Por petición externa, pongo por escrito este breve balance e información del desenlace del proceso sufrido por Dani y Manu a raíz de su detención en 2001 tras las manifestaciones de diciembre en Madrid contra la LOU. Habrá muchos que no estén de acuerdo con la manera de exponerlo o realizarlo, pero pocos podrán decirme que no sé de lo que hablo.
Estuve, estuvimos con Dani, desde el primer minuto hasta el último de un proceso largo que a Dani, y a todos nosotros de algún modo, nos ha marcado la vida.
Dejando a un lado el tema de la lucha estudiantil –aciertos, límites y fracasos- nos centraremos en el proceso de resolución de la condena de Dani y Manu tras aquellas detenciones. Recordamos que las acusaciones eran graves, a pesar de las numerosas pruebas a favor de su no participación en los hechos de los que se les acusaba (ataque a un policía municipal que quedó en coma: destrozos, desacato, atentado a la autoridad, intento de homicidio). Mientras se produjo el ataque al policía, Manu había sido detenido ya. A Dani se le ve en la serie fotográfica de los carteles: cómo era detenido en el momento en que arrojaron la piedra contra el policía, lo que le desmarca del hecho. Aún así, los compañeros fueron condenados a varios años de prisión (3 años y 6 meses cada uno).
Tras esta condena, se presentaron todos los recursos posibles (por forma, contra la fiscalía, por falta de pruebas…). En esos tiempos, se organizó la solidaridad que, desde el primer instante (el de la detención de Dani y Manu) se extendió por el Campus universitario madrileño mediante pintadas, reapropiación de fotocopiadoras para realizar panfletos difundiendo lo sucedido, pancartas… las facultades okupadas, a raíz de las movilizaciones de aquel otoño contra la LOU y ante la propia manifestación del 1 de diciembre, fueron el marco de esta pequeña chispa de odio antirrepresivo y solidaridad. Los compañeros de Dani que estaban en Madrid y algunas otras gentes del área de la autonomía de la capital se organizaron espontáneamente sacando el problema de la detención a la calle desde el primer día (a pesar de la desorganización total que había en Madrid en torno a las diversas convocatorias Antilou, el que estuvo que se acuerde del caos de la Plaza de España y la Calle Leganitos).
Tras las detenciones, los compañeros de Manu, por su cuenta, continuaron con la lucha en Madrid, difundiendo el caso y realizando manifestaciones para pedir la libertad de ambos, hasta que quedaron integrados en FADAL (Familiares y Amigos de los Detenidos Anti Lou)
En Valladolid, los amigos y compañeros de Dani (los que estaban en Madrid con él, y los que se quedaron aquí) nos empezamos a reunir y llevamos a cabo las primeras actividades de lo que luego sería el Grupo de Apoyo a los detenidos Antilou. Las primeras acciones, como es lógico, fueron de agitación y propaganda sobre el hecho, así como iniciativas de difusión y solidaridad dedicadas tanto a la difusión de los hechos como a la recogida de pasta para solucionar los gastos originados por la represión así como ayudar en la medida de lo posible a Dani con los abogados y otros gastos derivados del Juicio (he de decir, que la solidaridad, de principio a fin, fue mucha y se ayudó realmente al compañero en este sentido –también colaboraron en esto, hay que decirlo, los miembros de la caja obrera de resistencia).
La Asamblea de apoyo a Dani se fue organizando de esta forma, hasta recaudar unos 3000 euros con los que emprendió una campaña de difusión en toda regla (cártel naranja, pegatinas naranjas, multitud de charlas por todo el Estado, etc) en la que se invirtió cantidad de pasta, de ganas, rabia y horas, pero que, por una vez, tuvo sus efectos pues el problema de nuestros compañeros fue conocido efectivamente en todo el estado español.
Desde el primer momento, Dani estuvo con nosotros, pero desmarcado como es lógico de toda actividad con cierto riesgo. Pero a poco de iniciarse el proceso, los familiares de Dani, unidos en esto a los de Manu, se acercaron a otras vías para intentar evitar que los compañeros fueran a la cárcel. Es ahí donde se inicia el proceso de petición de indulto y todos los contactos que familiares de Dani, familiares y amigos de Manu, llevaron a cabo con diversos grupos de la izquierda parlamentaria y extraparlamentaria con el fin de conseguir el indulto (que era el único recurso cuando ya no había recursos). En torno a dichos contactos, surgió aquella innombrable candidatura contra la represión auspiciada por Cándido y Morala…
Sin cuestionar la actividad de cada cual –de la que es libre y responsable cada uno- el Grupo de Apoyo a Dani mantuvo una actitud de independencia respecto a estos movimientos y grupos, así como una línea de confrontación con los aparatos represivos del Estado. Ahí se enmarcan, frente a las manifestaciones “centrales” legalizadas en Madrid, las manifestaciones espontáneas que se produjeron en las calles de Valladolid (con asistencia de entre 100 y 200 personas, cortes de calle, insultos a las fuerzas del orden, momentos de tensión, suelta de pancartas, detenciones selectivas…). Es decir, se establecieron en la práctica y claramente dos maneras de enfrentarse a la represión.
Algunos familiares pensaban que la radicalización del conflicto les llevaría a la cárcel. Otros pensamos que si les soltaron es porque sabían que de haberles condenado definitivamente se había armado mucho más gorda.
El desenlace es una buena prueba de que, ante la existencia de estas dos vías, los revolucionarios debemos tomar la segunda y mantener nuestra actividad independientemente de los movimientos legales o políticos que se produzcan, más aún, independientemente de la “conveniencia” de las acciones para el represaliado que, en muchos casos, negará las acciones más radicales o las verá inoportunas por su propia situación personal y no en base a una verdadera extensión de la lucha antirrepresiva que sólo puede ser eficaz cuando asume completamente la solidaridad de clase y la violencia proletaria como armas, planteando la extensión del conflicto y del movimiento, a pesar de frenos, palos o sabotajes.
Cuando el último recurso se falló negativamente, Dani y Manu se prepararon para ir a la cárcel. Estuvieron con todos, familiares, amigos, compañeros… los grupos de presos les acercaron información, prepararon la mochila… Cuando Dani llegó a Villanubla (cárcel cercana a Valladolid) en compañía de gentes del grupo de apoyo y de la asamblea de presos, le dijeron que tenía hasta el lunes… El sábado o el domingo llamó Manu, o algún amigo o abogado cercano a Manu, dando la noticia del indulto definitivo. A Dani la información le llegó cuando ya había estado en la antesala de la cárcel, Manu la conocía desde días antes… había otros, de otros sitios como los antes mencionados de aquella candidatura contra la represión, que de sobra sabían esta información mucho antes de los acusados. Nunca supe realmente por qué esto fue así, aunque todas las hipótesis lleven en la misma dirección, pero es probable que el indulto se gestara en Madrid… Hay quien contaba que el padre de Dani era de la UGT –y era cierto- pero sus contactos no eran demasiado importantes, sí que lo fue por el contrario la movilización general de los movimientos sociales vallisoletanos que acudieron a las concentraciones, dieron pasta, le ayudaron a él,… incluso recogieron firmas (miles) para al puto indulto bienhallado.
Muchas acciones, de todo tipo, fueron llevadas a cabo en solidaridad con Dani y Manu, muchas otras se quedaron paradas “a la espera” para no “entorpecer el recurso” o “no echar más leña al fuego”. Para los que formamos parte del Grupo de Apoyo a Dani, que tras su desintegración fundamos la Caja Obrera Antirrepresiva, la solidaridad con los represaliados y presos es una cuestión central en la actividad revolucionaria.
La solidaridad debe ser total, activa y de clase. Pero también independiente de toda instancia, incluso de los propios afectados, que por muy buenas personas (o militantes) que sean en los “momentos de pánico” caen, como cualquier ser humano (como el que esto escribe también), en la flaqueza, la contemporización, la petición del “perdón”…
Nos alegramos del indulto porque Dani y Manu están en la calle.
NO nos alegramos de la manera en que se ha conseguido, pero el objetivo primero era que los compañeros fuesen libres (eufemismo: presos de cuarto grado).
Con sus aciertos y sus errores, la lucha contra la LOU nos ha enseñado muchas cosas. Si nunca antes habíamos escrito nada para cerrar aquella herida, debió ser por la urgencia misma de nuestra actividad diaria.
¡La lucha sigue!
CONTRA LA REPRESIÓN Y SUS PERROS, CONTRA EL CAPITAL Y EL ESTADO.
Por la solidaridad de clase, activa e internacionalista. por la revolución proletaria.
p. exmiembro del Grupo de Apoyo a los detenidos Antilou