El ascenso del partido socialdemócrata Syriza al Poder tras las elecciones de enero, se basó en gran medida en la manipulación y asimilación de una serie de luchas que lo precedieron, en el aprovechamiento de los golpes que recibieron de la represión y en el cultivo del derrotismo y la pasividad dentro de los segmentos luchadores de la población, así que el descontento y la rabia se encauzaran a la opción inofensiva de las urnas. Simultáneamente con el esfuerzo por conseguir el mayor consentimiento posible (que en gran medida logró con el comercio de esperanza y con las promesas de la mejora de las condiciones de vida, desde luego siempre en términos de delegación), consiguió también el apoyo de una parte del Capital local dándole las garantías adecuadas. En consecuencia, el objetivo principal del nuevo gobierno era restaurar la imagen y el prestigio de las instituciones y del sistema de Poder socialmente podrido, y a través del tríptico unidad social, colaboración entre las clases y paz social, neutralizar (contrarrestar, eliminar) las resistencias sociales y de clase, intentando (man)tener el máximo consenso (consentimiento) para llevar a cabo sus planes.
Tan sólo seis meses después de las declaraciones de la coalición gubernamental sobre el fin de los memorandos, proceden a la firma de un tercer memorándum, lo que significaría la intensificación de las condiciones de explotación y opresión, y más empobrecimiento para la sociedad. El descontento expresado por amplios sectores de la sociedad en contra de las políticas de austeridad debe ser radicalizo para que organicemos el contraataque social y de clase contra el Estado y el capitalismo, contra la Unión Europea, contra el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y el Capital local e internacional.
No tenemos ninguna ilusión falsa sobre el embellecimiento del Sistema.
Los oprimidos y los explotados, los estratos plebeyos de la sociedad, no esperan nada dejando su vida a todo tipo de “expertos” o autoproclamados salvadores. Los mismos trabajadores, los desempleados, los jóvenes, nativos e inmigrantes, como saben mejor sus necesidades reales, tienen que tomar la vida en sus manos, organizarse y luchar, sin jerarquías e instituciones, en todos los lugares de trabajo y los espacios públicos. Porque el único camino para la abolición de la explotación y la opresión son las luchas sociales y de clase auto-organizadas, la ruptura total y el derrocamiento del Estado y del capitalismo.
Luchas sociales y de clase por la revolución social, por la anarquía y el comunismo.
Asamblea de anarquistas por la emancipación social y de clase