[actualizado / recibimos y publicamos]
Primero de mayo
Agitación proletaria contra el capitalismo
Ni por la democracia ni por ningún estado
Es ampliamente conocido que el primero de mayo se ha convertido en una fecha más en el calendario de las festividades del Estado, donde se nos induce a celebrar "la fiesta del trabajo" mediante desfiles obsoletos y ceremonias encabezadas por demagogos profesionales —políticos y sindicalistas— que vociferan monsergas decadentes desde sus tribunas. Sin embargo, aunque nuestro enemigo de clase —la burguesía— haya conseguido tergiversar e institucionalizar el sentido de esa fecha significativa para la clase trabajadora internacional, eso no significa que haya logrado suprimir el espíritu de la revuelta de Haymarket de 1886.
El fantasma del comunismo, el viejo topo resurge en cada ocasión que el proletariado sale a la calle a confrontar el orden del Capital. Ecuador, Colombia, Chile, Argentina, Irán, Hong Kong, Kenia, Grecia… son solo algunos de los ejemplos de la combatividad demostrada por nuestra clase en los últimos años. Esto es el germen de lo que apenas comienza, pero el capitalismo y su democracia por obvias razones no permitirán que les pongamos en jaque, por eso inmediatamente nos reprimirán con leyes mordaza y cuerpos represivos cada vez más profesionalizados, todo con el propósito de que permanezcamos ciudadanizados, dóciles autómatas respetuosos de las leyes y de su moral, para ser funcionales a sus designios.
Hoy la burguesía, a través de sus facciones de izquierda y derecha, busca persuadirnos con patrañas a tomar partido por "una batalla cultural entre globalistas y nacionalistas", pero esa batalla es solo una falacia, un falso antagonismo, un callejón sin salida, un carril de ideologización que sirve para encuadrarnos en la defensa de los intereses del capitalismo: ya sea defendiendo una nación, peleando para morir en sus guerras, exigiendo reformas, acudiendo a las urnas a votar o asimilando falsas alternativas progresistas para “hacer más inclusivo” este sistema… olvidándonos así de nuestros verdaderos intereses históricos. ¡Desengañémonos! La única lucha que nos concierne al proletariado es la de clase contra clase, contra nuestros enemigos de siempre: el sistema capitalista sustentado en el Estado, la patria, la democracia, el trabajo asalariado, el dinero y la mercancía.
Al final de cuentas, todos los capitalistas exhortarán a quienes vivimos en carne propia la miseria (trabajadores o desempleados) a unirnos y sacrificarnos en nombre del progreso y el desarrollo económico, porque —dicen— “eso nos beneficiará a todos por igual”. Pero sabemos de antemano que ese progreso y desarrollo que tanto obsesiona a los burgueses solo significa más acumulación de capital en sus cuentas bancarias para ellos; mientras que para nosotros solamente significa más podredumbre y mierda: más precariedad, más explotación, más gentrificación, más desplazamiento, más segregación, más incertidumbre… y en el peor de los casos, ser masacrados en las guerras, como en Ucrania, Yemen, Palestina, Sudán o el Congo.
De nada sirve vanagloriarse de "los derechos laborales y conquistas sociales obtenidas mediante la lucha" si permanece vigente un modo de producción que puede darse el lujo de reducir o quitar esos "derechos y conquistas" cada que le sea conveniente para su funcionamiento. En cada crisis, austeridad o reajuste, la burguesía implementará planes para desechar todo lo que supuestamente tenemos gracias a “la legalidad”… por consiguiente seguir apostando a luchar bajo la cobertura de los derechos y las “libertades” que nos brindan las instituciones democráticas, es condenarnos al continuo fracaso y la peor derrota posible.
Es por eso que hoy más que nunca, se hace imprescindible asumir la perspectiva de revolución mundial, agitando por la extensión de las luchas proletarias y la generalización de las revueltas en todos los continentes… Involucrándonos y apoyando en la realización de las tareas que implica el combate de clase, en el que es indispensable la coordinación de la acción directa, la solidaridad con los represaliados, la expropiación, la organización de ollas comunes, la toma de espacios para las necesidades de la lucha y las redes de ayuda mutua.
Contra todos los oportunistas y estafadores de siempre: afirmemos nuestra autonomía y ruptura contra y fuera de partidos políticos y sindicatos de todo color. Los proletarios debemos confiar en nuestras propias fuerzas e instinto de clase, reapropiándonos de nuestra memoria histórica, haciendo también uso del balance y las armas de la crítica. Agitando y luchando permanentemente hasta la realización de nuestro único programa histórico: el derrocamiento definitivo del Capitalismo y el Estado, dando paso a la comunidad humana sin clases sociales ni dinero.
Contra la Contra
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Manifestación en Valladolid |
> CRÓNICA del 1º de mayo en Valladolid (CNT): https://www.cntvalladolid.es/1-de-mayo-2025-frente-al-negocio-de-la-guerra-lucha-obrera/
> PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL - EL PROLETARIO: Han enterrado el 1º de mayo en el pantano de la colaboración de clases: http://valladolorinternacionalista.blogspot.com/2025/04/pcint-comunicado-1-de-mayo.html
> [PCI - ICP] Hoja Primero de Mayo 2025: Capitalismo es caos, derroche y destrucción: https://www.pcielcomunista.org/index.php/es/hojas/1111-capitalismo-es-caos-derroche-y-destruccion
Este año, CNT y CGT hemos acordado convocar de nuevo el primero de mayo de manera conjunta. Para esta jornada combativa el lema es:
¡PONTE LAS PILAS! ORGANÍZATE Y LUCHA.
Todos los 1 de mayo son una cita para que la clase trabajadora recordemos que no nos conformamos con migajas, que queremos disfrutar del mundo que podemos construir y no ser expulsados de él a cambio de salarios de miseria. ¡Este año no llegamos desanimadas a él, por crudo que esté el panorama! Es cierto que las cosas están mal, pero no le daremos el gusto a la derecha y a la patronal de desanimarnos y resignarnos.
A este 1 de mayo llegamos en España con el ruido de fondo de un “gobierno más progresista de la historia” que nos habla de sus éxitos mientras nuestros bolsillos están vacios, la guerra llama a nuestras puertas y miles de trabajadoras mueren en el mar intentando llegar a las costas del país, amuralladas por la policía de fronteras e insultadas por los discursos xenófobos que inundan las redes.
Es el gobierno progresista del estado español cuya reforma laboral ha traído aspectos positivos, como la eliminación de esa farsa que era el contrato de obra y servicio, pero que mantiene el poder de los empresaurios en aspectos como la no recuperación de los salarios de tramitación en el despido improcedente, el instrumento de acoso y destrucción de derechos que suponen las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo, la irrisoria indemnización por despido así como el mantenimiento de la terrible impunidad que disfrutan ante el incumplimiento de las leyes.
No podía esperarse otra cosa de una reforma que se presenta como un triunfo cuando ha sido negociada bajo el chantaje de la Unión Europea a cambio de la limosna de unos fondos cuyo único objetivo es tapar bocas. A fin de cuentas, es la reforma que mantiene la misma precariedad pero modifica las definiciones para que esta no se refleje en las estadísticas.
En el resto de derechos, el panorama no es mejor: la inflación está descontrolada, y la única ocurrencia del gobierno es subvencionar a las empresas que nos esquilman, malgastando recursos públicos para beneficio privado; conseguir un subsidio es una carrera de obstáculos llena de trampas; se habla mucho contra la privatización de la sanidad, pero las leyes que la favorecen siguen inalteradas.
Y en todo esto, la inflación afecta en mayor medida a las trabajadoras, ya que la mayoría de los empleos a tiempo parcial los ocupan mujeres. Además, ellas son las que están a cargo de más del 80% de familias formadas con menores y una persona adulta. Las pensiones de jubilación de las mujeres son un tercio inferiores a las de los hombres. Las mujeres desempeñan la mayor parte de los trabajos mal pagados y menos protegidos, siendo las mujeres migradas las más vulnerables a la explotación y a los abusos. Un alto porcentaje, el 80%, de las mujeres trans también están excluidas del mercado laboral. A pesar de los esfuerzos, persisten multitud de discriminaciones y disparidades en la ocupación laboral y la brecha salarial. La violencia de género, las sobrecargas sociales y familiares, y la feminización de la pobreza son manifestaciones de la injusticia que obstaculiza el desarrollo personal y profesional de las mujeres.
No podemos esperar otra cosa de la farsa democrática, en que parece que tenemos que alegrarnos de haber evitado en el tiempo de descuento gobiernos estatales con vox; gobiernos de un estado en el que, por ejemplo, las trabajadoras migrantes de la campaña de la fresa no pueden votar, pero sí los patronos que las explotan y dejan sin pagar bajo amenaza sus horas extra.
Frente a esto, trabajadoras y trabajadores, sí hay alternativa. Lo que el paripé de los leyes nos roba, lo podemos conseguir como plantillas organizadas, como trabajadoras organizadas:
Como lo están consiguiendo en enseñanza de Madrid, donde un proceso asambleario impulsado por CNT, CGT y STEM ha dejado fuera de juego al rodillo de los sindicatos burocráticos como CCOO y UGT
Como lo han conseguido las trabajadoras de limpieza de Soldelim, que con las herramientas de la huelga, la acción directa y la caja de resistencia, han conseguido liberarse de una empresa que les robaba el sueldo.
Como desde CGT Renault están haciendo ante el desmantelamiento sistemático de carga de trabajo y puestos de trabajo que está llevando a cabo la empresa en la factoria de carrocerías. CGT no va a parar de convocar paros y actos para dar a conocer lo que es realmente Renault: una trituradora de personas.
Como lo han conseguido las compañeras de Sevilla Control, que mediante estrategia y disciplina han doblegado a un cacique del sector aeronáutico.
Como lo han conseguido las trabajadoras de emergencias sanitarias, que tras cinco meses de huelga han conseguido un aumento de sueldo del 15% y una reducción de jornada anual de 212 horas.
Trabajadora, trabajador, ¡no esperes a qué alguien derogue la reforma laboral, derógala uniéndote con tus compañeros! Trabajadora, trabajador, ¡no esperes a que los abusos terminen, ponles fin con tu acción en el puesto de trabajo! ¡Tendremos el futuro porque somos el futuro! ¡Ponte las pilas, organízate y lucha!
COMUNICADO CONJUNTO DE CGT Y CNT
En el 1º de Mayo, la clase trabajadora homenajeamos a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas y socialistas, que fueron ejecutados en Estados Unidos por participar en las protestas por la consecución de la jornada laboral de 8 horas; homenajeamos a todxs aquellxs que cuando peor ha estado la situación de las trabajadoras y los trabajadores, han dado un paso al frente para defender los derechos de todos y todas.
A nadie se le escapa, que la situación actual, con sus crisis y sus continuas reformas, consolida y amplía la precariedad y la explotación. En los últimos años hemos perdido muchos de los derechos que a compañeros y compañeras, al igual que a los Mártires de Chicago, les ha costado la vida o la cárcel. Hemos perdido tanto, que a día de hoy compañeros y compañeras en la lucha, se están enfrentando a penas de cárcel por defender a la clase trabajadora.
A los Mártires de Chicago les costó la vida defender la jornada laboral de 8 horas.
8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas para el ocio; 8 horas de trabajo para poder vivir con dignidad. ¿A día de hoy, cuántxs de nosotrxs podemos decir que con nuestro trabajo podemos vivir con dignidad?.
La respuesta la conocemos de sobra, nadie o casi nadie; el elevado precio de la vivienda (un derecho constitucional), ya sea en propiedad o en alquiler; la inflación disparatada que ha vaciado nuestras carteras, y la inestabilidad laboral (el contrato fijo ya no existe, a lo más que puedes aspirar es a ser indefinido, y ahora tienen la intención de convertirnos en “fijxs-discontinuxs”, trabajdorxs a la carta), hacen que el trabajar para vivir, se esté convirtiendo cada día más, en vivir para trabajar y pagar, eso sí, sus crisis y sus guerras. Trabajar tenemos que trabajar más, producir más, generar más riqueza: ahora tenemos que trabajar más años y cotizar más tiempo, para seguir sosteniendo el chiringuito de lxs privilegiadxs; ahora tenemos que cotizar más, para cobrar menos. Todos estos problemas para vivir con dignidad, se multiplican por 10, por 100 o por 1000, si perteneces a alguno de los colectivos más desfavorecidos.
En CNT y CGT somos conscientes de la situación que está atravesando la clase trabajadora, porque sufrimos los mismos abusos, los mismos ataques y la misma precariedad. Somos clase trabajadora y somos sindicatos de clase, no de élites. Somos sindicatos combativos, no dóciles sindicatos que trabajan para las empresas y los estados. Trabajamos para defender los derechos de la clase trabajadora y, en consecuencia, con ese interés común, CGT y CNT no solo vamos juntos en el 1º de Mayo. La situación actual, y el futuro que nos quieren imponer, van tan en contra de la dignidad de las trabajadoras y los trabajadores, que hemos dejado a un lado las diferencias, para ir de la mano en la lucha común contra la precariedad.
Cuando peor estaba la situación de la clase trabajadora, los Mártires de Chicago dieron un paso al frente y dieron la cara. Ahora que el capitalismo salvaje quiere volver a imponer la explotación y la precariedad, CNT y CGT vamos a trabajar juntos para que las clases privilegiadas no alcancen sus objetivos.
El 1º de Mayo es solo el primer paso de las muchas luchas que vamos a llevar a cabo para recuperar los derechos perdidos: la defensa de las pensiones públicas, la defensa de la igualdad en los centros de trabajo con el objetivo de que desaparezca la brecha salarial y el fin de la represión contra los movimientos sociales y contra el movimiento obrero. Estos son solo algunos frentes en los que nuestras fuerzas, nuestras ganas de luchar, irán de la mano.
Este 1º de Mayo es solo en principio.
!Viva el 1º de Mayo¡
!Viva la lucha de la clase trabajadora!
CRÓNICA en la web de CNT: https://www.cntvalladolid.es/masiva-manifestacion-por-el-1o-de-mayo-de-los-sindicatos-de-clase/
OTROS TEXTOS:
> [PCINT] 1º DE MAYO, lucha proletaria: http://valladolorinternacionalista.blogspot.com/2023/04/1-de-mayo-2023-lucha-proletaria.html
> [PCI - ICP] Hoja Primero de Mayo 2023: https://pcielcomunista.org/index.php/es/hojas/729-por-la-reanudacion-de-la-lucha-de-clase-hacia-la-revolucion-social-anticapitalista
1º de MAYO. NADA QUE FESTEJAR
Mientras masas de inmigrantes mueren al atravesar el mar, son amasados en campos de concentración, explotados, torturados, violentados, asesinados; mientras la desocupación asola los países del mito del bienestar, la intensidad del trabajo de las masas ocupadas aumenta cada vez más y el trabajo se vuelve cada vez más precario aumentando inevitablemente la inseguridad de la vida; mientras las desgracias en los puestos de trabajo no cesan y tienden a ser cada vez más frecuentes, así como lo hacen las enfermedades “profesionales” a causa de la nunca controlada nocividad del trabajo (como los casos cada vez más frecuentes de muertes por amianto); mientras los salarios en general bajan año a año con respecto al coste de la vida que tiende a aumentar y la competencia entre proletarios llega a niveles de ferocidad extremos. Mientras sucede todo esto, en el marco internacional las guerras de rapiña por parte de las potencias imperialistas no han dejado nunca de estar en el centro de los acontecimientos políticos y militares y las condiciones de existencia proletarias empeoran cada vez más.
Los sindicatos colaboracionistas claman por su “preocupación” por esta situación y apelan a los gobiernos con el fin de que promulguen algún tipo de reforma que atenúe el empeoramiento general de las condiciones de los trabajadores. Como siempre ha sucedido desde que se organizaron al final de la IIª Guerra Mundial, los sindicatos colaboracionistas siguen una escala de prioridades en la defensa de los “intereses”: primero viene la patria, la nación, el Estado y su Constitución, por lo tanto la economía nacional; después la defensa de la españolidad de las empresas y su competitividad; después la productividad del trabajo que se liga a la necesidad de la reanudación económica; después la salvaguarda de los puestos de trabajo, no importa con qué salario, incluido el llamado “salario de solidaridad” con el cual los trabajadores se gravan con el fin de permitir el mantenimiento del puesto de trabajo a compañeros amenazados con el despido; después los convenios nacionales, que al mismo tiempo son renovados cada cierto tiempo; después los salarios, para los cuales no se pueden pedir aumentos decentes porque la crisis económica ha golpeado los beneficios de todas las empresas, comprendido el Estado; después la desocupación juvenil, como problema general para el cual se pide simplemente una reforma...; después, si no hay más remedio, y sólo idealmente, de los trabajadores en peores condiciones, como los de la logística y los inmigrantes. En suma, los sindicatos colaboracionistas demuestran constantemente que los intereses que defienden y para los cuales movilizan, o paralizan, a sus afiliados, son los intereses del capital y no del trabajo. En cuanto sindicatos colaboracionistas no es como para sorprenderse. Pero, dado que cada año quieren pasear al personal como si todavía fueran los que luchan en los tajos… mientras el resto del año se las pasan sentados con las asociaciones patronales y el gobierno, y lanzando migajas a las masas, HAY QUE DENUNCIAR a estas burocracias sindicales, que cuentan con el apoyo constante del Estado y de las fuerzas políticas burguesas.
A los trabajadores y las trabajadoras, para defender nuestras propias condiciones de existencia, nos sirven solo las organizaciones realmente de clase, organizaciones que no nacen de la nada, sino de las luchas de los proletarios mismos, de las luchas que rompen los lazos que nos atan a los intereses de la empresa, de la productividad, de la competitividad, a los intereses de la economía nacional. Si no es hoy, será mañana. Pues serán las mismas condiciones de supervivencia insostenibles las que nos obligarán a reaccionar… a romper la paz social y retomar los medios y métodos de LA LUCHA OBRERA CONTRA EL CAPITAL.
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ACTOS EN VALLADOLID
> Crónica de la manifestación alternativa del 1º de Mayo en Valladolid (CNT): https://www.cntvalladolid.es/cientos-de-personas-se-dieron-cita-el-1o-de-mayo/
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¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!
En la lucha contra la burguesía de todos los países,
en la lucha contra la guerra burguesa,
en la lucha por la revolución proletaria
¡y por la emancipación general de la explotación capitalista!
Después de más de dos años de pandemia del Sars-CoV-2 y con un control social cada vez más estrecho en cada país por parte de las respectivas clases dominantes burguesas, un período en el que la burguesía ha demostrado con creces que no puede prevenir las crisis sociales que provoca sino que está lista para aprovecharlo para aplastar aún más a la clase proletaria en sus exigencias de dominación política y social, estalla la guerra entre Rusia y Ucrania.
Después de 8 años de guerra de "baja intensidad" -como les gusta llamarla a los plumillas de todo tipo- en los que las fuerzas militares ucranianas han reprimido constantemente a la población de habla rusa en el Donbass con el único propósito de imponer al nacionalismo rusófilo su propio nacionalismo y lograr el control total de una región entre las más ricas en recursos naturales del país, el proletariado ruso y ucraniano se han movilizado en una guerra fratricida. En una guerra en la que los proletarios que, más allá de su nacionalidad y del país al que pertenecen, son en realidad hermanos de clase, se matan unos a otros para hacer prevalecer sólo los intereses de su propia burguesía sobre los del enemigo. Son carne de cañón porque en las guerras burguesas las masas proletarias, armadas para defender el capitalismo nacional, constituyen la mayor parte de las tropas militares; y lo son porque en las guerras modernas se bombardean sistemáticamente ciudades, pueblos, fábricas para debilitar a las tropas en los frentes de guerra y evitar cualquier tipo de resistencia que pueda surgir de la población civil.
Las leyes de la guerra burguesa no son más que las leyes de la competencia económica y capitalista llevadas a sus últimas consecuencias. Leyes que satisfacen las necesidades de supervivencia del capitalismo y la dominación política burguesa sobre la sociedad; el general prusiano Von Clausewitz, a principios del siglo XIX, afirmó abiertamente que la guerra es la continuación de la política por otros medios, es decir, por medios militares; por tanto, la guerra no es un simple acto político desligado de otros actos políticos, sino la continuación de la política. Esta afirmación es tan cierta que es válida no sólo para la guerra burguesa, sino también para la lucha de clases proletaria, para la revolución proletaria.
El hecho es que la paz burguesa sucede tarde o temprano a la guerra burguesa, la paz imperialista sucede a la guerra imperialista; una paz que las burguesías beligerantes siempre declaran querer, pero continúan haciendo la guerra para acumular los posibles factores de ventaja en las negociaciones de paz posteriores; la paz sirve a toda burguesía para reactivar su economía, para la reconstrucción de posguerra, y como falsamente declaran todos los gobiernos burgueses, para una “nueva prosperidad”. Pero así como la paz imperialista no es más que un intervalo entre dos guerras, la prosperidad burguesa temporal no es más que la preparación para una crisis posterior y una guerra posterior. Basta echar un vistazo a las décadas que nos separan del final de la segunda guerra imperialista mundial para comprender que la realidad burguesa es precisamente esa.
El 1 de mayo de este año también cae en un período de guerra, esta vez en las fronteras orientales de Europa, después de los veinte años de guerra de la OTAN en Afganistán, las guerras en Siria, Libia, Irak, las guerras en el Cáucaso y los conflictos yugoslavos, también en los países de Europa del Este. En poco más de veinte años la guerra burguesa, desde Serbia, Croacia, Bosnia, Kosovo vuelve a tronar en los cielos de Europa. Los proletarios, no sólo de los países directamente involucrados en las masacres de la guerra, sino también los proletarios de los países imperialistas que desencadenan la guerra y magnifican sus efectos destructivos, están involucrados porque tienen que apoyar, “en casa”, el esfuerzo bélico de su propia burguesía; y si los efectos de la guerra provocan crisis en el abastecimiento de alimentos o de recursos energéticos -como hoy debido a la guerra ruso-ucraniana- es un hecho que estos efectos golpean con fuerza y de manera general a todas las masas proletarias en sus condiciones de existencia y de trabajo.
Cada burguesía proclama que la guerra es evitable si se encuentran los puntos de equilibrio entre los diferentes y contrapuestos intereses representados por los Estados y por los trust económico-financieros; y esa guerra que ahora ha estallado, se puede detener en un punto determinado gracias a las presiones que los estados más poderosos pueden ejecutar a través de canales diplomáticos o negociaciones secretas. Indudablemente, las vías diplomáticas y las negociaciones secretas siempre están presentes durante las guerras burguesas, pero sus resultados siempre dependen del verdadero objetivo de la guerra: obligar a los adversarios a aceptar las condiciones del más fuerte.
Lo mismo sucede en los conflictos sociales, y esto demuestra que la ideología de un pueblo en el que primarían los factores de unidad nacional es totalmente falsa porque la realidad social está dada por el antagonismo de clases que opone en cada país, sin un segundo de pausa, la clase burguesa a la clase proletaria. La clase burguesa, en efecto, está en lucha constante tanto contra las burguesías enfrentadas en una competencia que siempre ha sido internacional, como contra las masas proletarias, aun cuando estas últimas no se rebelen usando sus propias fuerzas para defender sus intereses de clase.
La burguesía tiene en sus manos un arma eficaz, un arma que ha sido develada por el marxismo y es la competencia entre proletarios. La competencia comercial que instiga a los capitalistas a producir más y más barato para ser competitivos en los mercados, se traslada a esa mercancía particular que es el trabajo asalariado del que todo capitalista quiere obtener más productividad a menor coste. La competencia entre proletarios, para los burgueses, se equipara a la competencia entre dos mercancías que, en este caso, chocan en el mercado de trabajo: la más productiva vence a la menos productiva a la que, por ello, se paga menos, es utilizada de forma estable o simplemente es expulsada de los ciclos productivos. Así, aumentan los trabajos mal pagados, los trabajadores precarios, el trabajo a destajo, el trabajo ilegal y el desempleo. Incluso en períodos de prosperidad económica, los capitalistas tienen interés en profundizar la brecha entre los estratos más productivos de los trabajadores y todos los demás; tiene interés, al mismo tiempo, en mantener la masa de desocupados con el mínimo coste indispensable porque ejerce espontáneamente -para las necesidades de la supervivencia diaria- una fuerte presión sobre la masa ocupada de trabajadores, aceptando trabajar a coste mucho más bajo que los que se consideran suficientes para una vida que no sea de una pobreza absoluta. La competencia entre los proletarios no desaparece en los períodos de bonanza y tiene esa particularidad de agudizarse en todos los períodos de crisis económica. Pero dado que la sociedad capitalista atraviesa períodos de crisis cada vez más frecuentes, precisamente por su gran vitalidad productiva, pero a la vez por la incapacidad de los mercados para absorber la cada vez más gigantesca cantidad de bienes producidos -imposibilidad provocada por la caída tendencial de la tasa de ganancia- la tendencia a incrementar la explotación del trabajo asalariado con progresión geométrica afecta cada vez más las condiciones de existencia y de trabajo del proletariado en todos los países y en el mundo.
Es el propio capitalismo el que ha hecho, y está haciendo cada vez más, del proletariado una clase internacional, no sólo porque su desarrollo en el mundo significa también desarrollar las masas proletarias para ser explotadas, sino también porque a través del aumento de la competencia entre capitalistas y entre burgueses aumenta la búsqueda en el mundo de masas proletarias para explotar a costos inferiores a los de los proletarios de los países capitalistas avanzados.
El capitalismo es el primer paso para internacionalizar al proletariado como clase asalariada, pero su objetivo ciertamente no es unir a los proletarios del mundo en un solo ejército antagonista. Esta es la tarea de los propios proletarios y es en esta perspectiva que los comunistas revolucionarios actúan en la sociedad capitalista.
Las luchas proletarias en defensa de sus propias condiciones de existencia y trabajo nunca han desaparecido porque son una reacción espontánea contra condiciones materiales intolerables; en todo caso, son constantemente desviadas al terreno de la colaboración entre clases, gracias a la adopción de redes de seguridad social de todo tipo con las que las burguesías imperialistas, máximos explotadores de los proletarios y pueblos de las colonias y los países más atrasados, tratan mejor a sus propios proletarios. Luchas que podrían quedarse dormidas en Inglaterra o Alemania o Estados Unidos, pero que estallaron en Rusia, China o Japón; se regeneraron en los países capitalistas avanzados frente a graves crisis económicas a través de la movilización de categorías particulares, como mineros, ferroviarios, metalúrgicos, siderúrgicos, maestros, o tomaron la forma de verdaderas revueltas sociales que involucraron a todos los estratos sociales, especialmente a los más débiles, incluidos el campesinado y el proletariado femenino e infantil, como en los países de América Latina, Oriente Medio, Sudeste Asiático. Bajo el capitalismo, los enfrentamientos sociales están destinados a aumentar, no tanto porque aumente la "conciencia" de los proletarios en general, sino porque sus condiciones materiales los empujan cada vez más al límite de la tolerancia, volviéndose así completamente intolerables. Son los hechos materiales los que llevan a la acción, la "conciencia" viene después; como afirma el marxismo, la conciencia de clase que anticipa el desenvolvimiento de la lucha entre las clases hasta el desenlace histórico de la revolución proletaria sólo la posee el partido de clase, el órgano que históricamente se formó en el lapso de ciento setenta y cinco años de dominación capitalista en el mundo sobre la base, precisamente, del desarrollo de la lucha de clases, revoluciones y contrarrevoluciones y que mantiene - por encima del flujo y reflujo de la lucha proletaria por su propia emancipación social, por encima de las tempestades sociales, de las crisis y derrotas - la misma ruta hacia su salida revolucionaria.
Para que los proletarios vuelvan a considerarse no un accesorio de la máquina productiva del capitalismo, no un repuesto de ella, sino una fuerza social que tiene una grandiosa tarea histórica -la de superar para siempre a la sociedad de clases- deben recuperar el terreno de la lucha de clases poniendo en el centro de sus luchas las tradicionales demandas unificadoras de la lucha de clases, porque afectan a todos los proletarios, sin importar la categoría, sexo, edad, nacionalidad a la que pertenezcan:
- reducción drástica de la jornada laboral diaria
-aumento de los salarios, mayor para las categorías peor pagadas
-disminución sustancial de ritmos y tareas laborales
-introducción y aumento sistemático de las medidas de seguridad en el trabajo
-salario completo para los despedidos, los despedidos, los desempleados
-equiparación de salarios y regulaciones entre proletarios y proletarios, entre nativos e inmigrantes
El marco en el que estas demandas tienen un significado de clase es el de la lucha contra la competencia entre proletarios que sólo puede realizarse con éxito con organizaciones proletarias independientes de la burguesía y de múltiples formas de colaboración entre clases. Estas organizaciones sólo pueden renacer de la lucha clasista, es decir, de la lucha que apunta a defender exclusivamente los intereses de clase del proletariado en el terreno político inmediato y general contra la clase dominante y su estado. La lucha de clases del proletariado cuyo objetivo es la conquista del poder político y el establecimiento, contra la dictadura del capital, de la dictadura del proletariado, descansa necesariamente en las grandes masas proletarias organizadas sobre la base de la defensa económica inmediata que han acumulado durante tiempo experiencias fundamentales de la lucha anticapitalista.
La historia del movimiento obrero ha enseñado que los intereses de la clase proletaria son incompatibles con los de la clase dominante burguesa. Ésta utiliza todas las armas que ha acumulado en la lucha contra el proletariado a lo largo del tiempo: desde el chantaje económico hasta la paz social, desde la implicación política alimentada por la democracia con sus miles de instituciones hasta la represión policial y militar, desde la competencia entre categorías, sectores, edades, género, nacionalidad, creencias políticas o religiosas hasta el mitos de la carrera profesional cada vez más alta- con el fin de obtener la máxima productividad y competitividad de la explotación de la mano de obra asalariada, por ende, la máxima ganancia en los mercados nacionales e internacionales. Para la burguesía, acostumbrar al proletariado a someterse a las exigencias del capitalismo en tiempo de paz, significa acostumbrar al proletariado a someterse a las exigencias del capitalismo en tiempo de guerra.
Pero, la competencia burguesa cada vez más despiadada no excluye que la burguesía llame a las masas proletarias a la "unidad nacional"; esta "unidad nacional" es vital para toda burguesía porque, con ella, tiende a superar artificialmente todo conflicto social, toda rebelión proletaria, toda agitación proletaria que obstaculice el gran plan burgués: utilizar al propio proletariado nacional no sólo como fuerza productiva en apoyo de su economía en crisis, sino como masa de choque en la guerra militar. Y cuando los medios de la ideología burguesa, los medios legales y pacíficos, no son suficientes para convencer a las masas proletarias de ceder a las exigencias del capitalismo, entonces la burguesía pasa a las medidas de control social cada vez más estricto y desata sus clásicos medios de represión contra los proletarios que se rebelan contra el hecho de convertirse en carne de cañón después de ser masacrados por el cansancio en el lugar de trabajo.
La crisis en la que vuelve a entrar el capitalismo mundial concentra cada vez más su epicentro en Europa, la cuna del capitalismo internacional, la cuna de la esclavitud asalariada que se ha extendido por todo el mundo, la cuna del imperialismo moderno, la cuna de las masacres de millones de proletarios en las guerras burguesas. La guerra ruso-ucraniana está ahí para demostrar que el capitalismo no tiene otro medio para luchar contra sus propias crisis que pasar de la guerra económica y comercial a la guerra librada. Y mientras los proletarios ucranianos y los proletarios rusos se masacran entre sí, los burgueses, los capitalistas, los corredores de bolsa, los oligarcas, los grandes multimillonarios del mundo entero siguen llenándose los bolsillos hoy con las ganancias derivadas de la guerra, mañana con aquellas derivadas de la reconstrucción de la posguerra.
Frente a la unidad nacional de la burguesía, antecámara de una explotación más intensa y cínica de las masas proletarias en tiempo de paz, y antecámara de la movilización militar general en tiempo de guerra, el proletariado sólo tiene una alternativa: recuperar el terreno de la lucha de clases abierta, especialmente contra la propia burguesía nacional, sobre la cual reconstruir su fuerza de clase internacionalista.
Contra todo nacionalismo, contra toda movilización bélica, ¡proletarios de todos los países uníos!
Contra la guerra burguesa, contra la guerra imperialista, los proletarios tienen su propia alternativa histórica: ¡la guerra de clases, la revolución proletaria!
¡Que el primero de mayo vuelva a ser el día internacional de la lucha del proletariado, en todos los países, contra toda burguesía dominante!
Partido Comunista Internacional (El Proletario)
30 de abril de 2022
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El Proletario – Il Comunista – Le Prolètaire – Programme Communiste – Proletarian – Communist Program
[actualizada 4/5/2021]
El Bloque Crítico a la calle el 1º de Mayo
Tras la excepción del año 2020 en la que la situación "obligaba" a los colectivos a quedarse en casa, el próximo sábado 1 de Mayo, Dia Internacional del Trabajo, el Bloque Critico ha vuelto a denunciar en la calle la situación de la clase trabajadora, quien está siendo, de nuevo, la gran pagana de las crisis, en esta ocasión de la provocada por el Covid.
El Bloque
Crítico, coordinación de colectivos entre los que se encuentran CNT,
Bloque Obrero, Coordinadora de Pensionistas, Parados en movimiento y CGT han unido este año a las históricas reivindicaciones del Primero de Mayo,
las nuevas luchas provocadas por el mundo Covid y los ERTEs, despidos,
abusos y nuevos atropellos que estamos sufriendo como sociedad en
general y como trabajadoras en particular.
En estos momentos, más difíciles si cabe, es muy importante que la clase trabajadora se muestre unida y presente un frente común frente a los culpables de la ruina en la que nos han hundido, el capitalismo y el sistema patriarcal.
> RUEDA DE PRENSA previa: https://zh-cn.facebook.com/CntValladolid/videos/rueda-de-prensa-1-mayo-combativo-del-bloque-cr%C3%ADtico-valladolid/288164965414835/
> TEXTOS DE CNT:
https://www.cntvalladolid.es/1o-de-mayo-%c2%b7-con-o-sin-pandemia-nuestros-derechos-no-se-tocan/
https://www.cnt.es/noticias/primero-de-mayo-cnt-dignidad-y-sindicalismo/
> CONVOCATORIAS y TEXTOS DE CGT: http://rojoynegro.info/articulo/acci%C3%B3n-sindical/1-mayo-actos-convocatorias
> FOTOS Y CRÓNICA EN LA WEB DE CGT: https://www.cgt-cyl.org/2021/05/1-de-mayo-valladolid-concentracion-bloque-critico/
> Video de la mani de CCOO y UGT en Valladolid: https://www.elnortedecastilla.es/valladolid/manifestacion-valladolid-motivo-primero-6251441775001-20210501132832-vi.html
> Resumen de la convocatoria de los sindicatos "mayoritarios": https://www.20minutos.es/noticia/4681801/0/ugt-y-ccoo-alzan-la-voz-para-que-el-gobierno-cumpla-sus-compromisos-en-un-momento-determinante/
1 ° de mayo de 2021: ¿qué lucha para el proletariado?
A décadas de ilusiones reformistas y democráticas, de políticas colaboracionistas por parte de los sindicatos tricolores y los partidos falsamente obreros, se ha sumado una crisis sanitaria por coronavirus que ha fortalecido el sentimiento de resignación que ya trabajaba desde hace tiempo para debilitar las energías de lucha proletarias.
La
crisis sanitaria, todavía en pleno apogeo, se ha sumado a una crisis
económica ya evidente y, como todas las crisis de la sociedad
capitalista, ha golpeado sobre todo a las masas proletarias.
Mujeres, jóvenes, trabajadores en la cincuentena, son las categorías proletarias más afectadas y que van a aumentar ese ejército de parados que ya era particularmente sustancial antes del Covid-19.
Ante el desastre económico que se cuantifica en cientos de miles de trabajadores expulsados de sus puestos de trabajo, en cientos de millones de jóvenes que no encuentran trabajo y, cuando lo encuentran, es totalmente precario, y en cientos de millones de trabajadores y jubilados arrojados al pozo de una pobreza cuyo fin no está a la vista; a este desastre, se ha sumado el desastre de la salud pública: absoluta falta de prevención, hospitales ineficientes, personal hospitalario insuficiente, cuidados intensivos y subintensivos totalmente insuficientes, pacientes abandonados en sus propios hogares, ancianos abandonados para morir en las residencias, la medicina primaria destruida. Los gobiernos llevan más de un año preocupados sobre todo en limitar el daño que esta crisis podría causar a la economía capitalista. Y así los trabajadores fueron enviados a trabajar en ambientes insalubres, sin protección individual y bajo el chantaje de perder sus trabajos o de sufrir un recorte salarial. Aunque asustados por una pandemia que mató a muchos como moscas, muchos proletarios se rebelaron, lucharon por al menos el mínimo de protección individual que las empresas y los gobiernos prometían. Pero la desconfianza en sus propias fuerzas y en los sindicatos era y sigue siendo demasiado grande para devolver a los proletarios la fuerza para hacer frente a un enemigo todavía tan poderoso como la clase burguesa dominante.
La colaboración de clases, perseguida persistentemente por las fuerzas oportunistas que se presentan como "defensores" de los intereses de los trabajadores pero que en realidad los sabotean, es una política que se basa precisamente en la debilidad de la clase obrera; una vez inclinada a las necesidades del capital, la clase obrera está envuelta en una red de intereses "en común" con la burguesía, está convencida de que puede obtener algunas migajas más sólo si sacrifica mucha más energía de la que ya ha dado y da a los capitalistas. Los colaboracionistas, verdaderos agentes burgueses en las filas proletarias, tienen de hecho la tarea de hacer trabajar a los proletarios según las necesidades que tienen las empresas con respecto a sus mercados de referencia y, en la medida en que hagan este trabajo sucio de forma continua y con éxito, obtienen a cambio privilegios, tranquilidad, trabajos menos exigentes y menos estresantes. A la alta dirección de las empresas, que alguna vez tuvo que tratar directamente con los trabajadores y sus comisiones o asambleas internas, no le resultó difícil transformar estas en órganos al servicio de la empresa y no de los intereses de los trabajadores. Con la lucha directa, los trabajadores se deshicieron de los órganos de representación empresarial y organizaron los comités de base eligiendo delegados de confianza. Pero el clima social general de una democracia que se percibía como el terreno en el que los conflictos de clases pueden encontrar una solución ventajosa para los trabajadores en realidad fortalece la colaboración de clases no solo en el nivel político general, sino a todos los niveles, hasta en el más básico, entregando incluso los intereses proletarios mínimos y elementales a quienes siempre se han hecho pasar por los campeones de las negociaciones con los patrones y el Estado, y que, en realidad, están al servicio de los patrones y del Estado burgués. La colaboración de clases no disminuye, ni mucho menos elimina, la competencia entre proletarios ¡la aumenta, la organiza, la institucionaliza!
Sobre los hombros de todo proletario pesa no sólo la acción diaria de los capitalistas, su estado y todas sus instituciones políticas, administrativas, sociales, culturales y militares, sino también la acción diaria de los profesionales de la colaboración de clases. Y este es verdaderamente un peso enorme, y para quitárnoslo de los hombros necesitamos una fuerza social que todavía hoy nos falta: la fuerza social dada por la unidad de clase, por la solidaridad de clase, por la lucha que se libra en el terreno de la defensa exclusiva los intereses inmediatos.
Los proletarios, con las derrotas de los años veinte del siglo pasado y, sobre todo, con el triunfo de la democracia imperialista a partir de la Segunda Guerra Mundial, han sido colocados en situación de tener que volver a organizarse en sindicatos clasistas como en el siglo XIX y el siglo XX. Esta situación puede parecer imposible de superar; después de cien años, ¿cómo es posible conquistar a la burguesía que entre tanto se ha hecho mucho más fuerte que entonces? Hoy la burguesía imperialista parece invencible y este es el principal argumento de los colaboracionistas.
Incuestionablemente el capitalismo se ha desarrollado en el mundo, incuestionablemente las burguesías se han vuelto mucho más fuertes y dominantes de lo que eran hace cien años. Pero deben esta fuerza a la explotación de la mano de obra asalariada, sin la cual el capital no sería valorado, sin la cual los capitalistas no podrían extorsionar la plusvalía del trabajo de los trabajadores. Los obreros son indispensables para los capitalistas, y son tan indispensables que todo el desarrollo capitalista en todo el mundo no ha podido realizarse sino constituyendo ejércitos cada vez más numerosos de proletarios, de trabajadores asalariados en todos los rincones del país y del mundo allí donde una vez fueron sólo campesinos y gente primitiva.
Hoy más que ayer el lema comunista: ¡Proletarios de todos los países, uníos! asusta a los ministerios de todo el mundo, porque este enorme ejército de esclavos asalariados, tomando conciencia de su fuerza y dejándose llevar por su partido de clase, representa la pesadilla de toda burguesía.
Las crisis económicas, las crisis de guerra que salpican todos los continentes están destinadas a provocar continuamente la ira y la lucha de los proletarios y las poblaciones oprimidas. Millones de migrantes, tratando de escapar de las consecuencias de estas crisis, llegan a presionar en las fronteras de los países capitalistas avanzados, y tratan de sobrevivir en los pliegues de una sociedad opulenta que en parte los rechaza y margina y en parte los absorbe porque constituyen una fuerza de trabajo más barata y útil para aumentar la competencia con los proletarios locales. Pero son proletarios que llevan consigo los signos físicos y psicológicos de la violencia más espantosa que ha generado el propio imperialismo blanco y contra la que han reaccionado huyendo, pasando por todos los peligros para llegar a un país donde al menos no existen esas violencias. Las fronteras de Estados Unidos y Europa no han terminado de cruzarse, a pesar de las barreras y guardias armados en su defensa. Así como los medios de producción capitalistas no se han detenido y ninguna frontera los detiene, tampoco ninguna frontera puede detener la fuerza de producción humana que el capitalismo crea en todo el mundo.
La unidad proletaria, por tanto, no debe establecerse por fuerza a través de los vínculos entre un continente y otro, entre un país y otro, sino que puede crearse dentro de un mismo país entre proletarios de diferentes nacionalidades y de diferentes razas. La base de esta unidad, sin embargo, no cambia: está dada por el interés común de todos los proletarios en defender sus condiciones de asalariados de la explotación burguesa, sea de tal o cual empresa, de tal o cual sector, de esta o aquella categoría, de este o aquel país. Pero este interés común no puede constituir una fuerza si no se combate la competencia entre proletarios; sólo superando esta competencia es posible unificar fuerzas, y sólo luchando por los mismos objetivos, por los mismos intereses, es posible crear esa solidaridad de clase que es la verdadera fuerza del proletariado.
En cierto sentido, es el capitalismo mismo, en su desarrollo, y en la lucha entre las clases que objetivamente brota en su sociedad, lo que sienta las bases para el renacimiento del movimiento de clases proletario. Si los proletarios no quieren ser asfixiados por la explotación burguesa, sólo les queda un camino por recorrer: la lucha de clases contra el principal enemigo, la burguesía capitalista, sin olvidar a los enemigos más insidiosos, los profesionales de la colaboración de clases.
Romper, por tanto, el pacto de colaboración con los capitalistas y sus gobernantes es el primer gran objetivo de la lucha de clases proletaria. Y esta ruptura se realiza con la reorganización de los organismos de clase para la lucha por la defensa exclusiva de los intereses de clase inmediatos. A partir de aquí, y del desarrollo de esta lucha, el proletariado tomará conciencia de que sus objetivos no pueden detenerse en intereses inmediatos, sino que deberá superarlos situándose en un plano político general, por tanto revolucionario, también porque la burguesía dominante, para mantener al proletariado en las condiciones de sumiso esclavo asalariado, utiliza y utilizará su poder político y su estado.
En este largo y atormentado camino de emancipación, el proletariado deberá apoyarse no sólo en su fuerza social, sino también en su partido de clase, que constituye y representa la conciencia de clase, la conciencia de los objetivos máximos de la lucha revolucionaria.
¡Por la reorganización clasista de la lucha proletaria!
¡Por las reivindicaciones unificadoras de los proletarios por encima de categorías, sectores, nacionalidad, género o edad!
¡Por la reanudación de la lucha de clases!
¡Por la reconstitución internacional del partido de clase!
Partido Comunista Internacional (el proletario)
30 de abril de 2021