Desde la B. S. Antorchas, os invitamos a participar en este encuentro sobre la situación actual de las personas trabajadoras por cuenta ajena en el sector agrario este viernes 5 de julio a las 19:30h en el Lokal de Pajarillos (c/Pingüino).
Las relaciones laborales en el campo empezaron a cambiar mucho desde hace décadas. Ahora es un mercado donde los grandes fondos de inversión y la industria alimentaria controlan buena parte de la cadena alimentaria, así como las empresas de transformación y comercialización de los productos. La tierra está y estará cada vez más concentrada. Apenas aumenta la tierra trabajada, pero sí las grandes concentraciones de esta, mientras que las pequeñas explotaciones agrícolas pequeñas van en declive.
Como reflejo de la organización de la propia sociedad, la estructura y gestión de la tierra reproduce la misma escala de valores y poder entre unas personas y otras. Evidentemente, todas sus fórmulas de gestión ya sean más grandes o más pequeñas en cuanto a la tierra trabajada (propiedad y/o renta) son netamente capitalistas, creando una clase media burguesa de empresarios agrícolas. Aunque es cierto que este sector (como la gran mayoría) ha potenciado su producción debido a una progresiva mecanización y tecnificación, que han mejorado las formas en que se cultiva la tierra y se cría el ganado, aun así, hay muchas labores imprescindibles que se siguen realizando a mano por parte de trabajadores asalariados. Es en ese grupo humano donde ponemos el foco. Ese primer peldaño de la pirámide de la producción capitalista agroalimentaria en nuestro entorno más cercano, el de las personas jornaleras o trabajadores por cuenta ajena.
Las condiciones laborales fluctúan mucho, no es lo mismo la flexibilidad y garantía que en muchos casos ofrece una empresa familiar pequeña a la explotación y el abuso de las grandes empresas agrarias. El campo precisa de unos tiempos muy específicos para realizar las labores, pero la temporalidad tampoco puede ser una excusa para reducir los derechos laborales.
La patronal agraria (grande y pequeña) se aprovecha de la situación de necesidad que viven nuestros hermanos foráneos para explotarles hasta las entrañas. Pues en su precaria situación vital no buscan otra cosa que ganar dinero para sobrevivir, lo que predispone en ocasiones a tragar con peores condiciones. Pero no sólo es responsable la patronal como parte contratante (junto a los sindicatos que firman los convenios), sino que la administración juega el papel de facilitadora, como en todos los ámbitos económicos, del lado de la empresa privada a través de subvenciones, tratos de favor, reformas laborales, falta de control en el cumplimiento de la norma o estableciendo el marco legal propicio. Perpetuando de esta manera la explotación de la clase obrera migrante.
A pesar de que se han convertido en pieza clave para el sostenimiento de las sociedades capitalistas del primer mundo, estamos viviendo la propagación de duros discursos punitivistas, criminalizadores, xenófobos y racistas no sólo entre la clase capitalista, sino aún más preocupante, entre la propia clase trabajadora. Debemos luchar y dejar de morder la zanahoria de la competitividad social, el individualismo y el nacionalismo en favor de la unidad de clase sin importar diferencias raciales, de género, de sexo o de nacionalidad.
Este encuentro es otro paso que se encamina en esa dirección.
Salud y rebelión.