1. El 1 de mayo de 2015 una gran manifestación tiene lugar en Milán en el ámbito del Día del Trabajador. No fue una mera huelga general, sino un día de encuentro de los movimientos de toda Italia (sindicatos de base, centros sociales, grupos de alumnos y estudiantes, comités de lucha por la vivienda, comunidades de inmigrantes, el movimiento No Tav, e.tc.) contra las medidas de austeridad aprobadas el período anterior por el gobierno de Renzi. También fue la culminación del trayecto del movimiento No Expo, en contra de exposición mundial empresarial Expo 2015, con la participación de personas de muchos países de Europa. A la vez en aquel día se celebró la ceremonia de inauguración provocativamente lujosa de la Expo de Milán. La masividad y combatividad de la manifestación fue la culminación de un movimiento de siete años que puso en duda la desinformación y la campaña política en torno a ella, provocando una crisis a las carreras políticas de los funcionarios gubernamentales y de los “magistrados” locales.
Siete años antes, en 2008, el municipio de Milán se había encargado de organizar (albergar) la exposición. Por ella, se hormigonaron 110 hectáreas de tierra, y fueron expulsados los nativos de sus tierras, con el fin de agarrar sus casas y sus tierras, a fin de que todos se sometieran a los planes desarrolistas y a la mercantilización arrasadora. Los patrones apostaron por que Milán se convirtiera en la ciudad más atractiva para el Capital, tratando de promoverla como capital empresarial y como la octava maravilla para la clase obrera local, a la que prometieron desarrollo y nuevos puestos de trabajo. Una ciudad entera cambia de estilo, con edificios de lujo, nuevas carreteras y proyectos espectaculares. Detrás de los escaparates desarrollistas fueron aumentando los sobornos, uno tras el otro, los bancos fueron prestando dinero, gestionaron y blanquearon dinero para los demás, los contratistas hicieron todo lo posible para demorar los proyectos y conseguir sobrevaloraciones de ellos y, por supuesto, entre los contratistas estaban involucrados varios mafiosos con sus empresas.
Este ciclo de lucro, iniciado en 2008, fue montado y completado sobre la explotación brutal del trabajo mal pagado y voluntario de miles de jóvenes, ahorrando aún más miles de euros para los bolsillos de los patrones. Simultáneamente con la edificación de (los pabellones de) la exposición, se fue realizado una operación de “limpieza” de los que potencialmente pudieran ser considerados peligrosos para la imagen maquillada de la ciudad. Grandes operaciones policiales se realizaron en los barrios, con desahucios en viviendas obreras habitadas por nativos e inmigrantes, desalojos de centros sociales y movilizaciones forzosas de huelguistas, que culminaron en la huelga de los trabajadores en el metro unos días antes de la ceremonia de inauguración de la Expo.
Seis meses después cae el telón de la exposición, pero los efectos y las consecuencias aún están presentes. La Expo cierra dejando detrás de ella 1,5 mil millones de déficit, el cual se pagará a través de mayores tasas municipales e impuestos, obligando a los proletarios a pagar el pato y a dar las gracias por esta fiesta espectacular, bajo la “responsabilidad colectiva” de las deudas. Deja detrás ella tierra saqueada, relaciones laborales flexibles, el establecimiento del voluntariado, represión. Seis meses después de nuestra retención preventiva en Milán y la ceremonia de clausura de la exposición internacional, las autoridades italianas comenzaron una caza de brujas, montando acusaciones y emitimendo una orden de detención para cinco manifestantes italianos, mientras que al mismo tiempo fue emitida una orden europea de detención para nosotros, los cinco. Tenemos todas las razones para creer que nuestras persecuciones judiciales, así como las de los manifestantes italianos, realizadas con posterioridad, ocultan una intencionalidad política, y no sólo porque penalizan la participación en una manifestación en base a una ley fascista votada durante el régimen de Musolini y que es válida hasta hoy, sino también porque las autoridades italianas pusieron en marcha una empresa de encubrimiento y silenciamiento de la tierra “arrasada” que la Expo ha dejado detrás de ella, orientando la atención de la opinión pública de los escándalos a los manifestantes, con el fin de rescatar y construir las carreras políticas (de los magistrados). Para las autoridades italianas nuestra persecución constituye una perfecta oportunidad para castigar y ejemplarizar a nosotras y a los/las que aquellos días salieron a las calles. Es una oportunidad ideal para enseñarnos cuál es el futuro que se nos reserva a todos/todas los/las han optado por luchar y encontrarse (juntarse) con otros movimientos a nivel nacional y europeo.
La emisión de la orden europea de detención y entrega, las acusaciones ridículas, la penalización de la participación en manifestaciones, los juicios políticos que en varias ocasiones han condenado a luchadores a quince años de cárcel, envían el mensaje claro que mientras los de abajo estén juntos en la calle y junten sus voces, la represión se estará intensificando.
2. La emisión de la orden europea de detención y entrega es realizada por primera vez para la persecución de manifestantes (hasta hoy ha sido utilizada en casos de delitos mayores, como tráfico de drogas, trata de seres humanos, blanqueo de dinero, e.tc.). Al mismo tiempo es un desafío para todos los segmentos del movimiento contestatario europeo, a dar un frenazo a estas metodizaciones represivas, bloqueando las extradiciones en la práctica.
De 2008 a 2010, cuando se estalló la recesión en las economías europeas, debido a la crisis capitalista global, los estados miembros de la UE para rescatar al sistema financiero (internacional) se apresuraron a tomar medidas para nacionalizar las pérdidas económicas que este sistema había tenido. Primero el Estado griego y luego otros países de la eurozona. Desde luego, esto por sí solo no resolvería nada, debido a que la “crisis del sistema financiero” no refleja nada más que una crisis de la producción y la reproducción del Capital. Así que el problema tuvo que ser confrontado en su raíz: Devaluando la fuerza laboral y machacando la vida de los proletarios, a fin de superar la crisis pasando a unas condiciones de lucro más favorables para el Capital.
Por lo tanto, los capitalistas locales e internacionales y sus gobiernos comenzaron a implementar medidas de austeridad o a aprobar estrictos programas de ajuste estructural. Son unas medidas, que aquí son conocidas como “memorandos”, y que continúan ser votados y aplicados por la coalición gubernamental Syriza-Anel, como los recortes de salarios, de pensiones y de prestaciones (subsidios), las reducciones de los gastos públicos, el aumento de impuestos en alimentos y artículos de primera necesidad, la privatización, la liberalización del despido, el aumento de la edad de jubilación, e.tc.
3. Todo esto sólo podría ser impuesto sólo a través de un “estado de emergencia” permanente, que además de la política de la “deuda pública” como herramienta de imposición y de terrorismo, viene también a través de la eliminación del “Estado de bienestar” y su sustitución por un “Estado de seguridad”. Son aspectos de la misma estrategia de gestión de la crisis por parte del Capital, cuyo fin es la imposición de nuevas reglas de disciplina y explotación de “los de abajo”.
Un “estado de emergencia” generalizado se va imponiendo, paso a paso, en toda Europa con el pretexto de la amenaza del “terrorismo islámico”, con una amplia militarización de las metrópolis occidentales. Es una campaña de temor y de control absoluto a gran escala, que empieza con redadas en casas de activistas, con la prohibición de manifestaciones, y con la aprobación de nuevas leyes “antiterroristas”, y llega hasta las patrullas del Ejército por las calles. Y se sabe que este ambiente de guerra, no se vuelve sólo contra contra los inmigrantes que consiguen llegar a Europa desde las zonas de guerra de África y Asia, sino también contra todos aquellos que hoy y mañana optan por salir a las calles y protestar (manifestarse) contra las políticas de austeridad y devaluación, contra la Europa-fortaleza, contra el silencio absoluto que se pretende imponer y convertirse en regla.
4. El 7, 8 y 11 de enero somos llamados a dar la batalla contra estas extradiciones. La lucha por su bloqueo forma parte de un conjunto de luchas más amplio que serán las barricadas contra la devaluación continuada de nuestras vidas. Forma parte de aquellas luchas de los y las estudiantes contra el aumento del coste de la carrera universitaria, de los conflictos laborales diarios con la patronal, de los piquetes en los lugares de trabajo, de los movimientos de las asambleas barriales de la negativa a pagar por las necesidades básicas, de las reivindicaciones de los trabajadores precarios contra las tratas de seres humanos modernas llamadas “programas de trabajo social”, de las rebeliones de los y las inmigrantes en las fronteras y en los centros de reclusión, y de cada comunidad de lucha que surge en la esfera pública en contra de los imperativos capitalistas y la represión estatal.
Llamamos a todos nuestros compañeros de clase, colegas, compañeros, y a la gente luchadora, a hacerse suyo e asunto de las persecuciones, a prepararse para la guerra, y a bloquear las extradiciones en la práctica.
“Un golpe a uno de nosotros es un golpe a todos”.
Todos y todas en el Tribunal de primera instancia, el 7, 8 y 11 de enero de 2015.
Los cinco reclamados por las autoridades italianas
2 de enero de 2016
El texto en griego.
Enlace corto: http://verba-volant.info/es/?p=10704.