hasta el siglo XIX. Carlos V procedió simultáneamente contra los dos pilares de la libertad [medieval] española, las Cortes (que ya desde los Reyes Católicos solo se reunían de modo testimonial) y los ayuntamientos (pierden poder e independencia y serán elegidos por el monarca). Con esto, la burguesía castellana y levantina (la poca que había) perdió los espacios de poder que había ido conquistando en el entramado urbano medieval del desarrollo precapitalista. Pero lo cierto es que esta pérdida de poder de la burguesía (y las oligarquías urbanas) ya se había iniciado con Isabel I y Fernando el Católico (esto es, la libertad medieval ya languidecía en el siglo XV-XVI, se lucha por lo último que quedaba… pero la verdadera libertad “urbana” (la base de las “comunidades”) se había esfumado a raíz de la guerra por el trono de finales del siglo XIV y los progroms contra los judíos que la continuaron y dieron paso a la época de la “limpieza de sangre”. Marx afirma que el autogobierno municipal de aquella época es equivalente al de Italia, Provenza o la Galia del Norte, pero en cuanto a las Cortes “ni los Estados generales franceses ni el Parlamento medieval británico pueden compararse con la Cortes españolas” (…). Y esto es así porque “en la formación del reino de España se dieron circunstancias especialmente favorables para la limitación del poder real” (RE, 79-80).

Estas líneas sobre Marx nos sirven para situar brevemente las Comunidades en la historia de la revolución burguesa derrotada, una última revolución medieval (por las libertades medievales) y al mismo tiempo una primera revolución moderna (burguesa aún). El preproletariado estaba naciendo desde hacia dos siglos... desplazado a las ciudades, pero estaba ausente. Habrá que esperar al siglo XIX para que en Castilla surja una organización proletaria, en torno a la Primera Internacional.


 

 

 

ALGUNAS CUESTIONES que aprendemos de la historia:

Sin entrar a valorar aquí completamente una cuestión tan amplia y compleja como es la guerra / revuelta / revolución de las comunidades (1520-1522), sí debemos hacer notar, al menos, una serie de hechos:

- El enfrentamiento, con la derrota de "las comunidades", supuso el espaldarazo definitivo a la monarquía absoluta del rey/emperador (por encima del reino), por la derrota de los dos "poderes" que se le enfrentaron: las cortes y (algunas) ciudades.
- Si existe una "monarquía asiática" en el Estado español es muy probable que se consolide desde este momento (y no antes, pues la monarquía castellana hasta entonces había tenido un cierto contrapeso en los concejos y las cortes). No se debe idealizar ninguno de estos organismos políticos de los que se había dotado el reino pero sí deben ser entendidos como parte de esa vitalidad local que caracteriza la península ibérica. Las cortes habían sido ya "recortadas" sucesivamente y eran muchas veces mero asentimiento a las peticiones del rey, sobre todo en el periodo de los Reyes Católicos (que apenas las convocaron).
- Durante la guerra, la Junta (como representación de las Cortes) gobernó e intentó imponer una especie de "monarquía constitucional" al rey Carlos I. De ahí las apelaciones a la Reina Juana. Su derrota supone el fin de su influencia política, a partir de este momento, la corte será testimonial hasta 1808.
- La aristocracia, que se mantuvo al margen al principio (cuando solo era una cuestión política), al avanzar la guerra (y tejerse las cuestiones políticas sociales y de la tierra en unas reivindicaciones populares y antiaristocráticas), se posicionó por el emperador con dos fines: uno, conservar (y acrecentar) sus señoríos y derechos; dos, conseguir una influencia poítica en el reino. Esto último, salvo casos aislados, no lo van a conseguir. Pero lo primero sí, y mantendrán dichos términos en su poder, desde este momento hasta la revolución liberal del siglo XIX. Parte de esa aristocracia será entonces integrada en la nueva clase burguesa dominante (rentistas, terratenientes).
 

La revuelta de las Comunidades (revuelta social y guerra civil política, intento revolucionario fracasado y derrota de las fuerzas sociales que lo impulsaban) supone el fin del ascenso pre capitalista "propio" en Castilla (realmente, el impulso , que nace en el siglo XIII llegará aún hasta 1580 más o menos, pero estaba ya seriamente tocado y fue entrando en una decadencia prolongada). 

Aunque parezca un contrasentido: la guerra se libraba entre dos frentes, el imperio o los reinos, la economía internacional capitalista o la economía local... Ganó el capital internacional que luchó por el emperador (burgueses de Burgos, Sevilla y las Indias, Flandes y la industria textil, Génova y los banqueros alemanes): todo esto impuso ya desde este momento la tarea subsidiaria de Castilla: país exportador de materias primas (lana, harina, hierro) hacia los centros industriales del norte. La idea de los castellanos como poco industriosos no es más que otro tópico idealista que queda así explicado en el contexto internacional de nacimiento del capitalismo. Hasta el siglo XVIII, el regimen señorial (y aristocrático) que se impone en la guerra de las comunidades no sufrirá ningún tipo de cambio o desestabilización interna. Los conflictos externos van a marcar la atención y a la vez van a ser la salida para todos los problemas: América y su oro, sus tierras, los desterrados y exiliados, etc.


Nuestro planteamiento es INTERNACIONALISTA siempre. Pero más allá, quedan interpretaciones y posicionamientos (v. conversación sobre las comunidades) y una discusión que debe servir a la PRÁCTICA DIARIA, COTIDIANA Y ACTUAL por la revolución social.

La historia de las Comunidades es la historia de una derrota, la primera probablemente de ese fantasma que desde entonces ha ido poco a poco creciendo, consciente e incoscientemente, hasta recorrer ya todo el mundo. Al grito de "comunidad, comunidad", los explotados de entonces sostuvieron los concejos y cuadrillas en los barrios hasta que la derrota de Villalar dio el pistoletazo de salida para la REPRESIÓN. Casi un siglo después, D. Quijote le decía a Sancho (en 1615) que anduviera con cuidado en el gobierno de su Ínsula porque si no "te han de quitar el gobierno tus vasallos o ha de haber entre ellos comunidades". PUES ESO. Todavía hoy este grito resuena en los oídos de los poderosos como una espuela que les aguza... no hay más que ver como han corrido a nombrar "presidente honorífico" de los fastos y nefastos de este Vº Centenario a rey Felipe. El estado español, que perdió una a una sus colonias en cada ciclo de desarrollo del imperialismo moderno, acabará sepultado por la rueda de la historia como todas las demás naciones burguesas, con sus propias historias de explotación y masacre.

 

La historia de las Comunidades -a pesar de tergiversaciones varias- viene hoy de nuevo a confirmar la verdad inscrita en el Manifiesto

"Toda la historia de la sociedad -una vez disuelto el primitivo régimen de comunidad del suelo- es una historia de luchas de clases, de luchas entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, a tono con las diferentes fases del proceso social, hasta llegar a la fase presente, en que la clase explotada y oprimida -el proletariado- no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime -de la burguesía- sin emancipar para siempre a la sociedad entera de la opresión, la explotación y las luchas de clases".

 

DE LA CASTILLA COMUNERA ...

                                            ... A LA CASTILLA COMUNISTA,

de la revolución en un simple barrio, pueblo o territorio, 

                                                                       A LA REVOLUCIÓN INTERNACIONAL.

 



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La apariencia como forma de lucha es un cancer
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Anticarcelario / contra la sociedad cárcel

"Las prisiones son una parte más de la esencia represiva de todo Estado, no hay que olvidar la parte que nos toca a lxs que aún seguimos en la calle.

No podemos ver las cárceles como algo ajeno a nuestras vidas, cuando desde temprana edad hemos sido condicionadxs a no romper las normas, a seguir una normalidad impuesta; el castigo siempre está presente para lxs que no quieren pasar por el aro.

En el trabajo, en la escuela... domesticando y creando piezas para la gran máquina, piezas que no se atrevan a cuestionar o que no tengan tiempo para hacerlo.

Hemos sido obligadxs a crecer en un medio hostil donde es dificíl desarrollar nuestros propios deseos.

La rebeldía brota de algunxs, otrxs simplemente se acomodan en la mierda, tapando sus frustraciones con lo que le dan quienes antes les despojaron de todo. O viendo sus problemas como algo aislado, único y personal.

Para lxs que no tragan o no se adaptan al gran engaño ahí tienen sus cárceles, reformatorios, psiquiatrícos ... creados por los que no quieren ver peligrar las bases de su falsa paz.

No podemos ignorar la lucha de lxs compañerxs presxs.

Su lucha es nuestra lucha."