Noticias recogidas de Viva La Anarquía (
aquí y
aquí) a través de Abordaxe (
aquí, en galego).
Ayer, pasadas las 12 de la mañana, la corte de apelaciones rechazaba
definitivamente el recurso presentado por la fiscalía, por el cual
pretendían invalidar todo el proceso y que Luciano volviese a ser
juzgado de nuevo, esta vez bajo la ley anti-terrorista, que la fiscalía y
sus secuaces represorxs utilizan para encarcelar toda forma de
disidencia construyendo montajes que justifiquen tales medidas mediante
la manipulación mediática, las mentiras y las falsas pruebas (el mejor
ejemplo es el Caso Bombas, extenso rompedero de cabeza del que hice un
seguimiento en este blog).
Al ser rechazado el recurso, a la fiscalía sólo le queda aguantarse. El
compañero, por su parte, tendrá que cumplir la condena que ya le había
impuesto el tribunal oral en lo penal en la última audiencia del juicio,
celebrada el pasado 15 de agosto, de 6 años de libertad vigilada y
diferentes medidas cautelares (inhabilitación perpetua para sus derechos
políticos y la
inhabilitación total para desempeñar cargos y/o oficios públicos
mientras dure
la condena, así como la suspensión de su permiso de conducir durante los
próximos 3 años, por usar una matrícula falsa en la motocicleta). La
pena empieza ahora a hacerse efectiva (hasta ahora, el compañero
permanecía en arresto domiciliario total, a la espera de la resolución
del recurso).
Desde aquí saludar al compañero y a sus afines y cercanxs, celebrando el
resultado favorable al compañero de este último intento de encerrarle
que la fiscalía llevó a cabo a la desesperada.
Pero esta no es la única buena noticia. Ayer también se presentó en las
calles la compañera Gabriela Curilem, tras 2 años y 3 meses en
clandestinidad, tras fugarse antes de ser arrestada al saber que la
acusaban de ser financista de la inexistente asociación terrorista que
fiscalía y Estado chilenos se inventaron para justificar las detenciones
del 14 de agosto de 2010 que desencadenaron el espectáculo represivo y
mediático conocido oficialmente como Operación Salamandra, y
mediáticamente como Caso Bombas.
Aquella mañana, la policía asaltó, entre otros espacios y viviendas
particulares, el Centro Social Okupado Sacco y Vanzetti, donde Gabriela
vivía, pero ella no estaba allí. Conocedora de lo sucedido, se dio a la
fuga, y así permaneció hasta ayer, cuando tras hacerse pública la
falsedad del Caso Bombas y resultar absueltas el pasado 1 de junio las
últimas 5 personas involucradas en el mismo, se presentó junto a sus
abogadxs ante los sistemas de in-justicia chilenos, los cuales la
dejaron en libertad, aunque sujeta a acudir a comisaría para firmar (no
sé si de manera semanal o mensual).
Un saludo también para la valiente compañera.
Dos grandes desenlaces para truculentas historias que nos hacen sonreír y
demuestran una vez más que la solidaridad no sólo es necesaria, sino
también efectiva.
Arriba lxs que luchan.