VENGANZA: LA REINSERCIÓN DE INSTITUCIONES PENITENCIARIAS.
Quien esté familiarizadx con lo que sucede en las cárceles, sabrá que si hay algo que no se permite bajo ningún concepto es que lxs presxs denuncien abusos por parte de sus carcelerxs. Quien ignore cuanto sucede en estos oscuros lugares debería saber que los malos tratos físicos y psicológicos están a la orden del día, que la reinserción no existe como no existe la justicia y que las cárceles son negocios donde prevalecen la corrupción, la arbitrariedad y la venganza. A quien ose plantar cara al monstruo le harán la vida imposible, sobre todo si tiene el arrojo de difundir públicamente los casos de maltratos, abusos y/o suicidios encubiertos.
Félix
Medina Torres, preso en el módulo de aislamiento de Zuera, publicó el
año pasado por estas fechas una carta en la que narraba la brutal paliza
de la que él y otros compañeros fueron testigos sobre la persona de
Miguel Eda Santiago. Puedes leer la noticia aquí: http://www.presos.org.es/index.php/2019/06/28/grave-denuncia-desde-la-carcel-de-zuera-la-muerte-de-un-preso-el-28-de-mayo-y-las-palizas-a-un-preso-testigo/
Miguel se
encontraba entonces preso en Zuera y denunció el supuesto suicidio de
un chaval en mayo del año pasado, quien fue provocado con golpes,
amenazas y presiones durante dos días por parte de carcelerxs y que
finalmente le llevaron a quitarse la vida. A Miguel lo dejaron en tal
estado que tardó semanas en recuperarse. A Miguel le colocaron una soga
al cuello invitándole así a “suicidarse”. Finalmente le trasladaron,
práctica muy habitual cuando hay altercados de importancia.
Desde que
Félix hizo público este comunicado no le han dejado en paz. La guardia
que participó en esa paliza mantiene desde entonces una postura chulesca
y desafiante y recibe con frecuencia amenazas, insultos y coacciones,
le desaparece ropa y le están conduciendo a la desesperación y a la
locura.
El pasado día 11 de junio y con la excusa de que unos presos estaban haciendo ruido y tocando el timbre en la galería de aislamiento de la cárcel de Zuera, cuatro o cinco funcionarios junto con el Jefe de Servicios a la cabeza y armados con cascos, porras y chalecos, se presentaron en su celda entre las 22 y 23 horas pidiéndole que sacara las manos por el cangrejo para, a continuación, esposarle, y conducirle por el pasillo de la galería D hacia la zona libre de cámaras de vigilancia. Le pusieron la zancadilla cayendo al suelo y empezaron los golpes en la cabeza, en las costillas mientras le pisaban las piernas. Uno, de pelo largo, le propino porrazos en piernas y glúteos hasta que el Jefe ordenó parar. No le llevaron al médico hasta el día siguiente, alegando que por la noche no hay personal sanitario. Esa noche la paso en una celda de la galería A, sin mantas y con la luz encendida permanentemente y en un estado de impotencia y rabia tal que le llevo a arrancar la ducha y hacerse cortes en los brazos. El médico no le dio el parte de lesiones. Su abogada ha presentado denuncia solicitando al centro las grabaciones de las cámaras ,el parte de lesiones, que sea reconocido por el forense y que se depuren las responsabilidades de los carceleros y Jefe de Servicios que hicieron guardia esa noche.
Quienes sabemos lo que sucede en las cárceles no esperamos gran cosa de las denuncias por malos tratos que formulan lxs presxs contra la institución, pero tenemos la obligación moral de sacar a la luz estas prácticas tan habituales como odiosas y denunciar la connivencia que existe entre carcelerxs, médicxs, Juzgados de Vigilancia Penitenciaria y demás instancias “democráticas”.
No más muertes encubiertas. No más maltratos sin respuesta.