En los últimos años, empresarios y rentistas han aumentado sus beneficios mientras la clase trabajadora se empobrece a través de eso que normalmente llaman inflación -que no es otra cosa que una devaluación de nuestro salario real-. Los precios no paran de subir, mientras seguimos cobrando lo mismo o nos aplican subidas miserables.
La vivienda es hoy uno de los principales problemas para la clase trabajadora, exprimida por bancos y rentistas que tratan de apropiarse de nuestro sueldo.
Las instituciones estatales, autonómicas y municipales han promovido grandilocuentes medidas que solo sirven para asegurar los beneficios de rentistas y constructoras.
El gobierno promueve una ley de vivienda enfocada a mantener y aumentar las ganancias de los rentistas.
La Junta ofrece unas ayudas al alquiler muy escasas y con condiciones casi imposibles, como limitarlas a alquileres de menos de 550€.
El Ayuntamiento promueve tímidamente una vivienda pública que solo sirve como forma de disciplinamiento social para los pobres.
Han tratado de contener el descontento social, pero la realidad no se puede ocultar por más tiempo: por mucho que trabajemos no llegamos a fin de mes, apenas podemos pagar un alquiler, muchas de nosotras no podemos poner la calefacción en invierno, habitamos pisos en pésimas condiciones, compartimos piso de forma indefinida, nos encontramos con múltiples discriminaciones en el acceso al alquiler…
Las jóvenes sufren esto de forma especialmente clara. Pero el problema de la vivienda no es un problema de edad: habitualmente vemos cómo desahucian a personas de más de 60 años de casas en
las que han estado viviendo durante décadas. El problema de la vivienda es un problema de clase.
Políticos profesionales y empresarios nos dicen que hay un problema de oferta y que la solución es construir más. Pero el problema de la vivienda en la actualidad no es un problema de falta de viviendas.
En Castilla y León, 1 de cada 4 viviendas está vacía, sin contar segundas residencias o pisos turísticos.
Desde la crisis de 2008, hemos aprendido que la superación del problema de la vivienda no vendrá de construir más casas: necesitamos cambiar la forma de acceder a las viviendas ya existentes y garantizar
el acceso universal a una vivienda gratuita y de calidad.
ACCESO UNIVERSAL porque la vivienda es un medio básico para sobrevivir, independientemente de la situación o procedencia de las personas.
GRATUITA porque mientras haya que pagar por ella siempre habrá gente que se verá excluida.
DE CALIDAD porque no queremos lujo para los ricos y “digna” caridad para los pobres.
Llamamos a la movilización y organización, porque solo así podemos tener fuerza para defender nuestros intereses como clase trabajadora y construir herramientas para lograr transformaciones a largo plazo que permitan superar el problema de la vivienda.