RECUPEREMOS LA CALLE
Las calles cada vez son menos nuestras. El capitalismo ha ido colonizando poco a poco cada espacio de nuestras vidas a base de represión, ordenación urbana y consumismo. Ha ido re-ordenando el espacio (urbano y no urbano) para que se convierta en un no-lugar de consumo y transito. De entramado configurado mayoritariamente para el uso del coche, para el transporte de mercancías y personas.
Este escenario se nos convierte precisamente en eso, en un escenario cada vez mas desprovisto de encuentros y luchas. Un escenario cada vez mas normativizado e individualizado donde se excluye o aparta a aquellxs que no pueden o no quieren aceptar sus normas.
El ayuntamiento «del cambio» sigue prohibiendo el uso sin regularizar (sin su regularización) de la calle, prohíbe lo que se escape de su estandarización de entidades, el uso público se niega a aquellxs que escapamos de su control. Sigue persiguiendo al igual que hacia su predecesor las actividades políticas o de encuentro que pretendan marcar una lógica diferente a la que nos impone el capitalismo. Mantiene la ordenanza antisocial (esa que dijo que eliminaría) que sanciona con multas cualquier expresión que no entre en sus planes. Estamos perdiendo el uso social de las calles, casi abandonadas después del ciclo de protestas que empezó en el 2011, la lucha social contra la miseria que nos imponen cotidianamente es aprovechada por los margenes de un ayuntamiento (y sus extraños aliadxs) que decian que iba a cambiar todo y que no ha cambiado nada.
La barriada del 29 de Octubre sigue esperando unas actuaciones que no llegan, y que mucho nos tememos que no llegaran nunca en la forma que realmente hacen falta. Parece que solo se quiere acometer un lavado de cara cuando las necesidades del barrio son mas diversas y mas profundas (laborales, sociales, de inclusión...), pero esto no les interesa a nuestras instituciones, prefieren una actuación especulativa que expulse a parte de lxs vecinxs y quede bonito en el escenario urbano antes que una solución real a nuestros problemas.
Mientras, los despojos de la burbuja inmobiliaria ahí siguen, pudriéndose mientras familias son desahuciadas y alquilar (sea para vivienda o para uso social) muy complicado. Hay muchísimos locales y viviendas sin uso que deberían ser recuperados por el barrio para el uso de sus necesidades sociales, y dado que no los ceden, la ocupación debería ser la herramienta que tomemos en consonancia a los desmanes del capitalismo. Ya basta de vecinxs sin casa y sin espacios de reunión propios.
La policía como un ejercito merodea nuestras calles, presentes en cada esquina, convirtiendonos a todxs en sospechosxs, en reprimibles, en incriminables ante cualquier comportamiento que se escape de lo cuadriculado, que se escape de ese uso normalizado y capitalista de la ciudad. Todo está reglado para que consumamos, transitemos y trabajemos.
Muy negativo nos parece que ciertos «lideres vecinales» se empeñen en vendernos el incremento de las fuerzas policiales en el barrio como algo beneficioso. No nos engañan, la policía es el brazo armado del capitalismo, solo sirve para tenernos controladxs, para incriminar a nuestrxs vecinxs y que nos veamos unxs a otrxs como enemigxs. Para que cada día estemos mas acostumbradxs a que nuestras calles solo sean un escenario que solo se pueda usar de una manera: La que el poder desea.
Por todas estas cosas estamos cada año en la calle, llenándola de vida y haciendo de ella un espacio de encuentro y cariño. Luchando por el barrio y por una forma colectiva de habitarlo cotidianamente. Recuperando la calle para permanecer en ella como forma de resistencia, espacio colectivo que rompa con el aislamiento e individualismo que nos intentan imponer. Cuando nos encontramos entre iguales, hablando, intercambiando preocupaciones y placeres, cantando juntxs, disfrutando juntxs, hacemos realmente «Público» un espacio que desde hace mucho tiempo nos intentan robar. Nos vemos como compañeros, como amigxs, en vez de lo que nos quieren hacer ver en el/la otrx.. Juntxs en la calle nos reconocemos y vemos que es posible luchar juntxs contra las miserias que nos imponen a diario, escapamos a sus lógicas de policía, especulación, represión y pobreza. Porque juntxs lo podemos todo.
Barrio vivo, barrio combativo.