El Primero de Mayo, de jornada de lucha del trabajo contra el capital, se ha convertido en una fiesta 
del sometimiento de los trabajadores asalariados al capital.

¿Cuándo volverá a ser el Primero de Mayo de los trabajadores?



Han destruido todo. Han eliminado las organizaciones sindicales independientes de la clase obrera, han destruido el partido de clase del proletariado, han falsificado y desfigurado la teoría marxista del comunismo.

La clase dominante burguesa, la pequeña burguesía, oportunistas y colaboracionistas: han unido sus fuerzas de conservación para batir a la clase proletaria que había osado no sólo rebelarse contra su explotación sistemática por parte de la burguesía, sino también luchar por su emancipación de la esclavitud salarial. Una clase proletaria que a nivel internacional había levantado el puño revolucionario contra toda opresión, burguesa y pre-burguesa, contra toda forma de represión con la cual todas las clases dominantes del mundo tenían y tienen aplastada bajo su talón de hierro a las masas proletarias. En los años gloriosos de la revolución proletaria y de la lucha proletaria lanzada por la Internacional Comunista a los proletarios de todo el mundo, todos los poderes constituidos temblaron: de Berlín a París, de Londres a Moscú, de Roma a Budapest. El imperialismo se encontró frente a un proletariado capaz de sublevarse contra poderes que parecían imbatibles y que, renovando la gesta de los comuneros parisinos, se lanzó a la conquista del poder en Rusia, Alemania, Hungría y en Polonia. Moscú fue conquistada, y fue capital proletaria y comunista durante una década; después vino Budapest, pero se perdió después de unos meses como también sucedió con Baviera. Las fuerzas de la contrarrevolución y del oportunismo se salieron con la suya y pudieron contar con la degeneración de los partidos comunistas de los grandes países europeos, en particular de Alemania y de Francia, y finalmente del Partido Bolchevique. Aquella gran época de la revolución proletaria, única fuerza portadora de la emancipación del proletariado de su esclavitud salarial, se cerró con una derrota debida a la obscena alianza de los burgueses democráticos con el estalinismo.
Donde el proletariado europeo había dado más problemas a las clases dominantes burguesas, en Rusia, en Hungría, en Alemania y en Italia, la reacción burguesa fue despiadada: la vieja guardia bolchevique fue eliminada, aprisionada y sepultada en los campos de trabajo forzado por los verdugos estalinistas que se podían enorgullecer de eliminar a los comunistas revolucionarios considerándolos “enemigos del pueblo”; en Hungría fue la reacción blanca la que sepultó a la jovencísima República de los Consejos, en Alemania y en Italia, después de la obra de desarme político y militar por obra de la socialdemocracia y del centrismo intervinieron las fuerzas de la reacción negra para completar la obra.
Y es a causa de esta gigantesca reacción mundial del imperialismo, tanto bajo los vestidos de la democracia como con aquellos del socialismo estaliniano y del nazifascismo, que el proletariado fue conducido a participar –sobre todo como carne de cañón- en la segunda carnicería mundial.
Desde entonces han pasado más de 70 años de colaboracionismo cada vez más trivial: las grandes huelgas de la postguerra si por un lado demostraban la gran vitalidad de la clase obrera, por otro lado revelaban la capacidad de los poderes burgueses de utilizar la larga fase de la expansión económica posterior a las grandes destrucciones de la guerra para conceder a los obreros mejoras limitadas para obtener a cambio la colaboración entre las clases para la cual pusieron todas sus energías las fuerzas oportunistas políticas y sindicales, asegurando de esta manera, desde la postguerra en adelante, la misma política social adoptada por el fascismo. Así, el control social burgués no tenía ya  necesidad de la mano dura de la reacción negra: bastaba, y aún basta, en general, con usar en todos los terrenos los medios y métodos democráticos. Medios y métodos que tienen una cualidad significativa para el poder burgués: hacen creer a los proletarios que las mejoras de sus condiciones de vida y de trabajo se obtienen en el tiempo a través de la negociación, la discusión, volviéndose partícipes de las exigencias capitalistas, rechazando por ello los medios y los métodos de la lucha directa, abierta, contra el patronato y el Estado.
Pero los hechos demuestran exactamente lo contrario: perdida la independencia de clase, perdidas las organizaciones proletarias independientes de defensa inmediata y perdido el partido de clase, los proletarios se encuentran completamente inermes frente a la clase que tiene en sus manos todo el poder, económico, político, social y militar, la clase burguesa; poder que ejerce sin escrúpulo alguno y en su propio beneficio exclusivamente. Y si de su mesa caen las sobras, estas van sólo para sus guardianes sociales, los bonzos sindicales, los politiqueros “socialistas” o “comunistas” o simplemente “de izquierda” y, como mucho, al estrato de la aristocracia obrera que sirve para influenciar a la gran masa proletaria para continuar sometida a los intereses capitalistas.
Los hechos continúan demostrando que son los proletarios los que engrosan las filas de los desocupados; son los proletarios los que se desgracian y mueren en el trabajo por culpa de los patrones que se ahorran sistemáticamente las medidas de seguridad y el mantenimiento de las instalaciones, aunque no ahorran vidas de sus “propios” obreros; son los proletarios los que sufren continuamente el empeoramiento de las condiciones de trabajo y de vida; son los proletarios los que sufren los golpes de la represión cada vez que osan rebelarse contra las condiciones de esclavitud en las cuales son obligados a vivir; son los proletarios los que mueren bajo los bombardeos de las civilizadísimas naciones democráticas y los que tienen que escapar de las persecuciones, de la violencia, de las guerras, que las mayores potencias imperialistas provocan y sostienen en todos los países de la periferia del mundo.
Los hechos continúan demostrando que los intereses de los capitalistas pueden ser defendidos sólo golpeando los intereses de los proletarios; y aquellos que propagan la comunidad de intereses entre capitalistas y obreros no hacen sino engañar sistemáticamente  a los proletarios atándoles de pies y manos para poder entregarles inermes a la voracidad capitalista.
Los proletarios, para poder aún sólo defenderse cotidianamente de los continuos ataques de los capitalistas a sus condiciones de existencia, deben romper drásticamente con los métodos, los medios y las políticas del colaboracionismo. Deben reconquistar las armas de aquella que históricamente ha sido su batalla de clase: la cual contra la burguesía está determinada por el antagonismo de clase que es congénita a la sociedad burguesa. Las armas de esta lucha no son las que la burguesía consigna a través de sus secuaces oportunistas, todas ellas dirigidas a depender de los intereses y de la voluntad de los capitalistas, mediante los cuales los proletarios son desviadas del asociacionismo de clase para encerrarse en sus propios intereses individuales. La fuerza de los proletarios no está tanto en el número cuanto en la organización, en los métodos y en los medios que esta organización adopta y mantiene a lo largo del tiempo.
Los proletarios, para poder aún sólo defenderse cotidianamente de los continuos ataques de los capitalistas a sus condiciones de existencia, deben reorganizarse de manera independiente sobre plataformas de lucha en defensa exclusiva de sus propios interese de clase. Deben rearmarse políticamente gracias a la experiencia de luchas que rebelan cuáles son los verdaderos aliados y cuáles son los enemigos; y en esta batalla los proletarios pueden encontrar una orientación y una dirección de clase sólo de un partido que de los objetivos más generales e históricos de la clase proletaria, a nivel no sólo “nacional” sino internacional” ha hecho su misión, el partido de clase.
Como la historia de las luchas de clase ha demostrado muchas veces, los proletarios después de haber sufrido derrotas importantes, reencuentran nuevamente la fuerza para reanudar su lucha de clase gracias  a factores económicos y materiales que le colocan en condiciones de no poder soportar los métodos esclavistas que los poderes burgueses usan sobre todo en periodos de crisis económica. El empuje a la lucha no deriva simplemente de la “voluntad” individual o de grupo para luchar por un ideal; deriva de la necesidad de sobrevivir en condiciones completamente diversas de aquellas en las cuales se encuentra constreñido, como demuestran las masas de prófugos y refugiados que cruzan, a costa de su propia vida, las fronteras europeas.
Volver a los objetivos unificadores de la clase para poder reagrupar en torno a ellos una fuerza real, es una necesidad para la propia vida y un deber para la clase a la cual se pertenece no por “elección” sino por condiciones sociales.
Y deben volver a tener la mayor prioridad las reivindicaciones efectivamente comunes a todas las categorías proletarias, más allá de la edad, del sexo, del sector productivo o de la nacionalidad:

-DISMINUCIÓN DRÁSTICA DE LA JORNADA DE TRABAJO
-AUMENTO DEL SALARIO MAYOR PARA LAS CATEGORÍAS PEOR PAGADAS
-MISMO SALARIO PARA OBLIGACIONES IGUALES, PARA HOMBRES Y MUJERES, INMIGRANTES O NATIVOS
- SALARIO LABORAL O SALARIO DE DESOCUPACIÓN
-NO AL TRABAJO SIN MEDIDAS DE SEGURIDAD
-NO AL TRABAJO NEGRO

Y la huelga –sin preaviso, sin límite de tiempo y activa durante las negociaciones- debe volver a ser el arma principal que los proletarios de todas las categorías, de todos los países, de todas las razas o nacionalidades, utilicen en su lucha de defensa. Reorganizarse en asociaciones económicas clasistas significativas unirse bajo el mismo programa de lucha, por la defensa exclusiva de los intereses proletarios inmediatos. Esta es la única vía para aabar con el continuo empeoramiento de las condiciones de existencia de los proletarios, para salir del abismo en el cual el oportunismo colaboracionista y el poder burgués le han hecho precipitarse y para reanudar el camino de la emancipación proletaria de la esclavitud salarial.

Luchar por la emancipación del proletariado no quiere decir luchar por “más democracia” gracias a la cual obtener más "bienestar“, más “libertad”, más “derechos”. Luchar por la democracia significa luchar a favor de la conservación social, a favor del poder burgués, a favor del sometimiento del proletariado  a los capitalistas; significa atarse de pies y manos y entregarse a aquellos que explotan el trabajo asalariado para enriquecerse y para aumentar el propio poder, de aquellos que hoy predican la paz pero preparan la guerra.

El proletariado revolucionario del siglo pasado ha sido finalmente batido, pero más por culpa del oportunismo interclasista que por la fuerza del enemigo de clase. La guerra histórica entre proletariado y burguesía, a nivel mundial, está completamente abierta y al final .como sucedió para las viejas clases dominantes del feudalismo- también la clase burguesa será derrotada. Y la burguesía misma crea a sus enterradores (el Manifiesto del Partido Comunista, 1.848).


1º de mayo de 2016                                                                                     Partido Comunista Internacional
                                                                                                                               www.pcint.org
(il comunista – le prolétaire – el proletario – proletarian – programme communiste – el programa comunista)

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OTROS TEXTOS Y PUBLICACIONES para un 1º de mayo de clase:



CONVOCATORIAS y otras publicaciones del 1º de mayo de 2016:


Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
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de batalla.

si no nos vemos
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Contrainformacion internacional

Anticarcelario / contra la sociedad cárcel

"Las prisiones son una parte más de la esencia represiva de todo Estado, no hay que olvidar la parte que nos toca a lxs que aún seguimos en la calle.

No podemos ver las cárceles como algo ajeno a nuestras vidas, cuando desde temprana edad hemos sido condicionadxs a no romper las normas, a seguir una normalidad impuesta; el castigo siempre está presente para lxs que no quieren pasar por el aro.

En el trabajo, en la escuela... domesticando y creando piezas para la gran máquina, piezas que no se atrevan a cuestionar o que no tengan tiempo para hacerlo.

Hemos sido obligadxs a crecer en un medio hostil donde es dificíl desarrollar nuestros propios deseos.

La rebeldía brota de algunxs, otrxs simplemente se acomodan en la mierda, tapando sus frustraciones con lo que le dan quienes antes les despojaron de todo. O viendo sus problemas como algo aislado, único y personal.

Para lxs que no tragan o no se adaptan al gran engaño ahí tienen sus cárceles, reformatorios, psiquiatrícos ... creados por los que no quieren ver peligrar las bases de su falsa paz.

No podemos ignorar la lucha de lxs compañerxs presxs.

Su lucha es nuestra lucha."