Sobre la lucha de clase dentro de la factoría de neumáticos Michelín (Valladolid)

La intención de este texto es invitar a la reflexión y al debate y en ningún caso se pretende dar lecciones a nadie ni mucho menos caer en el pesimismo ni en el inmovilismo.

Actualmente las luchas para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora que utilicen métodos realmente transformadores como la huelga, el sabotaje, la acción directa, la solidaridad, etc., parecen ser escasas. Aún así se dan muchos casos a lo largo del estado de luchas importantes, normalmente porque las condiciones son límites y el conjunto de lxs trabajadores y trabajadoras ya no puede más.

Quizás la herramienta de clase más representativa sea la huelga. Esta, debería ser una medida de presión que se toma hacía la empresa y puede tener varias funciones.

Por un lado, en primer lugar y como objetivo, la huelga en si representa la lucha y la decisión de parar la producción y por tanto afectar de forma directa a los intereses económicos de la empresa, es decir, si la empresa no se toma en serio las reivindicaciones de los trabajadores, estos tienen la capacidad de hacerla daño.

Pero por otro lado, las huelgas y movilizaciones pueden ser usadas para generar un ambiente de conflictividad y enfrentamiento. En todas las huelgas, el objetivo, es también, que se produzca difusión y debate y que salgan temas que normalmente están enterrados. Como ejemplo de este segundo punto, la huelga del 8M. Se podrá discutir acerca de si se secundó mucho o poco, pero de lo que no hay duda es de que se generó debate y ambiente de conflictividad dentro de los puestos de trabajo.

La fábrica de Michelín en Valladolid cuenta con ejemplos de estos conatos de luchas pero no es una excepción ya que es muy difícil por no decir imposible que se consigan confrontaciones reales que consigan poner en jaque a la multinacional. Cerca estuvo el pasado año con la negociación del convenio colectivo. Hubo varias presiones de lxs trabajadorxs a los sindicatos mayoritarios para que secundaran y apoyaran las luchas, pero después de una campaña brutal de desinformación y boicot se consiguió dejar sola a CGT en la convocatoria de huelga con lo que esta fracasó.

Una escasa participación en la huelga del 5% hizo que, a pesar de que en Vitoria, prácticamente estaban parando la fábrica, se firmara el convenio sin conseguir casi nada de lo que se pedía más allá de una propinilla. El teatrillo terminó con una votación completamente intervenida.

Pues bien, a raíz de las luchas que se generaron en Michelín Valladolid, alrededor del convenio colectivo, el año pasado, ha surgido una nueva propuesta de lucha. En esta propuesta CGT ha convocado huelga los días de posible activación, dentro del calendario. Conviene aclarar que dentro de los calendarios de Michelín, ya bastante incompatibles con la conciliación familiar, hay una serie de días que la empresa podrá activar o no dependiendo de sus necesidades. Esto es la famosa variabilidad, que sindicatos como CCOO o UGT, y como no CSIF, firmaron y empeoraron en mitad de un convenio en el que faltaban aún 2 años para empezar a negociar.

Vaya por delante que se entiende el hartazgo y la decepción que puede tener como sindicato dentro de la fábrica, CGT, que se ve chocando frente a un muro constantemente en todos los intentos de confrontación dentro del comité de empresa. Y también se valora cualquier intento de lucha que se desarrolle dentro de la fábrica.

Dicho esto, creemos que la estrategia, por la forma y la manera en la que se está haciendo, es errónea. La capacidad de movilización es baja o nula ahora mismo dentro de la fábrica. Esto lo sabe todo el mundo. Ya se vio en la última huelga que se hizo y más aún si sólo convoca CGT.

CGT explica que esto no es una huelga al uso, sino que más bien es una suerte de herramienta en la que lxs trabajadorxs tengan la posibilidad de no ir a trabajar los días que se activan, peleando así contra la variabilidad. Es cierto que en Vitoria llevan unos años con este sistema pero también es cierto que la factoría alavesa tiene más capacidad de movilización.

Creemos que estas “huelgas” son un error por lo que analizábamos al principio. Ni van a generar una confrontación real, ya que no va a parar prácticamente nadie, ni van a generar debate ni conflictividad ya que no cuenta con un proceso previo para ello. Además se corre el riesgo de que la huelga parezca ser simplemente una solución individual.

El peligro de todo esto no es ya el hecho de que esta “huelga” fracase sino que la herramienta en sí se desgasta y en un futuro deje de valer por que ya nadie se la tome en serio. Si bien es cierto que esto es mejor que no hacer nada, pensamos que hay más alternativas y opciones cercanas al trabajo del día a día y a esperar un momento en el que la conflictividad suba, no por arte de magia, sino por que se genere a través de agitación y difusión.

Para que las luchas dentro de Michelin, sobre todo en Valladolid, sean factibles y reales habría que generar más trabajo alejado del comité de empresa, órgano enviciado e intervenido, y centrarse más en el día a día y en los talleres. Es cierto que es difícil y que ojalá estas huelgas antes o después se sientan como herramienta y generen todo lo que nos gustaría pero desde aquí dudamos mucho que esto vaya a suceder.

Entendemos que es normal que esto pase, ya que es muy difícil, dentro del desierto laboral general y en concreto en Michelín, que se dé algún proceso ilusionante y de confrontación real. Pero también sabemos que estos ocurren y que para que esto ocurra hace falta extender la UNIDAD y la SOLIDARIDAD DE CLASE: ahí están los compañeros de ACERINOX, del METAL de la bahía de Cádiz, de Pontevedra, o la ya famosa huelga de TUBACEX (Bizkaia)

Por una lucha de clase real

POR LA UNIDAD OBRERA

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