Se han confirmado los peores presagios: Lino Rubio Mayo, titular del juzgado número 1 de lo penal de Xixón, ha dictado orden de ingreso en prisión a las seis sindicalistas de La Suiza para cumplir tres años de prisión.
En 2017, la denuncia de un empresario, la complicidad de la brigada de información de la policia, la prensa, fiscales y jueces, abrieron un tortuoso proceso contra una trabajadora de esa pastelería y cuarenta compañeras de la CNT que la apoyaron.
En junio de 2024 el Tribunal Supremo convirtió en jurisprudencia la represión de la acción sindical, confirmando dos injustas sentencias de tres años y medio para 6 compañeras. Y lo hizo equiparando la negociación y las concentraciones pacíficas con los delitos de coacciones y obstrucción a la justicia.
En un texto publicado hace un tiempo, resumíamos lo sucedido:
" El pasado 24 de junio el Tribunal Supremo confirmó la sentencia de tres años y medio de prisión para los trabajadores que participaron en las movilizaciones contra la pastelería de Gijón La Suiza. Previamente a esta ratificación, los trabajadores habían sido condenados por un juzgado de lo penal en Gijón y la sentencia ratificada por la Audiencia Provincial de Asturias.
Según los jueces, queda probado que la campaña, que los trabajadores condenados (afiliados a CNT) llevaron a cabo contra el acoso laboral y sexual que sufría una empleada de la pastelería, es constitutiva de un delito de coacciones graves contra el propietario del establecimiento.
Es necesario decir que dicho propietario es un conocido ultraderechista de la capital asturiana que ha hecho de este juicio una campaña abierta contra los trabajadores, con la ayuda de abogados como Gómez Bermúdez (antiguo magistrado célebre por ser el presidente de la sala que juzgó a los autores del 11-M) y de un juez como Lino Rubio, de conocida animadversión contra los sindicalistas desde que mandó a la cárcel a Cándido y Morala.
La realidad es que las supuestas coacciones y el resto de delitos asociados a la acción sindical de los trabajadores no fueron otra cosa que unos piquetes en la puerta de la pastelería y el reparto de unos volantes contra el acoso laboral. Nada que no se haga en cualquier tipo de conflicto sindical, por tranquilo y legal que sea. De hecho, esta acción sindical fue legalizada en lo que a movilizaciones se refiere y transcurrió dentro de los cauces de lo que recoge el derecho español. ¿Qué ha sucedido entonces?
Que tanto la patronal como la magistratura y el gobierno han querido dar una lección. Esa patronal, esa magistratura y ese gobierno que, de cara a la galería, fingen enfrentarse como enemigos acérrimos, que se acusan de golpistas o liberticidas, que niegan incluso la legitimidad del contrario… están en perfecto acuerdo para mandar a la cárcel a un grupo de trabajadores por unos hechos en principio irrelevantes.
Para entender esto hay que ver el contexto de los últimos años. Desde el año 2020, gobierno y patronal han sido inmisericordes a la hora de cargar a los proletarios con el peso de la crisis, primero sanitaria y después económica, que hemos vivido. La dureza, a la hora de aplicar todas las medidas anti obreras que han sido necesarias, ha sido tanto mayor cuanto que el acuerdo entre el gobierno de izquierdas (con la ministra estalinista de trabajo al frente) y todas las facciones de la burguesía ha sido total. Recortes de sueldo para pagar la factura del confinamiento, ERTEs a mansalva como forma de reducir el coste de la mano de obra, una legislación que continúa con los aspectos más duros de la del gobierno anterior, represión a base de tanquetas (Cádiz) y fuego real (Linares) y una ofensiva declarada contra todas las movilizaciones y huelgas obreras, empezando por las del metal de 2021 y acabando por la reciente huelga de Acerinox, que cuenta en su haber también con varios condenados a prisión.
La burguesía, sus jueces y su gobierno lo dicen claro: tanto en el momento presente como sobre todo de cara a un futuro endurecimiento de las condiciones de vida de los trabajadores (que llegará, sobre todo por la movilización bélica que ya asoma en el porvenir) no va a haber misericordia de ningún tipo para los proletarios. Aquel que luche, ya sabe qué puede esperar. El encarcelamiento de los trabajadores de La Suiza es un aviso a navegantes".
¡6 DE LA SUIZA LLIBERTÁ!
SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES REPRESALIADOS
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> Con los 6 de la Suiza, LUCHA DE CLASE: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2024/06/con-los-6-de-la-suiza-lucha-de-clase.html
> 6 de la Suiza: intolerable agresión al sindicalismo combativo: https://cgt.es/6-de-la-suiza-intolerable-agresion-al-sindicalismo-combativo/
> Por las 6 de la Suiza: STOP REPRESIÓN ANTISINDICAL: https://www.cntvalladolid.es/por-las-6-de-la-suiza-en-xixon-stop-represion-antisindical/
Los vecinos del barrio donde se ubica la Plaza del Oeste llevan semanas protestando contra la tala de los árboles de la citada plaza. Primero fueron poemas pegados a los propios árboles, después un 'mausoleo' con flores y una túnica negra en las plantas caídas...
hasta ayer martes 22 de octubre, cuando el ayuntamiento pretendía (y lo hizo) talar los árboles de la plaza. Un nutrido grupo de vecinos, vecinas y solidarios intentaron oponerse a dicha tala de manera pacífica, rodeando los árboles para impedir que fueran cortados. Y es ahí cuando intervino la policía nacional en toda su crudeza, contra un grupo de vecinos y vecinas desarmados. Primero fueron empujones, después porrazos y forcejeos... hasta que arramplaron con uno de los chavales que protestaba y de muy malas maneras le detuvieron. Luego vinieron los gritos y las peticiones de ayuda de sus seres queridos... pero la policía ya no lo soltó, ni intentó apaciguar las aguas ni nada. Todo lo contrario: se llevó al chaval a comisaría con la acusación de ATENTADO A LA AUTORIDAD. Posteriormente, el compañero fue liberado por la tarde a eso de las 19h.
Todos hemos visto los videos: los vecinos rodean los árboles pacíficamente, pero en un momento determinado la policía carga y empuja a los vecinos. Los vecinos y vecinas se muestran pacíficos y tranquilos pero la policía arrampla con todo y se lleva por delante a este chaval. Es una actitud intolerable. REPRESIÓN PURA Y DURA.
Pedía el alcalde «sensatez» a los vecinos, después de la contundente actuación policial acontecida el pasado martes, 22 de octubre; ¿SENSATEZ? ¿Y qué le pide a la policía que carga de esta manera contra los vecinos y vecinas y, sobre todo, acusa a un chaval que no hace nada de atentado?
Esta mañana, sin ruido en esta ocasión, han aparecido pintadas donde antes estaban los árboles. Los vecinos de la Plaza del Oeste recordaban así la situación que terminó ayer por la tarde con la tala de los 12 árboles que comprendía el informe técnico y con la detención de un chaval.
TODA NUESTRA SOLIDARIDAD CON EL DETENIDO y sus compas.
CONTRA LA REPRESIÓN, UNIDAD Y ACCIÓN.
La Audiencia Nacional vuelve a amenazar a Antom y Assum:
¡ES HORA DE SOLIDARIDAD!
Este próximo 15 de octubre, Asunción Losada Camba y Antom García Matos se enfrentarán a un nuevo juicio en la Audiencia Nacional .
La "justicia" española ya les ha condenado anteriormente a 28 años de prisión, pretende ahora atribuirles responsabilidad penal por todos los sabotajes armados ocurridos en Galiza entre 2005 y 2014. ¿Cómo? A pesar de las decenas de acciones armadas llevadas a cabo durante este período -la única atribuida por sentencia a la resistencia gallega fue la destrucción de la Casa Municipal de Baralha en 2014- , Antom y Assum fueron nuevamente juzgados por esta acción, por la que ya fue condenado, y cumplida su sentencia, el independentista Raúl Agulheiro.
[CÁDIZ] CONCENTRACIÓN:
" NO MÁS REPRESIÓN "
JUEVES 19 de SEPTIEMBRE
A LAS 9:00H EN LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE CÁDIZ (cuesta de las calesas),
en apoyo a los detenidos por la huelga del metal del 2021.
COMUNICADO DE LA CTM (Central de Trabajadores del Metal de la Bahía de Cádiz):
"El próximo día 19 de septiembre a las 9 de la mañana, vamos a
concentrarnos en la Audiencia Provincial de Cádiz para apoyar a los
compañeros detenidos después de la huelga del metal del 2021 que van a
ser juzgados ese día.
Con esta idea vamos a empezar una campaña de vídeos para visualizar la represión existente que sufrimos la clase trabajadora":
LLAMAMOS A LA DIFUSIÓN
y la SOLIDARIDAD ACTIVA Y DE CLASE
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MÁS INFORMACIÓN de la convocatoria: https://www.facebook.com/CTMBAHIACADIZ
Informaciones anteriores SOBRE LA HUELGA DEL METAL (Cádiz, 2021):
> Huelga del metal en la Bahía de Cádiz: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2021/11/huelga-del-metal-en-la-bahia-de-cadiz.html
> Llamado a la solidaridad con los trabajadores del metal detenidos: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2021/12/solidaridad-con-los-trabajadores-del.html
> A un año de la huelga: UNA SOLA CLASE, UNA SOLA LUCHA: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2022/11/cadiz-2611-concentracion-en-la-barriada.html
> Entrevista a compañeros de la CTM realizada por Valladolor: https://valladolorentodaspartes.blogspot.com/2022/01/entrevista-la-coordinadora-de.html
Publicamos el comunicado del S, Serge, el compañero herido en la manifestación contra el megaembalse en Sainte-Soline, traducido por BARBARIA. Recordamos que al principio de su convalecencia, la prensa burguesa hizo conocer que Serge había sido clasificado como clase S (potencial terrorista) por los servicios de inteligencia franceses
Hola a todo el mundo:
Me llamo Serge y fui gravemente herido, como muchos otros, en la manifestación contra el megaembalse de Sainte Soline el 25 de marzo de 2023. Fui alcanzado en la cabeza por una granada, probablemente disparada contra mí por un gendarme equipado con un lanzagranadas Cougar. Sufrí una grave herida en la cabeza que me puso en una situación de urgencia absoluta, situación agravada por el hecho de que se bloqueó el acceso de los servicios de emergencia para atenderme durante la manifestación. Tras un mes en coma inducido y seis semanas en cuidados intensivos, me trasladaron a una unidad de neurocirugía y luego a un centro de rehabilitación. En estos momentos, noto enormes progresos en mi capacidad para moverme, comer y, simplemente, hablar y pensar. Va a ser un camino muy largo, pero estoy decidido a darlo todo, a luchar por recuperar lo que tenía, tanto física como mentalmente. Evidentemente lo hago por mí, pero también porque creo que negarse a ceder, negarse a dejarse aplastar por la maquinaria represiva, es una necesidad política en un momento en que los gobiernos apuestan por el terror y por nuestra pasividad.
En primer lugar, quiero dar las gracias a todas las personas que, en aquel campo de minas me llevaron a cuestas, me cogieron de la mano, me protegieron, me prestaron primeros auxilios (ralentización de la hemorragia, masaje cardíaco, intubación, etc.) y, sencillamente, me mantuvieron con vida. También quiero dar las gracias al personal sanitario que, en todo momento, se ha ocupado de mí y siguen ayudándome a recuperar mi cuerpo y mi mente. No puedo sino haceros saber de la alegría loca que sentí cuando salí del coma y vi la solidaridad masiva que se había expresado: asambleas, textos, grafitis, donaciones, música, acciones y diversos mensajes de compañeras y compañeros de todo el mundo. El eco de vuestras voces y el rugido de las calles nos ayudaron a mi familia y a mí a seguir adelante. Por todo ello, quiero daros las gracias a todas y todos. Habéis sido increíbles.
Todo esto nos recuerda que es vital que ninguna paliza, ningún encarcelamiento, ninguna mutilación, ningún asesinato pase desapercibido para las fuerzas del orden social capitalista. Mutilan y asesinan tan a menudo que no se puede decir que tenga nada de accidental, hace parte de su función. Demasiadas historias en todo el mundo nos recuerdan que no hay expresión más verdadera que “ACAB”. Todos los policías son unos verdaderos cabrones. Son y seguirán siendo los lacayos de la burguesía. Protegen sus intereses y garantizan, por ahora, su continuidad.
La única perspectiva para la clase capitalista es el deterioro de nuestras condiciones de vida a escala masiva, y todo el proletariado, aquí y en todas partes, lo está experimentando actualmente con amargura. Frente a las luchas que libramos para frustrar este funesto destino, han optado claramente por aumentar drásticamente la represión, tanto mediante nuevas leyes represivas como dando carta blanca a las fuerzas del orden, como en Sainte Soline. Debemos tomar nota de ello y promover colectivamente la idea de que está fuera de lugar participar en una lucha sin una protección eficaz y sin capacidad de resistencia. No somos mártires.
Pero nuestra fuerza tiene poco que ver con el campo de batalla. Nuestra fuerza reside en nuestro número, nuestro lugar en la sociedad y el mundo mejor al que aspiramos. Frente a algunas organizaciones de dirigentes y burócratas que querrían llevarnos de vuelta a casa una vez que se hayan ganado su poltrona a costa nuestra, necesitamos mil formas de organizarnos desde la base por y para la solidaridad concreta, para las y los compañeros del movimiento pero también, y quizás sobre todo, para todas aquellas y aquellos que se unirán a los movimientos revolucionarios del futuro.
¡Fuerza a las y los compañeros actualmente en la mira de los Estados!
¡Viva la Revolución!
Nos vemos en las luchas.
El S
16 de junio de 2023
Vivan los violentos de Linares
¡Contra el desempleo, la miseria y la represión policial, que estalle la rabia proletaria!
Linares, un pueblo de Jaén con aproximadamente 60.000 habitantes es un ejemplo perfecto de la realidad que se sufre en miles de barrios y pueblos obreros de todo el país. Según el Instituto Nacional de Estadística, casi un 45% de la población está en paro, lo que le coloca a la cabeza del listado de municipios por tasa de desempleo. Por otro lado, 1.200 familias tienen que recibir algún tipo de ayuda económica por la situación de pobreza extrema que padecen. Aunque históricamente la región de Linares-La Carolina ha sido una zona industrial importante, primero por los asentamientos mineros en los que hasta mediados del siglo XX se extraía plomo y, después, por el establecimiento en la zona de la empresa metalúrgica Santa Ana, antecedente de la automovilística Santana Motor y que llegó a emplear a casi 4.000 obreros en su momento de mayor producción, la zona se ha “reconvertido al sector terciario”, es decir, toda la industria ha desaparecido y, a parte de las pocas cooperativas agrarias que existen, el único empleo posible para la población es en el pequeño y gran comercio. Desde que en 2011 la empresa Santana Motor, que había sido puesta bajo propiedad pública de la Junta de Andalucía en 1995, después de que Suzuki, principal accionista de la empresa, optase por dejar de producir sus vehículos en ella, Linares se ha convertido en un exportador de inmigración: el número de habitantes, de nuevo según el INE, ha caído un 6% en la última década como consecuencia de la huida sobre todo de los jóvenes que están en edad de trabajar y que no encuentran empleo en la localidad.
La crisis económica que ha seguido a la pandemia de la Covid-19 ha agravado la situación: una de las pocas grandes empresas que todavía están instaladas en la localidad, El Corte Inglés, ha anunciado que cerrará su centro del pueblo en marzo ante la bajada drástica de las ventas desde hace un año. Hace tan sólo un mes, la prensa local daba la noticia de una nutrida manifestación de vecinos del pueblo a las puertas de estos grandes almacenes con el objetivo de apoyar a la plantilla y criticar la trágica situación por la que pasa el pueblo. Esta manifestación se sumaba a la manifestación en vehículos del pasado 7 de febrero, realizada con las mismas reivindicaciones, y, más lejanamente, a la gran manifestación de septiembre de 2017 contra la decadencia económica de la región.
¿Qué respuesta han recibido los proletarios de Linares después de sus protestas pacíficas y sus llamadas al diálogo con las instituciones nacionales y autonómicas? La represión más dura y contundente.
Como es sabido, el pasado viernes 12 de febrero, dos policías nacionales de paisano golpearon salvajemente a un vecino del pueblo y a su hija menor de edad. Rápidamente la mecha prendió. Miles de vecinos del pueblo, especialmente vecinos jóvenes, acudieron a los juzgados para protestar por lo sucedido y exigir castigo para los culpables. La respuesta de la policía no se hizo esperar: los agentes que estaban presentes cargaron contra los manifestantes, disparando salvas al aire, golpeando a cualquiera que pasase por la calle… mientras esperaban la llegada de antidisturbios de refuerzo de Granada y Jaén. Una vez estos hicieron acto de presencia, el pueblo se convirtió en un campo de batalla. Las imágenes que han salido a la luz, difundidas sobre todo por redes sociales, dan idea de lo sucedido: la Policía Nacional disparando con fuego real, coches de paisano de los que se bajan agentes de la policía secreta para dar una paliza y detener a algunos jóvenes, disparos con balas de goma a bocajarro… Una verdadera demostración de fuerza contra un pueblo básicamente proletario que vio en la violencia policial la gota que colmaba el vaso de décadas de frustración y pobreza. Por su parte, los manifestantes no se dejaron arredrar: en varias ocasiones los policías tuvieron que retroceder, uno de sus coches ardió, etc. Aunque a día de hoy todavía quedan dos jóvenes ingresados en el hospital por los disparos con arma de fuego que hizo la policía, la victoria ha sido de los proletarios que salieron a la calle: la fuerza y la determinación que mostraron su capacidad para combatir el enésimo de los agravios a los que la burguesía y su Estado les someten a diario, ha dado ejemplo. La rabia proletaria, la respuesta espontánea pero contundente que dieron a la policía, fuera de los estériles cauces democráticos y pacíficos mediante los cuales se desmoraliza y rinde a quienes se ven arrastrados a ellos para luchar, ha mostrado la fuerza que la clase proletaria puede llegar a tener.
Después de la crisis económica de 2007-2013, que disparó el desempleo, hizo descender los salarios, etc.; después de la crisis sanitaria y social causada por la pandemia, que ha supuesto más de lo mismo, reduciendo a la pobreza extrema a centenares de miles de proletarios por todo el país y frente a la más que segura crisis que las economías de todo el mundo ya empiezan a mostrar, estas escenas de la guerra de clases van a hacerse cada vez más comunes.
Se trata de estallidos espontáneos, de una tensión que sube rápidamente como la espuma para luego descender como si nada hubiera pasado, quedándose como mucho en imágenes de disturbios violentos que no parecen dejar nada tras su finalización. Pero se trata de pequeños jalones de una lucha de clase que hoy es subterránea pero que tarde o temprano emergerá a la superficie.
La clase proletaria lleva décadas habituada a las políticas de colaboración con la burguesía dirigidas por los partidos y sindicatos llamados obreros y justificadas por unas concesiones, cada vez menores, que la propia burguesía da a determinados sectores del proletariado como compensación por el agravamiento generalizado de las condiciones de existencia de la mayor parte de los proletarios. En Linares conocen la historia perfectamente: con la crisis capitalista de los años ´70, la industria de la automoción, que era el principal sostén del pueblo, dejó de ser rentable en términos económicos. La burguesía local, nacional e internacional era perfectamente consciente de los graves problemas sociales que el cierre de las empresas de la zona hubiera supuesto y adoptó una política de liquidación por etapas: periódicamente se despedía a una parte de los trabajadores, por lo general los más jóvenes, en forma de no renovación de contratos, limitación de la producción, etc. En estas ocasiones, el golpe se circunscribía a un pequeño sector de proletarios mientras se ponía en marcha una serie de amortiguadores que mantenían la tensión en niveles aceptables: subsidios de desempleo, prejubilaciones, etc. Llegado el punto en que incluso estas medidas fueron insuficientes, fue el propio Estado el que asumió el desmantelamiento de la industria, nacionalizando la empresa principal Santana Motor, y corriendo con los gastos de su cierre por fases: mientras que los proletarios de las industrias auxiliares iban al paro, la ilusión de un “plan de reindustrialización”, de una recuperación o cualquiera de estos cuentos, se mantenía porque el empleo no se liquidaba de golpe y las organizaciones oportunistas políticas y sindicales (PCE e Izquierda Unida, CC.OO. y UGT) gestionaban la lenta agonía de los trabajadores que aún quedaban con empleo. Finalmente, fueron los propios trabajadores de Santana Motor, a los que la Junta de Andalucía había hecho responsables de la empresa, los que acabaron votando por su cierre en 2005, poniendo fin a una muerte anunciada desde hacía 20 años.
Hoy, cuando todas estas medidas de conciliación y dilación del conflicto han mostrado sus resultados, la propia burguesía tiene poco margen de maniobra. Los recursos con los que antaño financiaba esos amortiguadores sociales con los que podía aspirar a mantener la paz social se han agotado o están a punto de hacerlo. No hay vías de negocio alternativas con las que hacer fantasear a los proletarios que aún conservan su empleo. La realidad de pueblos y barrios enteros degradados como consecuencia del paro y la pobreza en aumento es un hecho y, junto a ella, el incremento de la presión que se ejerce sobre los proletarios, en forma de violencia policial, delincuencia consentida por las autoridades para aterrorizar a la población, etc. es también innegable.
Situaciones como la vivida en Linares no van a acabar de golpe con décadas de colaboración entre clases, no van a liquidar sin más la influencia que todas las corrientes anti obreras políticas y sindicales tienen entre los proletarios. Pero, al mostrar de manera evidente el conflicto real que atraviesa a toda la sociedad burguesa, al ejemplificar en la violencia policial la situación real que padecen los proletarios y al obligar a estos a defenderse rompiendo con todos los corsés democráticos y pacifistas con los que durante décadas han sujetado su cuerpo social, suponen sacudidas que contribuirán a resquebrajar el andamiaje social y mostrar claramente la necesidad de una lucha de clase ya no espontánea, no limitada a la respuesta a un agravio particular, sino abierta, organizada y generalizada.
En Linares ha tenido lugar un verdadero estallido social. Los medios de comunicación, los portavoces de los gobiernos local, autonómico y nacional, los jueces, las organizaciones policiales… Todos aquellos que han pasado por alto que la policía entró a matar en el pueblo para restablecer el orden, llaman ahora a los jóvenes obreros de Linares a mantener la calma, a entender que todo ha sido un error, unas “manzanas podridas” en un cesto limpio por lo demás… Pero los proletarios, de Linares y del resto de pueblos y ciudades, pueden tener una cosa clara: a medida que la crisis económica y social crezca, a medida que la burguesía ponga sobre la mesa sus exigencias en forma de agresiones contra las condiciones de existencia de los proletarios y sobre todo si estos responden a estas luchando, la represión de todo tipo va a acrecentarse. Tanto sobre el plano mediático como sobre el político o el judicial, la clase burguesa tiene cada vez más necesidad de romper cualquier tipo de respuesta o resistencia que los proletarios puedan oponer, porque es la propia burguesía la que ya no tiene dudas acerca de si estos proletarios saldrán a la arena a luchar, sino que simplemente duda acerca de cuándo lo harán y si podrá contenerlos con las armas de que dispone.
Por su parte, la clase proletaria debe extraer de este tipo de estallidos las lecciones que le permitan ir más allá. La clase burguesa en su conjunto puede matar de hambre a un pueblo entero, puede, por las exigencias que le impone la economía capitalista de la que ella no es otra cosa que un agente, condenar al desempleo a decenas de miles de proletarios y puede, como respuesta a la rabia que se acumula, dar rienda suelta a su policía para que imponga el orden a base de fuego. Y por ello, es la clase proletaria la que debe asumir el envite. Debe plantear la lucha en los mismos términos en los que le viene dada: si la burguesía defiende sus intereses, el proletariado debe hacerlo también. Si la burguesía, llegado un punto, no tiene nada que ofrecer ni negociar, el proletariado tampoco. Si la burguesía emplea toda su fuerza contra quienes le presentan un mínimo de resistencia, el proletariado debe ser capaz de desarrollar su propia fuerza, que es la de la organización, la de la lucha por la defensa de sus intereses de clase por encima de cualquier división de sexo, raza, edad, etc. Si la burguesía dispone de la policía, los medios de comunicación, la Justicia, etc. como herramientas de lucha, el proletariado debe encontrar las suyas propias: la solidaridad de clase, la defensa de los sectores más débiles, la organización permanente. Si la burguesía, en fin, se presenta como una clase con unos intereses únicos y monolíticos que impone mediante su dictadura de clase, cualquiera que sea la forma que esta adopte la clase proletaria debe ser capaz de superar también la lucha inmediata y espontánea y salir al terreno de la lucha política, de la lucha por la conquista del poder, por la destrucción del Estado de clase burgués y la implantación de su propia dictadura de clase, ejercida a través del Partido Comunista, internacional e internacionalista, de acuerdo a una doctrina y un programa que son los del marxismo revolucionario.
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
17 de febrero de 2020
http://www.pcint.org/01_Positions/01_04_es/210217_violentos-linares.htm
Francia
¡No al toque de queda! ¡No a la vuelta al "estado de emergencia sanitaria"!
El 14 de octubre, el gobierno anunció, por boca de Macron, que había decidido someter a casi 20 millones de habitantes de las ciudades más grandes del país a un toque de queda de 9 p.m. a 6 a.m. durante varias semanas, prohibir las reuniones familiares de varias personas, etc., y restablecer el "estado de emergencia sanitaria" que se había levantado parcialmente hace unos meses. Macron dijo que confiaba en la "responsabilidad" de la población, pero en realidad, estas medidas no son más que controles policiales y medidas represivas que tendrán la tarea de asegurar que los habitantes de París, Grenoble, Lyon, Lille, Marsella, Montpellier, Rouen, Saint Etienne y Toulouse respeten el toque de queda que el Estado les impone. Para ello, se movilizarán 12.000 policías y en caso de incumplimiento reiterado del toque de queda, se impondrá una multa de 3.750 euros y una pena de 6 meses de prisión.
Macron justificó la introducción del toque de queda diciendo que "Nuestro personal médico y paramédico está muy cansado (...). No tenemos más camas libres".
Pero en los últimos meses, cuando se liberaron miles de millones de euros para acudir en ayuda de los capitalistas, el hospital y las instalaciones sanitarias en general, socavados por años y años de "reestructuración" para reducir costes, lo que dio lugar a importantes reducciones en el número de camas, fueron sólo el pariente pobre del plan de recuperación; las miles de camas adicionales anunciadas en mayo no se han visto todavía y no se ha producido el reclutamiento necesario. Es el propio gobierno, obediente a las leyes del capital, el responsable de la "fatiga" (en realidad, de la explotación) del personal a todos los niveles y de la insuficiencia de los medios disponibles para hacer frente a la crisis de la epidemia. Para el capitalismo, los gastos de salud representan una carga intolerable cuando se trata de personas que no pueden ser explotadas en el trabajo (enfermos, ancianos, etc.), y un costo que debe reducirse lo máximo posible para los demás; por esta razón hemos sido testigos de la misma situación en todos los países: las mismas masacres en las residencias de ancianos, las mismas carencias trágicas en los hospitales. ¡La salud del proletariado es incompatible con la salud del capitalismo!
La decisión del Gobierno se presentó como necesaria para detener la reanudación de la epidemia, lo que se observa no sólo por el aumento del número de personas que dan positivo al virus (muchas de las cuales son asintomáticas), sino también por el aumento del número de personas admitidas en los hospitales y el número de muertes. Será necesario evitar el contagio en el ámbito "privado" y familiar, ya que éste sería uno de los lugares más expuestos al contagio.
Sin embargo, esto no es lo que indican las propias estadísticas oficiales; según los últimos datos publicados por "Santé publique France" (1), el mayor número de "clusters" (brotes epidémicos) identificados se encuentra en los lugares de trabajo (21%); luego en las escuelas (principalmente universidades) (18,6%), en las residencias de ancianos (15,6%), en los centros de atención de salud (13,4%), durante "eventos públicos o privados que reúnen a gente" (8%); las reuniones de la familia extendida representarían sólo el 4,7% de los grupos. ¡Si va a haber un toque de queda, debería afectar primero a las empresas y a las escuelas! Pero como el daño causado por la crisis a la actividad económica debe ser minimizado, la salud de los trabajadores y sus familias se sacrifica a la salud de las empresas de los sectores más importantes para el capitalismo.
LA DEMOCRACIA SE QUITA LA MÁSCARA ESTABLECIENDO UN ESTADO DE EMERGENCIA PERMANENTE...
Este toque de queda, de dudosa eficacia sanitaria, sólo podría ser un primer paso, según declaraciones oficiales, ya que Macron dijo que la situación actual podría durar "al menos hasta el verano de 2021". Sobre todo, va acompañado de un retorno al "estado de emergencia", que permite al ejecutivo tomar todas las medidas que considere necesarias para limitar las libertades individuales (prohibición de manifestaciones, orden de confinamiento doméstico, etc.), para regular los desplazamientos, ordenar requisas, etc., y para gobernar mediante decretos. Este estado de emergencia, por lo tanto, de "asistencia sanitaria" sólo tiene el nombre; al otorgar plenos poderes al gobierno, entre otras cosas para contrarrestar las luchas o para permitir que los empresarios se preocupen por el código laboral, muestra su naturaleza esencialmente antiproletaria. La crisis económica, de la que sólo se sienten los primeros efectos desastrosos para el proletariado, provocará inevitablemente reacciones de cólera y de lucha y no son las escasas migajas añadidas por el Presidente del Consejo (ayuda excepcional de 150 euros para los jóvenes) las que cambiarán nada. El gobierno es plenamente consciente de ello; de hecho, en el último período, ha tenido que hacer frente a movimientos sociales de gran envergadura, y ahora está viendo las primeras reacciones sociales y diversas manifestaciones. Se está preparando para reforzar el control social una vez más con estos primeros toques de queda y para restaurar el estado de emergencia. Los demócratas están indignados de que este "estado de emergencia permanente" "socave o incluso ponga en peligro la democracia y altere el estado de derecho" (2). Pero la democracia no corre ningún peligro: se quita la máscara mostrándose como lo que realmente es: al servicio exclusivo del orden capitalista. En cuanto al "estado de derecho", sirve fundamentalmente al derecho de los capitalistas de llevar sus asuntos sin obstáculos. ¡Son las ilusiones sobre la democracia - y los demócratas - las que se sacuden con esta manifestación!
¡NO A LA UNIÓN NACIONAL!
Los proletarios no pueden quejarse de la llamada violación de la democracia en la que el enemigo aparece cara a cara, sino que deben verla como una señal de los enfrentamientos que se avecinan.
Deben oponerse a los sacrificios que se les exigen con el pretexto de la crisis sanitaria; deben negar toda confianza en el gobierno y el estado burgués para defenderlos, contra la epidemia o cualquier otra amenaza. Los llamamientos a la "unión nacional" lanzados por la burguesía, tanto contra el virus como contra el terrorismo islamista, tienen siempre como objetivo paralizarlos y hacerles renunciar a la lucha por la defensa de sus condiciones de vida, de salud y de trabajo. Es por eso que estas apelaciones deben ser rechazadas sin vacilación.
Pero los proletarios también deben prestar atención a las grandes organizaciones sindicales que, unidas, enviaron una carta al Primer Ministro el 14 de octubre pidiendo la apertura de un diálogo social: nada bueno puede salir del diálogo social para los proletarios porque estas organizaciones son partidarias incorregibles de la colaboración de clase y cualquier diálogo que busquen va en esta dirección. Los hechos han demostrado innumerables veces que estas organizaciones están siempre dispuestas a traicionar los intereses de los trabajadores para mantener el orden burgués y la vitalidad del capitalismo.
Sólo una lucha de clase abierta, que rompa con los métodos y objetivos de la colaboración de clase, independiente de toda influencia burguesa y del respeto a los intereses capitalistas locales o nacionales, puede permitir al proletariado defenderse, saliendo de la parálisis en la que se ha visto inmerso por la acción combinada de la burguesía y de todos sus servidores.
Los ataques de los amos y su estado se intensificarán inevitablemente en el próximo período; la respuesta necesaria sólo será efectiva si toma este camino.
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
18 de octubre de 2020
NOTAS:
(1) https://www.santepubliquefrance.fr/dossiers/coronavirus-covid-19 (Publicación del 17/10)
2) Comunicado de prensa de la "Ligue des droits de l'homme", 16/10/2020
Recibimos y publicamos:
COMUNICADO DE LUCHA INTERNACIONALISTA
ANTE EL ESTADO DE ALARMA Y EL TOQUE DE QUEDA
Este domingo 25 de octubre, el gobierno del PSOE y Unidas Podemos ha aprobado un segundo Estado de Alarma que habilita a las autonomías para imponer el toque de queda de 23h a 6h de la mañana y otras medidas que atentan contra derechos fundamentales.
El gobierno español, así como los autonómicos con competencias en sanidad, educación, transporte, entre otros, siguen sin tomar las medidas necesarias para hacer frente a la emergencia sanitaria y social y continúan anteponiendo los beneficios del capital a la protección de la vida de la clase trabajadora y los sectores
populares. Y para tapar esta nefasta gestión y prepararse para el estallido social que vendrá imponen represión y militarización: todos saben que el toque de queda no servirá para frenar la propagación del virus, pero sí para llenar la calle de policía y seguir criminalizando a la juventud y a los sectores populares.
Tras ocho meses de pandemia no se ha reforzado la sanidad pública (como reflejan las huelgas de los MIR y el anuncio de huelga en la primaria en Catalunya), sus trabajadores están exhaustos, y sigue faltando personal. Tampoco se ha puesto en marcha un sistema eficaz de rastreo, no hay más medios en los ambulatorios para
tratar los casos menos graves y controlar los contactos cercanos, ni se intervinieron los centros médicos privados, ni hay más recursos para la investigación.
Ni siquiera han hecho cosas tan básicas como reducir las aglomeraciones en el transporte público. Tampoco ha habido cambios reales en las residencias para mayores, donde las víctimas de la primera ola se cuentan por miles. Ni se ha regularizado la situación de cientos de miles de compañeros y compañeras sin papeles que continúan a merced de la sobreexplotación y con muchas dificultades para acceder al sistema sanitario.
El resultado es que el Estado Español fue el país de la Unión Europea donde más se disparó la mortalidad en la primera ola (48.000 muertos más que la media de los últimos cuatro años) y hoy encabeza el ránking de contagios por 100.000 habitantes del continente y es uno de los más golpeados por la pandemia en todo el mundo. Sin embargo, sí que ha habido dinero para rescatar a empresas con beneficios con los ERTEs, mientras que a las que siguen funcionando no se les obliga a respetar las medidas que protejan del contagio a los y las trabajadoras. Estuvimos confinados y ahora en toque de queda, pero si no nos han mandado a casa (en muchos casos esperando una ayuda que no se ha llegado a pagar), hemos tenido que seguir yendo al trabajo en metros y autobuses hacinados y sin más medidas de protección que las que nos procuramos cada uno. Cientos de miles de trabajadores están ahora en el paro y sin ayudas porque PSOE y Podemos ni siquiera cumplieron su promesa de derogar la reforma laboral, cuando lo que sería necesario en la situación actual es prohibir el despido.
Tampoco hubo ayudas para compensar a los trabajadores y a los pequeños negocios, de modo que fuera posible cumplir con las cuarentenas. Incluso se han retomado los desahucios en plena pandemia. Ni se ha puesto en marcha el permiso retribuido para los padres y madres que tengan que cuidar a sus hijos e hijas cuando tienen que confinarse. En los colegios e institutos públicos no se han bajado las ratios contratando a más profesorado para garantizar al menos la distancia de seguridad y que se pueda atender en condiciones al alumnado en caso de confinamiento de un grupo o cierre de un centro.
Sin embargo, este gobierno tan supuestamente progresista no ha escatimado dinero en policías y militares para ocupar las calles. Para esto sí que hay recursos: para apalear a los jóvenes de Vallekas que reclamaban más sanidad pública, para imponer miles de multas bajo la ley mordaza (que Sánchez e Iglesias también habían
prometido derogar), para volver a encerrar a los inmigrantes en los CIES... PSOE y PODEMOS responden a la crisis sanitaria y económica con control y represión. Como si el virus se frenara a golpe de porra.
Ya vimos bajo el primer estado de alarma cómo se prohibía el derecho a manifestación.
Militarización es sinónimo de silencio y sólo recuperando las calles podremos defender nuestros derechos fundamentales y revertir la nefasta gestión de la pandemia y de la crisis económica global que se está acelerando cada vez más.
Fuera el estado de alarma y el toque de queda. No a la militarización de la pandemia.
Más recursos para la sanidad, la educación y los servicios sociales públicos.
Aumento de la frecuencia del transporte público para evitar las aglomeraciones.
Prohibición de los despidos. Nacionalización sin indemnización de las empresas que cierran.
¡ESTA CRISIS NO LA PAGAREMOS LOS Y LAS TRABAJADORAS!
Lucha Internacionalista
26/1 0/2020
http://luchainternacionalista.