Javier
Guerrero Carvajal ya salió a la luz cuando mantuvo una huelga de hambre de 133
días entre el mes de diciembre de 2014 y finales de abril del 2015 (al
respecto: http://tokata.info/category/ javi-guerrero/). Tras los más de cuatro
meses de ayuno y en un estado de salud comprometido, Javi logró que lo
trasladaran a su tierra –Cádiz– prometiéndole un tercer grado que nunca le
llegó.
Su estancia
en Cádiz no ha sido nada fácil desde que llegara en el mes de julio. No sin
esfuerzos logró salir con un primer permiso a finales del mes de agosto,
repitiendo en octubre, noviembre y diciembre; pero la tensión que marcaba sus
relaciones con un grupo de tres funcionarios específicos iba empeorando su
situación. Prueba de ello es que haya pasado por 5 módulos distintos (y
aislamiento) en tan sólo 8 meses que lleva allí.
Su
progresión de grado también se ha visto truncada por las malas relaciones con
el funcionariado. En un primer momento le notificaron que pasaría por Junta en
el pasado mes de octubre, pero escasos días antes lo llamaron para advertirle
que la misma tenía que retrasarse. A los pocos días, contando con los apoyos
que le hubieran permitido acceder al grado, se le notifica que será evaluado
por la Central de Observación. El día acordado para el encuentro no recibe
llamada alguna, pasando a los pocos días por la Junta de Puerto.
La Junta
resuelve favorablemente pero, junto con el pronunciamiento de la misma, ese
mismo día, Javi recibe un parte con fecha pasada de más de un mes. El parte lo
firma el mismo funcionario que le habría estado haciendo la vida imposible
desde su llegada a Puerto, por la respuesta que Javi le habría dado tras una
retahíla gratuita de insultos y humillaciones verbales. Se paraliza el grado pero
sigue saliendo de permiso. Las relaciones empeoran y crecen las tensiones.
Tanto es así que a finales de diciembre, del 20 al 23, Javi es llevado al
Hospital tras una tunda de palos que recibe en público (por aquellas se
encontraba en el módulo 8). No interpone denuncia por miedo a perder el permiso
previsto para el día 29 de diciembre y, un día antes, el 28, el educador lo
reúne en un apartado con el funcionario de turno para ceder a su palabra y convertir
en verdades sus mentiras. Javi aclara que no pasará por ahí y las relaciones se
endurecen todavía más. Las conversaciones mantenidas con el funcionario dan
lugar a un nuevo parte.
Del 29 de
diciembre al 4 de enero, Javi vuelve a salir de permiso. Ésa sería su última
salida hasta el momento.
A los pocos
días de regresar sería trasladado al módulo 10, “perdiéndosele” varios informes
médicos de que disponía por el camino. Cabe señalar que Javi padece una
enfermedad crónica y que su estado de salud tras la huelga de hambre del pasado
año se ha visto comprometido. En este sentido, es importante decir que el
pasado día 11 de enero tuvo que salir a enfermería aquejado de unos dolores,
andando cojo desde entonces por habérsele pinchado un nervio. Sigue sin recibir
el colchón que debe proporcionársele con motivo de su alergia.
El 9 de
febrero, tras mes y medio de insistencia, la madre logró reunirse con el Director
de la prisión. El mismo le prometió que se cancelaría uno de los dos partes (el
más grave), calificándose el otro como leve. Pagaría 15 días de aislamiento en
lugar de un mes (cumplidos en la segunda quincena del mes de febrero) y se le
revisaría el grado en el mes de mayo (a los 3 meses, en lugar de a los 6). Al
día siguiente, el 10 de febrero, Javi pasó por la Comisión Disciplinaria con
idéntico resultado.
Es en este
mismo mes de febrero cuando, al hacer el test psicotécnico que requieren las
autoescuelas para sacarse el permiso, Javi descubre que Puerto III tiene
informes sobre su supuesta adicción a las drogas. Lo descubre por la
conversación mantenida con las personas que le realizan el test, si bien es
cierto que él nunca ha consumido ningún tipo de sustancia. Tampoco se explica
que lleven un tiempo dándole metadona pero, como muchas otras pastillas que le
dan sin saber para qué, Javi no se la toma.
Tras la triste
y lamentable muerte de Moisés Soto Moreno el pasado 26 de febrero, la situación
de Javi no ha hecho más que empeorar. Por caprichos del azar, ambos presos
compartían módulo hasta sucederse los trágicos hechos, por lo que los
funcionarios acusan a Javi de haber filtrado la noticia al exterior. Tras
aparecer las primeras noticias y después de varias escenas de presión hacia
Javi, se le sanciona con un parte por difamación. Niegan haber tardado una hora
en asistir a Moisés y le acusan de que la noticia esté circulando fuera en esos
términos.
Se suceden
registros y cacheos varios, así como un sinfín de interrogatorios con el
personal de seguridad. Estos se repiten casi a diario desde entonces hasta que,
el día 8 de marzo, le acusan de estar aprovechando las salidas al sociocultural
para recoger firmas que sirvan a una queja colectiva. Pese a ser mentira, se le
sanciona con el respectivo parte. Ese mismo día recibe un auto del JVP en que
se ratifica su problema de adicción a las drogas, la necesidad de un mayor
tiempo de intervención, su agresividad y conflictividad, su falta de adaptación
y un sinfín de coletillas más que contradicen el contenido de todos los
informes que se le habían estado haciendo hasta el momento (tal y como lo
corrobora el hecho de haber podido salir de permiso en varias ocasiones antes
de que la olla a presión explotara).
Por último,
ayer, miércoles 9 de marzo, Javi fue articulado con la aplicación del 75.1 del
Reglamento. El mismo se encuentra en aislamiento y se ha declarado en huelga de hambre y sed, por lo que necesita todo
el apoyo que se le pueda brindar.
Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.
si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com