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Intento de pogromo y razias contra los inmigrantes en Torre Pacheco

Una única salida: la lucha de clase, por encima de toda división nacional, étnica o racial.



En Torre Pacheco, Murcia, después de varias semanas de supuestos incidentes violentos, siempre achacados a inmigrantes marroquíes (varios de ellos bulos propagados por grupos de extrema derecha en redes sociales) se ha asistido a un “estallido racista” en el que centenares de vecinos del pueblo, acompañados por otros centenares de elementos de extrema derecha desplazados hasta allí para participar en los disturbios, se han enfrentado a inmigrantes marroquíes, yendo a buscarles a sus barrios, apaleándoles por la calle, atacando sus establecimientos, etc. Por su parte, los inmigrantes, especialmente los jóvenes, han respondido con contundencia, enfrentándose con los manifestantes y con la policía, dejando varios heridos y algún detenido. De hecho, si se hace caso a la prensa burguesa y a las no menos burguesas redes sociales, los elementos de extrema derecha que prometían una especie de limpieza étnica exprés en el pueblo habrían pagado en sus propias carnes su bravuconería y ni siquiera la ayuda de la policía, la Guardia Civil y la cobertura mediática dada a su favor habría evitado que alguno de ellos haya sido hospitalizado.


Estos sucesos no tienen nada de espontáneos. Desde hace semanas algo similar se venía fraguando: primero fue el frustrado intento de un grupo neo nazi de concentrarse frente al centro de menores de Hortaleza (Madrid), luego las manifestaciones contra la violación de una mujer por parte de un maliense en Alcalá de Henares (también Madrid), finalmente Torre Pacheco. Y durante todo este tiempo en varios pueblos y pequeñas ciudades de España han aparecido carteles llamando a la defensa de la “seguridad ciudadana” y a “combatir” a unos supuestos agresores marroquíes… Todo tiene el tono característico de una campaña premeditada, para la cual, desde hace tiempo, se lleva buscando únicamente un pretexto con el que desencadenar algo como lo de este fin de semana pasado en Murcia.


Torre Pacheco es uno de los pueblos con menor renta per cápita de España. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, ésta era en 2022 de 9.016 euros. Un dato efectivamente muy bajo si se tiene en cuenta que es uno de los pueblos agrícolas más importantes de la Comunidad de Murcia y que tiene una próspera industria centrada en la transformación agrícola y el sector hortofrutícola (tanto productos para el consumo nacional como destinados a la exportación). ¿Cuál es la explicación para esta aparente discrepancia? Que en Torre Pacheco, como en todo el arco del Sur mediterráneo, desde Almería hasta Murcia, se concentra uno de los estratos del proletariado peor pagados del país; de manera que la pobreza estadística de la región refleja, en realidad, una fortísima polarización social, una distribución económica sustentada en que una clase poseedora, fundamentalmente medianos y pequeños agricultores propietarios de la tierra y del capital necesario para explotarla, emplea a los jornaleros a cambio de salarios de miseria y hambre. La estadística da una visión equivocada de pobreza generalizada, cuando lo que existe es miseria proletaria y riqueza burguesa.

Más allá de esto, Torre Pacheco, como el conjunto del campo español, tanto el de interior basado en la agricultura extensiva como el de la periferia donde predomina el ultra moderno cultivo de invernadero, pasa por una profunda crisis que está haciendo que muchas empresas dejen de ser rentables, como consecuencia de la entrada en el mercado mundial de nuevos productores africanos y latinoamericanos. Así, desde 2012, la superficie cultivada en el pueblo ha caído un 52%, de casi 15.000 Ha. a muy poco más de 7 mil. De acuerdo con los datos que proporciona la Consejería de Economía murciana, esta disminución del cultivo apenas ha implicado un descenso del empleo en la agricultura, que ocupa en el pueblo, aproximadamente, a 14 mil personas, también desde 2012. Pero fuera de la agricultura, los últimos años han implicado un incremento considerable del nivel de ocupación y, por lo tanto, de descenso del desempleo: un 70% más de empleo en la industria, un 45% más en la construcción y un 50% en el sector servicios. Es por ello que el paro ha caído, en el municipio, un 60%.

Estas son las cifras oficiales, que sirven para mostrar, tomando como aproximación los datos de empleo, que la economía de Torre Pacheco padece dos influencias contrapuestas: por un lado, un ajuste entre sectores productivos que caracteriza desde hace años a buena parte del campo español, que hace poco rentable la pequeña producción agraria y que está liquidando empresas de este sector cada año. Por otro lado, una recuperación de la producción no agraria desde los niveles de la crisis de 2012 y como consecuencia, un aumento del empleo y de la consiguiente importación de trabajadores, vía inmigración legal y/o ilegal. Es una situación generalizada en todo el país: la recuperación económica, la supuesta “bonanza” capitalista, no se produce sin desequilibrios. Aparecen las fricciones entre sectores productivos que se reflejan en enfrentamientos entre diferentes estratos burgueses y pequeño burgueses. Por otro lado, la exigencia por parte del capital de una mano de obra muy barata, que padece unos salarios que son los únicos que permiten la rentabilidad de la inversión realizada, incrementa las tensiones sociales porque la burguesía logra aumentar así la competencia entre proletarios, dirigiendo hacia ese fin todos sus esfuerzos y recursos, propagando los enfrentamientos, dando cobertura a todas las corrientes nacionalistas, racistas y xenófobas… con el fin no de expulsar a esos inmigrantes, a los que tanto necesita, sino de disciplinar a los nuevos proletarios y hacer caer sobre ellos el peso del malestar social que el propio desarrollo capitalista genera.


¿Se quiere una explicación acerca de la violencia de estos últimos días? Ahí se tiene. La burguesía, sobre todo una burguesía como la española que históricamente sólo ha logrado mantener las bases de su competencia en el mercado internacional gracias a los bajísimos salarios del proletariado al que explota, requiere mano de obra importada con el fin de garantizar esos bajos salarios. La importa en contingentes legales o ilegales y, dentro del país, la priva de cualquier derecho, excepto el de ser explotada.

En los puntos más crueles y abyectos de este proceso, separa a niños de sus padres, encierra a menores con adultos, da vía libre a las organizaciones criminales dedicadas a la trata de blancas, a la extorsión y al asesinato para que hagan negocio… En definitiva, trata a los inmigrantes como animales. ¿Se extraña alguien, después, de cualquier tipo de violencia? Un solo grupo social es culpable: la burguesía, clase criminal por excelencia. Y esto vale tanto para la burguesía española, que hacina, reprime, maltrata y asesina a los proletarios migrantes como para cualquier otra, particularmente la marroquí, que desde hace décadas trata de mantener un control estricto sobre sus “súbditos en el extranjero” desarrollando un amplio sistema de espionaje y represión a través de las mezquitas y los elementos de la pequeña burguesía comerciante: ambas juegan un papel en el mercado de la explotación proletaria.


Los sucesos de Torre Pacheco han sido buscados y casi programados. Porque incluso en los momentos de relativo auge económico, de cierta -limitadísima- estabilidad, el capitalismo sólo puede existir creando desorden, caos y sufrimiento. Necesita este tipo de situaciones, estas razias alentadas y televisadas, para, por un lado, dejar salir la presión que se genera irremediablemente en su sociedad y que se trata de encauzar siempre hacia cualquier forma de violencia contra los proletarios; mientras por otro lado, necesita utilizar ese enfrentamiento, esa violencia, para disciplinar y someter por el miedo a los miles de nuevos proletarios que llegan a España para ser explotados en el campo y en la ciudad. Torre Pacheco les muestra su destino: trabajar en condiciones penosas y estar siempre sometidos a que, con cualquier excusa, se desencadene la violencia contra ellos. En este caso, ha sido una violencia “popular” (la de los hijos de la pequeña burguesía), pero siempre, en toda ocasión, es la violencia institucional y policial. Y esta política no es propia de uno u otro sector de la burguesía.

Toda la clase burguesa está de acuerdo con ella y la promueve jugando su correspondiente papel en su desarrollo. Los grupos nacionalistas tipo VOX y sus satélites callejeros, azuzan abiertamente los intentos de pogromos. Pero el gobierno de coalición PSOE – SUMAR deja hacer, permite la movilización de los grupos de extrema derecha, se niega a enviar a la policía y, cuando lo hace, les ordena reprimir a los inmigrantes que se defienden y no a los fascistas que pretendían “cazarles”. La confluencia, e incluso la coordinación técnica, entre todas las fuerzas de la burguesía es un hecho: los sucesos de Torre Pacheco no habrían tenido lugar si el Ministerio del Interior de Grande Marlaska (del PSOE), el mismo que ha mandado detener a más de 25 obreros del metal en Cádiz, no lo hubiera querido.


Los sucesos de Torre Pacheco se parecen, como dos gotas de agua, a los que tuvieron lugar en El Ejido hace 25 años. Entonces, un caso de violencia similar al de la semana pasada desencadenó días de persecuciones de trabajadores magrebíes, incendios de sus casas, intentos de asesinato… todo bajo la expectación cómplice de las autoridades, que también entonces veían necesario dar una lección a un proletariado al que querían enseñar qué significa realmente “convivir”. Pero entonces, hace 25 años, los proletarios de El Ejido y parte del Campo de Níjar respondieron con una fuerza que nadie esperaba: convocaron una huelga salvaje en toda la zona, abandonaron los puestos de trabajo y cortaron de raíz la violencia, al menos temporalmente. A la agresión que sufrían por parte de la pequeña burguesía local, dueña de tierras, fábricas y comercios, respondieron con el arma proletaria por excelencia: la huelga.

Por supuesto, la victoria de los trabajadores no fue permanente. Pararon las razias, cierto, pero la violencia siguió y sigue presente. Periódicamente llegan noticias de incendios de campamentos de chabolas donde viven los trabajadores, de violaciones a mujeres migrantes, de palizas a jóvenes… todos ellos actos de disciplinamiento ejercidos por la burguesía local para sembrar el terror sobre las masas proletarias.


Los proletarios de Torre Pacheco, como los de todas partes, ya sean nacionales o extranjeros, sólo tienen una vía para afrontar sucesos como los de estos días: la lucha de clase. Esta lucha significa reconocer que existen unos intereses comunes, por encima de raza, nacionalidad, sexo, edad… que unen a toda la clase trabajadora: la necesidad de resistir al capital, de imponerse ante sus exigencias, que siempre serán de más explotación y peores condiciones de vida. Pero también significa entender que la solidaridad de clase, el rechazo a colaborar con la clase burguesa dominante, con la patronal, con sus partidos, con sus fuerzas represivas, es un deber al que el proletariado nativo, el que disfruta de unas condiciones económicas y sociales mejores que sus hermanos de clase inmigrantes, no puede negarse. No puede (¡no debe!) solidarizarse en ningún caso con los intereses de “su” burguesía, no puede hacer frente común con “sus” empresarios, contra aquellos trabajadores que se encuentran en peores condiciones, esperando con ello mantener una situación algo mejor a costa del sufrimiento del resto de proletarios.

Lamentablemente, esta política de colaboración entre clases ha sido moneda común para el proletariado durante demasiado tiempo. Es por ello que algunos proletarios llegan a secundar las consignas racistas y xenófobas, en las que ven la continuación de esa solidaridad interclasista, de movilización junto a elementos de otras clases sociales, a las que están tan habituados. Es por ello, también, que la clase burguesa teme al proletariado migrante, que engrosa las filas de la clase trabajadora española pero que no disfruta de las ventajas de esa colaboración que se ha dado durante décadas: eso le hace más susceptible de revolverse contra las consecuencias de la explotación salvaje que padece y dar ejemplo de cuál es la vía al retorno de la lucha de clase.



¡Solidaridad de clase entre proletarios, nacionales y extranjeros!

¡Contra las razias y la violencia burguesa de todo tipo, una única vía: la lucha de clase!


 

13/07/2025

Partido Comunista Internacional

- Il comunista - le prolétaire - el proletario - proletarian - programme communiste - el programa comunista - Communist Program

www.pcint.org





 

¡No a la militarización de Ceuta y Melilla!

¡Solidaridad con los inmigrantes reprimidos por el ejército y la policía!

 

 

Durante el pasado lunes 17 y hoy martes 18, casi 8000 inmigrantes han cruzado la frontera que separa Ceuta del territorio marroquí y han entrado en España. Ante esta situación, auspiciada por el Estado marroquí, que ha utilizado a su policía para provocar este movimiento de personas, la respuesta del gobierno ha consistido en la militarización de las ciudades de Ceuta y Melilla, a las que ha desplazado un contingente militar que se ha desplegado sobre todo en la zona de El Tarajal apostando en la playa sus vehículos blindados como si se tratase de una invasión armada.

Una vez que los militares han comenzado a reprimir a la masa humana que intentaba cruzar a nado alrededor del espigón que separa Ceuta de Marruecos en esta zona, han logrado retener a miles de inmigrantes, trasladarlos a zonas de detención y devolverlos a Marruecos al momento, es decir, han aplicado las famosas devoluciones en caliente que nunca han parado, ni con el gobierno del Partido Popular ni con el gobierno socialista.

A última hora del día 18, la situación parece haber vuelto a la normalidad: la policía marroquí ha vuelto a cerrar su lado de la frontera y ya prácticamente nadie intenta cruzarla pero miles de inmigrantes siguen presos en manos del gobierno español que no ha aclarado qué piensa hacer con ellos. Desde algunas organizaciones no gubernamentales se afirma que no se ha llamado a la asistencia jurídica gratuita a la que tienen derecho los inmigrantes detenidos, así que todo hace pensar que también serán devueltos a Marruecos por la vía rápida.

El presidente Sánchez ha viajado a las dos ciudades autónomas junto con el ministro del interior Grande-Marlaska. Desde allí ha afirmado que no permitirá que se viole la soberanía territorial española y que defenderá la integridad nacional a cualquier precio con un discurso inusualmente claro al respecto de la situación que se vive en Ceuta y Melilla desde hace años.

Por su parte, el gobierno de Marruecos ha llamado a consultas a su embajadora en Madrid después de que esta, una vez se hubo reunido con las autoridades españolas, dejase entrever que el movimiento migratorio alentado por Marruecos es una respuesta ante el apoyo prestado por las autoridades españolas al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, que fue admitido en un hospital de La Rioja para tratarse por Coronavirus.


Este tipo de movimientos por parte de Marruecos son muy comunes: periódicamente afloja la vigilancia que ejerce tanto sobre las verjas que separan Marruecos de España como sobre los inmigrantes, buena parte de ellos subsaharianos que viven durante meses en territorio marroquí esperando poder pasar a España, y provoca situaciones en las que la policía y la Guardia Civil española se ven desbordadas. Se trata de maniobras que el Estado alauí lleva a cabo para reafirmar su posición como gendarme del paso a Europa para los centenares de miles de inmigrantes que intentan huir de sus países cada año: a cambio de ejercer este papel, cuya importancia intenta poner de relieve con este tipo de provocaciones, recibe cuantiosas sumas de dinero, concesiones en otros ámbitos de la política internacional, etc. Durante los últimos años la situación se ha ido tensando cada vez más: al cierre de los pasos fronterizos le siguió el bloqueo a las miles de trabajadoras que pasan a diario la frontera para comprar y vender mercancías, con lo que se condena a la miseria a todas las familias que viven de este comercio. La situación creada por la pandemia mundial únicamente ha logrado agravar este panorama, en medio del cual las presiones tanto del Estado marroquí como del español no hacen sino crecer.

La militarización de Ceuta y Mellia tiene como objetivo no tanto controlar un paso de inmigrantes, algo que perfectamente podía haberse hecho con refuerzos policiales, sino mostrar una posición firme frente a las “provocaciones” marroquíes. El discurso humanitario del gobierno español no puede esconder la tensión que existe entre los dos Estados, que mantienen desde hace cuarenta años una calma tensa siempre en riesgo de ruptura y sobre la que planea el control tanto de zonas estratégicas del Norte de África como de los pasos marítimos del Mediterráneo y el Atlántico, así como la continuidad de la soberanía española sobre Ceuta y Melilla. Las concesiones hechas por España a Marruecos buscan evitar que el conflicto de baja intensidad que se vive en la frontera, especialmente con la inmigración como moneda de cambio, pase a ser una situación más grave y para ello se transfieren continuamente fondos al Estado alauí, se le da carta blanca para imponer sus intereses en el Sáhara, etc.

Por su parte Marruecos es una potencia regional de primer orden en el Norte de África y constituye una especie de tapón que controla una parte de los flujos migratorios subsaharianos y que es capaz de evitar el desarrollo del peligro terrorista tipo ISIS que amenazaría de cerca a los países europeos. Como hemos dicho, cobra un precio por llevar a cabo estas funciones y cuando la situación se le vuelve ligeramente hostil, presiona con abrir la válvula de la inmigración.


En medio de esta situación, los inmigrantes marroquíes y subsaharianos son simplemente una moneda de cambio entre ambos estados. Después de recorrer miles de kilómetros, dejando atrás su tierra y su familia y después de caer bajo el control de las redes criminales que controlan los pasos por el Sáhara hacia la costa Norte africana, los inmigrantes subsaharianos quedan bajo el dominio de las fuerzas armadas marroquíes, que les reprimen con dureza, limitando sus movimientos, hacinándoles en bosques de los que no les permiten salir si no le conviene a Marruecos para presionar a España. Y si finalmente consiguen saltar la valla que separa Marruecos de Ceuta o de Melilla, se encuentran con las fuerzas represivas del Estado español que, o bien les encierran en los centros de internamiento de inmigrantes (los tristemente célebres CIEs) o les deportan directamente y sin el procedimiento legal adecuado.

Las masas desheredadas de África, que padecen en su tierra las consecuencias del control de estas por parte de las principales potencias imperialistas y de los gobiernos autóctonos aliados a estas, se encuentran, al huir, con que las mismas potencias que les mantienen en situación de guerra permanente y extienden la miseria a cada lugar de sus países, ejercen toda la presión posible sobre los estados magrebíes del Norte para que controlen los flujos migratorios y ejerzan de policía fronteriza a gran escala. El precio de esta política anti inmigratoria es la multiplicación de las muertes en los pasos fronterizos, marítimos o terrestres, de Canarias, Marruecos, Túnez, Sicilia, etc.


En España tanto la represión contra los migrantes como el despliegue del ejército en las fronteras ha corrido a cargo de la coalición progresista PSOE-Podemos. Demostración evidente de que los intereses nacionales, de entre los cuales están en primer lugar tanto el control fronterizo como el control de la población inmigrante, están por encima de cualquier gobierno es que esta coalición ha continuado exactamente con la misma política que llevó a cabo el Partido Popular durante sus gobiernos. Los ministros de Podemos y del PCE, que se escudarán sin duda en que conforman la minoría de la coalición de gobierno, siguen exactamente la misma senda que los ministros del Opus Dei del anterior gobierno popular.

Pero más allá de la continuidad con esta política, que es la que impone la clase burguesa, la militarización de Ceuta y de Melilla tiene que ver con la demostración por parte del Estado de que el orden, en cualquiera de sus aspectos, se impondrá con fuerza y sin vacilaciones allí donde haga falta. No ha pasado ni un mes desde el fin del Estado de alarma, cuando el gobierno ha vuelto a sacar al ejército a la calle enseñando a quien quiera ver que de ahora en adelante el Estado burgués no va a tener problema ninguno en solucionar este tipo de problemas de la manera más expeditiva posible.

Los proletarios tienen mucho que aprender de las lecciones que este último año está poniendo encima de la mesa. La movilización con la excusa de la pandemia, el confinamiento forzoso, el despliegue de la policía en las grandes ciudades de la manera más intimidatoria posible, la prohibición de desplazamientos, reuniones, etc. y ahora la militarización de las fronteras muestran que el Estado burgués no tiene repararos en emplear toda la fuerza de la que dispone a la hora de afrontar cualquier situación que ponga mínimamente en riesgo el orden social.

Los sacrificios que, sin duda alguna, la burguesía exigirá a los proletarios en España irán acompañados de medidas represivas fortísimas. De la misma manera que se ha podido ver al presidente del Gobierno utilizar el mismo discurso militarista que suele utilizar el presidente de Ceuta, veremos a todas las fuerzas del Estado volverse contra la clase proletaria con el mismo discurso que hoy utiliza la extrema derecha. Si los proletarios no aceptan sin rechistar las medidas que con toda seguridad se impondrán a partir de septiembre (reforma de las pensiones, reforma laboral, etc.) la respuesta de la clase burguesa no será tan condescendiente como pudo ser hace diez años con el movimiento 15M. Hoy la situación social es mucho más tensa, incluso para esta burguesía, y su margen de maniobra mucho menor en consecuencia. El endurecimiento del Estado, el auge de la extrema derecha, el desarrollo por parte del gobierno de izquierdas de medidas punitivas contra la población, forman parte de un ensayo con el que la burguesía saca músculo y muestra a los proletarios el futuro que les espera si no toleran cualquier medida que les venga impuesta para favorecer la recuperación de la economía nacional.

Frente a esto, la clase proletaria debe sacar las lecciones oportunas. Debe romper con la ilusión de que la política de colaboración entre clases que defienden especialmente los partidos como Unidas Podemos, PSOE, Esquerra Republicana o Bildu, representa una posibilidad para sortear los males propios de la sociedad capitalista. Sólo la lucha de clase, en defensa de sus propios intereses, a través de medios y métodos clasistas, puede darle a la clase proletaria una mínima posibilidad de victoria frente a la tremenda fuerza que la burguesía está dispuesta a utilizar contra ella.


¡Fuera los militares de las fronteras!

¡Solidaridad de clase con los inmigrantes retenidos por el Estado español!

¡Por el retorno del proletariado al terreno de la lucha de clase!


Partido Comunista Internacional (El Proletario)

18/05/2021. 

 

 


 

[MADRID] Ante la militarización de la frontera en Ceuta: CONCENTRACIÓN - viernes 21 mayo 19H, Tso de Molina 

¡NI CIES NI FRONTERAS NI NACIONES!

 

La situación en Ceuta es el resultado de las tensiones entre los estados español y marroquí, mostrando la auténtica cara del capitalismo y los estados como traficantes de nuestras vidas. El sistema no tiene
escrúpulo alguno en edificar alambradas y checkpoints, levantar muros y cárceles para personas migrantes como los CIES, campos de refugiados regidos por dura bota militar, y todo ello rodeado de la más alta tecnología, custodiada por cuerpos policiales y, cuando se tercie, militares.  Nada como la democracia para gestionar el racismo y la xenofobia. Todo ello para regular el flujo de capital humano, es decir, la población forzada a desplazarse en las rutas migratorias mundiales, fruto de las guerras, la represión y la miseria de las que los estados y el capitalismo son directamente responsables. Sin olvidar la imperante necesidad de la clase empresaria de obtener una mano de obra barata a la que explotar.

Este caldo de cultivo, de tensión imperialista entre los estados, es ideal para el nacionalismo, y en consecuencia, para la extrema derecha. Estas fuerzas intentar inculcar el odio entre las personas pobres y explotadas contra sus hermanos y hermanas de otros regiones para que no identifiquemos a nuestro auténtico enemigo, que no es otro que el sistema. Por su parte, el gobierno progresista hará lo de siempre, proteger los intereses del capital y mercadear con las vidas de las personas migrantes.

Hacemos un llamamiento a salir a la calle, en solidaridad con las personas migrantes, y sobre todo, con sus luchas. Porque hemos visto como se rebelaban en motines en los CIES. Porque hemos visto como se rebelaban en los campos donde les tienen encerradxs en Canarias, y resistían a la represión policial con la vergonzosa complicidad de Cruz Roja.  Porque hemos visto como las trabajadoras temporeras, muchas migrantes, se enfrentaban a sus patrones y a las condiciones de explotación en plena pandemia. Porque hemos visto como los chavales, deshumanizados y tildados de MENAS, se defendían con uñas dientes frente a ataques fascistas. Porque hemos visto como se generan redes de apoyo mutuo y solidaridad frente al acoso policial en las redadas racistas.  Porque nos une el odio a la policía y sus constantes abusos contra todxs nosotrxs, que se dan tanto aquí como en la frontera de Ceuta.

Hacemos un llamamiento para salir a la calle contra las guerras y la tensión imperialista entre los estados y su macabro juego geopolítico,

Hacemos un llamamiento a salir a la calle contra el repunte militar de la frontera en Ceuta y el estrecho.
Un llamamiento a salir a la calle contra las fronteras y el capitalismo que las necesita.

¡Solidaridad y lucha!
¡Ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases!

Convoca: Algunas solidarias internacionalistas

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Viernes 21 de mayo. 19H. Tirso de Molina. <M> Tirso de Molina

Ante la militarización de la frontera en  Ceuta:

CONCENTRACIÓN:

¡Ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases!

¡NI CIES NI FRONTERAS!

Convoca: Algunas solidarias internacionalistas

 


 

 


[Panfleto] La repulsión a los inmigrantes es la defensa del capitalismo

 




El rechazo a quienes huyen de una situación que originó un sistema que únicamente proporciona hambre, miseria y violencia visceral; solo puede sustentarse en la fortaleza y defensa del mundo del Capital y sus excrementos morales, jurídicos y económicos.

Hoy, se trate de venezolanos, sirios u hondureños; los proletarios desplazados en distintos rincones del planeta padecen los ataques histéricos por parte de todos los frentes cívicos y políticos, donde la ideología ciudadanista se manifiesta con toda su fuerza material. Siempre partiendo de una misma base que afirma positivamente los nauseabundos de esta civilización:

– Defensa de la propiedad
– Defensa del nacionalismo
– Defensa del trabajo asalariado
– Defensa del Estado y su jurisdicción
– Defensa de las fronteras
– Defensa de los aparatos represivos (milicia, policía, cárceles, guardias fronterizos)
– Defensa de la segregación racial
– Defensa de los valores ciudadanos, del orden, de la familia, del individualismo y las buenas costumbres
– Defensa del desarrollo y del progreso

***


Pero los proletarios en lucha que nos reconocemos en comunidad y como clase antagónica a este mundo de la mercancía; rechazaremos siempre enérgicamente todas las campañas burguesas que pretendan enjuiciar y condenar a otros explotados.

Por eso, en contraparte; siempre afirmaremos que:

No hay solución al problema de los éxodos migratorios dentro de los fundamentos y estructuras de los Estados capitalistas, porque son ellos quienes los originan. Es el capital quien crea enormes masas sobrantes deambulando en el desempleo y la precariedad; es el capital quien bajo la administración de la burguesía bolivariana ha matado de hambre y reprimido brutalmente al proletariado en Venezuela; es el capital quien lanza bombas en las ciudades sirias de Alepo y Yemen, es el capital quien por medio de la Casa Blanca envió escuadrones de la muerte a Centroamérica en los años 80s y promovió la pugna política del 2009 que incrementó la crisis en Honduras. En suma, el capital crea la catástrofe que propicia las migraciones y cuando ya no puede controlarlas recurre a sus aparatos ideológicos y a la fuerza del Estado, infundiendo miedo y confusión para que los fundamentos del sistema permanezcan inalterables.
La identidad nacional es una falacia, no hay ninguna invasión migratoria, la única invasión existente es la del capitalismo que impone su poder asesinando mediante el trabajo esclavizador, sus guerras imperialistas, y destruyendo la naturaleza con su desarrollo industrial; Por consiguiente, el enemigo no es ni será jamás el inmigrante, sino la burguesía, el capitalismo, los Estados nacionales y sus partidarios. ¡La única solución radica en reanudar la lucha de clases contra la dictadura de la economía!

¡Solidaridad internacionalista con los refugiados y perseguidos de esta guerra que el capitalismo ejerce contra la humanidad!

Nuevo motín en un Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona
Los proletarios inmigrantes, inasequibles a la farsa parlamentaria



Tan sólo cinco días después de que el Parlamento haya designado a Mariano Rajoy para ser el próximo presidente de España, ha estallado otro motín en un CIE, mostrando que detrás de la normalidad democrática que alaba la burguesía y sus secuaces se esconde la verdadera cara del mundo capitalista: prisiones ilegales, deportaciones y una brutal represión policial a los proletarios que, según la burguesía, “sobran” en el país.

Esta vez ha sido en Barcelona, donde según informan los medios burgueses, 50 inmigrantes se habrían amotinado durante la noche del 1 al 2 de este mes después de haber realizado durante los días previos protestas simbólicas en solidaridad con los amotinados del CIE de Madrid. Siempre según estos medios, los inmigrantes encarcelados en el CIE de Barcelona se habrían enfrentado a la policía nacional que les custodia justo después de la cena. Posteriormente se hicieron fuertes en el patio principal, donde resistieron hasta las 11 de la noche. Parece ser que este motín no ha sido el único acto de lucha de los encarcelados en el CIE: el día 7 de octubre hubo una protesta en el patio; el 16 de octubre un intento de fuga mediante una avalancha y el 22 del mismo mes una huelga de hambre de 24 horas.

En esta ocasión, como ya sucedió en Madrid, los inmigrantes han abandonado el motín después de pasadas unas horas y acto seguido los equipos antidisturbios de la policía nacional han intervenido para restablecer la normalidad. Igual que en Madrid, cabe suponer que los presos habrán sido víctimas de una represión salvaje.

Estos actos de rabia espontánea, que se transmiten a través de las rejas de una a otra prisión, son consecuencia de la situación desesperada que sufren los proletarios inmigrantes encarcelados en los CIE. Pero aunque respondan a una situación desesperada, no son actos desesperados que debieran evitarse, son la única salida que los proletarios inmigrantes retenidos en cárceles ilegales tienen para responder a los abusos de que son objeto a diario. Lejos de ver en estos motines, huelgas y fugas actos condenables, los comunistas vemos en ellos la respuesta natural a una situación en la cual el Estado burgués utiliza la represión abierta para controlar a la población inmigrante. Y decimos abiertamente que es la vía que, cada vez con más frecuencia y arrostrando la represión que sin duda se cebará con los revoltosos, todos los proletarios, inmigrantes o españoles, deberán tomar para luchar contra la situación que padecen, fuera y dentro de los centros de internamiento, en el puesto de trabajo, en los barrios obreros, como reacción contra la represión y la opresión cotidiana que sufren en todos los ámbitos de la vida.
Los proletarios del CIE de Barcelona se han amotinado, como hace pocos días los del CIE de Madrid, porque hasta sus celdas no llega el estúpido circo parlamentario que exige a la clase obrera que la papeleta de voto, la confianza en los representantes en las Cortes y el respeto al gobierno sea su única arma para luchar. En los CIE está la verdadera naturaleza de la democracia: una guerra continuada contra las condiciones de existencia del proletariado. Para los proletarios encerrados esta es una verdad que resulta evidente. Para los proletarios que son explotados en sus puestos de trabajo o que están en el paro, todavía no. A estos últimos durante los últimos años se han dirigido todas las medidas anti obreras de la burguesía y sus distintos gobiernos. Han sido despedidos, han visto sus salarios disminuir, sus prestaciones sociales desaparecer y la represión caer sobre quienes han intentado luchar. Pero también han recibido la fuerza concentrada de toda la propaganda democrática, que busca identificar los intereses de la clase proletaria con los intereses de la burguesía, la suerte de los trabajadores con las necesidades de la economía nacional y el orden de los negocios. Han sufrido la presión continua de los partidos y sindicatos oportunistas, que ejercen de auténticos agentes burgueses entre las filas obreras, llamando a estas a mantener la confianza en los mecanismos democráticos y obligándoles a renunciar a la lucha directa en favor de medidas contemporizadoras que han resultado ser completamente nocivas. 
 
Los proletarios inmigrantes padecen la versión más extrema de una situación que es común a todos los proletarios, cualquiera que sea su origen, sexo, religión o edad, en el mundo capitalista. Durante los tiempos de bonanza económica son explotados en el trabajo, sometidos a ritmos infernales que cuando no causan enfermedades que padecer en la vejez, acaban directamente con la vida de muchos trabajadores. Todo ello para alimentar la buena marcha de la economía, para que el país pueda competir en esa Champions League del capitalismo internacional a la que cínicamente se refería el gobierno socialista de Zapatero. Y cuando la crisis económica para bruscamente el curso del mercado, cuando las empresas ya no son rentables, llegan las exigencias más duras para los proletarios: prescindir del trabajo, es decir, de su único medio de vida hasta que la tasa de ganancia se recupere; ver recortadas las prestaciones sociales para que el Estado no quiebre; soportar mil y una penurias en nombre de la nación. Y los proletarios inmigrantes, doble ración: detenciones arbitrarias, encarcelamiento “administrativo”, deportaciones… Ellos son la mano de obra más fácilmente prescindible, y las fuerzas de seguridad del Estado se encargan de deshacerse del excedente. Pero esta situación que padecen es, simplemente, la versión más avanzada de la que padecen los proletarios españoles, que deben ver en ella una advertencia respecto de cuál será su futuro. 
 
La verdad que cada vez es más evidente para los proletarios inmigrantes no tardará en volverse igualmente obvia para los proletarios españoles. Entonces estos se verán empujados, irremediablemente, a romper con las bridas democráticas y a tomar ellos también el camino de la lucha. Una lucha que será tildada por la burguesía como incivilizada, violenta, antidemocrática… y que efectivamente es todo esto, pero que sobre todo es la respuesta natural a la presión que la misma burguesía ejerce y ejercerá sobre el proletariado.

Los proletarios inmigrantes no tienen aliados. En sus cárceles no entran las promesas del gobierno, ni los brotes verdes, ni los circos parlamentarios de la oposición. Tienen, eso sí, falsos amigos que dicen colocarse de su parte para así poder trabajar mejor para la burguesía y su Estado. Se trata de aquellos que, como Podemos, los Ayuntamientos de Madrid y de Barcelona, llaman con ocasión de los motines de los CIEs en estas dos ciudades a un hipócrita “Cerrar los CIEs”, afirmando que estas cárceles extra legales son un “problema administrativo” que puede ser solucionado con “medidas administrativas”. Pero pensar que los CIEs vayan a desaparecer es tanto como pensar que lo vayan a hacer las cárceles. Los CIEs, al margen del lugar que ocupan en el ordenamiento jurídico-legal español, son medidas represivas que la burguesía toma para poder llevar a cabo sus medidas de control de la mano de obra, para mantener a raya mediante la represión y el terror a la población proletaria sobrante. Y esto no es un “problema administrativo”, sino político, de la política que inevitablemente mantiene el conjunto de la burguesía para imponer su dominio de clase. Cerrar los CIEs no significará nada, si es que alguna vez esto llega a suceder. Lo saben perfectamente los ayuntamientos de Carmena y Colau, partidarios de este cierre pero que mandan a su Policía Municipal contra los vendedores ambulantes, inmigrantes, que acaban en los CIEs. Cerrar los CIEs, sin que desaparezca la Ley de Extranjería, sin que desaparezcan las decenas de medidas represivas contra los inmigrantes, etc. significará abrir otro tipo de mecanismo represivo.

Hace más de una década, las luchas de los presos sociales en las cárceles españolas tuvieron como objetivo prioritario el cierre de los módulos FIES, creados ex profeso para reprimir y asesinar a los presos más combativos que, durante la década de los años ´90 habían participado en los motines y protestas colectivas contra las pésimas condiciones de existencia en las prisiones. El FIES, Fichero Interno de Especial Seguimiento era una cárcel dentro de la cárcel y estaba instituido por la vía del reglamento interno de prisiones sin ningún respaldo legal. Cuando finalmente el FIES se cerró, simplemente se suprimió del reglamente interno y se le dio carta de naturaleza en la legislación penitenciaria. Los FIES siguen existiendo y aniquilando a los presos que más se destacan por defender sus condiciones de vida.

Lo mismo quieren que suceda, los Ayuntamientos del Cambio, con los CIEs: proponen su cierre, pero callan acerca de la realidad de los proletarios inmigrantes y su explotación cotidiana. Y es esa realidad la que hace necesaria los CIEs.

Frente a esta realidad, frente a la opresión cotidiana que cada vez padecen más intensamente, los proletarios inmigrantes no deben confiar en ninguna de las mentiras que les ofrece el los partidos del nuevo oportunismo político. Deben invocar la vía de la lucha cotidiana, buscando la unión con los proletarios autóctonos, rompiendo las correas que pretenden atarles al respeto a los medios democráticos. Sólo esta vía puede garantizarles alguna posibilidad de éxito.

¡Viva la lucha de los inmigrantes amotinados en Madrid y Barcelona!
¡Por el retorno del proletariado al terreno de la lucha de clase, sin distinción de raza, sexo, edad o nacionalidad!
¡Por la defensa intransigente de las condiciones de existencia de la clase proletaria!

2/11/16

Partido Comunista Internacional
Il Comunista-Le Proletaire-Programme Comuniste-Proletarian-El Proletario-El Programa Comunista




CONCENTRACIÓN en el CIE de Zona FRANCA, 
miercoles 2 noviembre, a las 19h

"La lucha sigue en el Cie de Zona Franca, después de que el pasado domingo 69 personas rechazaron la comida e hicieron una huelga de hambre pidiendo su libertad inmediata, esta noche (1 de noviembre) ha estallado una nueva protesta.

Alrededor de 50 presos han empezado un motín después de la cena, las fuentes son diversas y no todas dicen lo mismo, pero una cosa está clara, no hay paz para los carceleros y para lxs demas colaboradores del Cie. Los presos se están amotinando, están intentado fugarse, se están poniendo en huelga de hambre y todo esto está pasando en muchos lugares del estado (Barcelona, Madrid, Murcia...).

Seguimos apoyándoles, que no se queden solos ni aislados entre las paredes de la cárcel de Zona Franca!


Ninguna ley ni gobierno acabará con los muros.
No hay libertad sin rebelión!
Solidaridad con lxs presxs en el CIE de Zona Franca, de Aluche y Murcia.
Que nuestros gritos de libertad sean mas fuerte que toda autoridad".
________________________________


Información sobre el Motín en el CIE de Zona Franca

Medio centenar de internos (en su mayor parte argelinos) del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona, protagonizan desde las nueve de la noche de este 1 de noviembre un motín.

Según fuentes oficiales, el motín es el colofón a un mes de tensiones que se iniciaron con la huelga de hambre simbólica que un grupo de internos convocó en solidaridad con los internos del CIE de Aluche, en Madrid, que se amotinaron durante doce horas.

La revuelta en el CIE de Barcelona empezó tras la hora de la cena, cuando los internos abandonaban el comedor. Según las mismas fuentes, algunos utilizaron las bandejas y las mesas para levantar barricadas, y lograron llegar hasta el patio principal, donde se hicieron fuertes.

Los internos han quemado alguna sábana para llamar la atención del exterior. Se ha encendido alguna fogata en algunas zonas del interior del CIE en las que se habrían hecho fuertes, según fuentes oficiales -que siempre hay que tomar con la debida "cautela"- .

En estos momentos en el CIE de la Zona Franca de Barcelona hay 130 inmigrantes retenidos, de los que medio centenar estaría participando en el motín. La Policía Nacional ha alertado ya a la Unidad de Intervención Policial (UIP), sus antidisturbios, que están apostados en las puertas de la instalación, a la espera de cómo se desarrollan los acontecimientos en el interior, donde el director negocia con los amotinados.

Octubre ha sido especialmente complicado en el *CIE* de *Zona Franca*.El 22 de octubre, 69 internos iniciaron una huelga de hambre, que dejaron en 24 horas. Antes, hubo otro intento de fuga el 16 de octubre, a través de una avalancha, y el día 7, hubo otro conato en el patio. Pero ninguno de los incidentes anteriores tiene la relevancia del de esta noche, según varias fuentes oficiales.



> Mientras nada se dice en los medios del motín de ayer/hoy, una DELEGACIÓN del Congreso de diputados visita el CIE de Aluche "para comprobar in situ las condiciones": http://cadenaser.com/ser/2016/11/02/tribunales/1478083835_843468.html

> Análisis del: Motín en el CIE de Aluche. El proletariado inmigrante marca el camino: http://valladolorentodaspartes.blogspot.com.es/2016/10/motin-en-el-cie-de-madrid-el.html



Motín en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid
De nuevo el proletariado inmigrante marca el camino

Durante la noche que va del día 18 al día 19 de este mes y durante la mañana del mismo 19, un grupo de unos 40 inmigrantes argelinos se ha amotinado en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche, en Madrid. Por la noche, parece ser que aprovechando la escasa presencia de policía en el Centro (ya que estaba toda vigilando el partido de fútbol del Real Madrid), taparon las cámaras de videovigilancia, forzaron las puertas y subieron a la azotea, donde permanecieron 11 horas bajo la lluvia con el fin de hacer escuchar sus exigencias: libertad y dignidad de trato para los allí encarcelados. El tipo de protesta no es nuevo: repite la forma de plantear las exigencias que los presos comunes utilizaron durante toda la Transición entre otros lugares en la cárcel de Carabanchel, en cuyas antiguas instalaciones se encuentra el CIE.
Hace escasos días, en Murcia, varios inmigrantes encerrados en el CIE de Murcia lograban escapar y darse a la fuga. Y es que las condiciones de vida en estas auténticas cárceles son terribles: los inmigrantes que son llevados allí por la Policía pasan varios meses seguidos encerrados, sin saber cuándo saldrán o si serán deportados de vuelta a sus países de origen. Además, la privación de libertad la padecen entre el frío del invierno y el calor sofocante del verano en centros hacinados que no están habilitados para proporcionar unas condiciones higiénicas mínimas. Legalmente, el CIE se sitúa en el limbo: los encerrados no son culpables de ningún delito, posiblemente no sean expulsados del país (menos de la mitad), están vigilados 24 horas al día por la Policía Nacional sufriendo sus abusos… En estas condiciones, protestas y motines de menor intensidad que el de estos días, son mucho más corrientes de lo que muestran los medios de comunicación.

Los CIE son, sobre todo, una medida de coacción que utiliza el Estado para amedrentar a los proletarios inmigrantes que no tienen sus papeles de residencia en regla y por lo tanto contra todos los proletarios inmigrantes que en cualquier momento pueden perder los papeles y con ellos su condición legal en España. Son una amenaza continua que pende continuamente sobre sus cabezas: si son hallados sin la documentación en cualquier control policial, pasan inmediatamente a este tipo de cárceles ilegales donde, básicamente, serán encerrados durante varios meses sin saber qué será definitivamente de ellos. Durante los años de bonanza económica, cuando centenares de miles de proletarios provenientes de América Latina y África eran empleados en los boyantes negocios de la construcción, el mantenimiento de infraestructuras, la industria agroalimentaria, etc. poco o nada se oía hablar de los CIE. Entonces las facilidades de entrada en el país para los inmigrantes, según el número que exigía el capital para utilizarlos en sus empresas, se complementaron con una regularización masiva de todos los proletarios inmigrantes que, en 2005, pudieran demostrar que llevaban un año trabajando en España. Por supuesto que esta regularización no fue gratuita: el mantenimiento de la residencia se vinculaba a una revisión cada dos años cuyo resultado dependía de que se conservase el empleo. Es decir, si no se trabajaba, si no se era útil para la economía nacional, no se obtenía el derecho de residencia y se corría el riesgo de ser expulsado. A esto se redujo el carácter “humanitario” de la reforma del Partido Socialista que, según decía, buscaba “acabar con la inmigración ilegal”. Por supuesto que, pese a poder obtener una regulación de su status legal en el país, los proletarios inmigrantes no dejaron de sufrir las mil y una humillaciones cotidianas que el capital reserva a sus esclavos más débiles: retenciones arbitrarias, chantajes por parte de los empresarios aceptados para no perder los papeles, contratos fraudulentos, etc. Los proletarios inmigrantes eran utilizados para, en medio del boom económico, mantener los salarios estables, es decir, bajos, para introducir nuevas modalidades de contratación irregulares en sectores como la construcción, para sortear los límites que el Derecho Laboral impone a la explotación de los proletarios autóctonos, etc. No sólo han sido mano de obra barata, han sido la mano de obra con la cual, mediante una opresión brutal y unos niveles de explotación elevadísimos, el capital ha logrado abaratar el resto de la mano de obra, introduciendo además una fuerte división entre proletarios autóctonos e inmigrantes que ha servido y sirve para espolear la propaganda burguesa que afirma que el deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores españoles se debe a la entrada de inmigrantes… que la misma burguesía había favorecido.
Todas estas humillaciones cotidianas, la intensa explotación, la opresión a manos de la Policía y el resto de instituciones del Estado, se agravaron con el estallido de la crisis capitalista. Entonces los proletarios inmigrantes se convirtieron en mano de obra sobrante, innecesaria para unos negocios en franco declive. Por supuesto, la renovación del permiso de residencia se acabó para aquellos que perdieron el trabajo, muchos de los cuales se vieron forzados a abandonar el país mientras que muchos otros fueron directamente expulsados.
Para los que se quedaron, la burguesía dispuso de nuevas y más duras medidas legales destinadas a atemorizarles y mantenerles controlados. Sujetos a las mayores privaciones, arrastrando a sus espaldas una huida de sus países en la cual se juegan la vida a diario, utilizados como moneda de cambio según el curso de la economía nacional (van bien los negocios, represión de bajo nivel; van mal, represión intensa) los proletarios inmigrantes encarnan no sólo la realidad más lacerante del proletariado en el mundo capitalista, sino también el futuro de los propios proletarios autóctonos que hoy son ajenos a las protestas y motines. Ellos marcan la tendencia de aquello que, más pronto que tarde, se impondrá a todos los proletarios: explotación brutal en el puesto de trabajo, abandono a su suerte cuando este se pierde. La crisis capitalista de la cual la burguesía afirma haber escapado ya, ha dejado detrás de ella un proceso inexorable de liquidación de los amortiguadores sociales que permitían a los proletarios escapar de la miseria que habitualmente les ha amenazado a cada paso. El recuerdo de las garantías sociales que lograban mantener la cohesión social y la política de colaboración entre clases encabezada por los sindicatos y partidos pseudo obreros, pasa cada vez más a la historia a medida en que los últimos resortes de estas garantías son eliminados. Pero era este llamado Estado del Bienestar el que diferenciaba a los proletarios de los grandes centros capitalistas diferenciarse del resto de proletarios del mundo. Esta era la civilización que Europa y América del Norte habían logrado a diferencia de África, Asia o América del Sur. Hoy la situación de los proletarios inmigrantes que han accedido a las fortalezas imperialistas de Europa o Norteamérica muestra que el capitalismo acabará con cualquier traba que aparece en el camino para remontar su crisis, con cualquier obstáculo para recuperar el nivel de beneficios que exige. Los proletarios de España, Francia, Italia, Alemania, Grecia… deben tomar buena nota de aquellos a quienes se encierra en cárceles clandestinas porque han perdido su trabajo. Es una advertencia que les muestra cuánto valen ellos realmente para el capital cuando este no les necesita. No pasará mucho tiempo hasta que los experimenten en su propia piel.
El motín del CIE de Madrid no es la primera manifestación de rabia que protagonizan los proletarios inmigrantes. Además de las decenas de pequeñas protestas dentro de estas cárceles, se cuentan los disturbios de Salou de hace un año, cuando inmigrantes dedicados a la venta ilegal de mercancías se enfrentaron durante horas a la policía después de que esta provocase la muerte de uno de ellos. Están también los motines en los Centros de Estancia Temporal (CET) situados en Ceuta y Melilla, donde los inmigrantes son arrojados una vez que consiguen pasar la frontera de Marruecos. O los intentos de organización de los vendedores ambulantes en Barcelona, que recientemente han constituido el Sindicato de Manteros, acto que les ha valido ya una dura represión por parte del Estado con la aquiescencia del Ayuntamiento del Cambio de Ada Colau
Pero junto a esta advertencia, los proletarios autóctonos deberán tomar nota de cuál es la respuesta que sus hermanos de clase inmigrantes están dando a la situación especialmente dura que padecen. Es cierto que motines como el de Madrid son actos desesperados, pero ¿acaso la situación para la clase proletaria no se vuelve cada vez más desesperada? De estos actos, espontáneos, no organizados y por lo general derrotados, los proletarios deben sacar la lección de que únicamente mediante la lucha de clase, comenzando por la lucha que une en defensa de las condiciones de existencia inmediatas a los proletarios de todos los orígenes, pueden lograr mejoras en su situación. Los amotinados de Madrid han conseguido hacerse oír, han suscitado simpatía entre otros proletarios y seguramente disfruten de ahora en delante de unas condiciones mejores… Ese es el ejemplo que han dado. Y aunque su victoria sea temporal, como tantas otras, debe servir para que la lucha organizada de la clase obrera resurja y se haga fuerte, rompiendo con las bridas que la política de colaboración entre clases impone a los proletarios hacer todos los sacrificios, sufrir todas las penurias y aceptar ciegamente un destino cada vez más oscuro.

Por el retorno del proletariado a la lucha clasista
Por la lucha en defensa exclusiva de los intereses del proletariado
Por la unión de clase que acabe con las distinciones de raza, nacionalidad, sexo o edad
¡Viva la lucha de los proletarios encarcelados en los CIE!



Partido Comunista Internacional (El Proletario) 19/10/16



La pasada noche del 18 al 19 de Octubre, varios migrantes que se encuentran presos en el C.I.E. de Aluche se amotinaron en el tejado para protestar al grito de “libertad”.
Algunas personas solidarias se acercaron de forma espontánea a mostrarles su apoyo, devolviendo los gritos de ánimo y lanzando petardos para que los presos se dieran cuenta de que no estaban solos.
Según fuentes periodísticas y policiales, el motín ha terminado después de 11 horas sin heridos.

En la zona, se encontraban algunos coches de policía, furgonetas de anti-distrubios y un helicóptero vigilando la zona acompañados del concejal de seguridad y emergencias de Ahora Madrid Javier Barbero, el de economía y hacienda Carlos Sanchez Mato y los concejales del distrito de La Latina Esther Gómez y Guillermo Zapata. Estos nuevos magnates de la “política del cambio” siguen representando la defensa de las fronteras, la represión contra los migrantes y todo disidente político y la más que sobrada presencia policial en los barrios de Madrid. Ellos son igual de responsables de las políticas migratorias actuales y seguirán trabajando codo con codo con el poder de cualquier país que le exija tomar medidas estrictas en cuanto a las personas migrantes. Su aparente preocupación y solidaridad sólo es “figureo” político. No necesitamos su compasión, no queremos ser parte de su campaña electoral, no caeremos en sus mentiras.

No es la primera vez que ocurre algo así en el C.I.E. de Aluche, un centro de internamiento que se encuentra metido en el barrio de Aluche y que su asimilación ha hecho que la presencia de esta aberración se haya convertido en algo normal.

Esperamos que sigan sucediéndose este tipo de acciones de rebeldía por parte de los presos y esperamos romper la maldita calma y normalidad que este edificio representa. Que se corra la voz entre los solidarios en ocasiones como esta, hace que no se aislen las voces de los amotinados en medio de la noche en un barrio como Aluche o donde quiera que sea.

SOLIDARIDAD CON LOS PRESOS AMOTINADOS EN EL C.I.E. DE ALUCHE

ABAJO LAS FRONTERAS, ABAJO LAS CÁRCELES, ABAJO EL CAPITAL

más información:
https://es-contrainfo.espiv.net/2016/10/19/madrid-amotinamiento-en-el-c-i-e-de-aluche/
https://www.diagonalperiodico.net/libertades/31934-medio-centenar-internos-se-amotinan-cie-aluche.html

Preocupación por el estado de lxs internxs tras la protexta: https://www.diagonalperiodico.net/global/31936-internos-del-cie-aluche-amotinados-abandonan-su-protesta.html  



Debido al amotinamiento de unas 60 personas el pasado 18 de octubre, en el CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) de Aluche, donde exigían dignidad frente a las deficientes condiciones de encarcelamiento que, además, vulneran los derechos más elementales, exigiendo su libertad ante una medida tan ilegítima como desproporcionada. Las lamentables condiciones del CIE de Aluche no son ni un problema puntual ni específicas de este CIE sino que reflejan un problema estructural que afecta a todos los centros de internamiento del Estado.
Migrar es un derecho, no un delito.

Por esto os convocamos el sábado 22 a las 20:30 en la pza. de Fuente Dorada.

¡Ningún ser humano es ilegal!
¡Cerremos los CIEs!


[recibimos y publicamos]


Los gobiernos europeos y la dictadura siria de Al Assad, son responsables de las muertes de miles de refugiados



El mundo entero quedó consternado con la foto del niño sirio llamado Aylan Kurdi, de tan solo 3 años, el pequeño murió al lado de su hermano y de su madre, el único superviviente de la familia fue su padre. Ellos venían de la ciudad de Kobane y huían de las atrocidades del régimen de Bashar  Al Assad  de Siria, de los bombardeos de la OTAN y del reaccionario ISIS, que surgió como otra fuerza en Siria para destruir la lucha del pueblo sirio y kurdo.

 

La familia estaba intentando llegar a Canadá, donde tenían familiares. Habían intentado varias veces el asilo en este país, lo que le fue negado. Lo mismo ocurre con los gobiernos imperialistas de Europa. Lo ocurrido con el niño Aylan es parte del drama cotidiano de miles de inmigrantes y refugiados que mueren o arriesgan sus vidas  cruzando el Mediterráneo.

Los gobiernos europeos  levantan muros, vallas y "blindan" sus fronteras con policías, militares, patrulleras, expulsiones y leyes de extranjería. Mientras dejan correr, de hecho, a la dictadura de Al Assad que es una de las causas de que miles de sirios escapen de sus bombardeos masivos y ataques químicos. El cinismo de los gobiernos de la Unión Europea(UE), de Merkel u Hollande, no tiene límites. Se acuerdan de la guerra cuando las consecuencias les llega a Europa. Son los mismos gobiernos de la OTAN que hoy cierran sus fronteras los que apoyan directa o indirectamente al dictador Bashar Al Assad y sus masacres que ya suman 300.000 víctimas. 


Los refugiados  provienen de Siria y, en menor medida, de Afganistán, Irak, Eritrea y otros países africanos. Se tratan de miles y miles de  jóvenes, trabajadores, familias que huyen de la violencia, la persecución o la miseria que le imponen la crisis económica y social del sistema capitalista-imperialista.
Para la UE sólo se trata de levantar muros, de abordar la inmigración como un problema de orden público. Cada muro que se levanta en Europa abre un nuevo negocio para las mafias, que se lucran de la desesperación. Su "mercado" es inagotable. La mejor manera de luchar contra los traficantes es abrir las puertas a la entrada legal de los refugiados y acabar con el tratado de Schengen y las leyes de extranjería, es poner fin al expolio, es dejar de avalar y armar a los tiranos.

Los pueblos europeos, a diferencia de sus gobiernos, están dando una demostración de solidaridad con los refugiados. La población de Islandia ofrece asilo en sus casas a los refugiados, el pueblo serbio da solidaridad abierta en Belgrado o la movilización de 30 mil personas en Viena (Austria) expresando su solidaridad y disposición a que se abran las fronteras a los inmigrantes. Es urgente abrir todas las fronteras de Europa permitiendo y facilitando la libre circulación de los miles de refugiados, otorgando asilo, vivienda y trabajo a cada uno. Se les debe prestar asistencia para escapar de sus países de origen y que no mueran en el intento. Esta exigencia es extensiva a los gobiernos del mundo, cesando inmediatamente el apoyo a las dictaduras como la de Siria y las intervenciones imperialistas y del reaccionario ISIS. Por todo esto debemos denunciar a los gobernantes de Europa  y de Estados Unidos que vienen condenando a muerte a miles y miles de refugiados y dar apoyo  a los refugiados y a la lucha del pueblo sirio. Llamamos a la movilización de los pueblos, de los trabajadores y la juventud del mundo, a las organizaciones de trabajadores y solidaria con los refugiados, a enfrentar las políticas de extranjería de los gobiernos y contra el régimen de Al Assad y el ISIS, en solidaridad con el pueblo sirio.
UIT-CI (Unidad Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional)



El día 11 de agosto, a las seis de la mañana, un grupo de la policía autonómica catalana, los Mossos de Esquadra, irrumpieron en un piso donde vivían inmigrantes subsaharianos dedicados a la venta de discos y películas piratas en el pueblo de Salou. Según la versión oficial, dada por los propios Mossos y difundida a los cuatro vientos por todos los medios de comunicación, Mor, un mantero de los que habitaba el piso, “saltó” por el balcón situado a tres alturas del suelo resultando muerto al caer. Al saberse en la noticia los inmigrantes subsaharianos de la zona, dedicados en su mayor parte a este tipo de venta ambulante, salieron a la calle y se enfrentaron durante todo el día con la policía, llegando a cortar las vías del tren Cambrils-Tarragona con barricadas. La circulación en el centro del pueblo permaneció cortada por los disturbios desde las 11.50 de la mañana y durante más de cinco horas. A las pelotas de goma de los antidisturbios los inmigrantes respondieron con piedras, contenedores cruzados para evitar su avance y ataques contra las furgonetas de la policía. Los comercios de la localidad cerraron por la tensión que se vivía y, a última hora de la tarde, un miembro del consulado de Senegal, país de origen de Mor, fue agredido por los propios senegaleses cuando se presentó en el lugar de la muerte.

Los Mossos de Esquadra tienen una larga lista de muertes a sus espaldas. Mientras que los informes de ONG´s como Amnistía Internacional les colocan en el segundo puesto en el ranking nacional de torturas y agresiones en comisaría (sólo superados por la policía vasca, bien curtida en la represión contra ETA y el entorno abertzale) en el último año han asesinado a golpes, en plena calle, a dos personas. Previamente tanto los movimientos sociales de Catalunya como otros colectivos que se han manifestado en esta región han comprobado la eficiencia de sus materiales anti disturbios, que van desde la bocacha hasta el punzón para clavar en el cuerpo de los manifestantes y de los métodos represivos que utilizan para controlar a cualquier elemento subversivo. La burguesía catalana, que asumió las labores de seguridad a través de este cuerpo policial hace años, no sólo compite con el resto de la burguesía española por la recaudación impositiva y la gestión de los recursos públicos, sino que además la imita en lo referente a organización de las fuerzas represivas. El proletariado debe tomar nota de lo que le espera detrás del proyecto nacionalista cuya bondad, ahora, defienden todos aquellos que dicen estar de parte de la clase trabajadora.

Porque la primera función de la policía en la sociedad burguesa es garantizar el orden que permita el correcto funcionamiento de los negocios. Y este orden se garantiza, sobre todo, contra los proletarios. Así es el caso del inmigrante muerto estos días. En Salou, pueblo turístico de la costa de Tarragona, la afluencia de visitantes en verano es una de las primeras fuentes de ingresos para la industria local (comercios, hoteles, bares, etc.) Se trata de uno de los pueblos del famoso turismo “de borrachera” que, en las vacaciones de primavera de los estudiantes y en los meses de julio y agosto, invade las calles del pueblo en busca de alcohol y diversión con el beneplácito de las autoridades, que no ven ningún tipo de problema de orden público en esta situación, y de los comerciantes, que multiplican sus ingresos aumentando desmesuradamente los precios y vendiendo mercancías adulteradas o en mal estado. En este idílico marco de los negocios veraniegos, la presencia de inmigrantes dedicados a la venta de copias ilegales de DVD´s, música o ropa, supone un problema para la pequeña burguesía local dedicada ella misma a la venta de productos similares y de la gran burguesía del sector de la hostelería que ven cómo aparecen algunos problemas “de orden público y civismo” no causados directamente por ella y que afean la imagen del pueblo. Es por ello que actúa la policía autonómica que en el resto de situaciones permite que miles de turistas etílicos arrasen la playa, las calles y el entorno natural de la zona. Los inmigrantes subsaharianos son un problema para la burguesía legalmente establecida porque su pequeño negocio (que es muchas veces el único medio de supervivencia para quienes han huido de la miseria y la muerte en países afectados por continuos enfrentamientos armados, epidemias y hambrunas) hace la competencia a aquellos que cuentan con el beneplácito del Estado para ubicarse en el pueblo. La burguesía y la pequeña burguesía hacen valer sus derechos adquiridos para aniquilar cualquier tipo de merma en su beneficio y, de esta manera, utilizan a la policía para que expulse del mercado a sus potenciales rivales. Obviamente estos rivales no son exactamente sus competidores. Se trata de una población inmigrante imposibilitada por su situación irregular para optar a algún tipo de puesto de trabajo, que de hecho trabajan como vendedores ambulantes para las mafias dedicadas a la distribución de productos ilegales contra las que el Estado y su policía jamás intervienen (¿cuántos barcos son intervenidos en el puerto de Barcelona o en el de Valencia cuando traen estos productos desde China o desde Turquía? Ni tan siquiera uno por cada millar de inmigrantes detenidos por distribuir las copias ilegales). Se trata, en pocas palabras, de población sobrante para el capitalismo, de mano de obra que no puede explotar porque con ella no alcanzaría la ganancia mínima que le garantiza un beneficio aceptable. La única salida que le queda a esta población sobrante es trabajar en la economía sumergida corriendo el riesgo de ser deportada, encarcelada… o asesinada. Cuando esta población sobrante trabaja para la burguesía que hace sus negocios fuera de los márgenes legales, como sucede en la industria de las copias piratas de DVDs, entonces la ley interviene contra ellos con toda la brutalidad de la que es capaz su policía. En este caso, con una justificación tan manida como es la de “se cayó por una ventana”, ha dejado un muerto, sacrificado en los altares del beneficio capitalista.

Los inmigrantes, tanto aquellos que trabajan en negocios con patrones legales como aquellos que se ven arrojados en manos de los que la burguesía denomina ilegales y que realmente ejercen el mismo papel de explotadores de la fuerza de trabajo, saben bien qué les espera en su huida hacia Europa. Lo saben cuando se convierten en mercancía en manos de las mafias de negreros que les transportan por el Magreb; lo saben cuando la policía de Marruecos les hacina en montes insalubres para presionar al Estado español; lo saben cuando se juegan la vida saltando la valla de Melilla o cruzando el Estrecho en barcas más que precarias; y lo saben finalmente cuando la policía, ya en España, ejerce una presión continua sobre ellos para mantenerlos controlados y que no sean conflictivos ni en sus puestos de trabajo, para aquellos que los consiguen, ni en las calles de las ciudades, para aquellos que son arrojados a la delincuencia. Y precisamente porque los inmigrantes de Salou, que vienen de tener la muerte presente en su día a día desde sus países de origen, también saben cuál es su lugar en la sociedad capitalista, han respondido con violencia ante la enésima agresión sufrida por la policía. Para estos inmigrantes la civilización capitalista y su democracia han sido, desde el primer momento, un arma vuelta contra ellos, en cuyo nombre se les ha tratado como auténticos esclavos modernos. Es por ello que, a la hora de protestar por la muerte de su compañero, han utilizado métodos nada cívicos ni democráticos como son los cortes de calle y de las vías férreas. Para ellos el conjunto de resortes que la burguesía utiliza para integrar a los proletarios en el sistema de la colaboración entre clases no funciona, precisamente porque están completamente excluidos de esta colaboración desde el momento en que han sido arrojados al margen de la sociedad. Es por ello, porque están fuera de cualquier ámbito de “negociación” con los “agentes sociales”, por lo que su reacción se ha salido fuera de los cauces de solución de los problemas sociales con que la burguesía aleja a los proletarios del terreno de la lucha de clase. En este sentido, los inmigrantes subsaharianos de Salou han mostrado a los proletarios españoles e inmigrantes que hoy ven rebajarse sus condiciones de existencia y para los que la burguesía ya no reserva ninguna posibilidad de revertir esta situación cuál es el futuro que les espera y cuál es la verdadera naturaleza de la lucha que deberán llevar a cabo si quieren evitarlo.

Si hoy los proletarios, tanto empleados como desocupados pero que aún pueden disfrutar de un mínimo de garantías sociales, no se ven reflejados en la situación que padecen los inmigrantes apaleados y asesinados por la policía, es porque la fuerza de las ilusiones burguesas, que son unas ilusiones bien materiales basadas en la inercia de décadas de colaboración interclasista, aún pesa demasiado en ellos. Pero, lentamente, de la misma manera en que la crisis económica mina las bases de esa colaboración entre clases, la ilusión que pesa entre los proletarios acerca de una posible solución indolora a la situación a que la burguesía les somete, irá desapareciendo. Entonces, colocado de nuevo sobre el terreno de la lucha abierta contra la clase que detenta la propiedad de los medios de producción y que decide sobre el destino de la vida de millones de personas en todo el planeta, los proletarios encabezarán una lucha que tendrá como objetivo final acabar con todo rastro de explotación del hombre por el hombre y, por lo tanto, con todas las humillaciones y vejaciones que acompañan a esta y que seguirán existiendo mientras que el capitalismo siga en pie.


12.8.15
Partido Comunista Internacional (El Proletario)

Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.

si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com















ARCHIVO

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Contrainformacion internacional

Anticarcelario / contra la sociedad cárcel

"Las prisiones son una parte más de la esencia represiva de todo Estado, no hay que olvidar la parte que nos toca a lxs que aún seguimos en la calle.

No podemos ver las cárceles como algo ajeno a nuestras vidas, cuando desde temprana edad hemos sido condicionadxs a no romper las normas, a seguir una normalidad impuesta; el castigo siempre está presente para lxs que no quieren pasar por el aro.

En el trabajo, en la escuela... domesticando y creando piezas para la gran máquina, piezas que no se atrevan a cuestionar o que no tengan tiempo para hacerlo.

Hemos sido obligadxs a crecer en un medio hostil donde es dificíl desarrollar nuestros propios deseos.

La rebeldía brota de algunxs, otrxs simplemente se acomodan en la mierda, tapando sus frustraciones con lo que le dan quienes antes les despojaron de todo. O viendo sus problemas como algo aislado, único y personal.

Para lxs que no tragan o no se adaptan al gran engaño ahí tienen sus cárceles, reformatorios, psiquiatrícos ... creados por los que no quieren ver peligrar las bases de su falsa paz.

No podemos ignorar la lucha de lxs compañerxs presxs.

Su lucha es nuestra lucha."