Hecatombe de proletarios en Bangladesh: ¡capitalismo asesino!
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valladolor
jueves, 30 de mayo de 2013
anticapitalismo,
crítica,
internacionalismo proletario
Hecatombe
de proletarios en Bangladesh: ¡capitalismo asesino!
El 24 de abril
pasado "Rana Plaza", un edificio de 9 pisos situado en la periferia
industrial de Dacca, capital de Bangladesh (14 millones de habitantes), se
vino abajo con alrededor 3500 obreros en su interior (su número preciso no
se conoce). En este edificio operaban 5 fábricas textiles, así como un banco
y numerosos comercios. La cifra oficial de muertos hasta hoy pasa de 1128
(algunas fuentes contabilizan más de 1700!, NdR), la cifra de heridos no se
conoce. La mayoría de las víctimas son mujeres; la mano de obra femenina
constituye entre 80 y 90% de la mano de obra textil del país.
La
cólera de los trabajadores, que inmediatamente exigieron el arresto y
ejecución de los responsables de esta hecatombe, es tanto más grande que la
víspera de la tragedia el edificio había sido evacuado a causa de crujidos y
agrietamientos; pero al día siguiente los patronos obligarán a sus empleados
a reanudar las labores, asegurando que no había riesgos: ¡para ellos, el
riesgo a perder beneficios era mucho más importante que el riesgo de los
trabajadores a perder la vida!
El propietario
del inmueble, Mohamede Sohel Rana, es un rico politicastro del partido en el
poder, la Liga Awami. Ante las dimensiones de la catástrofe y, sobre todo,
la cólera obrera, este fue detenido e inculpado por haber construido el
edificio "ilegalmente", sin permiso de construir; el rico hombre de negocios
se ha defendido diciendo que centenares de instalaciones industriales se
encuentran en la misma situación, en parte porque obtener un permiso de
construcción toma "demasiado tiempo", ahora que la industria textil se
encuentra en pleno auge; agregando que no era él sino los patrones de
empresas que alquilan sus locales, quienes obligaron a los trabajadores a
reemprender la actividad. El gabinete de arquitectura que realizó los planos
del edificio afirmaba que este no había sido concebido para albergar
talleres industriales, y al cual se le habían agregado tres pisos. Al
parecer, el agregar pisos no definidos en su arquitectura es práctica común
que permite reducir los costos de construcción, sin contar otros ahorros que
se realizan durante su construcción...
Los medias
reportan también que Rana era conocido como mafioso. Pero en realidad esta
masacre demuestra una vez más que la mafia en el poder, la burguesía,
es mucho más peligrosa que la que oficia en los bajos fondos. ¡Es todo el
sistema capitalista, el criminal!
Un paraíso para
los capitalistas, un infierno para los proletarios
Bangladesh es
un país de más de 150 millones de habitantes, eminentemente agrícola, (más
del 70% de su población vive en el campo), pero que desde hace unos treinta
anos es testigo de un fuerte éxodo rural y una acelerada industrialización;
las cifras oficiales de desempleo son bajas, pero se estima que el 40% de la
mano de obra es subempleada; lo que engendra una importante emigración hacia
Medio Oriente y Asia del Sudeste, aunque también hacia Europa: el 18 de
abril en Grecia varios contramaestres disparaban contra una centena de
inmigrantes bangladesíes que se habían reunido para exigir el pago de sus
salarios, balacera que causó varias decenas de heridos! Por otra parte, el
trabajo infantil se ha generalizado; también en la rama textil.
En pocos años
Bangladesh se ha convertido, después de China, en el segundo país exportador
mundial de trajes y vestidos; las exportaciones de productos textiles
representan el 80% de las exportaciones totales del país, y este sector
emplea entre 3 y 4 millones de personas que trabajan en unas 5000 fábricas.
La industria textil trabaja directamente para grandes marcas internacionales
o sirve de subcontratista a otros industriales, incluso chinos! Este éxito
de la industria textil bangladesí en la competencia internacional se funda
en la sobrexplotación de la mano de obra. El salario mínimo mensual
no pasa de 38$, mientras que en otras países asiáticos con una importante
industria textil este sube a 138$ como en China, 65 en la India, 67 en
Vietnam, 75 en Camboya.
Hemos podido
constatar que los trabajadores de la rama textil son mayoritariamente
mujeres, jóvenes, venidos de la provincia a causa de la miseria y el hambre
que allí se sufre. En regla general reciben una paga 30% menor que la de los
hombres. El horario legal es de 8 horas diarias, pero cuando hay importantes
pedidos, este se prolonga hasta diez horas y a 7 días por semana! Sin duda
que existen reglamentos y medidas de seguridad laborales pero, tanto como
las leyes sociales, las mismas no son respetadas; en todo el país los
inspectores del trabajo no son más que varias decenas, y, cada vez que una
orden de inspección se decide, el propietario de la fábrica es advertido
antes que los inspectores visiten las instalaciones! Además, las "Zonas de
Producción para la Exportación" son exceptuadas de la aplicación de las
leyes sociales; lo mismo prevalece en la actividad económica que se
desarrolla en el sector llamado "informal", que constituye el 80% de la
economía bangladesí.
Una estricta
política anti-obrera reina en el país; para ser constituido, un sindicato
debe recibir la aprobación del patrón y la huelga no es legal, sino luego de
una largo proceso de "conciliación" con los capitalistas, además del voto
favorable y secreto de al menos 75% de la totalidad de los trabajadores. Las
autoridades tienen el derecho de prohibir las huelgas y apresar sin
procedimiento judicial a los huelguistas, en caso de atentar contra el
"interés nacional"; las huelgas están totalmente prohibidas en el
transporte, la banca, en las empresas extranjeras, etc.
La represión
(detenciones, despidos, asesinatos) contra los trabajadores es general,
incluso contra aquellos que sólo piden el respeto de los derechos que la ley
acuerda. En caso de huelgas o "indisciplina laboral", etc., la ley prevé
condenas a trabajos forzados. Cuando las huelgas, incluso "legales",
estallan, los patronos no vacilan en recurrir al lock-out y a los despidos,
cosa que ya ocurrió en la capital, en 2011, en tres textileras donde se
desencadenó una huelga por el pago de salarios, resultado: 6600 trabajadores
despedidos (2).
El resultado de
estas condiciones infrahumanas es el número de "accidentes de trabajo"
mortales – accidentes que en realidad son asesinatos, puesto que son
la consecuencia inevitable la reducción de los gastos que los patronos hacen
sobre todo lo que podría hacer que el trabajo sea menos peligroso; en
efecto, proteger a los trabajadores pesa de manera intolerable en los
"costos de producción": ¡producir a bajo costo mata!
En la misma
zona industrial de Dacca, en noviembre del año pasado, un incendio costó la
vida de ciento diez personas: los patronos habían cerrado con llave las
salidas y obligar a los proletarios a continuar la labor. Ya en junio de
2010, el derrumbamiento de edificios construidos improvisadamente y
atestados de máquinas había matado a 35 personas, 18 en febrero de 2006, 75
en abril de 2005, etc., todos en la metrópolis Dacca. Según las
estadísticas, una obrera textil muere cada diez días.
Ante el
escándalo de los accidentes repetidos, diversas organizaciones humanitarias
y sindicatos colaboracionistas internacionales se empeñan desde hace años en
tratar de convencer gentilmente a las grandes empresas de distribución
occidentales a incitar a sus proveedores y al gobierno bangladesí de
respetar ciertas reglas sociales y de seguridad elementales para los
trabajadores. Y han cantado victoria cuando varias de las grandes sociedades
(El Corte Inglés, Benetton, Lidl, Marks&Spencer, H&M, Carrefour, Loblaws,
etc.) firmaron, el 15 de mayo, bajo los auspicios de la OIT, un acuerdo
sobre un programa de reformas sociales y de inspección de la seguridad del
trabajo para los proveedores (3).
Para saber el
valor real de estos acuerdos, hay que hacer notar que los mismos son
regularmente renovados desde los años 90 del siglo pasado, sin que estos se
traduzcan en efectos positivos en cuanto al mejoramiento de la situación de
los proletarios; qué pensar cuando dos de las empresas que se encontraban en
Rana Plaza habían pasado con éxito una auditoria de la seguridad laboral
(4)! "Expertos" citados por un gran cotidiano explican que no hay que
esperar cambios espectaculares en la industria textil en Bangladesh o en
otro país, a causa de "la corrupción, de los intereses en juego y de los
consumidores occidentales que son favorables a un cambio en las condiciones
de trabajo, pero no quieren pagar más caro por sus playeras". Según
estas afirmaciones, los “consumidores occidentales” – es decir los
proletarios occidentales – son en parte responsables de las condiciones
de vida bestiales que los capitalistas de Bangladesh y de otros países
infligen a sus proletarios! Pero es que acaso son los proletarios
occidentales quienes han decidido deslocalizar la producción a países con
bajos salarios – no son más bien los capitalistas occidentales?
En efecto, a
través de observaciones de este género muy difundidas, los burgueses no sólo
buscan ocultar su total y plena responsabilidad en los crímenes de su
régimen, sino que tratan también de oponer a los proletarios de diversos
países. Si permanecen pasivos, los proletarios están condenados a sufrir
este tipo de manipulaciones burguesas.
La solución
es la lucha. Pese a las
condiciones particularmente difíciles, a pesar de la represión omnipresente,
pese a la "policía industrial" puesta en plaza para controlarlos, las
obreras y obreros en Bangladesh muestran a sus hermanos de clase de
Occidente que es posible luchar y lograr victorias, aun cuando estas
victorias sean parciales y, siempre inevitablemente, se corrompan bajo el
capitalismo.
Desde el
anuncio de la hecatombe, decenas de miles de trabajadores de Dacca
paralizaron sus actividades, bloqueando las rutas, exigiendo el
enjuiciamiento y la encarcelación de los culpables, así como también el
mejoramiento de sus condiciones. Pero los patronos del sector textil
responderán con el lock-out, mientras que el gobierno enviará a la policía.
Sin embargo,
para calmar la cólera obrera, el gobierno se ha visto obligado a anunciar un
aumento del salario mínimo y el reconocimiento del derecho de los
trabajadores a sindicalizarse. Por supuesto que estas promesas no serán
respetadas, pero los proletarios, que ya han demostrado su combatividad en
el pasado reciente, no se dejarán engañar tan fácilmente.
En primavera de
2006, decenas de miles de proletarios de casi 4000 textileras entrarán en
lucha. Tres obreros serán asesinados por la policía, con centenas de heridos
y presos. En 2007, la ley de emergencia fue declarada para asegurar el orden
capitalista. En primavera de 2012, miles de trabajadores de la rama textil
volverán a la lucha por aumentos de salario y contra la represión;
movimiento que termina con el saldo de un centenar de trabajadores
arrestados, y un millar de heridos. El 16 de julio, varios vigilantes
privados abrirán fuego contra una manifestación de obreros exigiendo
aumentos de salario, ocasionando 3 muertos y 35 heridos. En el mismo
período, durante un conflicto social en otra empresa textil, Aminul Islam,
el responsable de una organización sindical, moderada por demás, fue
secuestrado y torturado hasta la muerte por los servicios de seguridad.
A pesar de la
represión, los proletarios bangladesíes han logrado algunas victorias: en
2006, obtendrán un aumento del salario mínimo de 18%; rápidamente anulado
por la alta inflación que se desató, lo que volvió a provocar otras luchas.
Nadie puede
dudar que los proletarios se dejarán engañar mediante vagas promesas. Y
nadie debe dudar tampoco que contra el carácter salvaje de su explotación,
la lucha será difícil. Esta lucha deberá dirigirse inevitablemente contra la
totalidad del sistema capitalista y no solamente contra algunos patronos
individuales por muy rapaces que sean; una lucha que deberá fijarse como
finalidad última la destrucción del capitalismo, y no su
perfeccionamiento o humanización como así desearían las ONG, el Papa y las
organizaciones caritativas.
Lo que
necesitan los proletarios de Bangladesh, no es la compasión de los
"consumidores" occidentales, sino que los proletarios de los grandes
países occidentales salgan a luchar como ellos, contra este sistema
criminal del cual también son víctimas; es cierto que la explotación que
estos últimos sufren es menos brutal, pero esta es bien real; las
condiciones de trabajo son menos aterradoras, pero allí también la vida de
los trabajadores cuenta menos que la salud financiera de las empresas;
testigo de ello son las 6300 personas que mueren cada día en el mundo
producto de accidentes de trabajo o de enfermedades profesionales,
incluyendo a los países capitalistas más "desarrollados" (6). Casi al mismo
tiempo que ocurría la hecatombe en Bangladesh, una explosión en una fábrica
de fertilizantes ocasionaba la muerte de 14 personas en Estados Unidos. En
el más grande país capitalista del planeta, 4500 trabajadores mueren cada
año debido a "accidentes de trabajo" y otros 50 mil mueren por enfermedades
profesionales. Estas terribles cifras ilustran la verdadera guerra social
que llevan a cabo todos los países capitalistas contra los proletarios.
Si quieren
poner fin a esta guerra permanente que se libra contra ellos, los
proletarios del mundo entero no tienen otra solución que lanzarse a la
guerra de clase contra el capitalismo, llevando a la práctica el viejo
eslogan siempre actual:
¡Proletarios
de todos los países, uníos!
(1) C.f. The
Wall Street Journal, http://online.wsj.com/article/SB10001424127887324715704578479231065424630.html
(2) Ver Informe
sobre Bangladesh de la Confederation Internationale des Syndicats (ITUC/CSI),
Ginebra, 24-26/9/2012
(3) C.f.
http://www.industriall-union.org/fr/nous-avons-reussi-avancee-mondiale-avec-la-signature-par-les-marques-de-laccord-sur-la-securite-dans.
Los industriales de la rama textil también se han congratulado por este
acuerdo...
(4) The Wall
Street Journal 24/4/2013. La asociacion radicada en Bruselas responsable
de la inspección fue fundada hace una década por empresas europeas como
Adidas, Hugo Boss, etc.
(5) Los
Angeles Times, 25/4/2013. http://articles.latimes.com/2013/apr/25/world/la-fg-bangladesh-collapse-20130426
(6) Cf http://www.ilo.org/global/topics/safety-and-health-at-work/lang--fr/index.htm
Partido Comunista Internacional
20
de abril
de 2013
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La apariencia como forma de lucha es un cancer
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