[Ecuador] 15 de Noviembre: ¡Guerra de Clases, Guerra de Memorias!
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valladolor
sábado, 22 de noviembre de 2014
Ecuador,
lxs proletarixs no tenemos patria,
por la anarquía - por el comunismo
Después
de años de lucha, organización, propaganda y agitación, el 15 de Noviembre de
1922 en Guayaquil-Ecuador, el proletariado de esa época (ferroviarios,
cacahueros, panaderos, astilleros, tipógrafos, albañiles, cocineras,
lavanderas, etc.) impone la huelga general y toma el control de la ciudad (se
habla incluso de “el Soviet o Consejo Obrero de Guayaquil”). Pero a la
burguesía (agroexportadores, banqueros, industriales) le aterra que toda esta
“chusma” sublevada vaya por más, y el mismo día manda a reprimirla brutalmente
con su jauría policial y militar. La jornada de lucha se trastoca en masacre
(más de 1000 muertos), el terror del Estado burgués tiñe de sangre proletaria
las calles y las aguas del puerto principal, mientras “las blancas y delicadas manos aplauden desde sus balcones” la
vuelta a su “calma” burguesa. Tal fue “el
bautizo de sangre del proletariado” en este país. Pero más que por la
fuerza de nuestro enemigo de clase, esta fatal derrota se debió a las propias
debilidades de nuestra clase proletaria en ese momento: falta de autonomía y
beligerancia frente al gobierno y, sobre todo, falta de radicalidad o de
ruptura con el programa socialdemócrata (incluidas sus versiones “socialista” y
“anarquista”), al mismo tiempo que falta de ruptura con el sindicalismo, con el
patriotismo y con la religión, y finalmente falta de dirección revolucionaria,
armamento y ofensiva.
El contexto mundial de aquella época era de
crisis capitalista, guerra imperialista y revuelta proletaria, así como lo
vuelve a ser el contexto mundial actual, con la importante diferencia de que en
ese entonces la crisis no era tan generalizada y catastrófica como la de ahora
y que existía un masivo y potente proletariado revolucionario internacional e
internacionalista que, en cambio, hoy todavía no existe o, mejor dicho, todavía
es débil. Por lo tanto, las lecciones dejadas por las luchas de nuestros
hermanos de clase de ayer son válidas y útiles para los proletarios en lucha de
hoy día y de todas partes. En nuestro caso, una de esas lecciones es -en
palabras de uno de sus propios protagonistas- que “el 15 de noviembre de 1922 el proletariado aprendió a conocer quiénes
son siempre sus enemigos mortales”. En efecto, tanto ayer como hoy nuestros
enemigos siguen siendo los mismos: empresarios, banqueros, políticos (de
derecha y de izquierda), militares, policías, curas, jueces, periodistas,
sindicalistas... Pero no como grupos o personas en particular, sino como
agentes de las relaciones de explotación y dominación capitalistas, de esta
inhumana y asesina sociedad mundial de la mercancía, el dinero, el trabajo
asalariado, el Capital y su Estado: nuestros mortales enemigos de siempre.
Hoy en día en este país, junto a la
burguesía, dos enemigos más se destacan: el gobierno y los sindicatos. Este
gobierno, por más que diga ser “revolucionario”, “socialista” y hasta “de los
trabajadores”, en realidad es -como todo gobierno- el guardián y el
administrador de la explotación y la normalidad capitalistas, de la dictadura
democrática y ciudadana del Capital sobre nuestra clase, el proletariado. De
hecho, este 15 de noviembre del 2014 hace un mitin-show para anunciar
públicamente su “paquete de reformas” al código de trabajo, es decir su ajuste
a este clásico instrumento de control y explotación capitalistas sobre la clase
trabajadora para, a su vez, ajustarnos, explotarnos y someternos más. No cabe
duda de que este gobierno progresista es burgués
y enemigo del proletariado. Por si fuera poco,
usurpa esta fecha histórica de nuestra clase para cínicamente intentar
distorsionar y hasta vaciar su contenido proletario y anticapitalista; para
espantar el solo recuerdo de revolución social proletaria, ese fantasma que no
ha dejado de recorrer el mundo entero: el comunismo, la anarquía. Lo peor es
que si lo hace es porque aquí y ahora el proletariado aún brilla por su
ausencia en tanto fuerza autónoma como para hacerle una guerra de clases y de
memorias real. Y si algún momento nuestras protestas como clase llegaren a
salírsele de las manos y amenazar su poder –que es el poder estatal del
Capital-, este gobierno no dudaría en reprimirnos de similar forma que hace 92
años.
Por su parte, los sindicatos (todos sin
excepción) no son más que los mercaderes o negociadores de la explotación de
nuestra fuerza de trabajo frente a la patronal y el Estado. Siempre lo han sido
y lo serán. Muestra irrefutable de ello es que este 19 de noviembre hacen una
nueva marcha para “rechazar” –entre otras cosas- las “enmiendas
constitucionales” y las reformas gubernamentales al código de trabajo,
exigiendo en cambio un código dizque “de y a favor de los trabajadores”, es
decir un látigo legal más flexible y suave de la explotación capitalista, de la
esclavitud asalariada, a la cual ni la nombran, mucho menos la critican ni la
combaten. Como siempre, “luchan” contra los efectos pero nunca contra la causa
o la raíz de todos los males que padecemos los proletarios: el capitalismo.
“Luchan” sólo por derechos, reformas, migajas de quienes nos explotan y
oprimen. Así acorralan, desvían y anulan las reivindicaciones y protestas
proletarias. Y asimismo si éstas llegaren a desbordarlos, los sindicatos (y
partidos y frentes de izquierda) harían todo lo posible para apagar la lucha
proletaria autónoma. Son bomberos, reformistas, oportunistas, contrarrevolucionarios...
Los sindicatos también son enemigos del proletariado, por tanto hay que romper
con ellos y tratarlos como tales.
Proletarios: la experiencia del pasado y del
presente nos demuestra que, para satisfacer nuestras necesidades e intereses de
clase, debemos luchar por fuera y en contra de los gobiernos, los partidos y
los sindicatos, de manera independiente o autónoma, por todo y hasta el fin,
más allá y en contra de toda frontera y nacionalidad. En estos momentos,
nuestros hermanos de clase que luchan en México, Chile, Brasil, Medio Oriente,
Grecia... hacen lo que pueden al respecto y así tensan el hilo
histórico-mundial de la lucha proletaria contra el capitalismo. Nuestra memoria
histórica, nuestro programa revolucionario, nuestra solidaridad de clase,
nuestra organización autónoma, nuestra acción directa: han sido, son y serán nuestras mejores armas.
Proletarios/as:
15
de Noviembre: ¡Ni perdón ni olvido, ni paz social ni amnesia histórica:
guerra
de clases y guerra de memorias!
¡Ni
gobierno ni oposición, ni derechas ni izquierdas:
ambos
son nuestros enemigos de clase!
¡Ni
leyes ni “derechos” ni reformas!
¡Ni
representantes ni intermediarios!
¡Organicémonos
y luchemos por nuestras necesidades humanas
de
manera directa, autónoma y radical,
afuera
y en contra de sindicatos, frentes y partidos!
¡Reapropiémonos
de nuestro programa revolucionario histórico:
Abolición
de la propiedad privada, el trabajo asalariado, la mercancía,
el
Capital, las clases, el Estado, las patrias, las razas, las religiones!
¡Por
la ruptura y la revuelta proletaria, aquí y en todas partes!
¡Por
la revolución comunista y anárquica mundial!
Proletarios
Revolucionarios
Quito-Ecuador, Noviembre 2014
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La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.
si no nos vemos
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