EL RACISMO DIVIDE
A LA CLASE TRABAJADORA
En su búsqueda del máximo beneficio, la burguesía no duda en emplear cualquier forma de discriminación para afianzar su poder. El racismo es tratado por los poderes como un problema social para enfrentar a los trabajadores nacionales con los extranjeros, cuando realmente tenemos mucho en común, pues todos soportamos la explotación laboral del capitalismo a través del trabajo asalariado en cualquier país. De aquí o de fuera, somos la misma clase obrera.
El racismo es un arma del capital y el estado para dividir a la clase trabajadora. La burguesía es heredera de los antiguos poderes imperialistas y colonizadores y sus formas de dominio internacional a través de la guerra abierta y económica. Las burguesías de cada país se enfrentan o alían entre ellas según les convenga en esa guerra imperialista y de control regional que sólo les beneficia a ellos.
A la burguesía le dan igual los colores, los géneros o las nacionalidades. Sólo le importa una cosa: el DINERO. Pero sabe perfectamente que para mantener su dominio, la única forma de controlar a nuestra clase es creando división y fomentando la competencia y el individualismo.
Lo estamos viendo con la guerra de Ucrania, una guerra entre diferentes burguesías, donde se ha generado un tipo de refugiados de primera clase al que los países de la OTAN no dudan en ofrecer asilo. Mientras por otro lado, los refugiados que intentan acceder a la EUROPA FORTALEZA de países “pobres” (por ejemplo Palestina, Sáhara, Mauritania) son masacrados en el Mediterráneo. Los países del sur europeo (España, Italia, Grecia, los Balcanes) y países limítrofes como Marruecos y Turquía (que reciben millones de la Unión Europea (UE) por no dejar pasar a nadie) están generando una sangría continua contra nuestros hermanos y hermanas de clase. ¡No debemos permitirlo! Lo pudimos ver el 24 de junio de 2022 en la valla de Melilla: no se atreven: ni a decir una cifra exacta de las personas que ese día fueron asesinadas intentando saltar la valla para entrar en su Europa Fortaleza.
Las políticas de extranjería que ejerce la UE y países como España, solamente se dirigen a reforzar sus fronteras para controlar la entrada de las personas pobres que huyen de conflictos generados por éstos mismos países y sus empresas transnacionales. Nuestros hermanos y hermanas se pudren en campos alrededor de todo el Mediterráneo esperando poder cruzar la frontera al día siguiente o mueren al cruzar el mar. LA MUERTE DE NUESTROS HERMANXS SÓLO BENEFICIA A LA CLASE BURGUESA ¡YA BASTA!
Día a día, los medios de comunicación criminalizan a las personas migrantes, la patronal por su parte no para de quejarse de que necesita mano de obra migrante para muchos sectores, como el agrícola, y les somete a situaciones de abuso y explotación con total impunidad. Esto es una guerra contra los trabajadores de aquí y de fuera. Debemos luchar por unas condiciones dignas en todos los curros, da igual el origen de la persona, su género o su sector económico: TODOS SOMOS TRABAJADORES.
El racismo, el sexismo y la xenofobia son utilizadas desde el estado y el capital para dividirnos como clase obrera y ponernos los unos en contra de los otros. Así reducen nuestra fuerza y capacidad de cambio revolucionario para seguir manteniendo sus beneficios y sus privilegios de clase explotadora.
Ese racismo popular, de barrio o de pueblo que se está normalizando, es algo que las organizaciones de clase no podemos tolerar y que debemos combatir: destruir su propaganda, sus portavoces y contraponer a esos discursos racistas la solidaridad de clase y el apoyo mutuo entre personas que sufrimos la misma explotación asalariada ya sea en España, en Guatemala o en Marruecos. El capital nos esclaviza mediante el trabajo asalariado con la necesidad de tener que vender nuestra fuerza de trabajo para sobrevivir y el estado nos reprime para mantener su orden social, pues es el detentador de la violencia en exclusiva, permitiendo que el capital haga y deshaga a su antojo. Esto lleva implícito la condición común de las personas explotadas: tener unos intereses comunes por el mero hecho de estar sometidos al mismo sistema económico, vengamos del país que vengamos y tengamos el color que tengamos.
Mientras no caiga el capitalismo, el racismo y todas las formas de discriminación y deshumanización que alienta y genera, no podrán desaparecer. La lucha de clases la están ganando ellos, los ricos, la burguesía, la clase que lo controla todo y con ello se extiende el racismo y todas las formas de opresión.
La clase obrera debe luchar por sus propios intereses y luchar contra los que detentan el poder burgués sean éstos del color, del género y de la nacionalidad que sean. La unidad de nuestra clase debe traspasar fronteras y culturas, con respeto, conciencia y solidaridad, independientemente del país en el que trabajemos, e independientemente del jefe que nos dé las órdenes. Empecemos por luchar contra el racismo en nuestros barrios y pueblos.
¡COMBATAMOS EL RACISMO EN TODAS SUS FORMAS!
¡NUESTRO VERDADERO ENEMIGO NO VIENE EN PATERA, DIRIGE LA ECONOMÍA Y LA POLÍTICA PARA SU ÚNICO Y EXCLUSIVO BENEFICIO!
¡DE AQUÍ O DE FUERA, LA MISMA CLASE OBRERA!
POR LA UNIDAD OBRERA, LUCHA DE CLASE
Noviembre 2024/nº 328 Comité de Solidaridad de los Trabajadores