La prohibición de la manifestación del Sábado en Bilbao es solo la última en la cada vez más larga lista de muestras de autoritarismo de las democracias europeas.
La careta democrática de la DEMOCRACIA POSFASCISTA, nacida de la posguerra posterior a la 2ª Guerra mundial se mantiene solo en la medida de que sigue siendo útil para "amansar" al proletariado y adocenarlo en su circo democrático. Pero la crisis y otras acuciantes necesidades impuestas por la propia marcha del capitalismo internacional están haciendo saltar la careta y mostrando a las claras el verdadero rostro del CAPITAL y su dominio: LA DICTADURA BURGUESA impuesta al proletariado con las armas de la REPRESIÓN y LA CÁRCEL.