Alfredo Cospito está en huelga de hambre desde octubre en una cárcel italiana (más de 140 días a estas alturas), contra la nueva ley del Gobierno de Giorgia Meloni que endurece la cadena perpetua, una decisión del Gobierno de Giorgia Meloni que ha provocado muchas polémicas y convertido a Cospito en tema constante de discusión en Italia.
Los hechos de su detención
Los tres hechos que han llevado a Cospito a la cárcel son, en resumen, los siguientes: dinamitó un tramo del TAV en Umbria, promovió un atentado contra un cuartel de carabinieri, sin muertos, y disparó en las rodillas a un peso pesado de una multinacional.
De todos ellos, el episodio que le ha cambiado la vida se produjo en 2012, cuando disparó en las rodillas a Roberto Adinolfi, uno de los pesos pesados de la multinacional Ansaldo Nucleare. Durante el juicio declaró sin ápice de arrepentimiento: «Aquellos disparos fueron una gozada».
Ahí el Estado italiano se calzó el puño de hierro y lo condenó a 9 años y 6 meses, más otros 20 años por el atentado de Fossano. Además, tuvo que entrar en la cárcel bajo el régimen más duro, el llamado 41 Bis.
Cadena perpetua absoluta
Es una historia un poco complicada, pero por resumir se puede decir que en 2022 Italia, ya con el nuevo Gobierno de Giorgia Meloni, cambió la ley sobre la cadena perpetua, endureciendo aún más las condiciones carcelarias. El objetivo de esta medida, llamada en italiano ergastolo ostativo, una especie de «cadena perpetua total y absoluta», era obstaculizar (ostare, en italiano) cualquier contacto entre la prisión y el exterior, sobre todo en los casos de aquellos presos que nunca hubieran mostrado arrepentimiento. Con la reforma de Meloni, se le ha aplicado el 41 Bis en su versión más dura y lo que era «atentado simple» ha pasado a ser «intento de masacre contra la seguridad del Estado».
Es lo ocurrido con Cospito, que ha visto con ello cambiar su pena por el Tribunal Supremo desde los casi 30 años debidos a los dos atentados de Fossano y de Adinolfi a cadena perpetua absoluta con aislamiento: es decir, el 41 Bis en su versión más dura. «Es un peligro para la comunidad y tiene que quedarse en su celda sin ninguna posibilidad de redención», fue la decisión del Supremo, que ha modificado las acusaciones desde «atentado simple» a «intento de masacre contra la seguridad del Estado»
Una reforma, la del Gobierno de Giorgia Meloni, que ha levantado ampollas a nivel de derechos humanos, en un país como Italia que además es uno de los más atrasados en el tema de la tortura. Y eso que la Constitución del Belpaese dice claramente en su artículo 27 que «las penas no pueden consistir en tratos contrarios al sentido de humanidad y deben tener por objeto la reeducación del condenado».
Todo ha empeorado desde octubre, cuando el anarquista emprendió la huelga de hambre, rechazando cualquier tipo de comida en la cárcel donde se encontraba, en el pueblo de Opera, a pocos kilómetros de Milán. El caso de Alfredo Cospito ha levantado polémicas y acusaciones cruzadas entre las derechas de la dupla «ley y orden» y una izquierda que no sabe realmente dónde ir. Cuando unos parlamentarios del Partido Demócrata (incluso Ilaria Cucchi, hermana de Stefano, muerto torturado en una cárcel de Roma) fueron de visita a Opera para hablar con Cospito y verificar sus condiciones de salud, el bando derechista empezó a chillar hablando de «complicidad con los terroristas». Se le añadió un durísimo debate en el Parlamento donde los del PD tuvieron que defenderse con fuerza de las acusaciones de «cercanía a la mafia».
Junto a ello, en las últimas semanas han tenido lugar manifestaciones en ciudades italianas (Milan, Roma, Turín...) y extranjeras (por ejemplo, en las embajadas en Berlín y Barcelona), solidarias con Cospito, así como ayunos y otros métodos de lucha en las prisiones de Chile o el estado español. Unos episodios que han encendido ciertas alarmas, sobre todo por los disturbios y los desórdenes consiguientes, con detenciones incluidas. Para hoy, 9 de marzo, están convocadas concentraciones de URGENCIA en varias ciudades por la situación de extrema gravedad en la que se encuentra el compañero anarquista.
Meloni se mantiene firme («El Estado no puede aceptar los chantajes de los terroristas»). Alfredo Cospito también. Alfredo ha estado tomando agua y azúcar, y ha sido trasladado al hospital recientemente, donde se teme por su vida. Los mensajes del anarquista de Pescara son de rechazo al 41 Bis y a este tipo de cadena perpetua, afirmando, como anarquista individualista que es, que él no es el jefe de nadie. La última carta de Alfredo Cospito, hecha pública por el abogado Flavio Rossi Albertini durante la rueda de prensa en el Senado el 1 de marzo de 2023, fue escrita antes de ser trasladado al servicio de asistencia intensificada (SAI) de la cárcel de Opera en Milan desde el hospital San Paolo también de Milán, donde se encontraba desde el 11 de febrero.
Hoy estoy listo para morir, para que el mundo conozca qué es realmente el 41 bis. 750 personas lo padecen sin mediar palabra, continuamente demonizados por los mass-media
Ahora me toca a mi. Primero me habéis demonizado como el terrorista sanguinario, luego me habéis santificado como el anarquista mártir que se sacrifica por los demás, ahora demonizado de nuevo como horrible (———) Cuando todo termine, no tengo dudas (——) llevado al altar del martirio. Gracias, no acepto vuestros sucios juegos políticos.
En realidad, el verdadero problema del Estado italiano es evitar que se conozcan todos los derechos humanos que son violados en este régimen, el 41 bis, en nombre de una “seguridad” por la cual sacrificar todo. Bueno, deberías haberlo pensado antes de meter a un anarquista aquí dentro. Desconozco las motivaciones reales o las maniobras políticas que hay detrás. El porqué me han usado como “cáliz envenenado” en este régimen. Era bastante difícil no prever cual habría sido mi reacción ante esta “no vida”. Un Estado, el italiano, digno representante de una hipocresía de un occidente que no deja de dar lecciones de moralidad al resto del mundo. El 41 bis a dado lecciones represivas bien acogidas por Estados “democráticos” como el turco (los y las compañeras kurdas saben algo de esto) o el polaco.
Estoy convencido que mi muerte será un obstáculo para este régimen, y que los 750 que lo sufren desde hace décadas puedan vivir una vida digna de ser vivida, con independencia de lo que hayan hecho. Amo la vida, soy un hombre feliz y no la cambiaría por la de otro, y precisamente porque la amo, no puedo aceptar esta no-vida sin esperanza.
Gracias a los compañeros y compañeras por vuestro amor.
Siempre por la anarquía.
Nunca doblegado.
Alfredo Cospito
FUENTE y otros textos:
> Derecha e izquierda en jaque por el anarquista Cospito: https://www.naiz.eus/eu/info/
> Disturbios en Turín en una manifestación contra el 41 bis: https://www.europapress.es/
> https://www.