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LA VIVIENDA es uno de los temas que más tinta ha hecho correr últimamente, y a lo largo de la historia: la carencia de ella ha sido problema central de tanta literatura sobre el asunto, desde la expulsión de los antiguos campesinos de sus pueblos y medios de vida hasta los pisos turísticos en la actualidad.


Dependiendo de los intereses y la coyuntura se usan diferentes palabras al hablar de ello, todas ellas intencionadas. Los capitalistas lo llaman “mercado inmobiliario” porque, como con todo, ven en ello una mercancía, una fórmula extractiva más, otra pieza del ajedrez con la que jugar… siempre a favor del poseedor de la vivienda, del propietario, sea grande o pequeño. En cambio para la clase trabajadora es un “hogar”, un lugar donde vivir, no es más que eso, un lugar donde volver después de producir … otra serie de “mercancías” que como la casa donde vive le han sido vendidas… por el mismo u otro poseedor de la tierra y de los medios de producción.

Tan importante es el mercado de la vivienda que, aun habiendo construidas casas y pisos de sobra para todos, observamos cada día a cientos de personas en la ardua labor de encontrar un lugar donde vivir a un precio ya no asequible si no que se pueda pagar… y vivir al mismo tiempo, con los salarios que hoy campan por nuestros curros.

Cada día vemos ejemplos de auténticos agujeros, alquilados por barbaridades, colas interminables para castings inmobiliarios de los que se selecciona al inquilino más rentable de entre cientos de candidatos, fianzas abusivas, cargos ilegales para los inquilinos y un largo etc…, solo hay que ir a la calle o a las redes sociales y alucinar o indignarse, según se vea.

Es imperativo y es evidente que las tornas deben cambiar. La vivienda es una necesidad para la clase obrera, la misma clase que produce, paga, se reproduce, muere… y siempre paga. La clase que sin tener nada, sin los medios económicos y de producción, hace que todo, absolutamente todo, funcione y/o exista, tanto para la propia clase trabajadora como para los burgueses propietarios y que especulan con la vivienda. ¿No es totalmente injusto que le falte donde vivir al proletariado que ha hecho las casas y es el hacedor de todas las cosas, sustentador del terrible sistema capitalista que lo utiliza como moneda de cambio? O es que la burguesía prefiere… ¿que la clase obrera tome lo que considere oportuno para su supervivencia?

Los sucesivos gobiernos del estado han legislado de manera dispar para intentar acallar las protestas del proletariado cuando el mercado, su mercado, se ha puesto inalcanzable, convirtiéndose en directamente extractivo para los trabajadores. Desde “el milagro económico” de Rato y su liberalización del suelo, a la consabida crisis del ladrillo de principios de siglo que se llevó por delante a millones de trabajadores y pequeñoburgueses al sumidero del paro y los desahucios, a las colas del hambre e incluso al suicidio; hasta la actual ley de vivienda aprobada por el “progresismo”, boicoteada aún nonata por la derecha española, catalana y vasca… resumiendo: mucho ruido y muy poquitas nueces. Como mucho, se subvenciona a los propietarios para contener un poco el precio, pero seguir mercadeando igual con una necesidad básica… igual que con las “zonas tensionadas”, dependientes, claro, de las decisiones de concejales-propietarios-constructores, siempre en las zonas centro de las ciudades. ¡Qué pasa!, ¿en los barrios obreros no es necesaria ninguna distensión de la situación?


Hoy en día que el papel (o la nube) lo aguanta todo, podemos jugar un poco a la política-ficción o… mejor, ¿fiscalidad-ficción?

La vivienda vacía y no habitada se cifraba históricamente en 4 millones en el estado español, esa vivienda no produce rentas a sus propietarios, pero tampoco genera los suficientes gastos como para que tenerla vacía, sin uso, sea una carga inasumible. Sin consumos, la comunidad si la hubiere y el pago del I.B.I. son los únicos gastos que pueden tener una casa o un piso. ¿Qué pasaría, por tanto si hubiera un IBI súper-aumentado para las viviendas vacías para forzar su puesta a disposición? o si persistiese esa situación de desuso en el tiempo ¿por qué esas viviendas no pasan a engrosar el parque público de vivienda? Veamos más ejemplos de medidas que se podrían tomar si hubiera eso que llaman “voluntad política”:

Impuesto de bienes inmuebles superaumentado: En poblaciones de más de 1000 habitantes que tengan viviendas vacías sin uso real y tensa demanda de las mismas, se incrementaría el 100% del IBI a partir del segundo año de desuso de la vivienda. Se podría aumentar un 20% en sucesivos años hasta que se decretará como vivienda abandonada y pasara a ser expropiada quedando asignada su propiedad a una autoridad pública provincial gestora del fondo de vivienda expropiada, para que asignara habitantes, atendiendo exclusivamente a las necesidades reales y puramente prácticas, nunca económicas.

En este mundo de ficción se nos ocurren muchas otras medidas que las organizaciones de trabajadores podrían plantearse. Sigamos imaginando:

Prohibición de tenencia de vivienda a personas jurídicas: Que las empresas, sean del sector que sean, no tengan la posibilidad de acaparar viviendas para luego ponerlas en el mercado.

Limitación en la tenencia de vivienda: Las personas físicas tendrían un límite de… ¿2 viviendas en propiedad? La que habitan donde trabajan y, como mucho, otra que después de muchos años de convencimiento y generación de propietarios de vivienda en siglos pasados viniera de familia. La vivienda habría que considerarla como un bien de uso.

Supresión de todos los negocios de viviendas turísticas por todos los problemas que generan en los barrios y en la convivencia en los mismos: las casas para vivir.

Fijar el precio máximo del m2 alquilado: El límite de dicho precio de alquiler no debería superar en ningún caso el 20% del salario mediano, el más común de todos, que hoy está en 1599€ al mes, ergo hoy el alquiler máximo sería de unos 320 euros, con ello la ecuación salario-alquiler quedaría igualada.

10% de cesión de vivienda privada nueva: Cada nueva promoción de vivienda debería ceder al fondo de vivienda pública un 10% de las viviendas que pretenda construir: contribuir para construir. Ese porcentaje se haría por sorteo de entre todas las viviendas evitando las tentaciones ahorrativas de los promotores.


Con la concepción actual de las leyes y con la propiedad privada en la picota del problema, nadie podrá decir que estas medidas, de llevarse a cabo, no solucionarían en buena medida el problema de acceso a la vivienda para la clase trabajadora. A los propietarios solo les quedarían dos opciones o atenerse a la norma o tirar abajo su propiedad. Que ellos elijan.

Lo que demuestran, al fin, estas “medidas” es que la abolición de la propiedad privada y más en el asunto de la vivienda está totalmente justificada. Así sí se acabaría de facto con el problema: ningún obrero sin techo, ningún propietario de techo.

La asignación de uso de vivienda, organizada por la clase obrera a través de los núcleos obreros locales, la puesta a disposición de techo a obreros sin salario favoreciendo su cambio de situación y un sinfín de soluciones de clase, antes de que la casa sea la tumba de muchos trabajadores. Por desgracia no estamos en ese punto de organización de clase, ni siquiera en la asunción de que la vivienda no puede ser una mercancía, sino una necesidad que debe ser cubierta: Que euros/m2 no es una “medida” social, no es una moneda de curso legal con la que especular sobre la vida de las gentes.

Como clase, como conjunto de trabajadores de todos los países, somos conscientes de que la vivienda es una necesidad de todos y para todos, y que mucha de esa tenencia de casas recae en la misma clase obrera, en la parte salarialmente más elitista y en la más auto-explotada, convencida de pertenecer a la burguesía que los exprime. Parece que nos gusta ser pequeños, muy pequeñoburgueses; y se disfruta de la posibilidad de decir “NO” a otro trabajador, o de pedir 1500€ por un alquiler.


Debemos luchar contra la actitud y la mentalidad burguesa en nuestra clase y en toda la sociedad.

Apoyar a los sectores más desfavorecidos de nuestra clase, a los trabajadores inmigrantes que malviven en pisos patera o casetas de obra en los campos entre Valladolid y El Carracillo, en las chabolas de Huelva o de Murcia.

Apoyar la lucha social en los barrios obreros que denuncia la infravivienda o los desahucios.

Fomentar y extender la acción directa, la lucha por la vivienda para la clase obrera, la okupación, y la solidaridad de clase.



San Juan 2025 -  Comité de Solidaridad de los Trabajadores





 

En los últimos años, empresarios y rentistas han aumentado sus beneficios mientras la clase trabajadora se empobrece a través de eso que normalmente llaman inflación -que no es otra cosa que una devaluación de nuestro salario real-. Los precios no paran de subir, mientras seguimos cobrando lo mismo o nos aplican subidas miserables. 

La vivienda es hoy uno de los principales problemas para la clase trabajadora, exprimida por bancos y rentistas que tratan de apropiarse de nuestro sueldo.

Las instituciones estatales, autonómicas y municipales han promovido grandilocuentes medidas que solo sirven para asegurar los beneficios de rentistas y constructoras.
    El gobierno promueve una ley de vivienda enfocada a mantener y aumentar las ganancias de los rentistas.
    La Junta ofrece unas ayudas al alquiler muy escasas y con condiciones casi imposibles, como limitarlas a alquileres de menos de 550€.
    El Ayuntamiento promueve tímidamente una vivienda pública que solo sirve como forma de disciplinamiento social para los pobres.

Han tratado de contener el descontento social, pero la realidad no se puede ocultar por más tiempo: por mucho que trabajemos no llegamos a fin de mes, apenas podemos pagar un alquiler, muchas de nosotras no podemos poner la calefacción en invierno, habitamos pisos en pésimas condiciones, compartimos piso de forma indefinida, nos encontramos con múltiples discriminaciones en el acceso al alquiler…
Las jóvenes sufren esto de forma especialmente clara. Pero el problema de la vivienda no es un problema de edad: habitualmente vemos cómo desahucian a personas de más de 60 años de casas en
las que han estado viviendo durante décadas. El problema de la vivienda es un problema de clase.

Políticos profesionales y empresarios nos dicen que hay un problema de oferta y que la solución es construir más. Pero el problema de la vivienda en la actualidad no es un problema de falta de viviendas.
En Castilla y León, 1 de cada 4 viviendas está vacía, sin contar segundas residencias o pisos turísticos.
Desde la crisis de 2008, hemos aprendido que la superación del problema de la vivienda no vendrá de construir más casas: necesitamos cambiar la forma de acceder a las viviendas ya existentes y garantizar
el acceso universal a una vivienda gratuita y de calidad.

ACCESO UNIVERSAL porque la vivienda es un medio básico para sobrevivir, independientemente de la situación o procedencia de las personas.
GRATUITA porque mientras haya que pagar por ella siempre habrá gente que se verá excluida.
DE CALIDAD porque no queremos lujo para los ricos y “digna” caridad para los pobres.

 

Llamamos a la movilización y organización, porque solo así podemos tener fuerza para defender nuestros intereses como clase trabajadora y construir herramientas para lograr transformaciones a largo plazo que permitan superar el problema de la vivienda.

 


[recibimos y publicamos:]


LA VIVIENDA Y LA INDEPENDENCIA DE CLASE

 

Abundan estos últimos años grupos políticos que parecen apostar por la “independencia de clase”.

Así por ejemplo Paula Villegas y Gonzalo Gallardo, militantes del Encuentro por el Proceso Socialista en Madrid nos dicen que “recuperar la independencia ideológica y política pasa por que, ante los conflictos que se nos presenten y los problemas a los que tengamos que hacer frente, podamos adoptar posicionamientos políticos correctos y nítidamente diferenciados de los de las fuerzas burguesas. De nuevo el caso de la pandemia es un buen ejemplo. Esa es la verdadera independencia de clase”. Así, la independencia de clase sería que los grupos políticos socialistas adopten posiciones políticas correctas y nítidamente diferenciadas de las de las fuerzas burguesas. La pregunta inmediata es ¿Dónde está aquí la clase?

Por su parte Barbaria (comunistas contra la mercancía y el Estado), en sus Tesis Programáticas, nos dice que “Esa intervención [de las minorías revolucionarias, N.d.R] siempre se hará desde una perspectiva programática para favorecer la clarificación en los elementos esenciales de la lucha por encima de las reivindicaciones concretas y coyunturales, impulsando su autoorganización, extensión y generalización, todo ello desde el desarrollo de la independencia de clase y el internacionalismo”. De nuevo la independencia de clase aparece sin que la clase haga aparición por ningún lado, más como un principio ideológico de las minorías proclamadas comunistas, que debiera guiar su acción, que como algo que aparezca en la misma clase proletaria, como condición y resultado de la propia lucha de clases.

La independencia de clase es sin embargo algo más sencillo de entender y más difícil de alcanzar que la simple independencia programática de los grupos militantes.

Sabemos que en la sociedad capitalista los intereses de la clase explotada y los del propio capital[i] se oponen antagónicamente. Lo sabemos desde los primeros balbuceos del socialismo, y lo supieron intuitivamente por vivir esa contradicción en sus carnes los primeros proletarios modernos. El marxismo revolucionario, la moderna ciencia de la historia, ha dedicado todos sus esfuerzos tanto a comprender el origen material de esa contradicción como a dilucidar concretamente el modo de superarla (espóiler: la revolución social que dé lugar al comunismo).

Sabemos que esa contradicción antagónica de intereses se manifiesta de modo práctico en la sociedad mediante la lucha de clases. Los explotados asalariados luchan, en cada momento histórico de la mejor forma que pueden y saben, por mejorar sus condiciones de vida: menor tiempo de trabajo, menor intensidad, mejores salarios. El capital por su parte se afana en reducir los salarios al mínimo indispensable para mantener a los trabajadores que necesita en condiciones de seguir produciendo. En esta lucha constante la independencia de la clase trabajadora es, sencillamente, luchar por sus propios intereses y por ningún otro; luchar de modo independiente y autónomo confiando únicamente en las propias fuerzas, en el proletariado mismo, con los medios y métodos que la propia clase trabajadora se da a sí misma en cada momento de la lucha, sin delegar la propia acción ni los resultados de la lucha en órganos o instancias ajenos a la clase.

Esto, tan sencillo de comprender encuentra, sin embargo, innumerables obstáculos para su puesta en práctica. Hay miles de ejemplos de cómo, ante las reivindicaciones de los trabajadores, los mediadores políticos y sindicales buscan el modo de buscar el “equilibrio”: antes de pedir mejoras salariales debemos hacer que la empresa vaya bien, que tenga beneficios, carga de trabajo, pedidos. Los sindicalistas a menudo se postulan como mejores gestores empresariales que los propios directivos de las compañías. Se abandona la lucha de clase, y por tanto toda posibilidad de independencia, hasta tiempos mejores, cuando la empresa esté en condiciones de proporcionar alguna mejora. Obviamente: la independencia de clase exige considerar única y exclusivamente los intereses de clase de los propios trabajadores, sin interesarse lo más mínimo por los intereses del capital, sus cuentas de resultados, su buena o mala gestión, sus pedidos, las subvenciones que el gobierno pueda o no haber concedido. Y contar únicamente con las propias fuerzas, sin hacer depender la victoria o la derrota de la intervención de fuerzas externas (sea el gobierno, sea el juzgado).

Por otro lado, a menudo surgen luchas en diferentes partes del mundo; luchas sociales en las que los trabajadores, si bien tienen un interés material más o menos directo, estos se encuentran mezclados y confundidos entre otras clases: pequeños burgueses, campesinos, etc. Luchas contra la inflación, contra la subida de un bien básico u otro (la gasolina, los alimentos, la vivienda). En estas luchas en las que varias clases se reúnen, los trabajadores no pueden expresar sus intereses como clase en tanto estos no aparecen por ningún lado. No importa que los proletarios sean la inmensa mayoría de las masas en lucha: las otras clases, mejor organizadas y más conscientes de sus propios intereses, dirigen la lucha hacia sus propios objetivos. La democracia, la prisión a los corruptos, subsidios para los campesinos o los pequeños empresarios, etc. Los intereses de los explotados asalariados se diluyen o simplemente no aparecen; de nuevo habrá que dejar la lucha por los salarios y las condiciones de vida de los esclavos asalariados para mejor ocasión.

 

La lucha por la vivienda

En los últimos años en España hemos visto como los precios de los alquileres se han vuelto cada vez más inasumibles para un creciente número de trabajadores.

España “país de propietarios” en el que se ha convertido en prácticamente imposible para muchos ahorrar lo suficiente para conseguir un préstamo que te convierta en propietario de una vivienda tras 30 años de hipoteca. Esta imposibilidad ha llevado a cada vez más proletarios, en especial los jóvenes y muy especialmente en las grandes capitales, al alquiler. El aumento exponencial de la demanda y otros factores (la inexistencia de un parque estatal de vivienda en alquiler, como existe en otros países europeos, las viviendas dedicadas al turismo, etc.) empuja al alza los precios (lo que a su vez imposibilita el ahorro para convertirse en propietario).

Desde el punto de vista de los asalariados la cosa está clara: con el precio del alquiler comiéndose un 50, un 70 o un 90% del salario, este no da para vivir. En términos marxistas: los salarios están ya en muchos casos por debajo del coste de reproducción de la fuerza de trabajo.

Pero el problema de la vivienda no afecta solo a los trabajadores asalariados. Otras clases, en particular la pequeña burguesía, se ven afectadas; a menudo por partida doble, debiendo hacer frente a las subidas constantes de la vivienda y al alquiler del local donde tienen el negocio. Por otro lado, no son pocos los trabajadores de generaciones anteriores que tienen una segunda vivienda; que ante la subida de precios ponen en alquiler para complementar sueldo o pensión. La lucha de clases no se ve ni se entiende en la lucha por la vivienda.

Emprender en estas condiciones una lucha colectiva de envergadura es poco menos que imposible. Ni se ve al enemigo, ni se pueden conocer las propias fuerzas. La lucha de clases, presentada ahora como lucha entre caseros e inquilinos, se desdibuja. Más de la mitad de los caseros son particulares con una o dos viviendas de más, mientras que solo un 15% son empresas dedicadas al negocio del alquiler. ¿Contra quién se dirige la lucha? ¿A quién se le exige qué? Hablemos claro: en este contexto solo queda la intervención estatal. Bien en forma asistencialista (construcción de viviendas públicas en alquiler) bien levemente intervencionista (control de precios) bien radicalmente intervencionista (expropiaciones masivas). Dicho de otro modo, el movimiento de vivienda está abocado a pedir la intervención estatal.

Pero estábamos hablando de independencia de clase, ¿verdad? ¿Qué independencia de clase en un movimiento en el que los intereses de varias clases se confunden y que está abocado a fiarlo todo a la pródiga intervención del Estado a su favor? Una lucha económica que, incapacitada para luchar en el terreno puro de los intereses inmediatos -ya que es imposible siquiera distinguir los bandos en conflicto y reconocer el campo de batalla -se torna lucha política en el peor de los sentidos: lucha electoralista, parlamentaria, legal, en pos de esta o aquella ley, a favor del partido burgués que prometa más y mejores cosas en el asunto.

 

Vivienda y salario

Habíamos dicho que, a causa en parte de los precios de la vivienda, los salarios se encontraban al límite o por debajo de los costes de reproducción de la fuerza de trabajo. En plata: con los precios existentes, los salarios son una auténtica basura que no da para vivir.

Ese es el terreno en el que plantear la lucha desde la independencia de clase: si los salarios no dan para vivir hay que hacer que den. 1000 euros de alquiler es una salvajada cuando cobras 1300, pero no es tanto si cobras 2500 o 3000.

En ese terreno sabemos quiénes somos (los trabajadores), a quién tenemos enfrente (las empresas) y qué queremos (cobrar más). Nuestros intereses están claros y son solo nuestros (el dueño de la gasolinera o el de la clínica dental pueden estar afectados por el problema de la vivienda: no es asunto nuestro), los podemos defender desde la más intransigente independencia de clase, sin fiar la victoria a la benéfica intervención del Estado.

En vez de ceder el terreno de clase en una lucha que es un callejón sin salida, recuperarlo. Recuperar las bases mínimas en las que plantear el enfrentamiento contra el capital para, al menos, poder pagar el piso.

 

 



[i] Personificados en la clase explotadora, ya se presente como propietaria -la burguesía industrial y financiera- ya como gestora colectiva (los CEO asalariados de las grandes multinacionales y fondos de inversión, o los gestores burocráticos del capitalismo de Estado).

 

OTROS TEXTOS sobre vivienda y lucha de clase:

> Sobre el problema de la vivienda: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2024/08/algunos-datos-sobre-el-problema-de-la.html

> Sobre la nueva ley de vivienda: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2021/03/sobre-la-nueva-ley-de-vivienda.html

 > Inflación y lucha de clase: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2022/07/inflacion-y-lucha-de-clases.html

 


 

 

 

 












Nos estamos acostumbrando a VIVIR EN EL DESASTRE, siempre en el alambre con curros precarios y con la vivienda casi inaccesible para la mayor parte de la clase trabajadora y, sobre todo, para la parte más joven de la clase, que está viendo como la oferta de alquileres para vivir se reduce en favor de la de alquiler de temporada (así por ejemplo en Valladolid y Palencia que lideran en los últimos tiempos la bajada de vivienda permanente), las condiciones del alquiler se recrudecen (con avales de 6 meses, de cientos o miles de euros, inasequibles en muchos casos para los jóvenes trabajadores), etc. Si hablamos más en concreto de Valladolid, el panorama es desolador. En 8 años los alquileres han subido un 22%.

 

"Aunque todas sabemos que el acceso a la vivienda está muy mal, que los alquileres están carísimos, que los pisos están en malas condiciones, se habla muy poco, o directamente nada, de la lucha por cambiar esa situación. Y si no hablamos de la necesidad de luchar contra un problema que nos afecta a toda la clase trabajadora, porque lógicamente todas necesitamos una casa para vivir, o para formar una familia, o para emanciparnos de ella, no solo va a ser imposible acabar con el problema sino que se va a agravar". (v. CONTRA LAS MIGAJAS DE LA JUNTA).

 

ALGUNOS DATOS SOBRE LA VIVIENDA:

- En 2022 se ejecutaron 38.266 desahucios en España

- En Castilla y León un 9% de las familias tienen dificultades para llegar a fin de mes. Hay 170.778
personas en situación de pobreza severa, un 7,2% de la población.

- De las 28.552 personas sin hogar atendidas en 2022, el 30'8% habían perdido su vivienda y el 26'8% su trabajo.

- Se producen 34 suicidios a la semana por desalojo de vivienda. Un 68,4% de las personas en proceso de desahucio presentan todas las características de estrés postraumático.

- Hay 180 veces más de probabilidad de ser desahuciado que de encontrarte a alguien en tu casa. Pero se crea sensación de peligro a través de prácticas de miedo.

- España es el 4º país del mundo con más alarmas. En 2022 Securitas Direct invirtió en publicidad
lo mismo que Amazon (35 millones de euros). En 2021 incrementó sus beneficios en un 79'6%.

- En España hay más de 3'4 millones de casas vacías y sólo un 1% de vivienda pública.

- El 90% de las ocupaciones son familias vulnerables, predominando las familias monomarentales.
El 75% de los pisos okupados pertenecen a la banca.
 

Como se puede ver, estamos ante un constante agravamiento de las condiciones de vida (y de trabajo) del proletariado en todos los órdenes, siendo el de la vivienda uno de los que más nos afectan. A los proletarios no nos queda otra opción que enfrentar este problema como una parte del problema social. No podemos comprar una vivienda (mercancía) porque no tenemos dinero (nuestro salario es una mierda cada vez más gorda). Nuestra única salida ante la barbarie capitalista es luchar contra la especulación inmobiliaria y la carestía de la vida como una parte más de la lucha contra el actual orden económico y social.

 

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MÁS INFORMACIÓN:

> Contra las migajas de la Junta, lucha por la vivienda: https://svvalladolid.wordpress.com/2024/07/07/contra-las-migajas-de-la-junta-lucha-por-la-vivienda/

> El monstruo de la vivienda: https://valladolorenlabiblioteca.blogspot.com/2014/02/el-monstruo-de-la-vivienda-proleinfo.html 

> Desalojemos a los especuladores: https://valladolorenlabiblioteca.blogspot.com/2011/07/desalojemos-los-especuladores.html

 

 

 

10 muertos en el incendio de un bloque de viviendas en Valencia.

¿Accidente ... o siniestro de la moderna decadencia social?


 

El pasado jueves 22 de febrero 10 personas murieron en el incendio de un bloque de viviendas en el barrio de Campanar, en Valencia. Otros cientos sufrieron intoxicación y otro tipo de lesiones de diferente gravedad, mientras que el edificio ha quedado completamente destruido.

Según la información que han proporcionado los medios de comunicación, parcialmente confirmada por las autoridades municipales, el fuego comenzó en una vivienda y se extendió por la fachada afectando a la práctica totalidad de los pisos. El incendio pudo extenderse tan rápido y alcanzar casi todas las viviendas porque se propagó por la fachada: ésta se había construido utilizando poliuretano, un material altamente inflamable que permitió la combustión fulminante del edificio.

El poliuretano es un material que se utilizó mucho en las construcciones levantadas durante el periodo que va del año 2.000 al 2.010, es decir, durante los años boyantes de la burbuja inmobiliaria, cuando se levantaban bloques de viviendas en cualquier parte, con cualquier material y a precios elevadísimos.
Hoy día el poliuretano está prohibido para el uso en fachadas, precisamente porque se sabe que su capacidad para arder y transmitir un incendio a gran velocidad lo vuelve un peligro letal. Pero en el caso del edificio de Valencia al peligro (bien real, como se ha visto) del uso de poliuretano se ha sumado la cobertura de este material con un sistema de circulación de aire que sirve para reforzar el efecto aislamiento y para mejorar la llamada «eficiencia energética». Según los arquitectos que han
hablado al respecto, una combinación perfecta para convertir el edificio en una trampa mortal.

En el barrio de Campanar las viviendas se han vendido por casi 300.000 euros. El barrio, una antigua zona de huerta, había sido previamente gentrificada y reabsorvida para el desarrollo urbanístico de la metrópoli valenciana. Era la típica vivienda de «propietarios acomodados»... Los materiales, desde aquellos años de la burbuja inmobiliaria y la expansión de la época de Aznar, se presentaban como «de lujo». Y así se cobraban. Pero la realidad es tozuda: años después este tipo de aislamiento ya no cumple las normas de seguridad... ¿Y qué, se ha retirado en algún sitio, se ha estudiado cómo solucionarlo? No, en absoluto. Se ha tapado y se tapará todo, como siempre.

Según la creencia comúnmente aceptada, tenemos la gracia de vivir en la época de la «técnica». Los técnicos, expertos y especialistas se han prestado a comentar el incendio en las tertulias, apuntando a las causas del fuego y a los problemas del aislamiento que ha servido como tea de abajo arriba para que el edificio se consumiera en pocas horas. Pero esa técnica, la técnica al servicio del capital, es técnica asesina, técnica prostituida.

La civilización burguesa es la causa directa de esta catástrofe por su sed de beneficios, pero además se ha revelado de nuevo como impotente para organizar una protección eficaz... en la medida en que la prevención no da beneficios, ¡la catástrofe es mucho más rentable!

El problema de la vivienda, que vemos todos los días en la prensa, no consiste únicamente en que una buena parte de la clase obrera viva en malas viviendas, superpobladas e insalubres. Esta penuria de la vivienda no es peculiar del presente, ha afectado por igual a todas las clases oprimidas de todos los tiempos. Para acabar con esta penuria de la vivienda no hay más medio que abolir la explotación y la opresión de las clases laboriosas por la clase dominante. (Engels, El problema de la vivienda).

Como hemos visto el problema de la vivienda no es en modo alguno una cuestión exclusivamente obrera: el capital no conoce límites en su necesidad de beneficio y devora, si llega el caso, también a esos estratos medios de la sociedad que padecen, como se ha visto en Valencia, las mismas e implacables leyes que dicta la necesidad de ganancia sin freno. Pero si bien todas estas clases sociales intermedias, privilegiadas respecto al proletariado pero totalmente sometidas a las exigencias del mundo capitalista y de las clases burguesas propiamente dichas, padecen como en esta situación las tragedias habitualmente reservadas a los proletarios y a los desheredados del mundo, no por sufrirlas son capaces de darles una solución. Para estas clases sociales, integradas en el mundo capitalista como técnicos, funcionarios de alto nivel, propietarios de negocios, etc., generalmente, los dramas y las tragedias capitalistas no tienen otra solución que el lamento estéril y el llanto: portadoras de las ideologías reformistas proponen los grandes planes de mejora que deberían funcionar si la ley del
beneficio no rigiese implacable y son y serán incapaces de ver que el propio modo de producción capitalista, que las mantiene elevadas sobre el proletariado, es el que las hace pasar situaciones como la de Valencia.


Es el proletariado, la clase de los esclavos asalariados, la que padece las miserias del capitalismo sin que este le prometa nada, sin que pueda soñar con elevarse un día sobre su situación actual, la clase que lleva en su movimiento histórico la solución a la irracionalidad capitalista. Es sólo con su lucha de clase, con la guerra que debe librar todos los días en todas las cuestiones básicas para la supervivencia (salario, vivienda, salud, etc.) que este sistema de la desgracia permanente puede ser abatido. No serán los parches que los ideólogos burgueses quieren imponer. No serán sus «medidas de seguridad renovadas», sus leyes hechas a propósito tras cada tragedia, las que impidan una nueva catástrofe. La ley material del beneficio capitalista es más fuerte que cualquier otra ley escrita. Las catástrofes se reproducirán, inevitablemente, hasta que el proletariado abata este sistema de miseria y muerte.
 

26 de febrero de 2024.

Partido Comunista Internacional - Il comunista - le prolétaire - el proletario - proletarian - programme communiste - el programa comunista - Communist Program -

www.pcint.org 

 


 

 

           


Desde el Sindicato de Vivienda de Valladolid y la Comunidad Sindical Calle Eneldo 1 (barrio de la Vitoria) denuncian la situación del bloque. El bloque al completo es propiedad de VIVA, sociedad municipal de vivienda gestionada por el ayuntamiento de Valladolid.

En una nota publicada en X/twiter podemos leer lo siguiente: "exigimos al Concejal de Urbanismo y Vivienda José Ignacio Zarandona y al Ayuntamiento de Valladolid que solucionen los problemas reiteradamente ignorados sobre el edificio". "El ayuntamiento, como un rentista más, exprime a nuestra clase maximizando las rentas y reduciendo los costes de mantenimiento". Una prueba más de que en la sociedad capitalista, el Estado es la unión armada de las fuerzas de la burguesía frente al proletariado y de que "lo público" no es más que otra forma de gestión del capital.


El capital es siempre capital, sea público o privado. Lo que le interesa al capital es el beneficio. Lo que nos interesa a los trabajadores son las condiciones de vida y de trabajo, así como las condiciones de servicio para los usuarios.

La consigna “defensa del sector público” implica la idea de que en la propiedad estatal de determinadas empresas y en la provisión de algunos servicios (sanidad, educación, etc.) existe o bien un avance hacia el socialismo o, al menos, una contención de las tendencias más salvajes del capitalismo. La propiedad de las empresas puede concentrarse en manos estatales sin violar las leyes económicas capitalistas, es decir, manteniendo la ganancia en manos privadas. Por lo tanto, afirmar que con el control estatal de parte de la economía esta “es menos capitalista” implicaría confundir economía con propiedad y otro sin fin de confusiones. (...) Sobra decir que el Estado pertenece a la clase burguesa y aunque no lo hace a toda ella, sí que cumple la función de defender sus intereses de conjunto.


Reproducimos a continuación el comunicado emitido por el Sindicato de Vivienda sobre dicha comunidad sindical:






TEXTOS ANTERIORES sobre "la gestión de lo público" en Valladolid:

> https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2023/05/gestion-lo-publico-licitaciones-y.html

> https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2023/01/las-remunicipalizaciones-y-la-lucha-de.html

 

 

El gobierno de coalición del PSOE y UP juega a presentarse a la vez como el ala derecha e izquierda de sí mismo. Cuando se aprueba una ley abiertamente dañina para los trabajadores, como fueron los últimos presupuestos generales del Estado, el “ala izquierda”, representada por UP, se deshace en gritos y gesticulaciones estridentes, mientras acusa al “ala derecha”, representada por el PSOE, de traición. Después ambas alas se juntan los martes en el Consejo de Ministros, aprueban la ley y pretenden que su cara está salvada. Lo mismo sucede a la inversa, cuando cualquier ministrilla del PSOE aparece en los medios de comunicación reprendiendo a los “radicales” de Podemos mientras siguen pactando juntos. El juego democrático, que en los últimos años ya no alcanza ni el nivel del vodevil, tiene estas cosas: la burguesía manda, los intereses nacionales son intocables, pero se intenta continuar con la pantomima de un “gobierno progresis,ta”, a cualquier precio.

 

El último episodio lo tenemos servido con la nueva ley de vivienda que el Ministerio de Fomento quiere hacer aprobar. Como otras veces, una ley que beneficia directamente a los propietarios de viviendas, que marcha en el sentido de reducir los impuestos que gravan las rentas del capital (en este caso del capital inmobiliario, claro), va a ser aprobada en nombre de la “igualdad social”. El caso es flagrante: los propietarios de viviendas en alquiler podrán acceder a bonificaciones fiscales superiores a las que disfrutan actualmente, si aceptan rebajar ligeramente el precio del alquiler, alquilan a jóvenes, etc. Es decir, el Estado subvencionará los rendimientos del capital, garantizando un beneficio mínimo por cada vivienda alquilada.

Ante este nuevo ejemplo de “gobierno progresista”, Unidas Podemos y su líder Pablo Iglesias, saltan rápidamente a la palestra y se lanzan contra la ley. De acuerdo con sus afirmaciones, esta ley vulneraría los acuerdos de investidura que llevaron al gobierno de coalición porque no establece ninguna regulación del precio, no se dirige contra los grandes propietarios de inmuebles (como Blackstone) y por lo tanto beneficia a “la patronal inmobiliaria”.

Se puede anticipar el resultado de esta nueva polémica - polémica tan falsa como todas las anteriores-: la ley se aprobará, tal y como ha sido anticipada por el Ministerio del PSOE, con quizá algún ligero retoque “social” que intente salvar la cara de Podemos, pero sin modificar lo esencial. Los voceros del gobierno alabarán tanto la “responsabilidad” del PSOE como los esfuerzos de Podemos y justificarán, en caso de ser necesario, a este último diciendo que “está en minoría”. Fin del proceso “progresista” de aprobación de leyes anti obreras.

 

Para cerrar esta breve reflexión, merece la pena desgranar en unos pocos puntos qué va a significar exactamente la nueva ley:

    - Como se ha dicho, la nueva ley implica una subvención al capital inmobiliario al que se garantiza un beneficio mínimo en forma de deducciones fiscales. Ejemplo: si un propietario alquilaba hasta ayer una vivienda por 700€ y pasa a alquilarla hoy por 630€, tendrá una bonificación fiscal de 950€ al año. La diferencia entre lo que deja de ingresar y lo que recibe como subvención es de es de 950€ – 840€ = 110€ a favor del propietario. Esto significa sencillamente que el Estado se hará cargo de un tanto por ciento del beneficio empresarial. Los proletarios, que son quienes pagan los impuestos, le abonarán directamente una compensación al bolsillo del propietario.

    -Este tipo de medidas va en el mismo sentido que el resto de legislación aprobada desde que comenzó la pandemia hace un año: ERTEs, suspensión de cuotas fiscales para los empresarios, subvenciones a partir de los fondos NextGeneration de Europa, etc. El Estado ha empeñado prácticamente todos los recursos de los que disponía para subvencionar primero la mano de obra (regalándole los salarios a los empresarios) y después los costes del capital (garantizando las necesidades de financiación empresarial). Desde el gobierno, con el aplauso de todos los grupos políticos, se dice que estas medidas son una especie de “plan de choque social”, pero simplemente se están asumiendo gastos de capital y recursos humanos indefinidamente, esperando que con ello no se produzca una cadena de quiebras empresariales.

    -El mercado de vivienda en alquiler es un mar de pequeños propietarios con algún que otro islote de grandes empresas. De los dos millones de viviendas en alquiler que hay en España, aproximadamente 115.000 (un 4%) está en manos de grandes propietarios (Blackstone, etc.) Ver https://cincodias.elpais.com/cincodias/2021/02/01/companias/1612204350_033616.html

Esto implica que el grado de centralización de la propiedad es bajísimo. La propiedad de la vivienda está muy distribuida entre pequeños y medianos propietarios. La legislación propuesta por UP contra los grandes propietarios sencillamente no tendría ningún efecto en el mercado, porque apenas afectaría a 4 de cada 100 viviendas en alquiler.

    -Se calcula que, a lo largo de 2020, el número de viviendas residenciales en alquiler se ha incrementado casi un 10%. Es decir, aumenta la oferta. Por simple aritmética y dada la dispersión de la propiedad que hemos visto, lo normal sería esperar una caída del precio si la demanda se mantiene constante o crece menos que la oferta. Siendo así, vemos cómo la bonificación prometida por el gobierno no implica un descenso del precio del alquiler, sino una compensación al pequeño propietario por una rebaja que el propio mercado le iba a imponer.


 

Mapa en el que se aprecian las viviendas vacías por provincia (año 2011). En diez años la situación ha ido, sin duda, a más.



Campaña por la Huelga de alquileres




Desde diversos colectivos se está difundiendo la convocatoria de HUELGA DE ALQUILERES desde el 1 de abril. Recogemos en esta entrada algunas de las iniciativas e información sobre la misma.

Apúntamos también las direcciones de las redes sociales que se han dado de alta para la campaña:

 

Valladolid:

 Desde el CSA La Ortiga surgió el año pasado la Oficina Popular De Vivienda, como herramienta para organizarnos en el ámbito de la lucha por la vivienda. Ante la convocatoria de huelga de alquileres a nivel estatal, decidimos lanzar la oficina para sumarnos a la huelga, una herramienta que consideramos necesaria ante la situación en la que se encuentra la clase trabajadora en esta crisis.
La oficina es abierta a quien quiera participar en ella. Podéis encontrar más información (pasos para sumarse a la huelga, argumentario, dudas frecuentes legales...) y materiales para difundir en el blog (https://oficinadevivienda.noblogs.org), en nuestro twitter @PopularVivienda 


Madrid: 

Facebook: Huelga Vivienda Madrid
Instagram: @HuelgaViviendaM
Twiter: @HuelgaViviendaM

Correo electrónico: huelgaviviendamadrid@riseup.net

Página web de la campaña a nivel estatal:
suspensionalquileres.org

Convocatoria de Huelga de Alquileres por la Federación Anarquista de Gran Canaria (FAGC):

Material para la difusión en las redes y en las calles.

 






 



 La lucha por la vivienda en Cataluña


Tras la crisis económica que provocó el estallido de la burbuja inmobiliaria de los años 2000 los distintos gobiernos se han esforzado por evitar la quiebra de la banca española. Para ello han puesto a su merced un enorme parque de vivienda (pública y privada) que junto con sus fondos de inversión convirtieron en una mercancía suculenta. A diferencia de la burbuja anterior que se caracterizó por la expansión de la ciudad en grandes barrios periféricos con los que endeudar a las familias asalariadas, los últimos años están marcados por la reconversión y revalorización de la ciudad existente en alianza con un sector turístico.

Esta situación nos ha traído un nuevo capítulo en el viejo problema del acceso a la vivienda en condiciones dignas. La presión del turismo y las inversiones especulativas en las grandes zonas urbanas y la escasez de viviendas en las zonas en despoblación se han traducido en un aumento imparable de los precios del alquiler, cargando sobre unos salarios decrecientes un coste de vida que se ha vuelto en muchos casos inasumible.

La respuesta ante este ataque a nuestras condiciones de vida no se ha hecho esperar. Desde el estallido de la anterior burbuja inmobiliaria surgieron con fuerza colectivos destinados a defender el acceso a la vivienda y en contra de la estafa hipotecaria. Hoy existen experiencias que dan un nuevo impulso a esta lucha a través de un sindicalismo arraigado en el territorio. Allí donde la voracidad inmobiliaria ha golpeado más fuerte, la respuesta ha alcanzado un mayor grado de organización y eficiencia, como demuestra el I Congrés d`habitatge de Catalunya, que ha reunido a centenares de militantes de distintos colectivos para poner en común líneas de trabajo.

Para conocer las luchas de este nuevo sindicalismo contaremos con el testimonio de los sindicatos de vivienda de dos barrios de Barcelona Sant Andreu y Vallcarca el próximo lunes 23 de diciembre a las 20h en el Centro Social La Molinera (C/Las Eras 1).

Organiza: Grupo Anarquista Cencellada · grupoanarquistacencellada@riseup.net




La casa es para quien la habita. Jornada sobre vivienda en el CSR Gamonal


El proximo lunes 20 de Julio  se llevará a cabo una Jornada sobre vivienda en las traseras del Centro Social Recuperado Gamonal (jardines de la antigua de Gamonal), que contará con la presencia de personas vínculadas a grupos de vivienda de Tetuan en Madrid y Sants en Barcelona y se proyectará el documental Quebrados, montaje audiovisual sobre el desalojo y derribo de Ofelia Nieto 29

Sobre las charlas:

El Grupo de Vivienda de Tetuan surge en el año 2011. Desde entonces han sido numerosas las luchas que han ido desarrollando en torno a la vivienda, siendo la mas conocida de ellas la lucha de Ofelia Nieto 29.
El Grupo de vivienda de Sants surge en Marzo de este mismo año bajo el lema de “que nadie se aproveche de la necesidad de tener un techo”. Desde entonces ha venido llevando diferentes conflictos y actividades.
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Sobre el documental:
QUEBRADOS, la segunda parte de 6m², abarca uno de los temas calientes en la España de hoy, los desahucios y es una historia de lucha social filmada en agosto de 2013 y febrero de 2015 en la calle de Ofelia Nieto, 29 en el barrio de Tetuán de Madrid.
Para el ayuntamiento de Madrid, los seis metros cuadrados de acera que ocupa la casa de la familia Gracia González son suficientes para derribar la vivienda. Los padres, las dos hijas y sus familias luchan desde hace diez años para que se le reconozca el derecho a poder vivir en la casa donde han crecido. Una historia de lucha social para poder rescatar su propia dignidad y el derecho a la propiedad. Filmado en el momento de mayor tensión con el ayuntamiento de Madrid, en agosto de 2013, cuando la policía estaba dispuesta a desalojar y permitir el derribo de la vivienda en la calle Ofelia Nieto 29, en el barrio residencial de Tetuán y en Febrero de 2015 cuando se produce el desenlace final. Los protagonistas de este emocionante documental, que abarca uno de los temas calientes en la España de hoy inmersa en una profunda crisis económica, son no solamente la valiente familia Gracia González, si no también toda una red popular de apoyo que ha concentrado a centenares de personas que creen en la justicia y luchan contra la corrupción cada día.

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La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.

si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com















ARCHIVO

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Contrainformacion internacional

Anticarcelario / contra la sociedad cárcel

"Las prisiones son una parte más de la esencia represiva de todo Estado, no hay que olvidar la parte que nos toca a lxs que aún seguimos en la calle.

No podemos ver las cárceles como algo ajeno a nuestras vidas, cuando desde temprana edad hemos sido condicionadxs a no romper las normas, a seguir una normalidad impuesta; el castigo siempre está presente para lxs que no quieren pasar por el aro.

En el trabajo, en la escuela... domesticando y creando piezas para la gran máquina, piezas que no se atrevan a cuestionar o que no tengan tiempo para hacerlo.

Hemos sido obligadxs a crecer en un medio hostil donde es dificíl desarrollar nuestros propios deseos.

La rebeldía brota de algunxs, otrxs simplemente se acomodan en la mierda, tapando sus frustraciones con lo que le dan quienes antes les despojaron de todo. O viendo sus problemas como algo aislado, único y personal.

Para lxs que no tragan o no se adaptan al gran engaño ahí tienen sus cárceles, reformatorios, psiquiatrícos ... creados por los que no quieren ver peligrar las bases de su falsa paz.

No podemos ignorar la lucha de lxs compañerxs presxs.

Su lucha es nuestra lucha."