1ºMAYO, SAN FERMIN
- Mañana no curro
- ¿Estás de regulación? (naturalidad ante la miseria cotidiana)
- Sí, pero mañana es “la fiesta del trabajo”, es uno de mayo
(Chascarrillos en el bar)
Cualquier arma en manos enemigas se vuelve contra nosotros. La verdadera contestación, propia de la lucha de clases, no puede ser una cita a la que acudimos año tras año para adornar las calles. La revuelta debe ser salvaje, profanadora y satisfactoria para todos nosotros, todos los días de nuestra vida, no un punto de encuentro para la autocomplacencia. La perversión de lo que fue una jornada de lucha real es un hecho repugnante.
A gran velocidad, en los últimos cinco años, gobiernos y patronal han ido avivando las llamas del conflicto. Subidas de impuestos, “ajustes” presupuestarios, despidos, ERE´s,
Nos ha tocado vivir una de las etapas de la historia más dura e insustancial. Dura por el alto grado de progreso y dominación e insustancial por la parálisis social. La combatividad de los oprimidos ha quedado reducida a una marea fúnebre que no busca, ni anhela la destrucción del capitalismo, sino que daría lo que fuera por apoyarle en esta fase auto-regeneradora con tal de no perder los banales privilegios que le otorga. Privilegios que le encadenan a una vida de miseria donde la dignidad brilla por su ausencia. O lo que es todavía peor, la combatividad de los oprimidos, está dirigida hacia la protección del todopoderoso estado, sin querer entender que se basa en condiciones enviciadas. Ni lo público es igual a lo colectivo, ni votar es igual a decidir, ni los partidos y los sindicatos representan al pueblo (ni lo harán nunca), ni el estado de bienestar es igual al bien común. Es más, el desarrollo de este último es la clave de la sagrada paz social y por tanto del inmovilismo democratista que nos conduce irremediablemente a la derrota, ahogando todo proceso revolucionario.
El susodicho estado de bienestar se desarrolló como tal, tan sólo el tiempo necesario para quedar integrado en la organización social (redes naturales de apoyo mutuo) y para desvertebrar la disidencia (carro al que se apuntó toda la izquierda inerte), de tal modo que posteriormente se fue desmantelando dando lugar a un estado meramente represivo (basado en el control por la fuerza y en el chantaje) dirigido a todo aquello que queda fuera del pensamiento único (progreso y consumo) y fuera del modelo cultural, también único y de gran carga moral (trabajo asalariado y familia nuclear como máximas aspiraciones conforman el patrón normalizador).
Contra todo ello nosotros nos resistimos y ejercemos la desobediencia como arma para ser dueños de nuestras propias vidas, y la acción directa como consecuencia natural a la violencia que ejercen sobre nosotros (tanto la explícita como la sutil). Frente a un mercado que produce el doble de alimentos de los que la población mundial necesita, permitiendo aún así que mil millones pasen hambre, nosotros proponemos el sabotaje, la expropiación y la okupación de tierras para autogestionar nuestras necesidades Frente a los suicidios que se suceden a diario por la desesperación que provoca el aislamiento en situación de crisis, proponemos redes de apoyo mutuo y soluciones reales, basadas en la solidaridad, a problemas reales (okupación de casas vacías en casos de desahucio, etc.). Frente a la instrumentalización de las luchas por parte de cualquier estructura con intereses disfrazados (léase partidos, sindicatos, etc.), asambleas autónomas (independientes de cualquier estructura falsamente crítica con el capital). Frente al inmovilismo y la necedad, autoorganización y lucha revolucionaria.
No tenemos soluciones mágicas, pero tenemos lo más importante:
DETERMINACIÓN, DIGNIDAD.