CNT Valladolid: Os esperamos para luchar en la calle, compañeros
Ilusión, ganas de cambio y equilibrios de fuerzas
Una vez pasadas las elecciones, desde CNT queremos dirigirnos a todas esas personas que depositaron sus esperanzas de cambio social en las urnas. Aunque la CNT se opone a la vía electoral, somos conscientes de que coincidimos en muchísimas cuestiones con la mayoría de los votantes de partidos de izquierdas. Queremos dirigirnos a vosotros para pediros que no perdáis las ilusiones... tan sólo evaluad cómo redirigirlas en este momento.
Os quedan la calle y el tajo. No dejéis que el chasco os deje en casa. Os queremos, os necesitamos, a nuestro lado, en la lucha.
Es muy, muy difícil vencer al enemigo con sus propias armas. Quien ha estado en el poder tantos años, diseñando las leyes y creando redes clientelares, tiene todos los ases (incluso cuando «los vuestros» llegan al gobierno, acaban perdiendo: fijaos en Grecia, sin ir más lejos). Los grupos de poder que aspirabais a desplazar son fuertes en sus ámbitos: elecciones, parlamentos, comités de empresa, medios de comunicación... Y tratan de debilitaros, y de que os sintáis débiles, donde saben que podríais ganarles independientemente de su control de las instituciones: en la calle y en el trabajo. Es ahí donde hay que atacar.
Tenéis enfrente a un montón de personas que votan para que nada cambie, apoyando a quienes perciben como los garantes de defender lo que ya tienen. Son conservadores en el sentido más literal de la palabra, y la mayor parte de su fuerza está en las urnas. Participando en un juego diseñado para ellos, para que deleguen su fuerza en la clase dirigente, perdéis seguro. Afortunadamente, tenemos una fuerza de la que esos grupos carecen. Aquí van algunos ejemplos de lo que podéis hacer ahora mismo:
Secundad la próxima huelga general, y participad en las huelgas y protestas de vuestro propio trabajo. Uníos a los piquetes. Si podéis, poned dinero para cajas de resistencia. Dejad de comprarle a empresas como Mercadona, que han llevado la explotación laboral a extremos nunca vistos. Defended al próximo titiritero o al siguiente detenido en una huelga. Apoyad las luchas feministas (y mejorad esa empatía). Dejad de pensar en «la ciudadanía» y en «la clase media» y asumid que sois clase trabajadora. Poneos del lado de los okupas. Dejad de confiar en la policía. En lugar de hacer aportaciones a ONGs o a bancos de alimentos (controlados por el Opus) poned el dinero en el sindicato más limpio que encontréis. Aún mejor, afiliaos. Uníos y participad en el grupo político que haga acción directa al que más cercanos os sintáis. No confiéis en vuestros delegados sindicales y montad asambleas en el trabajo. Estad al tanto de las movilizaciones de vuestra ciudad y, aunque no tengáis mucho tiempo, acudid a ellas al menos de vez en cuando.
El equilibrio de fuerzas nos es favorable si actuamos juntos. Los votantes conservadores de los que hablábamos antes pueden hacer bien poco contra la acción directa en la calle. En una huelga general, no van a ir a disolver los piquetes, no pueden esquirolear si hemos cortado las carreteras, y no pueden entrar a comprar al Corte Inglés si lo tenemos rodeado. Abandonemos esa idea de «fair play» pseudopacifista absurdo que tanto daño nos ha hecho. Vuestro jefe no tiene el menor problema en intimidar a sus empleados: necesitamos esos piquetes para defendernos. Estamos en una guerra con largos periodos de tregua para coger fuerzas, no en un juego con reglas equilibradas para todos. Romped las reglas, porque la primera de ellas es que el otro bando siempre gana. No necesitamos mayorías para ganar la guerra, pero sí necesitamos tener más fuerza que el otro bando. Y ahí sí podemos dar la batalla, porque esa fuerza sí la tenemos.