Masacre de manifestantes islamistas en Egipto
Según cifras oficiales, la matanza
perpetrada por el Ejército egipciano llega a casi 500 muertos (más de 2000
según los Hermanos Musulmanes). Por otra parte, se ha rehabilitado la ley de
emergencia (derogada en 2012, después de 60 años en vigor), además de las
declaraciones del ministro del interior, afirmando que la “seguridad” será
restablecida tal como existía antes de la caída de Mubarak: estos son los
primeros resultados de la salvaje intervención del Ejército, el 14 de
Agosto.
Mientras que algunos habían visto
en el derrocamiento del gobierno Morsi una “nueva etapa de la revolución”, o
que otros se imaginaban que la represión golpearía solamente a los Hermanos
Musulmanes, la realidad que el Ejército ha querido demostrar con esta
masacre de manifestantes islamistas es la de reforzar el talón de hierro
del orden burgués. Morsi no lo consiguió y fue barrido, y sus partidarios
que rechazan someterse al Ejército han sido aplastados sanguinariamente. Que
los proletarios egipcios no se equivoquen: ¡están en la línea de tiro
de los militares asesinos!
La destitución del presidente
egipcio Morsi (que creyó hasta el final en el apoyo de los americanos) (1),
bendecido ecuménicamente por el Patriarca Copta y el Rector de la Mezquita
Al-Azhar, saludada calurosamente por la bolsa del Cairo que se disparó en 7%
– la más fuerte alza desde... ¡la victoria electoral de Morsi! Esta es la
demostración de la decepción de los capitalistas ante la incapacidad del
gobierno de la Hermandad Musulmana para resolver los graves problemas del
país. La misma ha sido aplaudida de manera atronadora por la Arabia Saudí y
las monarquías petroleras del Golfo, y, discretamente, por Israel. Sin
esperar su aceptación, los primeros han prometido una ayuda financiera de 12
mil millones de dólares, que Egipto necesita cruelmente; en cuanto al
segundo, aplaude que el Ejército egipcio haya restituido el bloqueo de la
Franja de Gaza, autorizando además el despliegue de tropas egipcias para
“restablecer el orden” en el Sinaí.
Luego de arduas negociaciones, un
gobierno provisional fue formado en el Cairo; el partido salafista Al
Nour (extrema derecha islámica), segundo partido en el parlamento, que
se había unido hace varias semana a aquellos que manifestaban contra los
Hermanos Musulmanes, se opuso al nombramiento al puesto de primer ministro,
que era sostenido por los partidos laicos, al demócrata El Baradei, visto
como demasiado “laico”; el problema fue solucionado otorgándole un cargo
honorífico de “vice-presidente” (al cual renunció después de las masacres
del 14 de agosto).
El nuevo gobierno ilustra
perfectamente la orientación de las fuerzas que, sobre la ola de
manifestaciones, han sido las autoras del derrocamiento de Morsi. Este nuevo
gobierno, que ha sido apoyado por los partidos burgueses democráticos, está
integrado por políticos tradicionales, incluyendo los antiguos ministros de
la época de Mubarak, comenzando por el ministro de Defensa, el general Al
Sissi, autor del golpe, y el ministro del Interior, no obstante denunciado
por la acción brutal de la policía que él dirige. El mensaje era claro: la
represión y las medidas anti-sociales exigidas por los capitalistas seguirán
incrementándose. Hábilmente, los salafistas, que no han querido participar
en ese gobierno que se vislumbra que no tardará en darle la espalda a las
expectativas de las masas, se preparan para desviar el inevitable
descontento social hacia sus promesas reaccionarias.
A pesar de la sangrienta represión
que han sufrido, los Hermanos Musulmanes parecieran acusar el golpe; y, han
sido capaces de movilizar a decenas de miles de manifestantes en el Cairo
bajo la bandera de la democracia burlada, haciendo alarde de una resistencia
inesperada a los militares. Y se presentan a la burguesía egipciana y al
imperialismo como un recurso posible en caso de fracaso, previsible, del
gobierno actual. Si las negociaciones que se han desarrollado tras
bastidores entre ellos y el Ejército no han llegado a nada, el imperialismo
empujará a que se reanuden estas negociaciones; tanto americanos como
europeos temen que la sangrienta represión militar desemboque en un largo
periodo de desórdenes (2).
Pero, la clave
de la evolución de la situación se encuentra en el contraataque obrero.
Desde el derrocamiento de Morsi,
la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes reclamaba al final
de las huelgas, escribiendo en un comunicado que ¡“los héroes de las
huelgas deben convertirse en los héroes del trabajo y la producción”
(3)! Durante la formación del nuevo gobierno, el presidente de esta
Federación de sirvientes del capitalismo ha sido nombrado Ministro del
Trabajo. No comments!
La FESI se constituyó después de
la caída de Mubarak, como alternativa a los viejos sindicatos oficiales de
la Federación Sindical Egipcia desahuciada por los trabajadores (la FSE
existe todavía y evidentemente ha llamado también a suspender las huelgas,
por un año, pidiendo a los trabajadores un apoyo al nuevo gobierno). Esta
federación “independiente” no tiene nada que asemeje a una organización
independiente de clase; sus cuadros vienen de la FSE y para su constitución
ha recibido, por intermedio de la AFL-CIO (central sindical utilizada
regularmente por la CIA para sus actividades en el exterior), la ayuda del
imperialismo estadounidense ; las primeras piedras han sido puestas, antes
incluso de la caída de Mubarak, para tratar de controlar la agitación
obrera.
Pero los llamados de la FESI no
han tenido el éxito que se esperaba. Una nueva ola de huelgas ha estallado,
principalmente en la industria textil, aunque también en otros sectores. La
mayoría de estas huelgas se llevan a cabo fuera de los sindicatos, y la
desconfianza de los obreros hacia los partidos políticos existentes es
subrayada por los periódicos egipcios. Por ejemplo, el 31 de julio, los
trabajadores de la empresa textil gigante del sector, la Misr Spinning, que
hace más o menos el oficio de centro de referencia de las huelgas, después
de varias horas de huelga, lograban obtener satisfacción de sus
reivindicaciones reivindicaciones, tales como vacaciones para la celebración
del Aïd y el pago de una prima; igualmente exigían
la disolución del sindicato oficial (FSE) en la fabrica, dirigido por la
Seguridad de Estado. Según la prensa, los obreros estarían agitando la
amenaza de una huelga general contra el nuevo gobierno, acusado de
implementar la misma política anti-obrera de Mubarak y Morsi.
¡La lucha de los proletarios
egipcios contra el capitalismo y todas las fuerzas burguesas que lo
defienden, islamistas, Ejército u otras, ahora es que comienza! ¡Esta lucha
pertenece a los proletarios del mundo entero!
(1) El diario francés Le Monde del
6 de julio publicó un intercambio entre Morsi y Al Sissi que le anunciaba su
destitución. Morsi creía poder afirmar que los americanos no tolerarían su
derrocamiento. Cuando Morsi dice al general que es él quien lo ha nombrado
en su cargo y que puede revocarlo, Al Sissi responde que en realidad fue el
Ejército quien lo designó .C.f
http://www.lemonde.fr/afrique/article/2013/07/06/egypte-un-coup-d-etat-prepare-a-l-avance-par-les-militaires_3443524_3212.html.
(2) Los Estados Unidos
necesariamente tenían que estar al corriente del golpe de Estado en
preparación, y dieron la luz verde para su realización, abandonando de hecho
a Morsi; sin embargo, y con el fin de favorecer negociaciones con los
Hermanos Musulmanes, ejercían presiones sobre los militares (suspensión de
algunas entregas de armamentos) delante de todo el mundo. El diario de las
finanzas USA, el Wall Street Journal (29/7/2013) hablaba, sin
intenciones de hacer reír, de una “diferencia filosófica” entre
Washington y El Cairo sobre la forma de tratar a estos últimos; lo
filosófico del asunto es que para los americanos se trata de mantener los
contactos con la Hermandad, ante la necesidad de que en el futuro se tenga
que volver a jugar la carta islámica a la hora de defender la estabilidad
del país, al mismo tiempo que sus intereses.
(3) C.f http://english.al-akhbar.com/node/16585
Partido Comunista Internacional
15
de agosto
de 2013
www.pcint.orgValladolor no admite comentarios
La apariencia como forma de lucha es un cancer
El debate esta en la calle, la lucha cara a cara
Usandolo mal internet nos mata y encarcela.
Piensa, actua y rebelate
en las aceras esta el campo
de batalla.
si no nos vemos
valladolorenlacalle@gmail.com