1º de MAYO. NADA QUE FESTEJAR
Mientras masas de inmigrantes mueren al atravesar el mar, son amasados en campos de concentración, explotados, torturados, violentados, asesinados; mientras la desocupación asola los países del mito del bienestar, la intensidad del trabajo de las masas ocupadas aumenta cada vez más y el trabajo se vuelve cada vez más precario aumentando inevitablemente la inseguridad de la vida; mientras las desgracias en los puestos de trabajo no cesan y tienden a ser cada vez más frecuentes, así como lo hacen las enfermedades “profesionales” a causa de la nunca controlada nocividad del trabajo (como los casos cada vez más frecuentes de muertes por amianto); mientras los salarios en general bajan año a año con respecto al coste de la vida que tiende a aumentar y la competencia entre proletarios llega a niveles de ferocidad extremos. Mientras sucede todo esto, en el marco internacional las guerras de rapiña por parte de las potencias imperialistas no han dejado nunca de estar en el centro de los acontecimientos políticos y militares y las condiciones de existencia proletarias empeoran cada vez más.
Los sindicatos colaboracionistas claman por su “preocupación” por esta situación y apelan a los gobiernos con el fin de que promulguen algún tipo de reforma que atenúe el empeoramiento general de las condiciones de los trabajadores. Como siempre ha sucedido desde que se organizaron al final de la IIª Guerra Mundial, los sindicatos colaboracionistas siguen una escala de prioridades en la defensa de los “intereses”: primero viene la patria, la nación, el Estado y su Constitución, por lo tanto la economía nacional; después la defensa de la españolidad de las empresas y su competitividad; después la productividad del trabajo que se liga a la necesidad de la reanudación económica; después la salvaguarda de los puestos de trabajo, no importa con qué salario, incluido el llamado “salario de solidaridad” con el cual los trabajadores se gravan con el fin de permitir el mantenimiento del puesto de trabajo a compañeros amenazados con el despido; después los convenios nacionales, que al mismo tiempo son renovados cada cierto tiempo; después los salarios, para los cuales no se pueden pedir aumentos decentes porque la crisis económica ha golpeado los beneficios de todas las empresas, comprendido el Estado; después la desocupación juvenil, como problema general para el cual se pide simplemente una reforma...; después, si no hay más remedio, y sólo idealmente, de los trabajadores en peores condiciones, como los de la logística y los inmigrantes. En suma, los sindicatos colaboracionistas demuestran constantemente que los intereses que defienden y para los cuales movilizan, o paralizan, a sus afiliados, son los intereses del capital y no del trabajo. En cuanto sindicatos colaboracionistas no es como para sorprenderse. Pero, dado que cada año quieren pasear al personal como si todavía fueran los que luchan en los tajos… mientras el resto del año se las pasan sentados con las asociaciones patronales y el gobierno, y lanzando migajas a las masas, HAY QUE DENUNCIAR a estas burocracias sindicales, que cuentan con el apoyo constante del Estado y de las fuerzas políticas burguesas.
A los trabajadores y las trabajadoras, para defender nuestras propias condiciones de existencia, nos sirven solo las organizaciones realmente de clase, organizaciones que no nacen de la nada, sino de las luchas de los proletarios mismos, de las luchas que rompen los lazos que nos atan a los intereses de la empresa, de la productividad, de la competitividad, a los intereses de la economía nacional. Si no es hoy, será mañana. Pues serán las mismas condiciones de supervivencia insostenibles las que nos obligarán a reaccionar… a romper la paz social y retomar los medios y métodos de LA LUCHA OBRERA CONTRA EL CAPITAL.
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ACTOS EN VALLADOLID
> Crónica de la manifestación alternativa del 1º de Mayo en Valladolid (CNT): https://www.cntvalladolid.es/cientos-de-personas-se-dieron-cita-el-1o-de-mayo/