Hermanos y Hermanas de clase:
Todos los problemas que enfrentamos en nuestra vida como proletarios, como fuerza de trabajo, plantean inmediatamente el conflicto central: o se está a favor del viejo mundo (del Estado, de las clases, de la ideología, la alienación) o del mundo nuevo que sólo puede ser el Comunismo, la Anarquía: la comunidad humana sin clases ni poderes separados.
Cuando enfrentamos el conflicto desde la sala de clases la situación no es distinta: el Estado/Capital no nos “educa” para que seamos seres humanos completos y criteriosos, sino en el llamado “sistema educativo” se nos encuadra y segmenta, se nos instala en la cabeza el chip de la ideología dominante (el mismo que recibimos en la familia, la religión y los medios de des-información), nos hace aceptar este mundo y esta vida como los únicos posibles, y nos enseña que nuestra única alternativa es “capacitarnos” al punto que podamos sacar el mejor partido posible de nuestras energías físicas y mentales llegado el momento de vendernos en el mercado de trabajo. Tras el paso por la escuela, casi no nos quedarán energías para resistir, pues todas ellas se habrán volcado en la preparación de nuestra posición en el mundo del trabajo asalariado.
Hermanos y hermanas de clase: los “pingüinos” no somos ciudadanos en potencia ni ninguna de esas mierdas democráticas que tan gustosamente se tragan los universitarios. Somos parte del movimiento proletario moderno, porque es en función de nuestra esclavización salarial que se nos envía a perder horas y horas dentro de insalubres galpones donde varios empresarios lucran “educándonos”. Mientras los universitarios están casi completamente integrados a un sistema en el cual, pese a su función objetiva de trabajadores asalariados, la mayoría se autopercibe como parte de una elite intelectual otécnica, mientras ellos aceptan jugar en el juego de la “democracia”, nosotros debemos afirmar nuestra conciencia de clase asumiendo que sólo el proletariado encarna la negación en actos de la totalidad del sistema capitalista de producción de mercancías, donde nosotros estamos destinados a ser una mercancía más.
¡La lucha de clases ocurre todos los días, no sólo afuera sino que también dentro de la sala de clases!
Cuando el gobierno comienza a entablar negociaciones con el autodenominado “Partido Comunista de Chile” (cuya relación con el Comunismo como movimiento social de negación del capitalismo es igual a cero, y que insiste en reivindicar esta “nación”, ¡pese a que ya en 1848 el Manifiesto Comunista decía que “los proletarios no tienen patria”!), se está ante un evidente llamado de atención para agudizar la movilización, en especial para los secundarios. Es históricamente este partido quien se incumbe a través de sus juventudes para armonizar los conflictos, suavizarlos y terminar aceptando las sobras que entrega el ministerio. Es imprescindible que ahora el movimiento se transforme en una lucha concreta contra esta educación, ello lo logramos autoproduciendo nuestra conciencia de clase, rechazando todo valor burgués que alimenta la alienación como arma de la sociedad de clases. Las negociaciones, si es que se hacen, no deben hacernos creer que son el fin de la problemática. Es el fin de la movilización, no de la lucha. Esta ha de mantenerse autónomamente aunque volvamos a la normalidad. Impregnarse en cada momento de nuestra vida cotidiana. Aun así, el llamado es a no bajar las tomas. Recurso indispensable de presión, y al cual tenemos pleno derecho, pues es el equivalente en nuestros espacios de la herramienta clásica de lucha de los proletarios: ¡la huelga!
La hora llama a no desanimarnos e ir un paso más allá de la situación que se está gestando actualmente: hay que abrir los centros de estudio para la conformación de foros, talleres, debates, y con esto romper la cultura del orden, la ideología dominante, atacándola precisamente en los lugares donde la normalidad capitalista quiere que la crítica radical no entre nunca.
Es imprescindible que los-as trabajadores-as se sitúen del lado de los estudiantes. Solo con ellos-as, y nunca sin ellos-as, se podrá lograr la IMPOSICION de nuestras necesidades, por sobre las necesidades del mercado. Los fines deben redescubrirlos ustedes mismos, entre todos, interactuando en dinámicas que se separen RADICALMENTE del funcionamiento de esta sociedad, que entendámoslo bien, NO NOS PERTENECE, pues esta CONTRA NOSOTROS, POR SOBRE NOSOTROS Y NEGANDONOS A NOSOTROS MISMOS.
Es necesario que se entienda que esta lucha es total y no pertenece al estudiante, como ser alejado del resto de las relaciones sociales, es un conflicto encuadrado dentro de la lucha de clases
¡Hermanas y Hermanos de Clase: esta pelea debe incluir e incumbir a los-as trabajadores-as, es un conflicto del Proletariado!
Solo reconociendo lo que somos, proletarios; y lo que no somos, rebaño, podemos enfrentar en combate esta vida falsificada del mundo burgués. Y cuando mencionamos los fines generales a conseguir, solo enunciamos lo que se ha vislumbrado desde los confines de nuestra clase: abolición de la sociedad de clases, del trabajo asalariado y aniquilación del estado.
Hermanos y Hermanas de Clase: la hora llama a centralizar los esfuerzos, a no dejarse amedrentar, a extender, continuar y radicalizar las tomas. En sus manos está la continuidad del movimiento. No permitan que los embauquen, ni que los vendan como en el 2006.
Nos llamarán a volver a la normalidad, NO LO PERMITAMOS. Lo más violento de todo sería volver a la normalidad a la que ellos nos han encadenado.
# Comité de la Imaginación / Algunos Proletarios-as que estudian / Núcleo de Agitación Comunista
# Julio de 2011, región chilena
Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.
si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com