Atentados en París: ¡El capitalismo es responsable!
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valladolor
miércoles, 18 de noviembre de 2015
capitalismo = terrorismo,
Francia,
partido comunista internacional,
terrorismo de estado
[recibimos y publicamos]
Instantes después de haber ocurrido
los sangrientos atentados, el leit-motiv de los personeros del gobierno, así
como el de otros políticos de los diversos partidos franceses, ha sido “estamos
en guerra”.
Aun sin haber sufrido este golpe en carne propia y en el propio territorio, no es desde ayer que
el imperialismo francés está en guerra,
Hace poco más de un año, el
presidente Hollande anunciaba con bombos y platillos su decisión de
participar, en el cuadro de la Otan, en el bombardeo a Iraq, hace varios
meses decidía participar en los bombardeos a Siria, y hace varios días
anunciaba el envío al Golfo Pérsico de un grupo aeronaval (con el respaldo
de portaavione, submarino nuclear de ataque y navíos de guerra), a fin de
intensificar su participación en la guerra en Iraq y Siria. Bajo el gobierno
supuestamente "de izquierda", el imperialismo francés muestra un absceso de
agresividad militar solo comparable a las que nos tuvo acostumbrado el
socialista Miterrand durante sus dos mandatos.
Se trata siempre de una vieja y
siniestra tradición imperialista francés. Bajo Sarkozy, los círculos
imperialistas estuvieron detrás de la guerra en Libia, hoy hundida en un
caos del cual no saldrá tan fácilmente. Desde el fin oficial de las
colonias, son innumerables las intervenciones militares en África llevadas a
cabo por Francia; basta recordar las responsabilidades francesas en el
genocidio de los Tutsi en Rwanda, con un saldo macabro de cientos de miles
de muertos, la mayor parte descuartizados. En cuanto a las guerras
coloniales, las mismas causaron centenas y centenas de miles de víctimas.
El imperialismo francés es, qué
duda cabe, uno de los más rapaces y sanguinarios representantes del
imperialismo, sistema planetario en el cual domina un puñado de grandes
centros capitalistas y de Estados a su servicio; pero, como sus hermanos en
cofradía, también se encuentra en guerra contra sus propios proletarios, y
no vacila en utilizar la violencia más brutal, con tal de mantener el orden
burgués y las ganancias capitalistas.
Sin remontarse a las terribles
masacres con que ha respondido el Estado francés a las revueltas obreras a
lo largo del siglo XIX, recordemos la matanza de octubre de 1961 perpetrada
por la policía gala contra cientos de trabajadores argelinos que
manifestaban pacíficamente en París. Por otra parte, el gobierno viene de
decretar el "estado de urgencia", una medida de excepción creada luego de la
guerra de Argelia, ya utilizada en 2005, durante las revueltas juveniles de
las periferias de las grandes ciudades francesas.
Luego de tomar la decisión de
participar en los bombardeos en Iraq, el gobierno había llamado a la “union
nacional” para sostener su participación en una guerra supuestamente para
proteger a la población francesa así como la población iraquí contra los
crímenes terroristas; estos llamados a la unión de todos los ciudadanos han
sido reiterado desde entonces y hoy vuelven a repetirse.
En realidad se trata de llamados a
los proletarios a solidarizarse con “su” imperialismo nacional, es decir,
con los capitalistas que los explotan, que los oprimen, así como a las masas
desheredadas de los países dominados, que saquean al planeta y que llevan a
cabo guerras incesantes. La unión nacional sirve solo a la burguesía, los
proletarios siempre han sido sus víctimas, vestidos de azul en sus puestos
de trabajo, vestidos de caqui en el frente bélico.
Todas las llamadas medidas de
seguridad, mes a mes, año por año, han sido continuamente reforzadas (plan
vigipirate, movilización del ejército, espionaje masivo de las
comunicaciones, etc.); jamás han servido para proteger a la población, tal
como lo demuestran una vez más los recientes atentados; estas no sirven sino
para proteger los intereses burgueses y defender al sistema capitalista, e
intimidar a los “promotores de disturbios” potenciales y muy particularmente
de los proletarios.
El Estado burgués es cien veces
más eficaz para frenar a los trabajadores que la toman con su patrón, que
para impedir que se produzcan atentados contra los habitantes de París:
demostración que las víctimas civiles no son nunca “daños colaterales” en
las empresas imperialistas, bajo las bombas en Siria e Iraq, o en las calles
y salas de conciertos de la capital.
Ello no impidió la cínica
utilización de los cadáveres de las víctimas para alimentar la campaña de
unión nacional y de apoyo al Estado y a sus fuerzas de represión, buscando
también suscitar la adhesión a las campañas militares actuales o por venir.
Encima de los mismos cadáveres todavía regados en el suelo, los políticos de
derecha e izquierda multiplicaron sus declaraciones marciales. Esto no es
sorprendente: como fieles partidarios del imperialismo, ya habían aprobado
las recientes intervenciones en Libia, África y Medio Oriente, igualmente
expresaban su unanimidad en el apoyo a las acciones del gobierno y en el
llamado a la unión interclasista.
Los proletarios no deben dejarse
engañar por estos representantes o sirvientes de la burguesía; no deben
tener ninguna confianza en el gobierno y las instituciones del Estado
burgués, los cuales están al servicio exclusivo de sus enemigos de clase.
Los sangrientos ataque de París y Saint Denis son el corolario de las
acciones criminales de estos últimos, lo que ha hecho reaccionar a los
djihadistas que han respondido por medio de actos terroristas individuales
al terrorismo a gran escala de los imperialistas.
Querer protegerse del terrorismo
djihadistas o combatirlo, cobijándose bajo el ala del Estado burgués, no
solo significa para el proletariado aceptar ser cómplice del terrorismo
imperialista, sino también aceptar permanecer eternamente como víctimas
voluntarias de su verdugo, el capitalismo.
Los atentados de París y Ankara,
de Beirut o del Tchad, así como las guerras en Ucrania o Medio Oriente, son
la prefiguración de un futuro de miseria, masacres y guerras generalizadas
que el capitalismo en crisis propone al proletariado y a las masas del mundo
entero como solución.
Escapar a esta lógica no es
precisamente escoger un campo burgués contra otro, pues no hay otra solución
que la destrucción del capitalismo, destrucción que solo puede llevarse a
cabo mediante la revolución comunista mundial.
Por ser la clase social cuya
explotación alimenta y nutre al capitalismo, el proletariado posee en sí
mismo la capacidad de terminar con el modo de producción capitalista y la
sociedad de injusticia y opresión, de guerras y masacres, edificada sobre
sus bases: basta con que rechace seguir dejándose explotar para que se
derrumbe este gigantesco edificio.
Es la vía de la reanudación de las
luchas proletarias, de la guerra de clase revolucionaria contra todas las
burguesías y todos los Estados burgueses; ello significa cortar los lazos
pacientemente tejidos durante décadas para mantener encerrado al
proletariado en el interclasismo, romper con sus múltiples fuerzas e
instituciones de la colaboración de clase, abandonar las ilusiones en la
unión nacional, la democracia y el Estado, instrumentos mantenidos por todo
un conjunto de amortiguadores sociales, hasta conseguir las fuerzas y las
armas de clase que permitan reconstituir la organización política que
permita emprender el combate.
No es una vía fácil, rápida o sin
riesgos; pero no es la primera vez que el proletariado se ha lanzado al
ataque de las ciudadelas capitalistas. Mañana deberá encaminarse de nuevo
por esa vía, sobre la base de posiciones políticas, programáticas y teóricas
marxistas, defendidas sin descanso por la Izquierda Comunista, sin dejarse
frenar ni intimidar por los golpes del adversario.
De esta forma encontrará la fuerza
para vengar a todas las victimas del capitalismo, poniendo definitivamente
fin a este infame sistema.
¡No a la unión nacional!
¡No a las guerras capitalistas!
¡Por la reanudación de la lucha
de clase!
¡Por la revolución comunista
internacional!
Partido Comunista Internacional
14
de Noviembre
de 2015
www.pcint.orgValladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.
si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com