ANÁLISIS PARA UN DEBATE SOBRE LA SITUACIÓN Y LAS LUCHAS DE LA DÉCADA DE LOS AÑOS 70 EN FASA RENAULT
INTRODUCCIÓN
No tratamos con este análisis de hacer, única y exclusivamente, una exposición cronológica de hechos y acontecimientos muy concretos, pues este quedaría inmerso en el relato de una serie de situaciones parciales, puntuales y anecdóticas que, aparte de satisfacer la curiosidad, muy poco aportarían en relación con la situación objetiva y subjetiva de aquel período y con respecto a los motivos y circunstancias que impulsaron las luchas.
No obstante, tanto en la exposición como en el transcurso del debate, consideramos positivo el que se recuerden y expongan algunas tácticas y estrategias que se utilizaban, así como algunos planteamientos y desarrollos de la acción combativa, que servían de impulso a las luchas y al desarrollo de las organizaciones. También intentaremos informar sobre la actuación empresarial y gubernamental, sobre todo en su ámbito represivo.
Con la exposición del análisis, pretendemos que pueda abrirse el debate comparativo entre las circunstancias que concurrían durante el período de la década de los 70 y las circunstancias actuales, con el fin de establecer las diferencias objetivas y subjetivas entre ambos periodos y poder así adaptar a los momentos actuales una táctica y estrategia de organización y combate en consonancia con las características hoy existentes en el ámbito político, social y económico.
Al mismo tiempo, consideramos que será de vital importancia, una vez conocida la actuación de partidos y sindicatos implicados en aquellas luchas, sus trayectorias y las condiciones a las que han llevado actualmente a la clase trabajadora, que se valore su práctica para poder obrar en consecuencia a la hora de configurar la táctica y estrategia, las alianzas y políticas de acción unitaria ante la nueva situación de lucha y enfrentamiento con el actual sistema de neo-liberalismo salvaje en el que nos encontramos inmersos.
BREVE EXPOSICIÓN RETROSPECTIVA DE LA SITUACIÓN DE LOS AÑOS DE POSGUERRA
El movimiento obrero, en la década de los años 70, viene marcado por la experiencia de 30 años de represión desatada tras la guerra civil, que carga a la dictadura existente con un pasado de posguerra, durante el cual, en un ambiente de revancha y limpieza física e ideológica como método para asegurar el régimen impuesto, se han realizado, mediante ejecuciones judiciales y extrajudiciales, más de 250.000 asesinatos y otras tantas desapariciones, que alcanzan desde ex-combatientes de la guerra en el bando perdedor a ciudadanos de la izquierda y trabajadores encuadrados o no en ésta, pero que se manifiestan en contra del régimen dictatorial y contra las condiciones sociales, políticas y laborales o contra la falta de libertades existentes.
La prohibición de todo lo relacionado con la lucha y el movimiento laboral y social en todos los ámbitos (reunión, asociación, huelga, manifestación, expresión, opinión, etc...) origina en cada movimiento y actividad reivindicativa y de lucha, una bestial represión que se convierte en otro motivo principal de combate.
Así se van configurando una serie de planteamientos presentes en cada una de las plataformas que elaboran los trabajadores. Exigencias como la readmisión de trabajadores despedidos, la liberación de detenidos y encarcelados, el reconocimiento de las comisiones representativas, etc. Y en cada lucha, se lanzan consignas como disolución de cuerpos represivos y del T.O.P. (Tribunal encargado de juzgar y reprimir los llamados delitos políticos y de orden público) Consignas en torno a las cuales, todos los grupos y partidos estaban de acuerdo.
EXPOSICIÓN DE LAS REIVINDICACIONES MÁS SENTIDAS Y EN TORNO A LAS CUALES SE FRAGUABA LA UNIDAD EN LA LUCHA Y CONFLUENCIA IMPUESTA POR LA BASE TRABAJADORA EN EL MODELO COMBATIVO
Para dejar clara una exposición de la lucha del movimiento obrero en la década de los 70 y entender, al menos, ciertos aspectos fundamentales de la misma, es necesario y prioritario dejar claras una serie de circunstancias políticamente confluyentes en ciertas reivindicaciones y planteamientos de todos los grupos y organizaciones de la izquierda en aquella época.
En aquel momento se funcionaba en torno a dos ideas fundamentales:
1. El combate contra la dictadura con el objetivo de su eliminación total.
2. El combate contra el sindicato vertical hasta su sustitución por otro modelo representativo.
También hay que dejar claro que, a pesar de ideologías sindicales y políticas distintas, a niveles generales se daba una confluencia, voluntaria o forzada, en el modelo combativo, impulsado e impuesto por las bases trabajadoras. Un modelo que consistía en lo siguiente:
En un marco de movimiento de masas, mediante procesos asamblearios, la imposición de representaciones directas, surgidas de las asambleas y constituídas en comisiones representativas, sujetas a revocabilidad. Ésto se complementaba con el desarrollo, en la práctica, de un movimiento solidario de clase con todo tipo de lucha.
En tales circunstancias y con estos fundamentos, toda reivindicación y lucha se convierten de inmediato, y desde su comienzo, en una lucha de contenido político, lo que obligaba a desarrollar una metodología orgánica en clandestinidad y el desarrollo de las luchas en un contexto de ilegalidad permanente, ante cuya práctica, la reacción del sistema consistía en el ejercicio de una brutal represión (sanciones, despidos, detenciones, cargas policiales, encarcelamientos, torturas e incluso asesinatos, judiciales y extrajudiciales)
Estas condiciones objetivas del momento, originaban que el enemigo estuviera perfectamente identificado. Por un lado, el régimen dictatorial, con sus fuerzas represivas y con todo su aparato social de apoyo, falange, sindicato vertical, empresariado, tribunales, fuerzas represivas... Y contra ésto, la clase trabajadora y sus organizaciones.
Dadas estas confluencias ideológicas en los objetivos fundamentales y en el modelo combativo impuesto por la base de los trabajadores, así como la total polarización e identificación de ambos lados del conjunto social (opresores-oprimidos), cualquier lucha reivindicativa y política tenía como eje principal de su desarrollo tres actividades incuestionables:
a) El movimiento asambleario como base de formación y como órgano de poder.
b) Las comisiones directamente elegidas y revocables como órganos de representación de la base trabajadora.
c) La actividad solidaria de clase como apoyo a todas las luchas.
Ésto se desarrollaba aún a pesar de los intentos de los partidos y sus sindicatos, por imponer sus líneas de control a nivel ideológico y práctico.
DIVERSOS PLANTEAMIENTOS IDEOLÓGICOS DE LOS DISTINTOS PARTIDOS, SINDICATOS Y OTROS GRUPOS, COMO ASPIRACIONES GENERALES A CONSEGUIR TRAS LA CAÍDA Y DESAPARICIÓN DE LA DICTADURA FRANQUISTA
Conviene dejar claro, también, para poder entender el desarrollo de los acontecimientos, sobre todo en su fase final, en los años 75 a 80, inmediatamente antes de iniciarse la transición que, independientemente de las confluencias antes citadas, existían unas graves diferencias en las aspiraciones de los diferentes grupos y partidos organizados, que pueden sintetizarse en tres planteamientos:
1. El planteamiento reformista.- Donde se encuadran los grupos sindicales y políticos que pretendían, mediante un proceso de transición negociada y pacífica, un cambio político en el que se les legalizara y se les diera participación en el gobierno y en las instituciones, pero sin cambiar en absoluto el sistema capitalista y de mercado, ni eliminar o neutralizar para nada a los que funcionaron con la dictadura, tanto a nivel político como represivo y a quienes se admitía su continuidad en el nuevo planteamiento político y social, exonerándoles de todas sus anteriores actividades al servicio del régimen dictatorial, mediante un pacto, llamado de reconciliación.
Esta tendencia estaba configurada por: Desde partidos demócrata-cristianos, hasta los partidos de carácter socialdemócrata, como el PSOE. Desde el partido comunista, hasta los sindicatos CCOO y UGT, que actuaban como correas de transmisión de ambos partidos. Y dentro del mismo planteamiento, se aglutinó parte de la derecha franquista, colaboradora con el régimen, pero dispuesta a negociar para dar una salida a la situación, que por momentos se les escapaba de las manos, creando una situación y unas espectativas de acabar en abierto enfrentamiento, en el que, debido a las circunstancias existentes a nivel europeo y mundial, les habría sido difícil darle una salida con el mismo carácter armado que en 1936.
2. El plantamiento rupturista.- En el que se encuadraban quienes pretendían romper con el modelo social y político existente y a partir de ello, crear otro que se sustentara en distintos planteamientos sociales, pero bajo un control estatal copado y dirigido por los partidos políticos de izquierda.
Con este segundo planteamiento se identificaban todos los partidos, sindicatos y organizaciones de carácter e ideología comunista más radicales dentro de esta línea, y cuyo planteamiento había sido la causa de multitud de escisiones dentro del PCE, de donde procedían en su mayoría.
Estos grupos, a la postre, se sumaron al proceso reformista y al programa de reconciliación, abandonando la ruptura que propugnaban con todo vestigio del antiguo régimen y participaron en su proceso reformista de transición.
3. El planteamiento revolucionario.- Que postulaba acabar con el régimen dictatorial existente y abrir un proceso de implantación de un sistema participativo desde la base trabajadora y bajo el control directo de la base trabajadora en todo un nuevo proceso de cambio económico, social y político
Con este planteamiento se identificaban, y en él se encuadraban las organizaciones, sindicatos y grupos anarquistas, anticapitalistas, consejistas, anti-pactistas, autónomos, etc.
COMIENZO DE LAS LUCHAS EN FASA -COMBATE CONTRA EL SINDICATO VERTICAL- POR LA IMPOSICIÓN DE LA ASAMBLEA DE TRABAJADORES Y SUS REIVINDICACIONES -PRIMEROS MOVIMIENTOS DE TRASLADO DE LA LUCHA A LAS CALLES DE LA CIUDAD.
Dentro de estas confluencias generalizadas, y también de estas aspiraciones orgánicas diferentes, en FASA se dan las primeras convocatorias de paro en solidaridad con los obreros asesinados por las fuerzas represivas en el desalojo de los astilleros.
A patir de aquí, y con motivo de la inminente negociación del convenio colectivo, se comienza con el planteamiento de convocatoria de asambleas durante el descanso del bocadillo, desde las cuales, y mediante debate abierto, se elaboran plataformas reivindicativas en cada factoría, que una vez unificadas, sirven como base para realizar la elección pública directa y a mano alzada de representantes, mediante los cuales, se pretende desplazar a los representantes del sindicato vertical que, en ese momento, son los únicos reconocidos como legales por la empresa y por el sistema vigente.
La oposición al reconocimiento de los representantes elegidos en la asamblea y a ser recibidos por los órganos empresariales, origina un motivo principal de reivindicación y convocatoria de luchas que se traslada a la calle mediante convocatoria de concentración a las puertas de la factoría de Montaje I, dándose los primeros enfrentamientos con las fuerzas represivas.
Esta actitud y planteamiento conjunto de todos los grupos y trabajadores integrados en las asambleas, crea un ambiente de rechazo total a la representación surgida del sindicato vertical y a sus negociaciones y acuerdos, realizados con la patronal, que ve cómo tiene perdido el control sobre los trabajadores, que luchan inmediatamente contra los acuerdos tomados con los verticalistas e incluso contra la representatividad que éstos se arrogan.
A partir de ésto, se abre un proceso para permanentizar la realización de las asambleas y desde las cuales, se plantea el boicot mediante la abstención a las inminentes elecciones a representantes del sindicato vertical.
En este proceso, y aún habiendo algunas organizaciones, como el PCE y las CCOO, que se plantean el control del sindicato vertical desde dentro, presentando a sus candidatos e impulsando la votación, la participación es tan escasa, que los enlaces y jurados (así se denominaba a la representación) son elegidos con un número ridículo de votos.
Llegados a este punto, convien aclarar que el sistema electoral utilizado por el sindicato vertical se efectúa a nivel secreto. El número de enlaces y jurados, según la cantidad de trabajadores a representar y el reparto de aquellos a nivel porcentual de los votantes, de forma que, aún votando una minoritaria parte de los trabajadores, todos los cargos son cubiertos, basándolos en la proporcionalidad.
Como podemos observar, en la época franquista y bajo el verticalismo sindical, se utilizaba el mismo sistema electoral que hoy tienen adoptado los sindicatos actuales. Un sistema contra el que no se combate y en el que éstos se sienten tan a gusto, pues les garantiza su permanencia y su actividad mediante la delegación de poderes.
Este sistema así impuesto, preservado y legalmente protegido, obliga a los trabajadores a una lucha frontal contra la irrepresentatividad actual manifiesta, al igual que se necesitó contra el sindicalismo vertical.
El fracaso electoral resultante unido a la lucha contra los acuerdos que los verticalistas pactan, crea un vacío de representatividad legal que va forzando a la empresa a recibir a los trabajadores elegidos en las asambleas, a tener en cuenta las reivindicaciones elaboradas por éstas y a buscar, a través de la negociación directa, la solución a los conflictos.
Pero el contenido reivindicativo y político de las exigencias obreras y el carácter de las mismas, que en uno u otro ámbito superaban siempre las normas y la legislación vigente, originaba con habitual frecuencia el inicial rechazo de la empresa, lo que daba lugar a convocatorias de huelga y paros de diversa intensidad en apoyo de las reivindicaciones exigidas, y que inmediatamente era respondido a nivel empresarial con medidas disciplinarias, sanciones y despidos.
Dado que las huelgas se decidían en las asambleas, generalmente, tras los análisis y debate de los acontecimientos o tras la información sobre las negativas empresariales, su iniciación y desarrollo se daba siempre en el interior de la factoría, sin previo aviso y con carácter indefinido.
El alargamiento de los paros ante la falta de acuerdos, originaba la permanentización de la asamblea durante los turnos que, al juntarse en el interior de las factorías, ocasionó por dos veces la ocupación de las naves, durante lo cual, debido a la actividad global, grupal o individual, causaba a la empresa graves pérdidas económicas, hasta que, bien por intervención de las fuerzas represivas o por decisión asamblearia, se procedía al desalojo.
Inmediatamente las luchas se trasladaban a las calles de la ciudad, lo que generaba, a su vez, cargas policiales, detenciones, etc. Y creaba interés en parte de la ciudadanía y de los trabajadores de otras empresas que, tanto a favor como en contra, participaban del conflicto, con actos solidarios o con comentarios de repulsa, dependiendo de la ideología y la inclinación a favor o en contra del sistema político y de la lucha en cuestión.
GENERALIZACIÓN DE LAS LUCHAS A NIVEL NACIONAL -SITUACIÓN DE CRISIS Y CONFLUENCIA DEL MOVIMIENTO OBRERO- COORDINACIÓN DE LA LUCHA EN NUESTRA CIUDAD
El auge cada vez mayor de las luchas se generaliza en otros sectores ciudadanos, como el de la construcción, el estudiantil, etc. Y a nivel nacional, siempre con mayor virulencia en las zonas geográficas con más desarrollo industrial, sustentadas en un movimiento asambleario con carácter participativo, activo y solidario, desarrollando tácticas de lucha y de acción directa, control de las negociaciones, de las representaciones, de los movimientos huelguísticos y sus comités de coordinación de la lucha por las asambleas. Todo ello en el marco de un proceso solidario con los movimientos entre sí.
Esta situación conflictiva viene a incrementarse con el desarrollo de una crisis económica de carácter desigual según sectores. Por ejemplo, afecta de lleno al sector de la construcción, y al energético derivado del petróleo, repercutiendo en todos sus sectores auxiliares. No así a otros como el del automóvil o los electrodomésticos, etc. que, en aquellos momentos y dado el retraso que se llevaba con Europa a nivel nacional, estaban en plena expansión. Pero ello no impide que, en estos sectores boyantes por aquel entonces, también proliferen las luchas, fundamentadas en varios factores: El contenido político frente a la dictadura, la acción solidaria con el conjunto de la clase obrera, las reivindicaciones puntuales en los convenio colectivos, la lucha contra la represión laboral y social.
En este caldo de cultivo, con motivo de la negociación de un nuevo convenio en FASA, y coincidiendo en el tiempo con paros convocados por el sector de la construcción y algunos otros, se vuelve a la carga.
Al ser, habitualmente, convocada la huelga por las asambleas con carácter indefinido, tras un cierto tiempo, la empresa aplica el lock-out, esto es, el cierre unilateral de las factorías. De inmediato se traslada la lucha a la calle con contínuas concentraciones y manifestaciones que eran reprimidas y que, indefectiblemente, acababan en enfrentamiento directo con la policía, con multitud de detenciones que recrudecen la lucha e incrementan la reivindicación irrenunciable de puesta en libertad de los detenidos.
En este proceso, y dada la actividad organizativa y la coordinación existente entre las diferentes empresas en lucha, en Valladolid llegaron a coincidir alrededor de 40.000 trabajadores en huelga.
IMPOSICIÓN DEL SISTEMA DE FUNCIONAMIENTO ASAMBLEARIO, SUS COMISIONES REPRESENTATIVAS Y LOS CONSEJOS DE FÁBRICA, HASTA SU DESMANTELAMIENTO POR LOS SINDICATOS LEGALIZADOS DENTRO DEL PROCESO DE DESARROLLO DE SU PACTO POR LA RECONCILIACIÓN
Dado que el proceso asambleario estaba asumido y prácticamente consolidado y que las asambleas tenían elegidos a sus representantes con anterioridad, o inmediatamente surgido el conflicto, era relativamente sencilla la constitución del comité de huelga en cada empresa, así como su coordinación cuando éstas cerraban sus puertas y la lucha se trasladaba a las calles de la ciudad. Más complicado se hacía el continuar con las asambleas, para lo cual se utilizaban desde los locales del extinto sindicato vertical, las iglesias e incluso, en ocasiones, los pinares y hasta las plazas públicas. Tanto las reuniones de los comités de huelga de los representantes elegidos en cada empresa, así como su coordinación, se efectuaban siempre a nivel clandestino.
Toda esta trayectoria de luchas continuadas y práctica asamblearia en FASA, dentro de un contexto de vacío total de representatividad del sindicalismo vertical, su inutilidad y rechazo como interlocutores válidos entre empresa y trabajadores, impulsa la creación de órganos permantentes asamblearios de representación para temas específicos como seguridad, ritmos de trabajo, valoración de los puestos,etc. en cada factoría y un órgano o comisión negociadora para temas que afectaban a la generalidad, como convenios u otras cuestiones de índole global. Estas comisiones representativas estaban compuestas por trabajadores elegidos en las asambleas entre los candidatos públicamente propuestos y en votación a mano alzada, todos con carácter revocable por las asamblea. La comisión negociadora se elegía con carácter transitorio para la defensa y representación ante la empresa de las decisiones tomadas en la asamblea, tras de cuya resolución tomada por mayoría y acordada o no con la empresa, la comisión se disolvía.
Este conjunto representativo constituía lo que se llamaron Consejos, que funcionaron hasta la legalización de los sindicatos dentro del proceso de cambio pactado con las organizaciones reformistas, las cuales, y a partir de ese momento, comienzan una actividad anti-asamblearia, anti-consejista y divisionista, pues en su afán por desmovilizar y conseguir cada sindicato más control y financiación estatal son incapaces de una unificación, dividiendo con ello también a la clase trabajadora, eliminando el protagonismo y la participación directa de los trabajadores e imponiendo nuevamente, como el sindicalismo vertical, la representación delegada.
Valladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.
si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com