¡Ni Chávez, ni Capriles están con los trabajadores!
¡No a la mistificación electoral!
¡Sí a la lucha proletaria anti-capitalista!
Después de una vasta e intensa campaña de propaganda electoral, que ha
saturado prácticamente el espacio audiovisual nacional, y con ello la
cantidad de espacio disponible en la cabeza de los proletarios para absorber
esta propaganda, el próximo 7 de Octubre se realizarán las elecciones
presidenciales en Venezuela. Pero,
las cosas no están del todo bien en el campo social...
La actual contienda electoral se desarrolla, como ya se sabe, en medio de
una situacion local que, gracias al alza circunstancial de los precios del
petroleo, se ha mejorado considerablemente para las grandes masas. Sin
embargo, al lado de este notable mejoramiento social en todos los órdenes,
persisten la delincuencia, las grandes masacres en las cárceles, y donde
socialmente no hay barrio proletario que no haya sufrido algún trágico
episodio, debiendo considerar que estos fenómenos son exponenciales, es
decir, se expanden como una mancha de aceite dentro del tejido social.
Hay una inestabilidad social persistente; no otra cosa puede expresar el
aumento de la delincuencia y la violencia social generalizadas en
Venezuela.
Por ello, la propaganda chavista sobre la «misión
vivienda» que proclamaba, el 17 de agosto de 2012, la «culminación de
223.373 soluciones habitacionales», es infirmada «por la recurrencia
de protestas por parte de los damnificados», como dice la Ovcs (1). Cabe
decir que el déficit habitacional en Venezuela, según estadísticas oficiales,
se encuentra alrededor de 3 millones de casas, concerniente a 13 millones de
personas...
Los accidentes de Amuay y El Palito no son
ninguna fatalidad
En medio de esta campaña que está por terminar, al gobierno chavista le ha
tocado asistir de manera impotente a dos dramáticos accidentes industriales.
El hecho de que transcurran en pleno período eleccionario, hizo inicialmente
que las miradas se tornaran hacia una conspiración política por parte de los
que se oponen a Chávez. Pero, por mucho que coincidan con el beneficio
electoral que esto pueda dar a la oposición política, estos accidentes no
son casuales y obedecen a situaciones bien precisas que nada tienen que ver
con elección alguna:
La tragedia de Amuay que costó la vida de más de cuarenta trabajadores y
familiares que vivían a su alrededor o que laboraban en el momento fatídico,
al no cumplir con un estricto control y mantenimiento de las instalaciones
incendiadas, aumentaron dramáticamente las probabilidades de que se
produjera lo que debía producirse inevitablemente. El capitalismo no puede
aumentar los costos de producción puesto que la competencia de un petroleo
menos caro para los compradore no se lo permite económicamente. Esto
demuestra que el capitalismo no persigue el bienestar y la seguridad humanas,
sino la explotación y extorsión de plusvalía para beneficio de los
capitalistas locales e internacionales. La responsabilidad de los patronos
de PDVSA en esta tragedia es clara y evidente.
Sólido respaldo de la «comunidad internacional» a la democracia venezolana
La "comunidad internacional", ha dado su visto bueno, si no a Chavez, por lo
menos a la democracia venezolana. Alli se encuentra el expresidente
norteamericano Carter que declaraba recientemente a las agencias de noticias
que «... de hecho, de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría
que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo», pasando
por el claro apoyo del presidente colombiano, Santos, cuyas simpatías por
Chávez no dejan de sorprender, hasta llegar al mismo presidente Obama, en
armonía - cambiante según el panorama - junto a los informes del
Departamento de Estado que dan cuenta de la inocuidad del sistema-Chávez en
relación a los intereses de la primera potencia mundial. Todos estos
espíritus notables han dado pragmáticamente su espaldarazo al presidente
venezolano y a la Democracia burguesa revigorizada por su administración.
Pero, como en otros países, será ante todo la situación económica la que
retroactivamente influenciará los resultados de estas elecciones, que por la
misma razón, favorecerán sin duda la reelección del presidente Chávez. Esto
no quiere decir que en un próximo futuro no aparezcan o se reanuden las
dificultades para el chavismo, y entonces el consenso de Washington cambie
de apreciación.
La alternativa de la extrema-izquierda trotskista a la deriva
Todo un capítulo merece la participación de una tercera alternativa
electoral nada desdeñable, conformada por diversas agrupaciones trotskistas
que se mueven hoy en Venezuela y a nivel internacional, detrás de la
archi-conocida figura de Chirino, candidatura obrera que se presenta como «clasista»,
«independiente».
La candidatura de Chirino, por muy sinceras que sean sus intenciones y
afirmaciones, no es ni clasista, ni independiente, sino puramente reformista,
es decir, pro-capitalista. En su programa (2), Chirino dice que «los
obreros deben gobernar», y propone un «gobierno de organizaciones
obreras y populares», en el marco de «transformaciones que hay que
llevar a cabo para atacar la verdadera raíz de los problemas sociales que
sufrimos, que es la organización económica y social capitalista». Los
reformistas como Chirino quieren hacer creer que es posible «transformar»
desde adentro al capitalismo. En el fondo son hostiles a la revolución.
Es claro que el abigarrado movimiento trotskista, que ha levantado una
enorme campaña nacional e internacional de apoyo al «candidato de la clase
obrera» Chirino, ha claudicado desde hace mucho tiempo ante la tentación de
ocupar un espacio electoral en la república burguesa, y adonde todos los
oportunistas consideran que se puede y debe participar.
Ahora, el programa, apoyado y avalado por el movimiento trotskista
internacional, que el PSL designa como «transicional», es un programa
reformista completamente neutro, que pretende ir más a la izquierda o
profundizar el «proceso revolucionario» encabezado por Chávez, pero que no
tiene otro fin que el de lavarle la cara a los capitalistas, perfumar su
mierda, mejor que el presidente venezolano.
Sin temor al descaro, el programa del partido de Chirino dice rechazar, en
nombre de Marx (!), «toda confianza política en quienes nos explotan, los
dueños de las empresas y los bancos, así como en sus partidos y sus
gobiernos». Los hechos niegan sus decires: si tuvieran desconfianza en
la burguesía ¿por qué entonces se deja que Chirino participe en los procesos
electorales burgueses, o en reuniones y ponencias que estos organizan? ¿Acaso
las elecciones presidenciales en Venezuela, se encuentran por encima de las
clases? ¿Desde cuándo las elecciones dejaron de ser en Venezuela y en el
mundo una institución burguesa? Es claro que al participar en estas
elecciones los trotskistas (pro o contra Chávez...), como cualquier otro
movimiento reformista, demagogo y oportunista, ratifican, quiéranlo o no, la
noción burguesa y anti-marxista de que el Estado aunque sea burgués tiene
una función neutra; como institución, que no sabemos por qué, está situada
por encima de las clases, que puede cambiar de orientación según los
resultados electorales, todo lo contrario de lo que afirma el marxismo,
confirmado por las sangrientas experiencias que le ha tocado vivir al
proletariado a lo largo de su historia, para quien el Estado burgués no
puede ser sino una máquina al servicio del orden burgués y del capitalismo.
En este sentido, uno de los casos más patéticos lo constituye la LTS (Liga
de los Trabajadores por el Socialismo) que, pese a tener una posición «crítico-reconciliatoria»
(2) con respecto a las diversas andanzas «tácticas» de Chirino, lo apoyan
diciendo que «las
elecciones burguesas son el terreno de la burguesía y sus partidos»,
y que «el terreno de los trabajadores es el de la lucha de clases,
es decir, el enfrentamiento con los patronos», (¡muy bien! pero...) «esto
no significa que los trabajadores y trabajadoras no intervengamos
(¡sic!) en el terreno del enemigo para enfrentarlo también en su
propio terreno, denunciando abiertamente su sistema de
explotación y miseria»
(negritas e itálica nuestras).
Chirino al menos es un reformista, lo que en sí es una traición, y cree
sinceramente en una reconciliación con los burgueses. La LST lo sabe pero
lo acepta porque son falsos revolucionarios; saben que Chirino es un traidor,
pero llaman a votar por él. ¡La LST es peor!
La alternativa del
proletariado revolucionario
Para que los trabajadores puedan gobernar, no hay otro camino que la lucha
por el derrocamiento del poder burgués, la destrucción del Estado
capitalista y la instauración de la dictadura del proletariado. Pero Chirino
y su partido, como buenos reformistas pro-capitalistas, no lo entienden así
y buscan apoyarse sobre el Estado burgués para más bien consolidarlo
mediante una intervención creciente en la economía (nacionalizaciones, obras
publicas, etc). En lugar de preconizar el poder revolucionario de los
proletarios y explotados - la «dictadura del proletariado», como lo llama el
marxismo -, presentan la perspectiva engañosa de la «democracia de los
trabajadores y del pueblo», es decir, una unión de diferentes clases,
explotadoras y explotadas en la cual subsistirá sin duda la explotación, o
de una «democratización de las fuerzas armadas», ¡como si la burguesía
pudiera tolerar que sus fuerzas armadas no le obedezcan estrictamente!
Después de la trágica experiencia de Chile y de otros países, los
reformistas continúan difundiendo criminalmente las mismas mentiras, puesto
que ellas no servirán sino para dejar a la clase obrera sin defensa
frente a sus enemigos de clase.
La abstención revolucionaria contra el mito democrático
El mito de que la democracia respetará los resultados electorales, a la «hora
de la chiquita» se vuelve agua; todo el siglo pasado ha estado jalonado por
graves acontecimientos que permiten infirmarlo categóricamente. El caso de
Venezuela es emblematico: en abril de 2002, en momentos en que el golpe
militar contra Chavez se desarrollaba a toda velocidad, aparecía la
repugnante Condolezza Rice sentenciando que «la legitimidad (de un
gobierno) no se mide por el número de votos», dando un apoyo tácito a
los golpistas que intentaban apoderarse en ese momento del gobierno en
Venezuela. Qué hablar de la MUD del sr Capriles, cuando todos sus
componentes que hoy se gargarizan con la palabra Democracia, en aquellos
mismos días de abril se convertían en golpistas, prometiendo siniestramente
un baño de sangre y una sujeción sin condiciones a la política de Washington
para América Latina. Y si hacemos memoria, Bush había ganado las elecciones
frente al candidato demócrata Al Gore, gracias a un escandaloso fraude en el
Estado de Florida. Y, otra vez, en la misma Venezuela pre-chavista, el
expresidente Caldera, habiendo practicamente perdido las elecciones, ¿no le
arrebató literalmente el triunfo a otro sindicalista de la zona del hierro,
Velazquez, que tampoco reclamó su victoria?
Como vemos, no hace falta ser marxistas para dudar que la Democracia no
siempre respeta estos resultados. ¡Basta con tener buena memoria!
En ruptura con la democracia, tenemos al proletariado revolucionario, cuya
fuerza reside en su acción colectiva, llevada y organizada sobre bases de
clase. Por ello el voto anónimo e individual de los burgueses no sirve
siquiera para verificar la fuerza real del proletariado. A años luz del voto
público y a mano alzada que singularizan las asambleas obreras, el terreno
electoral burgués (interclasista por definición, donde cada proletario va
íngrimo y solo a depositar su voto, al lado de individuos pertenecientes a
otras clases sociales) es un terreno falso que sirve solamente a la clase
burguesa, la clase dominante en la sociedad capitalista. Primero, porque la
sociedad capitalista ha puesto en pie y mantiene un gigantesco y multiforme
aparato anti-proletario (medios radioeléctricos, prensa, publicidad,
partidos e instituciones diversas) de propaganda y de formación de la «opinión
publica»; y segundo, porque el parlamento y todo el sistema político
democrático no son ya centros de poder real en la sociedad burguesa: hoy, su
función principal consiste en desviar el descontento hacia el espectáculo de
las alternancias falsamente opuestas y representativas, siempre dentro de
las reglas del juego capitalista , es decir, democrático.
Los fines de la lucha proletaria en la actualidad no pueden terminar, por
todas las razones que hemos invocado, en una falsa y triste lucha dentro de
los causes estrictamente legalistas y democráticos. La verdadera lucha
revolucionaria tiene en su línea de tiro al Estado burgués, que es el primer
representante del enemigo de clase, y que por lo mismo debe ser combatido y
destruido, para dar paso a la instauración de soviets de trabajadores y
oprimidos, es decir, abrir la época de la dictadura del proletariado
para extirpar el capitalismo palmo a palmo de la faz de la Tierra.
¡Abajo las elecciones burguesas!
¡Viva la revolución comunista internacional!
¡Viva la lucha de clase contra los patronos y el Estado burgués!
¡Por la constitución del partido comunista mundial!
¡Por la revolución comunista internacional!
(1) Según la Ovcs (Observatorio Venezolano de Conflictividad Social),
«en agosto se registraron 167 acciones de calle en demanda
de una vivienda digna (...) los damnificados realizaron
numerosas manifestaciones frente a distintos entes gubernamentales, con el
objetivo de exigir la entrega oportuna de viviendas. (Cf. BBC.com
06/09/2012 06:42:09 a.m., por Mariana Martínez Rodríguez, subrayados
nuestros).
(2) Cf. www.
laclase.info. Partido Socialismo y Libertad (PSL). Por un gobierno de las
organizaciones obreras y populares.
(3) www.lts.org, «Voto crítico en la candidatura obrera de Orlando
Chirino», 12/08/2012.
Partido Comunista Internacional
Septiembre
de 2012
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La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
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