Conocí
a Helios y a Jesús (hijos de Jesús de Diego) en aquellas intensas
jornadas donde empezábamos a organizar (casi sin medios) los actos que
se llevaron a cabo en Tudela de Duero para resarcir la memoria de las
víctimas y represaliados del régimen franquista.
Me siento muy orgulloso de las personas que formaron parte de
ese homenaje, del coraje y del corazón que pusieron para que el dolor
se volviera justicia, para que el odio se volviera memoria y para que la
historia por derecho propio, fuera contada por quienes sufrieron en sus
carnes el terror de un régimen impuesto por las armas.
Hasta ese momento, en Tudela de Duero como en otros lugares, la
historia había sido contada por los vencedores (ocultando con ello los
horribles crímenes de estado que cometieron) bendecidos por la iglesia y
el capital internacional. Pero al final, esa verdadera historia, muy dura pero real, tras una larga investigación, fue saliendo a la luz.
No solo la colaboración de las víctimas fue fundamental para que la
verdad fuera aflorando, sino también la de algunos verdugos. Jamás
habían podido olvidar los asesinatos, las vejaciones y todas las
acciones inhumanas cometidas. Estas acciones los avergonzaban como
personas a lo largo del tiempo. Se puede engañar a los demás jamás a uno
mismo.
De todos aquellos testimonios el más sádico, el más horrendo y
todos los adjetivos que el lector quiera añadir, fue el del asesinato
del militante de la CNT Jesús de Diego. No quiero entrar a
hacer valoración en estas líneas de ese crimen, pues creo que ahora no
es momento, ni día para ello. Además mi compañera (con lo que significa
esa palabra) Orosia Castan de Verdad Y Justicia, lo ha hecho
estupendamente en la página web del colectivo. Lo que sí que voy a
valorar, es la constancia de una familia por salir adelante cuando los
franquistas asesinos, mataron a varios familiares directos.
Es complicado en esta actualidad que vivimos (aun cuando las
injusticias siguen siendo el pan de cada día), que nos podamos poner en
la carne de aquellos que tuvieron que subsistir en base a la solidaridad de los amigos,
que corriendo peligro se saltaban las normas para alimentar a las
familias señaladas, para dar trabajo a los hijos de los rojos o acoger
en otros pueblos a estas familias, cuando la situación en sus lugares de
origen se volvía peligrosa.
Todo esto y más y mucho más, soporto la familia de Jesús de Diego. Lo más importante es que ellos jamás han querido que esos sucesos se olvidaran.
Ramón (el nombre que le impusieron los verdugos), muerto el asesino
Francisco Franco, recupero su verdadero nombre… Helios. El nombre que
su padre y su madre le pusieron cuando nació en la alegría de las ideas
libertarias que sus padres profesaban.
Y allí estuvieron Helios, Jesús y toda su familia, en primera línea
en los actos que llevamos a cabo, orgullosos de las ideas de su padre
aun sabiendo que esas ideas fueran uno de los motivos que los fascistas
señalaron para acabar con su vida. Y también yo, que fui muy querido por
ellos, al saber que todavía hay personas que defendemos los derechos y
la dignidad de los trabajadores bajo la bandera rojinegra de la CNT.
En estos últimos tiempos Helios, quiso donar al sindicato, muchos de
los legajos que conservaba de su padre. Posiblemente ya veía la hora de
la muerte cerca y quiso dejarlos en casa. Porque nuestra gente,
en todos y cada uno de los locales de la CNT y con cada uno de los
afiliados a este sindicato, están en su casa y con su familia.
Gracias por todo Helios y que la tierra te sea leve compañero.
Rubén Ruiz militante de la CNT.