El domingo 22 de diciembre, dentro del llamado de solidaridad
internacional con lxs anarquistas detenidxs en Barcelona, unas 30 personas decidimos marchar a la prisión de Brieva (Avila) a donde Monica había sido trasladada el día anterior.
Una vez allí rodeamos la prisión gritando en solidaridad con nuestra
compañera Mónica y con todas las personas presas. Lanzamos cohetes y petardos para ser escuchadxs por todas las presas allí encerradas y en algunos puntos pudimos intercambiar a gritos con ellas algunas palabras de ánimo y apoyo.
Todo transcurrió sin ningún incidente reseñable (a parte claro de la
presencia en las garitas de carcelerxs y guardias civiles que no pararon de fotografiarnos) hasta que poco antes de irnos aparecieron unos seis o siete coches de las fuerza represivas del Estado (en este caso Policías nazi-onales).
En este momento la situación cambió repentinamente. Lxs agentes de la
Policía procedieron a identificarnos y cachearnos a todxs entre insultos y
amenazas y sin dudar a la hora de abrir la cabeza a unx de nuestrxs
compañerxs.
El saldo final fue de unx compañerx llevadx a comisaría para ser
identificadx, otrx compañerx con una brecha y media cara amoratada y lo
más importante la demostración de que nuestrxs compañerxs presxs no están
solxs, de que su represión no va a frenar nuestra solidaridad y de que
jamás cesará la lucha por la libertad.