Francia.
Ante el fracaso de la orientación pacifista y legalista de las organizaciones colaboracionistas, la solución no son las huelgas aisladas o los bloqueos ocasionales, sino la lucha de clases generalizada y anticapitalista.
Las organizaciones reunidas en la Intersindical se jactan de haber conseguido que la movilización no ponga en peligro la paz social: manifestaciones rituales, huelgas puntuales, respeto de las vacaciones escolares, lo han organizado todo para no perturbar el orden establecido, acompasando además la movilización con el calendario del circo parlamentario. Han multiplicado las iniciativas dirigidas al parlamento y a los parlamentarios, han lanzado "llamamientos solemnes" a Macron: han demostrado así que, para ellos, la movilización de los proletarios no es más que uno de los medios de presión para restablecer el "diálogo social". para que el gobierno "escuche a los trabajadores". Como si éste no supiera exactamente lo que hace, como si no sirviera únicamente a los intereses capitalistas, y como si el diálogo social, es decir, la colaboración de clases, ¡no fuera siempre en detrimento del proletariado!
Los hechos han demostrado una vez más la realidad de la democracia burguesa: un sistema de engaño que sólo sirve al poder de la clase dominante haciendo creer que la emancipación del proletariado puede lograrse mediante el voto; el parlamento, el supuesto lugar donde se expresa la "voluntad soberana del pueblo" por encima de los intereses de clase opuestos, es un sistema creado únicamente para la defensa de los intereses burgueses y dotado de mecanismos bien ensayados para ello. El famoso artículo 49.3 fue utilizado cien veces bajo la V República para acelerar la aprobación de proyectos de ley decididos en los principales círculos capitalistas, como la ley antiobrera El Khomry del gobierno socialista de Valls. Los partidarios obstinados de la colaboración de clases, que hacen depender el resultado de la movilización de un voto en el parlamento, son en realidad adversarios de los intereses proletarios: éstos sólo pueden ser defendidos por una lucha abierta, en la calle y en las empresas, una lucha que ataque verdaderamente la explotación capitalista y los intereses de la clase dominante. Esta no es la orientación seguida por los dirigentes sindicales; a pesar del fracaso de su orientación, siguen por el mismo camino: el comunicado de la Intersindacale del 16/3 llama a "continuar la movilización", pero se cuidan de no explicar cómo las "acciones serenas y decididas" que no lograron impedir la aprobación de la ley en el parlamento podrían llegar a ser victoriosas. Se cuidan de no llamar a la generalización de los movimientos de huelga en curso, dejando que se agoten. Cuando el gobierno se adelanta a los recolectores de basura en huelga o envía a la policía contra los piquetes de huelga, ¡los líderes sindicales responden "estudiando" la posibilidad de presentar recursos legales! Cuando algunos sindicatos convocan una huelga de exámenes de bachillerato, ¡son repudiados por los dirigentes de la CGT y la CFDT!
El ataque a las pensiones es sólo uno de los muchos ataques pasados y futuros contra el proletariado. Para mantener o aumentar la tasa de beneficio en un periodo de crisis, para poder invertir de forma rentable, para financiar los crecientes gastos militares, los círculos burgueses dominantes exigen una reducción constante de los gastos y de las cargas sociales, al tiempo que acentúan la explotación capitalista. A estos ataques no se puede responder con los métodos de la colaboración de clases, que por el contrario facilitan estos ataques, sino sólo con una verdadera lucha de clases que una a todos los proletarios contra los capitalistas y su Estado.
Pero para ello es necesario no dejar la dirección de las luchas a las organizaciones colaboracionistas procapitalistas que sólo juran por el "diálogo social" con la patronal y el Estado burgués: ¡no dialogamos con el enemigo de clase, lo combatimos! Los proletarios pueden vencer, pero sólo si finalmente conducen la lucha en el terreno de clase, con métodos y medios clasistas: huelgas ilimitadas sobre objetivos claros y extendidas a otros sectores y empresas, dirigidas por comités de huelga elegidos por los huelguistas y coordinados entre ellos, paro total de la producción y de la actividad con piquetes de huelga efectivos y ocupación de los lugares de trabajo, solidaridad activa contra la represión policial, rechazo de las requisas, etc., rechazo del chantaje sobre la buena salud de la empresa o de la economía nacional... Esta perspectiva es la única solución, ¡es hacia ella que debemos ir sin esperar!
Contra la "reforma" de las pensiones y contra todo ataque burgués, ¡lucha de clases en ruptura con las orientaciones derrotistas de las organizaciones sindicales y las políticas colaboracionistas!
¡Unión y solidaridad en la lucha de todos los proletarios, del sector público y privado, empleados y desempleados, trabajadores y jubilados, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, franceses e inmigrantes!
Reducción de la jornada laboral y de la edad de jubilación
¡Aumento general de los salarios, las prestaciones de desempleo, las pensiones y todos los mínimos sociales!
Contra toda discriminación, ¡igual salario por igual trabajo!
Regularización de los trabajadores irregulares
Contra la represión policial y la intimidación judicial
Por la lucha revolucionaria contra el capitalismo, contra sus preparativos de guerra y su dominio imperialista, ¡en unión con los proletarios del mundo!
PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL
22/3/2023