El próximo día 22 de junio vamos a celebrar en Pobladura de Sotiedra el II Foro Social Libertario, continuación del encuentro que tuvo lugar el año pasado en Villalar de los Comuneros. El año pasado, la coincidencia con la celebración de la batalla de Villalar entorpeció los debates y la
fluidez de la jornada, si bien sirvió para atraer a más gente y distintas procedencias. Este año hemos decidido promoverlo para mantener un espacio de encuentro que pueda servir para trazar alianzas más allá de la localidad y el espacio de lucha de cada cual. Tras lanzar la convocatoria, hemos recibido respuesta de varios colectivos de Valladolid, Burgos, Salamanca, Zamora, Palencia…además de otras personas que se han interesado desde más lugares
En la propuesta de este año decidimos que sería bueno acotar la temática de los debates para que pudieran ser más concretos y así facilitar el transvase de experiencias y reflexiones. La temática que, hablando con más gente, creíamos más interesante es la que se esconde tras la problemática de la “despoblación”: la contradicción campo-ciudad, los conflictos en el territorio, las particularidades del campo: cuestiones agrarias, cuestiones ambientales… Sobre todo nos interesa el acercamiento a estas cuestiones que se tiene desde las sensibilidades libertarias, las posibilidades de intervención y las reflexiones de las luchas que se han llevado a cabo. Este año hemos tenido movilizaciones
importantes a este respecto, como el caso de Fraguas o la manifestación de la “españa vaciada” de marzo, mientras que resuenan las luchas contra el fraking, la minería de uranio o las macrogranjas iniciadas años antes. Creemos positivo tener un espacio en el que compartir nuestras valoraciones al respecto.
A continuación, remitimos una propuesta para la jornada y los documentos que se nos han remitido* para servir de sustento para los debates. No vamos a proponer por ahora el orden del día de los debates. Sí que creemos que viendo que no ha habido mucha afluencia de ponencias, el
tiempo de debate quede más limitado y la jornada sea más distendida.
Por otro lado, respecto a cuestiones de intendencia y ocio, nos parecerá bien toda aportación (comida, bebida, cante, danza…) que se quiera traer a compartir.
El lugar es Pobladura de Sotiedra, un pueblo junto a Tiedra, siguiendo por la A6 entre Villardefrades y Villalar . Si necesitáis ayuda para llegar contactadnos Una vez allí es complicado perderse, pero el foro será junto al arroyo, en la zona arbolada.
*también nos han remitido por si sirve para el debate el siguiente comunicado, aunque entendemos que no va dirigido particularmente a este foro:
Ponencia para el foro libertario de la CNT de Valladolid.
Introducción.
La despoblación del interior peninsular se extiende por amplios territorios -aunque en algunos con un dramatismo excepcional- y es el desenlace fatal al que han llevado durante decenios, las políticas de corte liberal, el modelo productivo, el modelo de estado y por supuesto el sistema económico. A este último siempre le intereso la mano de obra del mundo rural y por otro, la nula protesta que con la que se encuentran tras vaciar ese mundo en la nefasta gestión que hacen de nuestro medio ambiente.
Los pueblos, comarcas y regiones que otrora fueron el motor económico y político de la vieja Iberia, languidecen en una macabra procesión de personas de la clase obrera, que ven imposibilidad total de poder llegar a tener una vida digna y plena en la tierra que sus ancestros levantaron con el sudor de su frente.
A pesar de que este problema parece haberse colado en la agenda política en los últimos tiempos, no ha supuesto que desde el poder político se hayan puesto encima de la mesa soluciones para una situación que en algunos lugares ya parece irreversible.
Con el éxodo no solo se pierde una oportunidad de cambiar este caduco mundo. Se acaba de un plumazo con un modo de vivir sostenible, con una cultura enraizada en valores universales y humanos y sobre todo con una sabiduría que durante cientos de años sirvió para dejar un legado a todos los niveles a las generaciones que les han ido precediendo.
Es necesario antes de abordar los porqués y las posibles soluciones, entender, que jamás podrá haber ningún atisbo de transformación social si se abandona a su suerte el mundo rural, sino entendemos que la explotación de la clase trabajadora en la ciudad está íntimamente ligada a la despoblación. Nuestra salud, la armonía con
el entono, el bienestar social y mental de las personas depende en buena parte de ello.
El apego a la tierra que nos da de comer no tiene bandera, no tiene frontera, es parte inseparable de nuestra condición humana.
Antecedentes.
Siempre se ha dicho que tras las guerras con los reinos árabes y al dejar abandonadas a su suerte las tierras que servían de frontera entre los dos mundos, la organización social que se crea a partir de esa repoblación se organiza una de manera comunal.
Este modo romántico de mirar al pasado está plagado mitos y falsedades, aunque no por ello hemos de ver que en numerosos concejos o comunidades de villa y tierra, la gestión de los vecinos de las cosas importantes se hacía de una manera bastante más respetuosa que en la actualidad. No hay más que ojear los fueros por ejemplo de la villa y tierra de Cuellar o de Sepúlveda, para entender la protección que llevaban a cabo con la naturaleza y su apego a la tierra como forma de agradecimiento a quien les proveía de todo lo necesario para sus vidas.
Este modo de vida como hemos apuntado antes, con sus fallos y aciertos, ha llegado incluso hasta nuestros días. Aún quedan ejemplos importantes en las provincias de León, Burgos o Palencia e incluso en otras zonas distantes donde aún se conserva patrimonio del común.
Las desamortizaciones quisieron frenar en un principio el poder sobre el territorio que ejercía el clero. A partir del año 1836 y hasta el 1900 diversos estudios señalan que son los municipios los principales afectados del cambio de propiedad común a manos privadas, llegando a desaparecer para el bien colectivo 10 millones de ha de fincas rusticas que suponen el 20 % del territorio del estado español. También varios historiadores señalan a las desamortizaciones como el fin del antiguo régimen y la victoria del capitalismo.
Las desamortizaciones fueron parejas a la primera y segunda revolución industrial en el estado español, un proceso precoz pero bastante más lento que en otras zonas europeas. Este proceso se encontró – salvo en el caso de Cataluña- con una falta de mercado interior, una agricultura de subsistencia, un estado deficitario y una falta de instituciones financieras que ralentizaron este proceso.
A partir de 1833 se acelera este proceso, debido a la financiación exterior. Se van delimitando las primeras zonas industriales a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX en torno a la ya potente industria textil y siderometalúrgica catalana, así como en toda la franja cantábrica basada en el comercio, en la incipiente minería del carbón y en la transformación del mineral del hierro.
Tras la guerra social de 1936, el franquismo desarrolla sus planes económicos y sociales que provocan a partir de 1959 un potente desarrollismo que concentra mano de obra en ciudades como Vigo, Valladolid, Vitoria, Puertollano, La Coruña, Zaragoza, Sevilla, Burgos, Huelva y más tarde Granada, Córdoba y Oviedo.
La crisis del petróleo y el inicio de la transición en el estado español a mediados de los 70, hacen que otros sectores económicos paulatinamente vayan ganado peso en la economía, dejando atrás (aunque no del todo) el pasado primero agrícola, ganadero e industrial.
Consecuencias de estos procesos.
Las desamortizaciones como hemos abordado antes, suponen una acumulación de tierras en manos de la especulación. La labor de estos después de usurpar la tierra a sus legítimos dueños, se basa en la explotación total de los recursos de la tierra realizando grandes roturaciones –eliminando con ello importantes extensiones de bosque en ambas mesetas--. Esto da paso -como apuntaban los regeneracionistas-, a una economía subyugada a los intereses de la ciudad. Se entra en una espiral de trabajo semiesclavo, basado en el monocultivo de cereal en propiedades en las que el beneficio no daba ni para pagar la renta que imponen los propietarios. En Andalucía al contrario que en el resto de la península, la propiedad comunal es inexistente y el duro trabajo a jornal en el campo es el único horizonte para una clase trabajadora que empieza poco a poco a adquirir conciencia de clase.
Estos ejemplos de campesinos sin tierra, de jornaleros explotados, significan el grueso del primer éxodo a la urbe para escapar de una situación de miseria absoluta. Éxodo que se va acrecentando según diversas zonas de la península entran de lleno en la era industrial.
Grandes bolsas de inmigración se agolpan en torno a la potente industria textil catalana y a la minería asturleonesa a finales del siglo XIX procedentes del sur de la cuenca mediterránea, Andalucía y el interior peninsular. Estos trabajadores abrazan pronto las ideas sociales. No es de extrañar que sean las bolsas de inmigración en Cataluña y los jornaleros del campo andaluz, donde las ideas
colectivistas adquieran pronto gran relevancia en la sociedad y son puestas en práctica años después, tanto en el campo –sobretodo aragonés- como en la industria –catalana-.
Las ideas sociales de las masas trabajadoras empiezan a tener gran incidencia y son clave para el advenimiento de la II República. La Republica intenta modernizar el estado y su modelo productivo, aunque con diferentes grados de éxito. También intenta llevar la sanidad y la educación a todas las capas sociales y a todos los rincones del estado. Ese esfuerzo se pagara a sangre y fuego durante la dictadura, siendo el magisterio el ejemplo más doloroso por ser uno de los colectivos que sufre mayor represión tras la guerra.
Ni que decir tiene las repercusiones demográficas de la guerra civil con 440.000 exiliados y medio millón de muertos --de los cuales 200.000 asesinados en la represión--. Pero no solo la contienda supuso una purga y desplazamientos masivos en toda la península. En los primeros años tras la guerra, miles de personas fueron usurpadas de todos sus bienes, son vigiladas, represaliadas y se las niega cualquier atisbo de supervivencia en sus lugares de origen. Los supervivientes de este holocausto llegan a las ciudades donde contener esas ansias de venganza del nuevo estado, buscando el anonimato y huyendo de la represión y el hambre. A partir de 1945 terminada la II guerra mundial una media de más de 300.000 trabajadores salen a trabajar fuera de la península en diversas hornadas, muchos de ellos ya nunca volverán a la península.
La colonización de la dictadura, mas conocido como Plan Badajoz, y que a Castilla también llegó, como por ejemplo San Bernardo. Lejos de ser decisión comunal, como se proponía en los planes de la reforma agraria de la república, se hizo de forma vertical, donde los mayorales puestos por el régimen ordenaban a los nuevos colonos que sembrar, cuanto ganado deberían tener... Lo que llevo a una esclavitud invisible sobre todo de niños y niñas, que lo que tardaron en cumplir la mayoría de edad, huyeron de los pueblos en busca de un futuro mejor para sus hijas en la industria de la ciudad
Los planes de desarrollo franquista --después de la autarquía del inicio del régimen-- hacen que varias ciudades concentren buena parte de las inversiones exteriores, necesitando mano de obra que vuelve a salir del ya esquilmado demográficamente mundo rural -- produciéndose el gran exilio interior--. Aquí en Valladolid tomemos como ejemplo Fasa Renault que en sus plantas llego a tener más de 20.000 trabajadores manuales.
Los pueblos más alejados de esos ejes industriales van poco a poco sufriendo una pérdida de infraestructuras como el ferrocarril a principios de los años 80, cierre de colegios y de centros de atención primaria. Abandono total del modelo productivo tradicional por no poder competir en la moderna industria agroalimentaria.
Actualidad
Son muchas las voces en la comunidad científica que alertan sobre el colapso medioambiental en un corto espacio de tiempo. Estos cambios en los ciclos de la vida ya se están empezando a notar en el clima y en todos los elementos de nuestro planeta. Una economía que prima el beneficio individual a cualquier coste, que vende un crecimiento continuo obviando que los recursos se agotan, que son finitos y que este falso progreso nos hará elegir entre supervivencia o barbarie.
Nada diferente sucede en las zonas despobladas de la vieja Iberia. Un campesinado que --aunque dueño de la tierra en muchos casos-- es dirigido --por las grandes corporaciones y la banca-- a una producción, que en la mayoría de los casos sirve para saciar el hambre de la potente industria alimentaria. Esta última, basa su modelo en la ganadería intensiva --muy contaminante-- y en el monocultivo que daña la biodiversidad.
Los productores en este tipo de sistema son meros títeres. Las cadenas de estos esclavos de la tierra del siglo XXI son la producción, los créditos en forma de maquinaria y abonos o semillas para poder mantener el nivel exigido. Desde luego, con estas condiciones de trabajo, de despoblación, de falta de servicios, es difícil que alguien se pueda plantear volver a sus raíces y recuperar los oficios tradicionales que hicieron crecer a generaciones de personas.
La falta de oposición vecinal que deja tras de sí la despoblación, sirve de trampolín para proyectos como macrogranjas, pelotazos urbanísticos en espacios protegidos, proyectos agresivos basados en la minería a cielo abierto o la fractura hidráulica. Todos buscan rendimientos dejando de lado el grave impacto ecológico que generan.
El excedente de mano de obra en los núcleos urbanos, la falta de conciencia de clase --que podría paliar estos problemas desde el asociacionismo entre iguales--, la carestía de la vida en las necesidades básicas, un sistema laboral que no regula las nuevas formas de trabajo y que es extremadamente precario, cierran el circulo de una forma macabra y hace harto complicado buscar soluciones.
Propuestas para combatir estas amenazas
Está claro que una economía de resistencia y subsistencia como la que existe actualmente en las zonas más despobladas de este estado, no va a ser capaz por si misma de llevar a cabo las transformaciones que cada día se hacen más necesarias.
Aun así, planteamos una serie de medidas que desde una óptica libertaria podrían incidir y dar visibilidad a estos problemas. Es entendible que algunas de estas medidas son simples reformas que palian pero no son definitivas al grave problema de la despoblación. Otras se habran repetido hasta la saciedad y son difíciles de llevar a cabo. Desde la CNT de Valladolid entendemos que solo desde la organización y la coordinación de los distintos colectivos pueden ser eficaces las soluciones que compartismo. Para eso entendemos que debe
A corto plazo:
- Defensa de derechos básicos en cada uno de nuestros pueblos sea educación, sanidad, transporte, cultura, mediante campañas de concienciación. Seria interesante que estas campañas tuvieran un fondo anticapitalista y que recojan todas las reivindicaciones que nuestro movimiento lleva décadas promoviendo.
- Defensa de las estructuras democráticas tradicionales, basada en la gestión comunal que aún perviven en amplias zonas del interior.
- Defensa de la agricultura y ganadería tradicional.
- Defensa del medio ambiente.
- Apoyo físico y material ante las agresiones que sufre el medio
rural por las organizaciones e individualidades de este foro.
- Realizar charlas en pueblos, poniendo en valor el consumo de cercania, y dejar al margen los supermercados y centros comerciales, e introducir poco a poco la idea de los grupos de consumo.
- Hacer charlas en barrios de ciudades, de las misma manera que en los pueblos e incidir mas en los grupos de consumo existentes e indicar que la contaminación de las ciudades seguirá subiendo si las personas de las zonas rurales siguen huyendo hacia las grandes urbes.
A medio plazo.
- Coordinar proyectos en el medio rural con los grupos colectivistas organizados en las ciudades en grupos de consumo o de trabajo mediante este foro.
- Contacto continuo con experiencias de economía social y con
proyectos de producción sostenible.
- Apoyo a nivel legal en defensa de los bienes del común en todos los espacios que se puedan liberar- incluso en las ciudades-.
- Conocimiento del volumen de propiedad comunal que aún
existe en el estado español.
- Apoyo a nuevas iniciativas que bajo parámetros anticapitalistas
se implanten en el mundo rural.
A largo plazo:
- Expropiación de tierras comunales para proyectos campesinos y ganaderos basados en una economía al servicio de las personas y no de los mercados.
- Control de la producción a manos de la colectividad y crear un tejido asociativo que permita estructuras de intercambio fuera de los círculos del comercio capitalista. Con
- Proyectos de recuperación de pueblos enteros para dar la vuelta al proceso de siglo y medio de políticas basadas en la despoblación del mundo rural.
Breve conclusión
Desde la CNT de Valladolid entendemos que solo desde la organización y la coordinación de los distintos colectivos pueden ser eficaces las soluciones que compartimos. Entendemos que este foro debe además de servir para poner en consenso ideas, sea una herramienta útil para aglutinar esa respuesta reivindicativa necesaria y fuente de ideas que se lleven a la consecución en el terreno práctico. Entendemos la complejidad de todo esto, aun así tampoco vemos otra alternativa para enfrentarnos a la dura realidad que nos espera.
Compañeros y compañeras, que este texto sirva para todo ello. Salud, acierto y libertad.
Valladolid. Final de la insólita primavera de 2019.
PONENCIA PARA EL FORO SOCIAL LIBERTARIO
La centralización de la actividad política en la ciudad y la carente implicación en las luchas del rural
por parte de las organizaciones urbanas hace que muchas personas se trasladen abandonando sus
pueblos y junto con ello una cultura de comunidad asentada en ellos durante años. Aunque bien es
cierto que existen barrios con un gran nivel organización vecinal, véase Gamonal, la comunidad
rural es sustituida por el individualismo que se asienta en las ciudades reflejado en el desconocimiento
que se suele tener de las compañeras de trabajo o de las vecinas, con las cuales nuestra relación
suele limitarse al encuentro en el ascensor, lo cual dista bastante de la creación de lazos que nos permitan
resistir ante cualquier peligro.