Enseñanza:
Miles de compañeros y compañeras a la calle en estos días
Como siempre que llega el verano, la administración despide a miles de profesionales de la educación, muchos de ellos sin derecho a vacaciones y con mínimas indemnizaciones por despido (ya que la cosa se hace pasar por un "fin de contrato"). La administración educativa funciona exactamente igual que una gran empresa privada: miles de contratados temporales ayudan a sacar el servicio para luego ser despedidos sin miramientos. Y así hasta el año que viene, que vuelva a haber vacantes, sustituciones, etc., y la rueda del contrato temporal – paro - precariedad siga girando.
Las movilizaciones de interinos han sido constantes en esta primavera, con convocatorias de concentraciones, manifestaciones y un día de huelga convocado por las STES (ver más: https://stac-stec.org/huelga-estatal-del-personal-interino-18-de-junio/). La cantidad de interinos en el sector público no ha dejado de crecer en estos últimos años, llegándose a un 30 % del personal en muchas situaciones. Las negociaciones actuales para que los interinos que llevan más de tres años cobren las indemnizaciones correspondientes (creándose la categoría de "fijos discontinuos") parecen solo una añagaza para calmar al sector.
El ministro de Política Territorial y Función Pública dio a conocer su plan para reducir las tasas de temporalidad en el sector público, modificando para ello el artículo 10 del Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP). El objetivo es reducir en tres años dicha tasa por debajo de 8% (Ahora en Educación la interinidad se sitúa por encima del 30% en la mayor parte de las comunidades autónomas). Para reducir dicha tasa obligará a todas las administraciones a sacar a oferta pública de empleo todas las plazas que estén siendo ocupadas por personal interino durante tres años seguidos. Lo que, evidentemente, lleva al despido al interino por mucho que se estabilice la plaza (para otro).
La huelga tuvo escasa repercusión. La separación entre fijos e interinos hace su labor. Así, el apoyo por parte de los "fijos" ha sido testimonial pero tampoco hemos visto una movilización que pidiera la unidad de todos los trabajadores por encima de su condición contractual.
Sin el personal de conserjería no se abrirían los centros, sin la limpieza no hubiera sido posible mantener ninguna de las medidas anticovid ni de higiene, sin el personal de administración, los centros mismos no funcionarían en muchos aspectos, sin el personal interino no se podrían haber completado las plantillas, sin los profesores (fijos y/o discontinuos) no se darían las clases... esto es un pequeño ejemplo de la importancia de todo el personal.
Hay que romper las divisiones en el sector que generan todas estas categorías y luchar por la unidad de todos los trabajadores, independientemente de su situación laboral, luchando por los que peores condiciones soportan.
Años de covid...
En la provincia de Valladolid ha habido durante este curso 71 aulas confinadas (un aula se confina con 3 o más positivos). El 2,2 % del personal se ha visto afectado según las informaciones que ha relatado la consejera de educación (17 profesores, no hablan del resto del personal). Entendemos que estas cifras solo afectan a la enseñanza pública, pero aún así podemos decir que la afección del covid en el sistema educativo ha sido menor. La administración felicita por ello a familias, alumnos, profesores y personal... por haber soportado las temperaturas de enero, por haber tapado las carencias de espacio, por el esfuerzo inmenso de los trabajadores en general que han sacado "la producción" en un año tan excepcional, o más, que el anterior.
Según se está diciendo, el curso que viene se seguirá con las mismas medidas... esperemos que esto signifique que se mantienen las ratios con grupos de 20. El temor en el sector es que todo se resuelva a última hora, dificultando la planificación. La cuestión de las ratios es crucial para el sistema educativo y el empleo en el sector. Y debería ser una de las reivindicaciones esenciales por encima y más allá de las medidas anticovid. Las ratios de la ESO a 16 / 20 alumnos, las de Bachillerato a 20/ 24.
La digitalización:
Con la covid se ha acelerado el proceso de digitalización, en todas direcciones. La tecnología, las TIC son las grandes palabras de todas y cada una de las reuniones y claustros... formación sobre OFFICE 365, compra de equipos, códices TIC, etc. Pero ¿en qué vida nos hemos perdido?
Más allá de las críticas al uso de las tecnologías (abuso), la privatización de la educación avanza a marchas forzadas con todo esto. La privatización no solo se da en la subrogación y externalización de servicios de limpieza, comedores, etc. La educación es un gran negocio: libros, ordenadores, aparatos electrónicos, proyectores, programas, aplicaciones... El profesorado y el resto del personal está asumiendo, en general, acríticamente que las grandes empresas multinacionales de la informática y la educación se queden con la mayor parte del pastel.
La organización de los centros genera también la falta de movilización y la pasividad del sector. Los directores como jefes únicos, los equipos como correas de la administración, los claustros como asambleas informativas (aún más en los claustros online), son solo algunos de los muchos ejemplos de un sector paralizado. La reforma educativa es el gran trampantojo que intenta siempre ocultar las grietas. Frente a los problemas laborales, reales y constantes, la discusión sobre el modelo educativo nos saca de nuestras casillas para ponernos en un tablero totalmente amañado.
La Lomloe no "llega a entrar" por la política de la Junta... sus mejoras aún así son escasas. El proceso de pérdida de autonomía y democracia interna dentro de los centros está en muchos aspectos consumado. La autonomía económica, sin embargo, es en muchos casos un lastre y provoca diferencias con los centros privados que disponen de ingresos extra. La cuestión de la existencia de conciertos y enseñanza privada para nosotros es un grave problema.
El mismo problema de "organización" se da en las oposiciones y en el sistema de acceso de los trabajadores mediante bolsas y adjudicaciones. Hay que luchar por la FIJEZA de todo el personal contratado. Y aquí volvemos al gran problema del sistema educativo, de la función pública, pero también de la empresa privada: la gestión y contratación del personal, la lucha contra la temporalidad, las indemnizaciones por despido.
Un curso más termina, pero nada acaba.
Los problemas de la educación son los mismos que los de la sanidad y cualquier otro servicio público. Pero también en muchos sentidos son los mismos que los de las grandes fábricas y las empresas privadas: contratos temporales, despidos por vacaciones, malas condiciones de trabajo... La división entre interinos y fijos, entre público y privado, entre categorías salariales... es una cadena llena de piedras en el cuello de la clase trabajadora. Frente a esto, debemos reivindicar los intereses comunes de todos los trabajadores, de los que trabajan en el sistema educativo y de los que tienen a sus hijos en él.
Los trabajadores de la enseñanza llevamos decenas de años envueltos en discusiones esteriles sobre "el sistema educativo". Que el sistema de enseñanza es la enseñanza del sistema dominante lo sabe cualquiera. Por eso, debemos dejar de lado toda la verborrea sobre las reformas educativas y luchar como trabajadores, por las condiciones de vida y de trabajo de nuestros alumnos, sus familias y todos los trabajadores del sector. Solo así la educación podrá servir a la sociedad, y no al beneficio de las empresas y a la producción y reproducción del capital.
Solidarios de la enseñanza – Valladolid, 1 de julio de 2021.
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