Cinco muertos y cuatro heridos graves en una mina de Asturias

¡Capitalismo culpable!

 

 

 

El pasado 31 de marzo, cinco mineros de una mina en Degaña, Asturias, morían como consecuencia de una explosión. Por lo que llegan a decir los medios burgueses, una deflagración en una de las máquinas que utilizaban mientras estaban en el pozo habría provocado el estallido del grisú acumulado, lo que resultó letal para los trabajadores.

La mina en la que estos trabajadores murieron tiene tras de sí una larga historia de desfalcos, corruptelas y distintos tipos de desmanes a cargo de sus dueños. A partir de 2009 fue propiedad del muy conocido empresario Victorino Alonso, uno de los grandes dueños del carbón privado en España, que en la actualidad está en prisión (tercer grado, claro) por los “graves atentados contra el medio ambiente” que han corrido a su cargo desde hace décadas. Posteriormente, la situación de insolvencia del grupo liderado por Alonso, causada por el fin de las ayudas públicas al sector del carbón a partir de 2012, llevó a su venta y a la consiguiente adquisición por parte de la Compañía Minera Astur Leonesa, otro ejemplo histórico de connivencia mafiosa entre Estado y patronal. La Compañía también cerró y, cerrando el círculo, fue de nuevo el grupo Alonso el que se hizo cargo de buena parte de sus activos, entre ellos la mina de Degaña.

Desde sus inicios esta mina en profundidad pretendía, tal y como decía la publicidad a cargo de sus dueños, ser una de las más modernas y mejor equipadas de España y aunque pasó por varias manos, finalmente se mantuvo abierta aún cuando el fin de las subvenciones estatales a la explotación carbonífera supuso un duro golpe para el conjunto de la industria.

Durante más de cien años, la minería ha sido, en Asturias y otras regiones del norte de la península, una de las principales actividades productivas. Siempre de la mano del Estado, que buscaba subvencionar, con la explotación a bajo precio del carbón, la actividad siderúrgica y la generación de un combustible barato, condicionó la vida de centenares de miles de trabajadores que, directa o indirectamente, vivían de ella. La reconversión industrial a partir de los años ´80 del pasado siglo y, finalmente, el cierre de prácticamente todos los pozos y explotaciones a cielo abierto durante la crisis de 2008-2013, ha hecho que sólo queden casos residuales en los que esta industria siga teniendo algo de vida.

Durante todo el periodo de progresiva liquidación y cierre del sector minero, desde las grandes empresas públicas como Hunosa hasta estos últimos restos de explotaciones marginales, la combatividad del proletariado minero ha sido notable y la burguesía tuvo que emplearse a fondo para lograr pacificar las zonas afectadas por los cierres. Lo hizo combinando los ataques abiertos, donde mostraba su cara represiva, con el despliegue de todas sus herramientas “sociales”: la labor de las grandes organizaciones sindicales (con UGT y su cúpula de gánsters a la cabeza) junto con las prebendas otorgadas a determinados grupos de trabajadores (prejubilaciones muy generosas, despidos con grandes indemnizaciones, etc.) lograron tanto o más que la fuerza de la policía y los cierres de pozos. La paz social se impuso y hoy la minería es un sector prácticamente extinto y las antiguas zonas mineras poco más que un desierto si se las compara con lo que llegaron a ser hace décadas.

Pero esta paz social se levanta, siempre, sobre las espaldas de los proletarios. Los cinco muertos del día 31 de marzo así lo demuestran: las minas son y han sido siempre fábricas de cadáveres obreros. Por mucho desarrollo técnico, por muchas promesas de seguridad, incluso en los restos de la minería que subsisten, los accidentes son continuos. Basta con recordar la muerte en 2013 de otros seis mineros en el pozo Emilio del Valle, en León. Y los que, sin duda, vendrán en un futuro.

Hoy los restos del proletariado minero siguen atrapados por la misma tenaza que formaron ayer la burguesía y sus agentes políticos y sindicales. Si hace diez, veinte o treinta años lograron imponer miles de despidos, sobre todo de jóvenes proletarios que se fueron al paro sin apenas indemnización y, desde luego, sin jubilaciones, hoy son capaces de hacer que este terrible episodio pase sin más. La federación SOMA-UGT y Comisiones Obreras, las grandes fuerzas sindicales que han trabajado abiertamente para los intereses de la patronal y el Estado en la mina durante décadas, se han limitado a convocar una huelga de dos días en el sector. Como si un paro simbólico fuese a prevenir futuros accidentes. Como si con eso fuese suficiente para obligar a la burguesía a imponer las medidas de seguridad necesarias. Durante décadas el kilogramo de carbón (o de cualquier otro mineral) se ha medido en función de los trabajadores que debían morir para sacarlo. Pura estadística. Y la respuesta de estas organizaciones es un simple acto de dos días para hacer de válvula de escape de la rabia acumulada y garantizar que todo sigue como siempre.

Los proletarios de la mina, como los de cualquier otro sector, se enfrentan siempre a este dilema: o trabajar arriesgando la vida, o poner en juego todo por orden de la empresa, o perder el salario. En la mina el grisú lleva matando mineros cientos de años y todo el mundo sabe que no es ninguna tragedia, sino algo prevenible. Como en la construcción mueren trabajadores cada semana por cualquier “desgraciado accidente” que podía haberse evitado con unos pocos euros de gasto en seguridad, con ritmos de trabajo menos intensos, con menos horas extra… Exactamente igual que en la industria. O en el sector de los riders. En 2023, según datos del Ministerio de Trabajo, murieron 796 trabajadores por accidente laboral y 3.921 resultaron heridos de gravedad. ¡Ninguna casualidad, nada esporádico!

La respuesta a esta terrible situación no vendrá de las organizaciones sindicales que trabajan para la clase burguesa y su Estado. No vendrá de los partidos pseudo obreros y oportunistas que hoy claman por…¡un minuto de silencio! Los proletarios, tanto los mineros como el resto, deben tomar la lucha por su vida en sus propias manos. Sólo el enfrentamiento continuo y organizado contra la patronal en defensa de sus condiciones de existencia, contra la nocividad y la inseguridad en el puesto de trabajo, del salario y de la reducción del tiempo de trabajo, les darán alguna oportunidad de no continuar siendo carne de cañón en manos de la clase burguesa, que les inmola sin piedad en el altar del beneficio.

 

¡Por la lucha intransigente en defensa de las condiciones de vida del proletariado!

¡Por la reanudación de la lucha de clase!

 

2 de abril de 2025

 

 

Partido Comunista Internacional

Il comunista - le prolétaire - el proletario - proletarian - programme communiste - el programa comunista - Communist Program

       www.pcint.org

 




NdR.

Ayer mismo recibíamos también amargamente la noticia de la muerte de dos bomberos en ejercicio de su trabajo en Madrid. Y así día tras día.

Informaciones anteriores sobre el ACCIDENTE en la mina de Degaña: https://valladolorenlainfoobrera.blogspot.com/2025/04/grave-accidente-en-la-mina-5-muertos-y.html

Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.

si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com















ARCHIVO

Traduce-Translate-Μετάφραση

Contrainformacion internacional

Anticarcelario / contra la sociedad cárcel

"Las prisiones son una parte más de la esencia represiva de todo Estado, no hay que olvidar la parte que nos toca a lxs que aún seguimos en la calle.

No podemos ver las cárceles como algo ajeno a nuestras vidas, cuando desde temprana edad hemos sido condicionadxs a no romper las normas, a seguir una normalidad impuesta; el castigo siempre está presente para lxs que no quieren pasar por el aro.

En el trabajo, en la escuela... domesticando y creando piezas para la gran máquina, piezas que no se atrevan a cuestionar o que no tengan tiempo para hacerlo.

Hemos sido obligadxs a crecer en un medio hostil donde es dificíl desarrollar nuestros propios deseos.

La rebeldía brota de algunxs, otrxs simplemente se acomodan en la mierda, tapando sus frustraciones con lo que le dan quienes antes les despojaron de todo. O viendo sus problemas como algo aislado, único y personal.

Para lxs que no tragan o no se adaptan al gran engaño ahí tienen sus cárceles, reformatorios, psiquiatrícos ... creados por los que no quieren ver peligrar las bases de su falsa paz.

No podemos ignorar la lucha de lxs compañerxs presxs.

Su lucha es nuestra lucha."