domingo, 14 de diciembre de 2025

[Valladolid] Las vías no nos separan, nos separa la clase social

 Actualizamos un texto publicado en este blog el 1 de marzo de 2017 frente a las mentiras del soterra-MIENTO y la demagogia y manipulación creciente. Lo que ayer pudimos ver en la reunión de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad es una perfecta muestra de que algunos, para defender sus argumentos, son capaces de inventarse la realidad entera.



La vía no nos separa, nos separa la clase social


 
EL SOTERRAMIENTO no era (ni es) la solución de los problemas sociales de los barrios del otro lado de las vías. 
El problema social y económico de los barrios de la Zona Este necesita de una intervención política y efectiva, y no de macroplanes especulativos en los que se fían soluciones a problemas humanos. No se soluciona el paro soterrando un tren: pan para hoy, hambre para mañana. Y por lo mismo, unir estos dos lados de la ciudad no significa que ya no haya guetos: los guetos reaparecen siempre en los márgenes de esta sociedad. Si quitamos el gueto de aquí se traslada a las afueras. Lo que no es una solución al problema sino una manera de ocultarlo. Por eso decimos que el soterramiento no puede solucionar un problema que es económico, social y de clase. 

 
 Por poner un ejemplo que es muy ilustrativo de la realidad social: los tres institutos de educación secundaria de Pajarillos tienen serias dificultades en los cursos bajos con alumnos disruptivos de entornos y familias marginales, problemáticas, etc... ¿se va a solucionar esto por el soterramiento? ¿van a venir a estudiar aquí los de la Plaza España? Pues no, pero se podría atacar el problema desdoblando clases, haciendo clases más pequeñas y específicas de integración, dotando de más personal a estos institutos, de un personal comprometido con el problema y estable, dotanto de medios materiales y humanos, de personal técnico, ayudas sociales a los resultados (y no a la mera asistencia como hasta ahora), etc., etc. No se solucionan los problemas sociales y humanos con operaciones urbanísticas, sino con políticas sociales e inversión donde más se necesita.

Los 1600 millones que cuesta (costaría) soterrar el tren pueden servir perfectamente para implantar políticas sociales de igualdad, urbanización de zonas degradadas, rehabilitación de edificios en mal estado, ayudas sociales a familias necesitadas... ¿Es que esto lo hace el soterramiento por sí solo? No, ni mucho menos. La mentalidad pequeñoburguesa de algunos vecinos (de algunas asociaciones de vecinos en concreto) es la que afirma que el soterramiento supondrá mayor igualdad en la ciudad. Mentira. Lo único que puede suponer es que quien sea propietario de un piso junto a las vías vea revalorizarse el valor del piso. ¿Es esto igualdad? No, son intereses económicos capitalistas de algunos propietarios. A los no propietarios (proletarixs y demás), nada nos da.



ENTERREMOS LA LÓGICA CAPITALISTA y ESPECULATIVA, construyamos resistencia social


Queremos enterrar, de una vez por todas, los proyectos faraónicos especulativos: el soterramieto y todo lo que suponía es el mejor ejemplo de política especulativa en Valladolid. 
 
Se pretende vender unos terrenos por un alto valor (engordado especulativamente), sin importar en ningún caso el valor real (trabajo, producción), ni patrimonial e histórico de naves y otras dependencias de Renfe. 
 
Se pretende que, junto a la operación del soterramiento, se produzca un cambio de las zonas que limitan con el tren, una gentrificación en toda la regla que afecta especialmente a barrios como LA FAROLA, zonas de Delicias, Pilarica o Pajarillos y la zona del 29 de octubre. 
 
Se pretende soterrar el tren, generando grandes avenidas y espacios que se llenarían de rascacielos... pero nada se dice de los precios de esas viviendas, de esos rascacielos, de quien podría vivir en ellos. Y menos aún de qué haríamos los habitantes de la ciudad durante 20 años de obras.

¿Dónde está la ciudad habitable e igualitaria que traía esta propuesta? Ni se la ve, ni se la espera. Así que basta ya, basta de engañar a la población y a los vecinos de Valladolid. Por mucho que nos parezca bien que no haya barreras, que nos gustara cruzar de un lado a otro sin túneles, lo que no puede ser es que las verdaderas barreras (de clase) se intenten tapar con un lavado de cara y una operación especulativa de tal calibre que significa el endeudamiento ad infinitum de la ciudad (y de los que la habitamos).

El problema es que aquí unos intentamos ser racionales, hasta cierto punto, y otros se basan fundamentalmente en una emocionalidad política que no se sostiene con pruebas pero que mueve a gente que lleva años detrás del sueño del soterra-miento.

Por ejemplo, si preguntamos a los prosoterra-miento ¿por dónde pasarán los trenes durante las obras? NO LES IMPORTA. ¿Si las obras de los pasos de Ariza o el Arco de Ladrillo generan un 'caos circulatorio' que es lo que se produciría con las obras del soterra-miento que cortaría durante años toda la ciudad? NO SABEN no contestan. Y así con el 90% de los argumentos y datos que se dan.

 

Por nuestra parte, pensamos que hay que centrarse, primero, en lo más importante desde el punto de vista de las necesidades humanas:

 

  • Desvío de mercancías (bypass) que saque de la ciudad todo el transporte pesado y peligroso, de mercancías ferroviarias, dejando solo en las estaciones el transporte de pasajeros.

  • Mejora de las conexiones ferroviarias de cercanías y del sistema de transporte público alrededor del tren, que haga del tren y de las estaciones urbanas un centro de distribución y de transporte público y social que facilite progresivamente un uso menor del vehículo propio. (Tren + Bici + peatón – coches = ciudad amable).

  • Estudio de la permeabilidad de las vías: mejores pasos y más numerosos, tanto por arriba como por abajo (nudos). Inversión municipal en pasos más iluminados, más anchos y mejor comunicados en todos los sentidos. En estos nudos: plazas, murales, árboles, otros modos de hacer habitable la ciudad. 

  • Conservación, restauración y puesta en servicio (para uso público) del patrimonio industrial de Renfe, una vez realizado el traslado de los talleres, que es propiedad de la ciudad de Valladolid y representa la memoria de la primera industrialización vallisoletana de mediados del siglo XIX.

  • Lo último, pero seguramente lo más importante: inversiones sociales, educativas y laborales en los barrios de la Zona Este y en todas las zonas desfavorecidas de la ciudad cerca o lejos de las vía (poblados de la Carretera Madrid, C/ Caamaño y Viudas, Pajarillos y 29 de octubre, Cuesta de la maruquesa, etc...).


Soterramiento = especulación.

LUCHEMOS POR INTERESES HUMANOS y no del capital.