La adjudicación de 200 empleos públicos provoca disturbios, con disparos y cócteles molotov
La violencia estalló la noche del pasado viernes uno de los tres barrios marginales de la ciudad autónoma —La Cañada, Monte María Cristina y Reina Regente— tras la publicación del nombre de los vecinos que accederán a los 200 empleos públicos (durante seis meses y con salarios que rondan los 1.000 euros) que ofrecen la Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento a través de planes de empleo. Lo mismo que ocurrió el año pasado. Y el anterior. Y el anterior... (...).
Una bandera negra hecha con un trapo y enganchada a un palo, con las letras FUP, que significa “la fuerza de la unión del pueblo”, está colocada en la esquina de una acera, como si marcara los límites de otro territorio. Para muchos melillenses esto es “territorio comanche”. Es el barrio con más fracaso escolar y mayor índice de paro (una tasa del 50%). En él hay de forma casi continua actos de gamberrismo, como el ocurrido en Navidad, cuando apedrearon al servicio de transporte urbano, y más tarde a la policía cuando fue a auxiliar al conductor.
La Cañada de Hidún tiene el sello de ser el barrio más marginal, donde se refugian los traficantes de hachís y donde la Policía Local poca veces patrulla. Tanto este como Reina Regente, Cabrerizas o Monte María Cristina son barrios con mayoría de musulmanes y los que mayor incremento de habitantes han sufrido en los últimos años. La crisis ha arrastrado hasta ellos a quienes se quedaron sin trabajo en la Península o en Europa.
Algunos políticos culpan a las ayudas sociales de la ciudad de un “efecto llamada” y por eso se han cambiado los requisitos para acceder a ellas. Ahora es necesario haber estado empadronado en Melilla durante dos años, y no uno como antes.
En la esquina, bajo la bandera, un corro de unas 10 personas —jóvenes, niños, alguno con la cara tapada—- justifica la revuelta y anuncia que no acabará aquí: “Pedimos citas para hablar con los que mandan. Como no nos escuchan, nos dedicamos a esto”. Pero también hay quien asegura que su intención no era “formar la que se formó, sino hacer una manifestación”. Y agregan: “De pronto nos encontramos a la policía de frente”.
El testimonio de otra vecina que tapa su cabello con un pañuelo negro echa por tierra esta justificación: “Sabíamos que algo iba a ocurrir porque por la mañana estaban comprando gasolina y trayendo neumáticos¨.
Los de la bandera se defienden: “Tampoco sabemos de otra manera de llamar la atención”.
FUENTE: http://politica.elpais.com/politica/2014/01/11/actualidad/1389474944_065701.html