¡Abajo la guerra imperialista en Irak y Siria!
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valladolor
lunes, 13 de octubre de 2014
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¡Abajo la guerra imperialista en Irak y Siria!
A comienzos de
agosto, el gobierno estadounidense decidía lanzar una “operación
humanitaria” limitada en Irak bajo la forma de bombardeos. No sin antes
haber realizado una campaña internacional de movilización de la opinión
pública con respecto a las minorías yazidíes y cristianas que habrían sido
amenazadas de “genocidio”, en virtud del avance de los rebeldes islamistas
del “Estado Islámico de Iraq y el Levante” (mejor conocidos por sus siglas
en inglés ISIS). Pero hoy ya nadie habla de yazidíes y cristianos, ahora se
trata de la suerte de los kurdos, la que se utiliza para la propaganda
bélica; la operación “humanitaria” se ha transformado en una verdadera
guerra, esencialmente aérea por el momento. La fuerza militar de los Estados
Unidos es de lejos la principal, efectuando hasta hoy unas 2OO bombardeos en
Iraq, varias decenas en Siria, enviando centenas de soldados acampados en
Iraq (¡de donde se habían retirado en 2011!); han logrado también crear una
amplia coalición internacional: según ellos, unos cuarenta países formarían
parte, pero, como no han dado la lista, algunas dudas se crean sobre esta
afirmación.
Para el
gobierno francés era un honor manifestar de manera ruidosa su participación
en la intervención americana, siendo el segundo país que efectúa bombardeos
aéreos en Iraq contra ISIS (lo que ha llevado a esta organización, que no
posee ningún avión para bombardear a Francia, a hacer un llamado a matar a
ciudadanos franceses; en Argelia, a un turista de este pais le tocó ser la
desgraciada victima). Los gobiernos canadienses, holandeses, australianos y,
un poco más allá, Gran Bretaña, Bélgica y Dinamarca han decidido participar
también en la guerra aérea, asi como también Jordania, Arabia Saudí,
Emiratos Árabes y Qatar.
Otros países
que se han unido a la coalición internacional anunciaron el envio de armas,
entre ellos Alemania e Italia. España ha decidido no participar en los
combates, pero ha acordado aportar una “ayuda logística”. Sin formar parte
de la coalición, Rusia, que fue invitada a la conferencia internacional de
mediados de septiembre para poner en pie dicha coalición, anunció que
aportaría una “contribución” al compromiso militar internacional (esta ya
había enviado, desde hace unos meses, armas al gobierno de Bagdad).
Aun cuando en
este punto los diversos Estados que participan en la coalición no tienen
ninguna voluntad de enviar tropas a combatir en tierra, igual que los
Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania, Gran Bretaña han enviado, en
algunos casos “desde hace varias semanas”, a “consejeros militares”, además
de “fuerzas especiales” a Iraq para entrenar y organizar a los combatientes
anti-islamistas, kurdos o no.
Una intervención motivada únicamente por sórdidos intereses imperialistas,
no por pretendidas preocupaciones “humanitarias” desinteresadas.
La intervención
militar ha sido justificada por las atrocidades cometidas por ISIS en las
regiones en las que está presente (que no ha vacilado en publicar por
Internet): masacre de prisioneros, incluyendo a civiles, decapitación de
secuestrados, etc.; inspirar terror es una de las armas del ISIS; pero, con
el fin de suscitar la adhesión a la intervención militar, las mismas son
utilizadas en su contra. Toda guerra necesita mostrar víctimas inocentes,
verdaderas o falsas, para justificarse.
Pero hasta el
más reciente periodo, si bien habían sido cometidas en Siria (donde ISIS las
ha perpetrado, desde su primera aparición), estas atrocidades no conmovían a
las buenas almas de los imperialistas occidentales, las mismas que tampoco
se han conmovido por los crímenes y atropellos cometidos por el régimen de
Bagdad, que se apoya sobre verdaderos comandos de la muerte para establecer
su autoridad mediante el terror.
Todo ha
cambiado a comienzos de este verano, después que los combatientes de ISIS,
apoyados por cuadros militares y fuerzas baazistas de la época de Saddam
Hussein, hubiesen derrotado al ejército regular iraquí, amenazando
directamente a Bagdad. La caída del régimen puesto en plaza luego de la
victoria americana dirigida por la Administración Bush y por el cual han
tenido acceso al petróleo iraquí, es impensable para los Estados Unidos; y
eso es lo que les ha empujado a intervenir militarmente; no una pretendida
presión de su “opinión pública”, que nunca ha sido más que una invención de
los medias.
El grueso de
los yacimientos petroleros iraquíes, explotados por sociedades americanas
(Exxon...), británicas (BP, Shell), rusas (Lukoil...), italianas (ENI),
francesas (Total) y chinas (Petrochina), se encuentra en el sur chiita, área
en que ISIS y sus aliados sunitas no tienen ninguna opción de penetrar. Pero
otra parte nada desdeñable se encuentra situada en la región del norte
alrededor de Mossul, que los nacionalistas kurdos reclaman como suya desde
hace tiempo al gobierno de Bagdad; lo que agrandaría su territorio en un
40%, y que ahora quieren defender aprovechando la debacle de Bagdad,
acordando concesiones a grandes firmas petroleras occidentales, sobre todo
las “majors” norteamericanas Exxon y Chevron, así como a la francesa Total.
Entregando armas a los combatientes kurdos (apoyando en los hechos el
independentismo kurdo1) americanos y franceses protegen los
intereses de sus grandes empresas petroleras2).
Por otra parte,
ni los grandes imperialismos ni los Estados de la región, ven con buenos
ojos que un grupo “incontrolable” como ISIS cuestione las fronteras
establecidas por la colonización y el reparto imperialista del mundo,
sirviéndose de la vieja quimera del nacionalismo árabe, versión Baaz, de una
unión entre Siria e Iraq, bajo los nuevos colores del Islam radical.
Recomposición actual del Medio-Oriente
El acuerdo
concluido este verano para la eliminación de armas químicas del régimen
sirio, bajo la égida de Rusia, marcaba un giro en la política americana;
significaba que frente al fracaso de no poder encontrar o poner en pie una
fuerza política confiable entre los rebeldes, la caída del régimen El Assad
creaba, según la Administración Obama, demasiados riesgos para la
estabilidad del orden imperialista regional.
Los rebeldes
sirios están divididos en una multitud de grupos armados más o menos
autónomos, o más o menos reunidos en “frentes” diversos, siempre según quien
les pague: los burgueses locales o de los países vecinos, los diversos
imperialismos… Algunos viven de robos, extorsiones o del contrabando. Los
países árabes del Golfo en un comienzo financiaron a los grupos más
islamistas, mientras que Turquía les acordaba una ayuda, todo bajo
supervisión norteamericana. Detrás de las referencias reaccionarias comunes
que hacen a la religión y la ley islámica, y apoyándose en el odio suscitado
por el sangriento régimen de Damas, todos estos grupos no defienden sino los
intereses de éste o aquél burgués, rivales a veces; por ejemplo ISIS debe su
éxito en gran parte al hecho de haber logrado financiarse asegurándose por
diversos medios el control de una parte de la producción y del contrabando
de petroleo sirio hacia Turquía. Ninguno de estos grupos merece el apoyo de
los proletarios, y tan resueltos como el Estado sirio, también son sus
enemigos.
Los continuos
esfuerzos (tanto en dinero como en armamentos) de los americanos (apoyados
por franceses, británicos y otros imperialismos) para reunir algunos de
estos grupos en un “Ejército Libre de Siria” y someterlos a su dirección,
así como tratar de reclutar entre los políticos sirios en la inmigración una
fuerza política “islamista moderada” que goce de un mínimo de credibilidad,
han ido de fracaso en fracaso.
Las decenas de
bombardeos de los americanos y sus aliados en Siria contra las posiciones de
ISIS y también de Al Nosra3, testimonian que el enemigo del
imperialismo americano en Siria no es ya el régimen de Bachar El Assad, no
obstante ser culpable de muchos más crímenes y masacres que los islamistas:
una nueva demostración de que no se trata del destino de la población lo que
determina la acción de los imperialistas y burgueses de todos los países.
A través de la
inestabilidad presente,
que
es el fruto tanto de la crisis económica cuanto de feroces rivalidades
ínter-burguesas, nuevos alineamientos de fuerza se han puesto en marcha en
Medio-Oriente: el imperialismo americano ensaya un acercamiento con Irán
que hace poco amenazaba con bombardear. Turquía, luego de haber utilizado a
ISIS4, ahora se prepara para invadir una parte de Siria con el
fin de establecer allí una “zona-tampón”, Israel que rechaza toda
autodeterminación de los palestinos, se declara en favor de la independencia
de los kurdos, etc. Debido a sus recursos petroleros, al igual que su
posición geo-estratégica, la región es de crucial importancia para el
capitalismo mundial; y mientras este subsista aquella estará condenada a ser
el teatro de violentos choques de intereses que desemboque fatalmente en
guerras, “locales” o más generales, en las que las poblaciones son las
víctimas. Además de los muertos y heridos en los combates y bombardeos en
estas últimas semanas cientos de miles de personas que huyen de los
enfrentamientos han debido dejar su lugar de residencia para ir a refugiarse
en Turquía o en otras partes de Iraq; a estos se agregan centenares de miles
de refugiados sirios que han encontrado un refugio más que precario en
Líbano, Jordania o en otras partes. Inútil decir que la suerte trágica de
estos refugiados condenados a la miseria más atroz no preocupa a los
burgueses...
¡Solo la guerra de clase puede oponerse a la guerra burguesa!
Los gobiernos
llaman a la población en general y a los proletarios en particular a una
“unión nacional” en apoyo a la intervención militar en curso, retomando con
casi las mismas palabras los viejos discursos utilizados hace un siglo,
luego de la Primera Guerra Mundial. Todo el mundo sabe que estas proclamas
grandilocuentes de la “union
sacrée”
para defender a la “patria” no servían sino para llamar a los trabajadores a
sacrificarse por defender los intereses sórdidos de “sus” explotadores, de
“su” capitalismo nacional. Los revolucionarios bolcheviques denunciarán la
mentira de la “defensa de la patria”, llamando al “derrotismo
revolucionario”, tomarán las consignas del socialista alemán Liebknecht: el
verdadero enemigo de los proletarios está en su patria,
es la clase de los capitalistas; es contra ellos que se debe luchar, es al
capitalismo al que hay que derrocar por medio de la revolución.
Desde este
punto de vista hoy no ha cambiado nada. El enemigo de los proletarios no es
un nebuloso “terrorismo” del que hay que protegerse por medio de
intervenciones militares y guerras (que, según el Primer ministro británico
Cameron, durarán varios años) sobre otros continentes y por medidas
represivas en el propio país (por ejemplo la “Patriot Act”,); es “su” propia
burguesía, “su” propio capitalismo, cien veces más culpables y criminales
que todos los “yihadistas” reunidos. Desde su nacimiento, el capitalismo ha
puesto al planeta a sangre y fuego, sembrando miseria y destrucción para
satisfacer su sed de ganancias, provocando muertes por decenas y decenas de
millones en guerras, al mismo tiempo que lleva a cabo sin interrupción una
guerra social contras sus proletarios. Hoy les inflige políticas de
austeridad, los arroja a la calle y los libra a las brutalidades y crímenes
policiales, para tratar de restaurar su salud económica desfalleciente; los
llamamientos a la unión nacional para la guerra, no son más que los
zarcillos de los llamados a la unión nacional para la guerra económica. Y si
el proletariado no logra detenerla antes, el capitalismo hundirá
inevitablemente a la humanidad en una tercera guerra mundial, mucho más
destructiva que las anteriores, con el fin de superar sus contradicciones
internas, que cada vez le cuesta más controlar.
Para pararla,
no hay más que una vía, la indicada por el marxismo y por toda la historia
del movimiento obrero; la vía de la reanudación de la lucha de clase, de la
organización independiente de la clase, de la constitución del
proletariado en clase, es decir, en partido (El Manifiesto Comunista)
para dirigir la lucha proletaria hasta la victoria de la revolución
comunista mundial y la instauración del poder dictatorial del proletariado,
etapa necesaria para erradicar el capitalismo mundial.
Es esta la
vía
que hay que preparar, comenzando por rechazar toda
unión
nacional con los capitalistas y su Estado, todo sacrificio por los intereses
de la economía burguesa, toda renuncia a la defensa exclusiva de los
intereses proletarios, todo apoyo a las intervenciones militares, toda
participación a las campañas de movilización imperialistas, mucho más cuando
estas se camuflan detrás de coartadas “humanitarias”.
¡Abajo la
nueva intervención imperialista en Medio-Oriente!
¡No a la
unidad nacional en apoyo al imperialismo!
¡Por la
reaparición de la lucha de clase anti-capitalista
¡Por la
revolución comunista internacional!
(1) La política
americana ha sido siempre la defensa de la unidad iraquí; es por esto que se
oponen a la evacuación del petróleo kurdo a través de un oleoducto turco y a
su venta en el mercado mundial. Los intereses turcos son exactamente lo
contrario.
(2) Las
autoridades francesas justifican su intervención también por el hecho de que
está en discusión la negociación de enormes contratos de armamentos con
Arabia Saudí. Uno cree morir por la patria, pero morimos por los
vendedores de cañones, se decía durante la primera guerra mundial…
(3)
Grupos rebeldes
que han sido no obstante financiados por los americanos han condenado
públicamente estos ataques. En cuanto a Al-Nosra, que acusa a ISIS de no
combatir realmente al régimen de Damas y de no seguir con suficiente rigor
los principios islamistas (!), reivindicaba el hecho de ser retirado de la
lista americana de las organizaciones terroristas, es decir de ser
reconocido por los Estados Unidos.
Partido Comunista Internacional
5
de octubre
de 2014
www.pcint.orgValladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.
si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com