Un
documento de 33 páginas elaborado por la Unidad Central de Análisis de
Estrategias de Organizaciones de los Mossos (UCAE) es la pieza
fundamental del caso Pandora.
Tiene
la firma del mando Astor 71 –nombre clave de un agente de los Mossos
d’Esquadra– y salió el 30 de septiembre de 2014 de la Comisaría General
de Información de Sabadell en dirección al Juzgado Central de
Instrucción número 3 Audiencia Nacional española, en Madrid. Se trata del informe 2514/14 y es la primera vez que trasciende su contenido. El
año 2014, las 33 páginas del documento llegaron a manos del juez Javier
Gómez-Bermúdez, con la intención de que el magistrado considerara como
buena la hipótesis de que, tras los Grupos Anarquistas Coordinados
(GAC), se esconde una organización terrorista.
Definir
la actividad de estas entidades como terrorista era un paso
imprescindible para conseguir que el órgano jurisdiccional excepcional
fuera el que asumiera la competencia del caso. Este
2015, el mismo informe ha llegado a la mesa del juez Juan Pablo
González, sustituto de Bermúdez e instructor de la segunda fase del caso
Pandora. El
30 de octubre de este año, después de que Enrique Costoya –abogado y
vecino de Sants que se encontraba en situación de prisión preventiva–
prestara declaración ante González, el juez hizo saber por escrito que
necesitaba unos días para poder analizar la documentación entregada por
los Mossos –en especial, el contenido del informe que hoy
desclassifican– antes de levantar el secreto de sumario y tomar una
decisión definitiva en relación con las medidas cautelares de privación
de libertad.
El informe parte de una premisa básica: “El anarquismo insurreccionalista o anarconihilista es una práctica terrorista”. Esto
se fundamenta en el documento “La mutación de la amenaza: las nuevas
formas del extremismo violento”, publicado en la Revista Catalana de
Seguridad Pública y redactado por el especialista de los Mossos Daniel
Canales. En
el glosario del informe, se afirma que los GAC “son una novedad
internacional porque, hasta su aparición, los grupos de afinidad de una
organización informal no tenían relación directa entre ellos”.
La presentación pública de los GAC se hace el 17 de junio de 2012, según el informe. A partir de entonces, en España, se producen diez ataques con artefacto explosivo. Los
autores del documento llegan a la conclusión –sin prueba– que, aunque
no se reivindicaron con las siglas de los GAC, la coincidencia temporal
los incrimina. A partir de aquí, exponen un largo listado de indicios para intentar demostrar que los grupos son una organización terrorista. La mayoría de estos indicios están agrupados en una carpeta llamada de adscripción ideológica.
Los
investigadores del caso Pandora hicieron una búsqueda por Internet y
vaciaron el contenido de un ordenador incautado a uno de los encausados.
A
partir de aquí, concluyen que los mecanismos de comunicación utilizados
por las miembros de los GAC son un indicio más para acusarlas de
terrorismo. “Los
boletines internos son la herramienta que los diferentes grupos que
forman parte de los GAC utilizan para comunicarse y coordinarse entre
reunión y reunión”, destacan. “Las actas de las reuniones son una recopilación del contenido de las reuniones generales. En
primer lugar, hay unas aclaraciones previos o formales, quien redacta,
quien lo edita, grupos que llegan tarde a la reunión y un orden del día.
Suelen empezar con la lectura del acta anterior y su aprobación para, posteriormente, debatir los temas propuestos. En el acta, los acuerdos y las decisiones se redactan en negrita. En la reunión, se acuerda cuándo y dónde será la siguiente reunión de la coordinadora”, añaden los investigadores.
Sin
duda, el elemento que más llama la atención de los policías es el uso
del correo cifrado de RISEUP, aunque se trata de un servidor de correo
electrónico con decenas de miles de usuarias en todo el planeta. “Se
trata de un servicio de correo electrónico gratuito que proporciona
herramientas que permiten el uso de Internet de forma segura a los que
ellos llaman activistas. El servicio de correo electrónico de RISEUP se hace mediante comunicaciones cifradas”, alertan los agentes.
Los
investigadores han aportado a la causa un montón de libros, pancartas,
carteles, revistas y adhesivos provenientes de las indagaciones previas y
los registros posteriores de ambas fases de la operación Pandora. No han localizado, sin embargo, ningún arma ni explosivo. De
hecho, en ningún momento se ha responsabilizado a las encausadas de la
autoría de ningún sabotaje o atentado contra cajeros automáticos, sino
que los documentos plasman una atribución genérica. Ante
la falta de pruebas, los agentes han centrado sus esfuerzos en hacer
una disección del contenido de las actas y los boletines para hacer un
listado de indicios ideológicos.
Sólo
uno de los indicios aportados en el informe, extraído de la opinión de
un asistente a una asamblea de los GAC, hace referencia al uso genérico
de la violencia contra “los ricos”.
La
lucha “contra los sistemas de dominación”, la voluntad de que las
reivindicaciones tengan “repercusión” y “incidencia social” o el
principio ético que “lo que hacemos y queremos llevar a cabo deberá ser
consecuente con lo que pensamos y creemos”, son tres de los indicios de terrorismo destacados en el informe. En
este sentido, la Comisaría General de Información concluye que “las
relaciones solidarias, la extensión de las luchas y el apoyo mutuo entre
iguales son principios rectores del anarquismo insurreccionalista”. De
todos los indicios incorporados al informe, sólo hay uno, extraído de
la opinión de uno de los asistentes a una asamblea de los GAC, que hace
referencia al uso genérico de la violencia contra “los ricos”. El
reproducimos textualmente: “Con un rico, nunca se podrá tener
conmiseración porque, al margen de que tal vez no es tan mala persona,
su función social lo hace despreciable en sí mismo; por tanto, a cuchillo”.
Las últimas páginas del informe se centran en los “indicadores de estrategia”. En
este ámbito, considera que los GAC tienen fines terroristas porque
buscan “desestabilizar el Estado” y lo concreta con dos ejemplos. La
participación de los grupos anarquistas en la huelga general del 29 de
septiembre de 2010 y en la acción “Paremos el Parlamento” del 15 de
junio de 2011. “Este indicio muestra la valoración positiva que hacen
los GAC de la participación de gente no adscrita ideológicamente en el transcurso
de los acontecimientos de la jornada de huelga general”, concluyen los
investigadores a partir del acta de una asamblea.
“El
movimiento del 15-M o de los Indignados, no sospechoso de derivaciones
revolucionarias, se vio inmerso, por la habilidad de personas de los
GAC, en un intento de asedio al Parlamento de Cataluña. Una
situación que pretendía ser pacífica (señal de identidad del movimiento
del 15-M) derivó en episodios graves de violencia cuando algunas de las
personas concentradas incitaron a agredir a los parlamentarios”, afirma
el documento, donde se reconoce que “entre los detenidos no hubo ninguno de los investigados”.
Un decálogo de pensamientos prohibidos
Estas diez frases extraídas de actas de
asambleas e incorporadas a los informes de la UCAE figuran en el sumario
judicial del caso como indicios determinantes para demostrar que los
Grupos Anarquistas Coordinados son una organización terrorista.
Indicio 1A: “La mayoría de nosotros hace
años que luchamos contra los sistemas de dominación y, aunque no somos
pesimistas, pensamos que los esfuerzos que hacemos todas, a veces, no
tienen la repercusión que deberían tener y, sobre todo, no tienen
continuidad “.
Indicio 1B: “Entendemos por movimiento
una realidad política y colectiva visible con capacidad de incidir en la
sociedad y, por tanto, de luchar de una manera más efectiva contra lo
que no aceptamos”.
Indicio 2A: “Para llevar adelante
nuestras aspiraciones, consideramos necesario tener como referencia una
ética libertaria que aporte coherencia a todo lo que pensamos, decidimos
y hacemos, porque entendemos la persona como un todo, completo e
indivisible. Esto significa que lo que hacemos y queremos llevar a cabo
deberá ser consecuente con lo que pensamos y creemos”.
Indicio 2B: “La consecución de nuestras
aspiraciones colectivas e individuales dependerá de este tipo de
relaciones solidarias, entendemos su práctica revolucionaria como la
extensión de otras luchas”.
Indicio 2E: “Establecemos en cada una de
las instancias autoorganizativas relaciones horizontales, no
jerárquicas, en las que las decisiones que sea necesario tomar se tomen
por libre acuerdo unánime y sean sólo vinculantes para quien las
acepte”.
Indicio 2F: “Concebimos la autogestión
como una manera integral de llevar nuestros asuntos, además de la
obtención, distribución y utilización de nuestros recursos”.
Indicio 2H: “Nuestros principios
rechazan la violencia. Sin embargo, en la sociedad actual y dados los
mecanismos de dominación que gobiernan nuestra vida, consideramos
indispensable la práctica de la autodefensa”.
Indicio 3A: “Surge este dilema: ¿somos
bastante violentas? Más o menos, se concluye que la violencia es una
herramienta y, como tal, depende de una estrategia subyacente. El
problema se plantea en esta estrategia: ¿Hasta qué punto aguantamos?
¿Cuáles son nuestros límites, tanto mínimos como máximos?”
Indicio 3B: “Para nosotros, el objetivo
de una anarquista, en cualquier lugar o momento que le haya tocado
vivir, es trabajar duramente por la insurgencia, por la disolución del
Estado, del Capital, del Patriarcado y de todas las estructuras que nos
mantienen sometidas a relaciones de poder caracterizadas por la miseria,
el abuso y la humillación”.
Indicio 3C: “Con un rico, nunca se podrá
tener conmiseración porque, al margen de que tal vez no es tan mala
persona, su función social lo hace despreciable en sí mismo; por lo
tanto, siempre a cuchillo”.